En el artículo anterior
“INDEPENDENCIA” les hablaba sobre los orígenes de Catalunya, en donde por
cierto viven y laboran bastantes peruanos afincados allí, a los que se les
tiene en alta estima por su bien hacer y mejor estar. Su puntualidad, aquí
desconocida, allí es usual y su laboriosidad elevada son dos características
muy apreciadas y practicadas en aquella sociedad. En este artículo pretendo por una parte continuar
con el conocimiento de Catalunya, haciendo referencia desde la mitad del siglo XIX
hasta nuestros días y por otra, ver la situación planteada a raíz del
Referendum independentista celebrado el reciente 1º de Octubre y la posterior
Declaración de Independencia de la República Independiente de Catalunya el pasado
27 de Octubre, así como la reacción del Gobierno central de Rajoy solicitando y
obteniendo del Senado español la entrada en vigor del Art. 155 de la
Constitución, o lo que es lo mismo, la suspensión de poderes (ceses) de todo el
Gobern de Catalunya, la suspensión de la Hacienda catalana, sustituida por la
española, y finalmente el pase de los Mossos de Escuadra a depender orgánica y
jerárquicamente de Madrid. En pocas palabras, una intervención total de
Catalunya.
Es a mitad del siglo XIX cuando se desarrolla en
Catalunya la llamada Renaixença, un movimiento cultural de recuperación del
idioma catalán como lengua culta. En los años siguientes fue afianzándose el
catalanismo político formándose partidos como la Lliga Regionalista y más tarde
Esquerra Republicana (actualmente en el Gobern). La Mancomunidad de Catalunya
fue el primer autogobierno catalán moderno, para seguidamente restaurar la
Generalitat con su Estatuto de Autonomía de 1932. Tanto la Guerra Civil
española (1936-1939) como su resultado, con la dictadura franquista durante
casi cuarenta años (1939-1975), supusieron para Catalunya y el resto de España
la supresión y represión de las libertades políticas y la prohibición de la
utilización del idioma catalán en su uso educativo y oficial. Es a partir de
1978 cuando se elabora la Constitución actual, conociéndose este período como
LA TRANSICIÓN española. En esta nueva Constitución se reconocen y potencian las
autonomías regionales, para un año más tarde en 1979 aprobar el nuevo Estatuto
de Autonomía con el que volvía a ser
oficial el idioma catalán. Más tarde ese Estatuto es ampliado con nuevas
prerrogativas en el 2006 para posteriormente sufrir algunas modificaciones
importantes por parte del Tribunal Constitucional en sentencia del 2010. Esas
modificaciones del Constitucional a instancias del Partido Popular de Rajoy
fueron hechas posteriormente tras los acuerdos consensuados por el Parlament de
Catalunya, el Parlamento español y el Referéndum legal celebrado en Catalunya.
La intervención del Tribunal Constitucional vino a declarar inconstitucionales
14 artículos del Estatut hasta entonces vigentes, en detrimento de la sociedad
catalana. Este es el detonante y punto de partida del incremento del
secesionismo catalán.
Ese secesionismo catalán siempre fue apoyado y alentado
por la burguesía catalana. Y actualmente ha continuado igual. Son las rentas
más altas y las zonas rurales las más secesionistas y en cambio no lo son las
industriales y urbanas, como lo demuestran todas las encuestas. El catalanismo
excluyente, duro y secesionista que en un principio era pequeño, muy pequeño y
además mal avenido ha sido utilizado por los representantes ( burguesía
catalana) de intereses espúreos ( lobbies económicos) para obtener mejoras en
la financiación estatal de Catalunya,
convirtiéndose en un grupo sensiblemente mayor aunque continúe siendo minoritario
en Catalunya. A esos grupos de poder financiero que les importa un bledo la
independencia, pues como digo su objetivo único era conseguir una mejora
financiera del Estado español, les ha sido imposible parar la vorágine
originada por ellos mismos. Como muestra bastarán las declaraciones apresuradas
y agobiadas de Artur Mas, anterior President de la Generalitat, cuando al ver
el más que posible desenlace imparable del independentismo auspiciado por él,
que se le escapaba de las manos, salió a decir públicamente hace pocos días:
“Catalunya no está preparada para declarar la independencia de la noche a la
mañana”, cuando ha sido su principal instigador y movilizador.
Además todo ese movimiento minoritario se ha visto ayudado
y espoleado por la actuación represiva del Gobierno de Rajoy cuyo partido, el Partido
Popular, representa a la derecha más rancia y conservadora del espectro
político nacional. En España no hay ningún partido de ultraderecha y sin
embargo hay bastantes militantes practicantes, adivinen ustedes donde están. El
Partido Popular, actualmente en el poder y con serios casos de corrupción en
altos dirigentes, es muy pero que muy responsable del choque de trenes que se
ha producido en Catalunya. El Sr. Rajoy ha hecho oídos sordos a los continuos
reclamos del Sr. Puigdemónt para hablar
y negociar. El Sr. Rajoy ha judicializado la política,
cometiendo unos errores incalificables y de consecuencias incalculables. El “A
por ellos” de la policía nacional ante pacíficos votantes con el resultado de más
de 800 heridos el 1º de Octubre , más los dos presos preventivos políticos por
movilizar pacíficamente a las masas, están en su haber. Como también es
responsabilidad suya el no aceptar la “rendición” de Puigdemónt cuando este le
ofreció el pasado jueves, antes de la votación de Independencia, renunciar a
proclamarla el día siguiente y en su lugar convocar elecciones en Catalunya
(cosa aceptada anteriormente por Rajoy) a cambio de que no entrara en vigor el
Art. 155 o lo que es lo mismo, la intervención de Catalunya. Pues no, no fue
suficiente, era necesario humillar a quien ya hacía días le había manifestado, (respondiendo
a su infantil pregunta de que contestara SI había o NO declarado la
Independencia aquel 10 de Octubre), que no la había declarado. Pero no le gustó
como le contestó y pisoteó la dignidad de quien se estaba postrando ante él.
Rajoy y todo su Partido Popular imbuidos de ser los salvadores de la patria
“UNA, GRANDE Y LIBRE” que decía el dictador, acaban de hacerle un flaco favor,
muy flaco, a la democracia española. Y la burguesía independentista catalana
también. La fractura social originada será difícil de curar, pero el “seny”
(bien hacer) catalán sanará todas las heridas.
Moraleja: No hay mal que por bien no venga.
Así sea.
EL VIGÍA