Hay que descubrirse ante quien se considera el ombligo de la Nación: la capital Lima. Y es que lo que aquí en provincias es blanco, limpio y transparente, allí es negro, oscuro y opaco. Cosa bastante lógica que así sea dada la gran contaminación medioambiental allí reinante. La gente va por la calle e ignora a los demás, el saludo es desconocido y parecen no habitar la misma ciudad. No hay que extrañarse pues la neblina es tan densa que impide la visión. Pero esto ocurre a todos los niveles de la gran urbe: en el transporte público, en las universidades, en el Ministerio Público, en los mercados, y hasta en las mismas familias. Así, en el transporte coges un autobús con la intención de ir al norte y apareces en Villa el Salvador, en el sur; en la Universidad, crees haber seleccionado la ideal y te encuentras con la ideal de los despropósitos donde el Sr. Rector la ha confundido con su chacra particular; en la Fiscalía, la visibilidad es tan reducida que algunos han debido perder el sentido de la orientación y brújula en mano andan buscando el norte; en el mercado compras un kg de naranjas y dos pollos vivos y cuando llegas a casa lo haces con 800 gr de mandarinas y los ki kirikis hacen cua cua; y en fin, ya no digamos lo que ocurre en las familias, donde padre y madre van al music hall, disfrutan de la sesión y bastante entrada la noche, ya en casita, aparece la pequeña de las hijas y les dice: “ya os he visto esta noche, ¿qué os ha parecido mi actuación?” Pues ni se habían enterado del ir y venir de la niña. Y es que como digo, la contaminación en forma de polución es tan densa y persistente que todo lo difumina y desfigura. Allí es posible confundir un guardia de tráfico con un cartero; a un camarero con un camillero; a una matrona con la parturienta y finalmente a un golfo sinvergüenza con un altruista mecenas. Y esto último ocurre muy a menudo. Allí todo es posible.
Ahora resulta que en el
Callao, han llevado muy “callao” que su Presidente, pues de una región de
nuestra geografía se trata, es un presunto delincuente por los delitos de
peculado, colusión agravada y no sé qué cosa más, al hallarse investigado por
la Fiscalía Anticorrupción.
También resulta que lo dicho
a Benedicto Jiménez, por toda una Caballero de que podía irse tranquilamente a
su casa ha sido revocado por el Poder Judicial y cambiado por 18 meses a la
sombra, al igual que su patrón Orellana que de 15 meses pasa automáticamente a
18, pues no podía ser menos que su subalterno. Y es muy posible que con tanta
contaminación y neblina, al igual que a su jefe, no se les encuentre por
ninguna parte y se conviertan en invisibles. ¡Qué cosas pasan en Lima! Como
está ocurriendo con el ex alcalde limeño Castañeda, más conocido por el “mudo”
que también está “desaparecido” pues no asistió a la protocolaria firma del
Pacto Ético Electoral de los aspirantes a la alcaldía, ni a la sesión
partidaria convocada por él mismo el día
anterior, para al siguiente aparecer públicamente como si nada fuera con él.
Pero lo que ha llamado
poderosamente la atención, no solo a nivel local y nacional sino incluso
internacional, es ver a los miembros de la PNP haciendo de bomberos, desperdiciando
el agua con cañones, con lo cara que se cotiza, para lejos de apagar el fuego,
avivarlo por las protestas de unos galenos inmaculados con sus blancas batas
que lo único que hacían es ejercer su derecho constitucional de manifestación.
Lo que no ha quedado muy claro es si los aspirantes a bomberos pretendían
apagar algún fuego inexistente o más bien por la falta de visibilidad reinante
confundieron el centro de la ciudad con su huerto particular y a los humildes
galenos con blancas coliflores. Todo puede ser. En Lima todo es posible.
Desde que el proceso del caso
Centralita a Lima llegó todo cambió. Y es que Lima, todo absolutamente todo lo
lima. Hasta lima asperezas, aristas, enfrentamientos e incluso
pronunciamientos. Y si no lo creen abran los ojos y vean. Los narcotraficantes habían
recibido los narco indultos y ahora hasta los senderistas también sus nuevos
senderos. Puestos a que así sea, habrá que convenir que también actúe sobre la Fiscalía y lime su
aparente obtuso y tardo parecer y lo convierta en agudo y diligente proceder,
al igual que la Judicatura cuyo actuar procesal es todo un espectáculo que nos
tiene sobrecogidos y expectantes ante las sentencias últimamente otorgadas y
las que vendrán.
Si no fuera porque el tema es
muy, pero que muy serio, cualquiera diría que al haber tanto detenido y
hallarse los penales a rebosar, ya no caben más y por ello se ha dado la orden
de revocar las prisiones preventivas preliminares dictadas anteriormente. Lo
que aquí en Chimbote, vuelvo a repetir, han sido sentencias limpias y
transparentes, allí en Lima se están convirtiendo en oscuras y opacas. Y
esperen ustedes que esto no ha hecho más que empezar. ¿Acaso será por la
contaminación reinante?
Parece como si el nuevo
Código Procesal Penal se hubiera atragantado no solo en el Ministerio Público
sino también en la Judicatura. Estaremos todos de acuerdo en que en un sistema
democrático de derecho los procesos deben ser garantistas de los derechos de
todo ciudadano y al mismo tiempo garantista también del imperio de la Ley, que
no es otra cosa que la protección del bien común, sobre todo ante el crimen
organizado, cosa que algunos jueces parecen olvidar. Hablemos claro. En mi
opinión, en una sentencia judicial preliminar no debería ponerse en la calle a
un presunto delincuente, con elevadas posibilidades de eludir la acción de la
justicia con su fuga, que además es señalado
como perteneciente a una trama delictiva de crimen organizado, con numerosos
indicios probatorios testificales acumulados contra él, porque el Sr Fiscal no
aporte en ese momento pruebas contundentes. Y sobre todo si ese presunto se
halla ya prófugo de la Justicia, como ahora es el caso. Esas pruebas
contundentes deberán ser aportadas más adelante durante el desarrollo del posterior
proceso. Recordemos que estamos hablando del crimen organizado y de la
asociación ilícita para delinquir, delitos de cuello blanco con largas investigaciones y altamente penados,
en los que los pentiti o colaboradores eficaces juegan un papel preliminar
importantísimo y a los que hay que “mimar” decididamente. Este al menos es el
sentir bastante generalizado en sociedades civiles desarrolladas.
Cierto es que los fiscales debieran
esmerarse mucho más en su labor probatoria, pero no menos cierto es que la
Judicatura tiene en muchos casos que bajar de las nubes, poner los pies en el
suelo, y no parecer émulos de las Hermanitas de la Caridad o caballeros
andantes a modo de Quijotes.
Por otra parte cabe señalar
que decir entre otras muchas cosas que “mandar a todos a la cárcel, no está
bien”, es verdad, pero cuando menos en este caso resulta oportunista y desacertado
sobre todo tras los fallos, nunca mejor dicho,
dictados en Lima a unos ciudadanos encartados y condenados
preventivamente que han demostrado ser renuentes a presentarse ante la Justicia
y que además son prófugos de ella. En ciertos casos y según el puesto de
responsabilidad que se ocupa está uno mucho más guapo y fotogénico con la
boquita cerrada y así se evitan las interpretaciones indebidas.
Moraleja: El mundo es un
lugar peligroso, no sólo por aquellos que hacen el mal sino también por
aquellos que no hacen nada por evitarlo. (Albert Einstein)
Así sea.
EL VIGÍA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario