martes, 9 de septiembre de 2014

ARTÍCULO: CAMBIOS EN LA FISCALÍA.

                          
¡Hagan sus apuestas señores. Hagan sus apuestas!.La ruleta de la Fiscalía está girando.¡ Y no va más! El groupier cuya misión es evitar el juego sucio, es ni más ni menos que el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), que ha hecho girar la ruleta. Las apuestas ya se han hecho y todo parece indicar que los pares y rojos serán penalizados. O sea que en esta ocasión les va a tocar a los fiscales y más concretamente a los anticorrupción. La ruleta va disminuyendo su velocidad y finalmente se detiene. Lo previsto: les ha tocado íntegramente a ellos. Desde el Jefe Supremo actual, pasando por el Jefe anterior, y terminando por el fiscal trasladado inicialmente de forma muy benevolente a Ica. Todos ellos y alguno más, que ya era hora, están bajo la lupa del Consejo. Ahora es cuando unos empiezan a hablar de los otros. Y vaya como empiezan a largar. Promete ser interesante.
Resulta que el Procurador Anticorrupción, Christian Salas, fue quien con la mejor intención para facilitar a la Fiscalía su actuación, solicitó en su día el traslado de la Centralita a Lima. Y el Fiscal de la Nación siempre se encarga de pregonar: “Yo no he ordenado nada, simplemente sugiero o aconsejo”. Que es lo mismo que si yo le sugiero a Walter mi jardinero, que riegue y corte el césped y no me hace caso. Ya saben ustedes que pasará. Pues lo mismo son las sugerencias del Dtor. Ramos Heredia. Son “sugerencias mandatarias”.
Pero ha ocurrido que al trasladar toda la carpeta fiscal, por cierto ordenado prematuramente en su día por el Jefe Ramos, sin la autorización correspondiente, se crea un nuevo despacho, con un nuevo responsable llamado Marco Huamán que no conoce ni sabe nada de nada de la Centralita, cuyo nombre debe recordarle algo relacionado con la telefonía. Y no iba muy desencaminado pues entre otros muchos y graves delitos estaba el de “chuponeo”, del que parece no saberse nada.
De todas las maneras este Christian les ha resultado un exigente. Pide a la Fiscalía que le remita el contenido íntegro de la carpeta fiscal y cuando le responden que se les ha agotado el papel al hacerle las copias al abogado de Belaunde se cabrea y no lo acepta. Se enfada cuando tiene que mandar un equipo de funcionarios a Huaraz para que investiguen el pago y cobro de “Diezmos”, pues la Fiscalía ni se ha enterado. También protesta porque transcurridos tres meses desde la detención del primer encartado todavía no se le ha tomado declaración y el Sr. Fiscal dice más o menos que es irrelevante lo que el acusado manifieste, pues no se va a inculpar. También se molesta cuando el “audio” que remite al Sr fiscal, en el que parece implicado el Fiscal de la Nación, y le solicita lo pase al Consejo de la Magistratura y al Congreso, lo que hace es declararlo secreto, y remitirlo únicamente a su jefe. Más tarde cuando se hace pública su existencia, sigilosamente lo manda al Consejo pero no al Congreso. Y el amigo Salas sigue rebotado. Pero lo que ya no tiene parangón alguno es lo del principal testigo o colaborador eficaz, conseguido por él, y que lo pone en bandeja de plata a la Fiscalía para que lo “cuide y mime” como debe ser; lo que hacen es ahuyentarlo y conseguir que se vaya. Y por ahí anda en pena. Esa es la verdad, digan lo que digan. Y el cabreo del Procurador por las nubes. Hasta que una nueva gota hace que el vaso que está a punto de rebosar se derrame. Y esto ocurre cuando el fiscal Huamán, apoyado por su jefe inmediatamente superior, magistrado Sr. Gustavo Quiroz, a su vez dependiente del Fiscal de la Nación Ramos Heredia, no se les ocurre otra brillante idea que ir a ver al Ministro de Justicia, Figallo, para contarle las reiteradas solicitudes del “nervioso“ e “impertinente” Cristian. Esto ha hecho que se haya roto la baraja y se esté solicitando el cambio de fiscal. Y es que el bueno de Salas, al que los pocos pelos que le quedan, no son precisamente de tonto, sabe el espíritu de cuerpo que gasta la Fiscalía. Y no está dispuesto a entrar en esa dinámica. En este caso de la Centralita, en el que está en juego el ser o no ser del Estado de Derecho, pues se está enfrentando al Crimen Organizado con sus largos tentáculos extendidos por doquier, el peso del caso lo está llevando desde el inicio la Procuraduría de la Nación, cuando debería recaer en la Fiscalía que es a quién por mandato constitucional corresponde. Hasta ahora la Procuraduría viene actuando a diferencia de la Fiscalía, con diligencia y profesionalidad, como debe ser, y mientras eso ocurra se irán destapando muchas cosas, pues está accionando como supervisor de la Fiscalía, que va funcionando a remolque. Esa es la verdad. El problema podría venir cuando Salas y compañía dejaran de recibir el decidido apoyo que hasta ahora vienen recibiendo de las altas esferas del poder y quedar al pairo de los vientos reinantes. No tengan ustedes ninguna duda de que si el Procurador está hablando alto y fuerte en este enfrentamiento con la  Fiscalía es porque se siente arropado y protegido por el máximo poder. También hay que dejar constancia de que si ese apoyo desapareciera, desaparecería el caso Centralita, que sería engullido por la red mafiosa en un santiamén pues su apetito es insaciable. Así que quienes acudieron el pasado día cuatro a la exitosa y  gran manifestación convocada por el colectivo institucional “No a la impunidad” hicieron muy bien y piensen que hay que estar en guardia y preparados ante las futuras  embestidas de “las bestias”. Que no es una, no, sino numerosas las que andan sueltas.     
Una figura que está pasando bastante desapercibida en estos momentos es ese personaje, enjuto, con pelo cortado a bocados, nariz de boxeador, cara de chico travieso, ojos inquietos y nudo de corbata sin ajustar, que por su cargo tiene la prudencia como máxima de su actuación. Pónganle nombre, aunque suele atender por Richard. Él sabe muchas cosas, por ejemplo cómo hay que enfrentarse al crimen organizado, con diligencia y mano firme, cosa que algunos parecen desconocer. Sabe que él no puede ser mudo, ciego y sordo como otros. Sabe los “intríngulis” de lo que pasa en los juzgados, donde no todo es blanco e inmaculado, sino muchas veces gris y hasta negro. Sabe de los aparentes “mantos de impunidad” que existen en su profesión, suaves y finos al mismo tiempo que ásperos y ruines. También sabe lo que dicen los delincuentes cuando se enteran de que será él quien los juzgue:¡Qué mala suerte hemos tenido!. Y en fin, sabe que un fiscal es un colaborador fundamental en la administración de la Justicia y que como tal no es ningún examinando para ver si se sabe la lección, y a la menor oportunidad “leerle la cartilla” sino ayudarle e interesarse por sus posibles necesidades de tiempo, preparación, nerviosismo, etc. etc. ¿Y todo esto por qué? Sencillamente porque hay que administrar Justicia sin personalismos ni vedettismos. Necesitamos muchos profesionales de esas características, honestos, humildes, trabajadores, didácticos, firmes y con autoridad y empatía. ¿O acaso un juez no puede tener empatía?. Con su venia, me permito sugerirle (sugerencia diferente a las que utiliza el Dtr.Ramos Heredia) que debería dar alguna que otra conferencia sobre el tema, el de la administración de la Justicia, no sólo en el Congreso de la Nación sino también en las Universidades pues andamos algo huérfanos de tal. Y de paso aclarar al auditorio que presiones las sufrimos todos, absolutamente todos los profesionales, aunque sólo sea la de la presión atmosférica. Otra cosa es aceptarlas.
Y finalmente recordar que abrir los medios de comunicación a presuntos delincuentes que se hallan en situación de prisión preventiva efectiva, puede resultar harto peligroso por lo que de sensacionalismo equívoco y falsas expectativas puede producir. Sobre todo en los receptores de la información.
Moraleja: “Te haré una oferta que no podrás rechazar” (Dicho mafioso) 
Así sea,

EL VIGÍA.           

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