domingo, 27 de agosto de 2017

ARTÍCULO : LOS MAESTROS


Normalmente, en la mayor parte de los países desarrollados, los profesionales encargados de formar a las futuras generaciones, los maestros, son tratados con una consideración y mimo especial. Y ello por dos razones principales: por una parte por tratarse de una profesión muy vocacional que no todos quieren o pueden desarrollar por  la responsabilidad que implica: asumir la formación de los hombres y mujeres del futuro, y por otra por tratarse de una actividad por lo general bastante poco lucrativa, en la que nadie aspira ni consigue hacerse rico. Esos dos factores hacen que las diferentes sociedades reconozcan la honorabilidad de quienes la ejercen y les imprima un prestigio del que gozan. En esas sociedades en las que existe la conciencia de futuro, se dedican cantidades económicas en torno o sobre el 6% del PBI para dedicarlas a infraestructura, capacitaciones, y sueldos de los maestros, mientras en otras sociedades como la nuestra, apenas se dedica el 3;6% del PBI para todas esas necesidades. En el caso actual se pide el 10% del PBI, pero esos peticionarios saben que eso es prácticamente imposible por la falta de recursos dada la exigua recaudación impositiva nacional por la informalidad existente en nuestra economía. Informalidad reinante por la irresponsabilidad de los respectivos gobiernos que han pasado “piola” permitiendo que existiera y no haciendo nada para eliminarla. Y piden un 10% por la simple razón de que se trata de una negociación y en cualquier negociación siempre se pide más de lo que aspiras a conseguir, ¿o no es así? ¿De qué dialogo estamos hablando si cuando me piden algo me levanto de la mesa si lo que oigo no me gusta? Eso es lo que la ministra está haciendo. En otras sociedades sus gobiernos dignifican y potencian la imagen de sus maestros de la escuela pública como bien público, mientras en la nuestra se desvirtúa la imagen del profesional estatal y se enaltece la escuela privada como un negocio, sobre todo en el ámbito universitario, donde reina la anarquía más exagerada. Aquí a nuestros maestros estatales se les hace vivir muy “honorablemente” en la miseria más absoluta, dando vigencia al dicho ya desterrado hace muchos años en otros países: “Pasas más hambre que un maestro de escuela”. Son “dignamente” aporreados, zarandeados, gaseados y reprimidos como si de unos enemigos en  guerra se tratara. Se traslada a la sociedad sin prueba alguna la imagen de que son unos violentos, próximos a terroristas, denigrando su ya escaso prestigio, cuando la realidad es que son víctimas de una actuación gubernamental impropia de un sistema democrático del siglo XXI. Porque impropio de un gobierno es demonizar a un maestro propalando su imagen como próximo a Sendero Luminoso sin aportar prueba alguna. En temas tan serios en una sociedad muy sensibilizada como la peruana ante el terrorismo no basta decir, me parece, creo, o me dicen. Y menos todo un Ministro del Interior y su Viceministro. De ser así, es gravísimo.
Por otra parte en otras sociedades el gobierno es representado por profesionales con capacidad de dialogo y tiene interlocutores concretos y válidos reconocidos socialmente mientras en la nuestra la representación gubernamental además de sorda y prepotente tiene en frente a interlocutores fragmentados y regionalizados a modo de reinos de taifas en los que cada uno de ellos reivindica sus propias peticiones. Como vemos es el gobierno de turno  el responsable de todo cuanto  acabo de mencionar. Pero estos problemas estructurales que están aflorando actualmente vienen de atrás, no son flor de un día, ni sólo de este gobierno sino que vienen desde los años 90.
Otro aspecto determinante en el tema magisterial es la capacitación y la evaluación. Ambas van ligadas y no hay una sin otra, ni otra sin una. La capacitación es prioritaria, continuada e imprescindible en el proceso de formación y actualización de quien pertenece al cuerpo de funcionarios magisteriales. Sin esa capacitación el maestro se queda atrás y su evolución académica se paraliza y rezaga ante el dinamismo de la vida cotidiana. Esa capacitación debe ser responsabilidad estructural y económica del ministerio de turno. Y ligada a ella está la evaluación correspondiente. La evaluación debe ser continuada y no un hecho aislado a modo de examen como se hacía antiguamente. La evaluación es un hecho dinámico, no de conocimientos memorísticos, sino de desempeño en el aula. Las mediciones evaluadoras nunca deben ser punitivas sino estimuladoras del evaluado  para orientar al funcionario evaluado hacia un mejor desempeño de su actividad. Para un mejor desempeño del proceso evaluador es conveniente la flexibilidad y conocimiento de las características del evaluado y su medio. Por ejemplo: captar la atención de un niño es muy diferente si padece de anemia o no. Si ha dormido o no. Y así sucesivamente. La evaluación imparcial (que también puede no serlo) es un buen medio para el ascenso o no en el escalafón y por lo tanto en el salario a percibir. El magisterio no está de acuerdo con el carácter punitivo existente en la actual legislación. Y no lo está por la sencilla razón, según dicen, que además de su licenciatura para poder pertenecer al cuerpo ya tuvo que hacer su exigente y duro examen de ingreso. En síntesis, evaluación sí para valorar la evolución académica  y sanciones y despidos también para  las faltas disciplinarias devenidas en su actuación.
Por otra parte los medios de comunicación, como todos sabemos, tienen no sólo la misión de informar con objetividad  sino también la de no dar pábulo al miedo, y sobre todo clarificar los hechos que están aconteciendo y que fácilmente pueden ser tergiversados, confundidos y llevados a extremos radicalizados.
El maestro/a, llámese sensei, gurú, profesor/a o como ustedes quieran, es una figura esencial en la vida de cualquier niño/a, muchacho/a, joven o adulto, con el que siempre estaremos en deuda por los muchos desvelos y cuidados que nos dispensó durante su permanencia a nuestro lado. Su figura no sólo merece nuestro respeto sino nuestro perpetuo reconocimiento.
Moraleja: Nunca nadie tan malo como dicen es Movadef , (actualmente no ilegalizado), tuvo tan buena publicidad.
Así sea,

EL VIGÍA.

ARTÍCULO: PROFESIONALES EN HUELGA


El pasado viernes se hizo pública una encuesta de Datum según la cual los peruanos cuestionan a las ministras de Educación, Salud y Justicia. Una mayoría de ciudadanos está en contra de la permanencia de cada una de ellas en sus respectivos ministerios. En el caso de la ministra de Educación, Marilú Martens, el desacuerdo con su gestión se cifra en un 63%; la ministra de Sanidad obtiene un 59% de desaprobación y finalmente la ministra de Justicia llega al 54%.  Estas cifras evidencian el descontento ciudadano con la gestión y la forma de abordar los problemas y huelgas de estos días, pues en esa misma encuesta una amplia mayoría del 72% califica como justos los reclamos de los maestros, y otro 70% los de los médicos. Y eso se ve refrendado con el 73% que considera que el gobierno debe ceder ante las exigencias planteadas por ambos colectivos. En cambio donde hay prácticamente empate en minoría es ante la pregunta si cree que en la huelga hay infiltrados del Movadef : mientras un 43% opina que sí hay infiltración otro 41% cree que no, mientras el 16% restante no sabe o no contesta. A la vista de estos datos, en síntesis, por una parte puede decirse que la mayoría  ve justas las reivindicaciones de los huelguistas, así como que el gobierno debe ceder ante sus peticiones y por otra que no se tiene nada claro la posible infiltración agitadora de Movadef. Y finalmente, la percepción mayoritaria de la desaprobación de las tres ministras. Estos datos pueden servirnos para obtener una fotografía bastante aproximada de lo acontecido. Y como estas cosas de las huelgas se replican con celeridad ya han aparecido los primeros casos de contagio en una de las familias, la de la salud: enfermeras y obstetras, que no quieren ser menos que los médicos. Por cierto, lo de las/los obstetras contratadas/os resulta obsceno: sueldo mensual de 750 soles. Pero que muy obsceno. Porque no nos engañemos el fondo de todas estas huelgas son los “money”, los dineros. Dineros para atrasos, deudas, y sueldos. Así en el caso del Ministerio de Salud se ha conseguido que la deuda que tenía en mayo pasado el Seguro Integral de Salud (SIS) con los Hospitales de 700 millones de soles y reducida recientemente a 496 millones, el pasado miércoles se oficializó la transferencia de 330 millones, con lo que restan 166 millones que el ministerio se compromete a pagar antes de fin de año. También y según la Federación Médica Peruana se ha acordado con el Ministerio que el presupuesto anual del SIS, que actualmente es de 1.409 millones de soles pase a 2.200 millones en el 2008. Y en lo que a sueldos se refiere pasar de los 4,568 soles mensuales que cobra un médico de nivel 1 (el de nivel 5 percibe 5,330 soles) más sus correspondientes bonos que también perciben, a incrementarse a partir de enero próximo de forma progresiva hasta los 6.600 soles/mes más sus bonos.
En lo que a los maestros se refiere se consiguió con mucho esfuerzo arrancar al Ministerio la promesa de que a partir de Diciembre próximo, como cosa excepcional, se empiece a devengar a cada profesional la cantidad de 2.000 Soles mensuales, cuando venían cobrando unos 1400 soles/mes y en algunos casos 1.100. Sabido es que las comparaciones siempre son odiosas pero por eso mismo habrá que confrontar los emolumentos de aquellos primeros  y los de éstos últimos ya que lo único que puede diferenciarlos es el color de la bata y guardapolvo que visten: unos de blanco inmaculado y festivo y otros de azul o gris proletario, aunque algunos se empeñen en vestirlos de color rojo intenso.
Las manifestaciones en el sector educación se han desarrollado a lo largo de toda la geografía nacional, con una participación en crecimiento conforme iban pasando los días. La capital, Lima, se ha visto inundada por un mar de hombres y mujeres del Magisterio que han dejado constancia de sus reivindicaciones, que no son otras que las de recibir un trato profesional y humano acorde con el siglo XXI. Y cuando digo profesional me refiero a su actualización pedagógica, a cursos gratuitos de capacitación profesional, a poner a su disposición monografías temáticas, y a estar sometidos a una evaluación continuada, como cualquier otro profesional, y no a un examen anual, mal llamado evaluación, con el fin de que a la tercera va la vencida, o sea, a la calle. Una evaluación continuada es otra cosa. Consiste simplemente en una valoración diaria de su actividad en el aula, con sus alumnos, quienes se convierten en el reflejo exitoso o no de su trabajo, previa preparación de la clase a impartir. Y de profesionales es también recibir la contraprestación por su trabajo realizado. Salario que no puede ser de miseria, ni de migajas, para poder hacer frente dignamente a las necesidades familiares.  Y cuando digo trato humano, no solo me refiero a lo inhumano de los gases lacrimógenos utilizados como forma disuasoria y punitiva en las calles de una ciudad, Chimbote, al paso de unos manifestantes, como si de una guerra se tratara, en la que pacíficos transeúntes, niños incluidos, se ven afectados por el pánico, en su visión y vías respiratorias por la represión salvaje de unos efectivos que se limitan a cumplir las órdenes recibidas, mucho más propias de principios del siglo pasado que de la época que vivimos. A cualquier maestro, me consta, le resulta muy sonrojante y deprimente tener que manifestarse y no acudir a clase con sus alumnos, ya que muchos de esos maestros son padres o madres de niños en edad escolar. También me refiero al trato que el maestro recibe por parte de la sociedad, que no es ni de lejos el que por su rol como forjador de futuros hombres y mujeres debe recibir. Hace unas noches, un programa de TV de máxima audiencia, que conduce una nombrada y descarada conductora, convirtió el programa en una apología de la falta de educación, mal gusto y mal hacer, a costa de dos maestros cuyo pecado fue participar activamente en la huelga y que se vieron sorprendidos por la irrespetuosa actuación de quien de forma vehemente los tildó de loros y brutos. La sociedad, encarnada por el Gobierno y el Ministerio de Educación en concreto, son también los que debiendo velar por la imagen de su gente, miran para otro lado inhibiéndose de su responsabilidad. Es necesario dignificar y magnificar cuanto antes la imagen de esos hombres y mujeres en cuyas manos confiamos el futuro de nuestros hijos y que se ven obligados, sí, obligados  a secundar la huelga en defensa de su dignidad.
Moraleja: “El maestro es alguien que inspira para la vida”(César Bona)
Así sea.

EL VIGÍA