domingo, 27 de agosto de 2017

ARTÍCULO: PROFESIONALES EN HUELGA


El pasado viernes se hizo pública una encuesta de Datum según la cual los peruanos cuestionan a las ministras de Educación, Salud y Justicia. Una mayoría de ciudadanos está en contra de la permanencia de cada una de ellas en sus respectivos ministerios. En el caso de la ministra de Educación, Marilú Martens, el desacuerdo con su gestión se cifra en un 63%; la ministra de Sanidad obtiene un 59% de desaprobación y finalmente la ministra de Justicia llega al 54%.  Estas cifras evidencian el descontento ciudadano con la gestión y la forma de abordar los problemas y huelgas de estos días, pues en esa misma encuesta una amplia mayoría del 72% califica como justos los reclamos de los maestros, y otro 70% los de los médicos. Y eso se ve refrendado con el 73% que considera que el gobierno debe ceder ante las exigencias planteadas por ambos colectivos. En cambio donde hay prácticamente empate en minoría es ante la pregunta si cree que en la huelga hay infiltrados del Movadef : mientras un 43% opina que sí hay infiltración otro 41% cree que no, mientras el 16% restante no sabe o no contesta. A la vista de estos datos, en síntesis, por una parte puede decirse que la mayoría  ve justas las reivindicaciones de los huelguistas, así como que el gobierno debe ceder ante sus peticiones y por otra que no se tiene nada claro la posible infiltración agitadora de Movadef. Y finalmente, la percepción mayoritaria de la desaprobación de las tres ministras. Estos datos pueden servirnos para obtener una fotografía bastante aproximada de lo acontecido. Y como estas cosas de las huelgas se replican con celeridad ya han aparecido los primeros casos de contagio en una de las familias, la de la salud: enfermeras y obstetras, que no quieren ser menos que los médicos. Por cierto, lo de las/los obstetras contratadas/os resulta obsceno: sueldo mensual de 750 soles. Pero que muy obsceno. Porque no nos engañemos el fondo de todas estas huelgas son los “money”, los dineros. Dineros para atrasos, deudas, y sueldos. Así en el caso del Ministerio de Salud se ha conseguido que la deuda que tenía en mayo pasado el Seguro Integral de Salud (SIS) con los Hospitales de 700 millones de soles y reducida recientemente a 496 millones, el pasado miércoles se oficializó la transferencia de 330 millones, con lo que restan 166 millones que el ministerio se compromete a pagar antes de fin de año. También y según la Federación Médica Peruana se ha acordado con el Ministerio que el presupuesto anual del SIS, que actualmente es de 1.409 millones de soles pase a 2.200 millones en el 2008. Y en lo que a sueldos se refiere pasar de los 4,568 soles mensuales que cobra un médico de nivel 1 (el de nivel 5 percibe 5,330 soles) más sus correspondientes bonos que también perciben, a incrementarse a partir de enero próximo de forma progresiva hasta los 6.600 soles/mes más sus bonos.
En lo que a los maestros se refiere se consiguió con mucho esfuerzo arrancar al Ministerio la promesa de que a partir de Diciembre próximo, como cosa excepcional, se empiece a devengar a cada profesional la cantidad de 2.000 Soles mensuales, cuando venían cobrando unos 1400 soles/mes y en algunos casos 1.100. Sabido es que las comparaciones siempre son odiosas pero por eso mismo habrá que confrontar los emolumentos de aquellos primeros  y los de éstos últimos ya que lo único que puede diferenciarlos es el color de la bata y guardapolvo que visten: unos de blanco inmaculado y festivo y otros de azul o gris proletario, aunque algunos se empeñen en vestirlos de color rojo intenso.
Las manifestaciones en el sector educación se han desarrollado a lo largo de toda la geografía nacional, con una participación en crecimiento conforme iban pasando los días. La capital, Lima, se ha visto inundada por un mar de hombres y mujeres del Magisterio que han dejado constancia de sus reivindicaciones, que no son otras que las de recibir un trato profesional y humano acorde con el siglo XXI. Y cuando digo profesional me refiero a su actualización pedagógica, a cursos gratuitos de capacitación profesional, a poner a su disposición monografías temáticas, y a estar sometidos a una evaluación continuada, como cualquier otro profesional, y no a un examen anual, mal llamado evaluación, con el fin de que a la tercera va la vencida, o sea, a la calle. Una evaluación continuada es otra cosa. Consiste simplemente en una valoración diaria de su actividad en el aula, con sus alumnos, quienes se convierten en el reflejo exitoso o no de su trabajo, previa preparación de la clase a impartir. Y de profesionales es también recibir la contraprestación por su trabajo realizado. Salario que no puede ser de miseria, ni de migajas, para poder hacer frente dignamente a las necesidades familiares.  Y cuando digo trato humano, no solo me refiero a lo inhumano de los gases lacrimógenos utilizados como forma disuasoria y punitiva en las calles de una ciudad, Chimbote, al paso de unos manifestantes, como si de una guerra se tratara, en la que pacíficos transeúntes, niños incluidos, se ven afectados por el pánico, en su visión y vías respiratorias por la represión salvaje de unos efectivos que se limitan a cumplir las órdenes recibidas, mucho más propias de principios del siglo pasado que de la época que vivimos. A cualquier maestro, me consta, le resulta muy sonrojante y deprimente tener que manifestarse y no acudir a clase con sus alumnos, ya que muchos de esos maestros son padres o madres de niños en edad escolar. También me refiero al trato que el maestro recibe por parte de la sociedad, que no es ni de lejos el que por su rol como forjador de futuros hombres y mujeres debe recibir. Hace unas noches, un programa de TV de máxima audiencia, que conduce una nombrada y descarada conductora, convirtió el programa en una apología de la falta de educación, mal gusto y mal hacer, a costa de dos maestros cuyo pecado fue participar activamente en la huelga y que se vieron sorprendidos por la irrespetuosa actuación de quien de forma vehemente los tildó de loros y brutos. La sociedad, encarnada por el Gobierno y el Ministerio de Educación en concreto, son también los que debiendo velar por la imagen de su gente, miran para otro lado inhibiéndose de su responsabilidad. Es necesario dignificar y magnificar cuanto antes la imagen de esos hombres y mujeres en cuyas manos confiamos el futuro de nuestros hijos y que se ven obligados, sí, obligados  a secundar la huelga en defensa de su dignidad.
Moraleja: “El maestro es alguien que inspira para la vida”(César Bona)
Así sea.

EL VIGÍA

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