lunes, 4 de septiembre de 2017

ARTÍCULO: A CUESTAS CON LA HUELGA


Aunque aquí en Ancash la huelga magisterial lleva sobre 15 días, en el resto del país se extiende por los dos meses. En algunas zonas del sur se va restableciendo muy lentamente la vuelta a las clases. Es en la capital, Lima, donde se ve el reflejo del acontecer en el país. Al igual que en ella, en ciudades del norte se han visto reiteradas manifestaciones realizadas por profesionales del magisterio en uso de su legítimo derecho a la huelga. Sin duda que hablar de huelga y de educación resulta bastante contradictorio en la situación actual. Lo digo porque resulta una paradoja que el Estado a través de su Gobierno esté tratando de conseguir la paz social que se requiere para obtener una buena educación, utilizando la violencia. Porque eso es, auténtica violencia, lo que está entrando en nuestras casas a través de los diferentes canales de TV. Estamos siendo testigos de cómo unas fuerzas del orden originan con su actuación  prepotente, incitadora en muchos momentos y disuasoria en grado extremo como si de una guerra se tratara, un gran desorden, utilizando caballería y gases lacrimógenos ante unos manifestantes que cometen el gran pecado de ocupar masivamente algunas calles de la ciudad  entorpeciendo la circulación en señal de protesta por lo que ellos consideran un atropello continuado al negarles ahora el diálogo y la negociación. De aquellos polvos vienen estos lodos. Este dicho popular es el más apropiado para indicar que ese atropello continuado es el que vienen padeciendo desde hace muchos, demasiados años, unos profesionales en los que ahora aflora su hartazgo diciendo ¡basta ya¡. Que nadie se engañe. No se trata sólo del aspecto económico, auténticamente miserable y vergonzoso el sueldo al que están sometidos, no sólo es eso, es además el trato distante y displicente que el Estado les ha venido dispensando y que se ha visto refrendado por la ministra Martens al hacerlos esperar durante horas y horas para finalmente vejarlos al  negarse a dialogar directamente con ellos como si de auténticos apestados se tratara. Negativa, al parecer propiciada por la información de los Servicios de Inteligencia del Ministerio del Interior en el sentido de que Pedro Castillo era próximo a Sendero y de que habían infiltrados muy malos en los diferentes sindicatos.  Después se ha confirmado que no había nada de nada de lo dicho, que el servicio era muy poco inteligente y que el Sr. Castillo era todo lo contrario, era rondero y por lo visto mantiene tan encomiable espíritu. Y mientras tanto el Sr. Basombrío que ahora se nos presenta como poco amigo de los motoristas continúa tan campante al frente del Ministerio. Sin duda a la espera del cese al que se ha hecho acreedor. Mucho se está tardando.
Hay dos aspectos que son determinantes en esta huelga: los sueldos y la estabilidad laboral. Al primer aspecto ya hice alusión  anteriormente pero considero que el lector debe conocer algún hecho quizá desconocido para él. Por ejemplo la extensión de la jornada docente. Actualmente la jornada se imparte corrida, iniciándola a horas intempestivas y terminándola mucho después del mediodía. Este horario se estableció en su día ante la escasez de centros escolares y la necesidad de hacer dos turnos para atender a todos los escolares, unos niños por la mañana y otros por la tarde. En la actualidad no existe tal problema pero se mantiene el mismo horario que no hace falta ser muy lince para darse cuenta que es muy poco pedagógico, pues empezar sobre las siete de la mañana implica romper el reloj biológico de los muchachos que no “despertarán” hasta las 8,30 ó 9 h.y terminar a partir de las dos de la tarde es truncar la comida familiar y su valor social, además de tener que mandar tareas para casa con el objeto único y verdadero de que los niños estén ocupados. Lo más normal sería retornar a la jornada partida empezando a las 9h hasta 12h para seguidamente comer en su casa o en el colegio, a elección, con un descanso de dos o tres horas en el propio centro y posteriormente reincorporarse a las clases a las 14 ó 15h. hasta las 16 ó 17h.sin posteriores tareas adicionales. Y no se hace así porque el Ministerio de Educación sabe perfectamente que no paga lo suficiente para que sus maestros puedan vivir honestamente y les deja la tarde libre para que la complementen con otra actividad remunerada, y todo ello en detrimento de los muchachos. Y eso contribuye entre otras cosas a que el aprovechamiento escolar no sea el idóneo. En lo que se refiere a las evaluaciones hay que significar su valor para el desarrollo profesional, objetivo y fin de su implementación. Está claro que esa evaluación debe ser lo más objetiva posible pues de ella dependerá el futuro profesional e incluso el ser o no ser laboral de una persona. Y esa objetividad actualmente se halla ante serias dudas sobre los criterios a aplicar, así como la integridad de algunos evaluadores. Esas dudas son las que manifiestan los maestros y que están empezando a ser corroboradas por diferentes autoridades independientes que incluso consideran debería intervenir el Congreso de los Diputados para legislar algunas variantes en el contenido de la evaluaciones. Cualquier persona que sabe va a ser evaluada siente la inquietud e intranquilidad propia de la circunstancia que se le avecina y como prueba de ello debería decirnos Dña. Marilú como se siente ante la evaluación a la que va a ser sometida el próximo día 8 en el Congreso  y a la que le deseamos toda la suerte que se merece.
Y finalmente, aunque son los primeros, están los niños/as. Los muchachos son los que demandan un respeto, una atención preferencial en su derecho a la educación que debe garantizarles el responsable de velar por ella y por ellos. Y ese responsable no es otro que el Estado, a través del Gobierno de turno. Esa responsabilidad es intransferible y no cabe tratar de lavarse las manos pasando la responsabilidad a los maestros convirtiéndolos en chivos espiratorios de las negligencias ajenas. Una vez más se está tratando de matar al mensajero, el maestro, que no tiene culpa de lo que ocurre.
Ha habido un montón de contusionados, dos infartos y un muerto por hemorragia cerebral, el maestro de Tambo Real en Pomabamba (Ancash), Don Ángel Retuerto Quintanilla que en paz descanse, además de algunos detenidos en las refriegas con la policía. Todos debemos decir, BASTA YA.
Moraleja: Dos no se pelean si uno no quiere.
Así sea.

EL VIGÍA.

ARTÍCULO: REFLEXIONES SOBRE UNA HUELGA


Empezaré diciendo que si bien la huelga es un derecho constitucional y por lo tanto quien la ejerce está dentro de la ley, también tiene sus limitaciones. Así vemos que según el artículo 28 de la Constitución vigente “Derechos colectivos del  trabajador “ el Estado reconoce el derecho de Sindicación, Negociación Colectiva y derecho a la Huelga, cautelando su ejercicio democrático garantizando la libertad sindical, fomentando por una parte la negociación colectiva, por otra,  promoviendo formas de solución pacífica de los conflictos laborales y finalmente regulando el derecho de Huelga para que se ejerza en armonía con el interés social, señalando sus excepciones y limitaciones. Esto es lo que dice textualmente la Constitución. Haciendo un brevísimo y superficial análisis de lo dicho veremos que la cumplimentación por parte del Estado, representado por su Gobierno, está dejando bastante que desear en lo que concierne a su aporte a la solución pacífica del conflicto laboral existente con el Magisterio estatal. Y digo esto, ante la desmedida actuación del Ministerio del Interior con sus fuerzas del orden en vanguardia, originando un gran desorden, tumulto, y atropello, rayando en el vandalismo, más propio de bárbaros que de civilizados, ante unos manifestantes que utilizan pacíficamente su derecho a la huelga. Si lo que se pretende es evitar el acceso a uno o varios recintos concretos, rodéense y protéjanse con fuerzas del orden, acordonándolos,  pero no para hostilizar, provocar y agredir a los manifestantes. Todos podemos dar gracias de que los maestros son gente de bien, que a las provocaciones con caballería, gases lacrimógenos, y perdigonazos responden estóica y pacíficamente, tal y como enseñan a sus alumnos. ¿O no es así? O sea, aporte pacífico del Estado, ninguno. Y en lo que hace referencia a la negociación colectiva del conflicto, cero absoluto. ¿De qué clase de negociación estamos hablando cuando uno de los interlocutores, en este caso la Sra. Ministra, ubicada en la enésima planta de su Ministerio se niega a recibir a los representantes de los maestros, confinados en la primera, como si de unos indignos apestados se tratara? Convirtiendo a unos diligentes legisladores en unos correveidile. Y al parecer todo ello provocado por la actuación de un Ministro del Interior, bastante sombrío que donde dijo digo ahora dice Diego. Implícita y subliminalmente trató en repetidas ocasiones de terrorista al dirigente de hecho de los maestros, aduciendo un día sí y otro también  las pruebas apabullantes que iba a mostrar en el Congreso. Y ¡oh! desencanto, no presentó ninguna, absolutamente ninguna prueba. Lo de yo creo, me parece, me han dicho, unas fotografías o unos abrazos no es suficiente en un estado de derecho para excluir, demonizar o perseguir a alguien. El Sr. Castillo Terrones podrá pensar lo que quiera, pero lo que determinará su comportamiento será su accionar. No se puede satanizar a nadie por sus ideas o creencias. Y esa demonización es la que ha originado que no se haya negociado nada, sino concedido lo ya estipulado anteriormente con los maestros del Cuzco, representantes de un sindicato advenedizo y esquirol. En síntesis, un Ministerio del Interior que lanza sospechas, indicios y opiniones sin pruebas objetivas de comportamientos ilícitos, metiendo miedo a todos e insistiendo en el invisible peligro latente existente, y además culpabilizando también subliminalmente al Poder Judicial de lo que pueda ocurrir. Lo que hace que tal ministro deba ser censurado en su momento. Y por otra parte  un Ministerio de Educación con una titular, remilgada, escrupulosa y muy distante de sus bases. Aunque todas las comparaciones son odiosas no puedo resistirme a diferenciar a esas hermosas maestras entradas en años, dulces pero con amargor, femeninas aunque duras ante la afrenta, durmiendo en el suelo entre cartones, sufriendo impactos en cara y cuerpo, manifestándose por las calles y alejadas de su hogar en defensa de una causa justa, de esa otra señora llamada Marilú que es incapaz de ponerse ni por un momento en la piel de cualquiera de ellas. Para cerrar lo concerniente al Gobierno no se puede terminar sin hacer mención a la desaparición de escena del Primer Ministro, no habido y no hallado, y al inoportuno accionar del Presidente del Estado, primero en su reunión con algunos maestros para no aportar solución alguna, mientras la ministra se hallaba paralizada, y más tarde con un mensaje a la Nación vacío de contenido y más bien amenazante.
Por otra parte y en lo que a los maestros se refiere el Artículo 15 de la Constitución, Profesorado, Carrera Pública al hacer referencia a ellos establece entre otras cosas que “ el Estado y la sociedad procuran su evaluación, capacitación, profesionalización y promoción permanentes”. De ahí que la evaluación entendida como un bien de orientación al crecimiento y desarrollo profesional es beneficiosa y necesaria para la evolución del docente y de paso del alumno. La evaluación de desempeño pedagógico debe ser continuada y no esporádica a modo de examen, aséptica o con la mayor objetividad posible y realizada por profesionales que conozcan el medio en el que se desarrolla. O sea, evaluar es harto difícil, muy complejo y de gran responsabilidad. El evaluador debe ser un profesional de la docencia de alta formación no solo académica sino ética y moral, pues de su valoración, no siempre independiente, dependerá el resultado emitido y en el que se pone en juicio la valía de un profesional. La intención debe ser la de mejorar el desarrollo integral del profesor mediante planes de acción para orientarle  y estimularle en su  crecimiento. Y siempre tiene que tener acceso a todo el contenido final de su evaluación, para discernir lo correcto de lo que no lo es. Al parecer, el contenido actual del sílabo así como la formación del evaluador deja bastante que desear y de ahí la fuerte desconfianza del docente. Proceso que siempre debe ir precedido por la capacitación previa del evaluado. En docentes ya mayores y próximos a la jubilación la evaluación debería ser voluntaria por razones que no escapan a buenos entendedores. Por otra parte los maestros saben mejor que nadie  la necesidad perentoria que tienen sus alumnos de que ellos retornen  a las clases, y que si no lo han hecho hasta ahora es por la cerrazón de esas desautorizadas autoridades a las que una evaluación de desempeño punitiva no les iría nada mal. Por lo pronto, el próximo día 8 le corresponde hacerla a la bachiller Marilú Martens.
Moraleja: “Una retirada a tiempo siempre es una victoria”
Así sea.

EL VIGÍA.