Perplejidad e incredulidad es lo que
están viviendo una gran cantidad de personas ante los hechos que se están
desarrollando en Catalunya y que a su vez origina un mayúsculo estrés en los
ciudadanos de aquella Nacionalidad Histórica. Los casos de ansiedad y angustia
se han disparado. Y no es para menos. Han transcurrido más de 30 días desde
aquel 1º de octubre en el que se celebró el Referendum sobre la Independencia
de Catalunya, no reconocido por el Gobierno central, y en el que además de más
de 800 heridos entre los pacíficos sufragantes, a manos de la brutalidad de la
Policía Nacional, se obtuvo un resultado apabullante del 90% con el SI a la
Independencia, sobre el 8% del No, con una participación del 43% del censo. Y
desde entonces Catalunya se ha convertido en un sinvivir. Estos son los hechos:
Declaración no declarada de la Independencia catalana; dígame SI la declaró o
NO la declaró; léase lo que dije; no entiendo lo que dijo; que no la declaré;
no le oigo, y si no convoca elecciones aplicaré el Art. 155 interviniendo
Catalunya; bueno pues estoy dispuesto a convocar elecciones; pues ahora no
quiero, no me da la gana y como aquí mando yo, se hará lo que yo diga; pues
ahora mismito declaro la Independencia; pues ahorita, sin pérdida de tiempo por
ser tan malos van a ir derechitos a la cárcel y yo convoco elecciones en
Catalunya para el 21 de Diciembre. Este vodevil es una caricatura de lo que se
está viviendo allí. En este momento en el que escribo estas líneas están como
presos preventivos el Vicepresidente del Govern, y siete de sus ministros,
más el Presidente de la Asamblea
Nacional de Catalunya y el Presidente de Omniun Cultural que ya llevan más de
17 días. El Molt Honorable President Puigdemón y cuatro de sus ministros que le
acompañan se encuentran en Bruselas (Bélgica), capital de la Unión Europea,
donde han recibido el pasado viernes tarde la orden de búsqueda y captura
emitida por la jueza de la Audiencia Nacional (Juzgado especial para delitos de
terrorismo y contra el Estado) acusados de Rebelión, Sedición, Malversación de
fondos públicos, Prevaricación y Desobediencia. Casi nada, más de 50 años de
cárcel. En síntesis, el Gobierno Central de Mariano Rajoy, lejos de hablar, dialogar
y buscar el acercamiento, reclamado, buscado y solicitado por los
independentistas, ha judicializado y reprimido todos los hechos, en vez de
utilizar las alternativas políticas que ameritaban el caso. Todas las fuerzas
moderadas le han estado solicitando a su partido, el Partido Popular, representante
del conservadurismo más duro y reaccionario, como fiel heredero del Franquismo
que es, que por el bien del País (España) buscara el acercamiento y el diálogo
político. Pues no, nada de eso ha hecho. El independentismo, que cuando Rajoy
asumió el poder representaba el 14% de la población catalana ya ha triplicado
aquella cifra, o lo que es lo mismo, más de dos millones de catalanes. Cifras
conseguidas por su actuación represiva, persecutoria y dictatorial. Ha cargado
sobre las espaldas del Poder Judicial, con la excusa de la unidad de España y
dada su ineptitud política, todo el peso y responsabilidad de la más que
posible ruptura de una sociedad: la catalana. Y ahora con decir que la justicia
es la justicia, pregúntenle a ella, se lava las manos y se queda tan ancho.
¿Qué democracia es esa en la que se pone en manos de una Juez (Carmen Lamela)
el futuro político de un pacífico país con una más que posible fractura social
y abocado a una probable desobediencia civil? ¿Qué tipo de elecciones son esas
en las que el Viceministro y la mitad del Govern están en la cárcel y su
President y resto de ministros en el exilio para evitarla? ¿Qué calidad
democrática cabe atribuir al Presidente del Partido Popular en Catalunya Sr. García
Albiol que ya anuncia que en caso de que en esas próximas elecciones salieran
vencedores los independentistas, el resultado sería la intervención otra vez de
Catalunya? Este tipo de actuación antidemocrática del Estado conduce al
enfrentamiento y a la ruptura de España. Creer que España puede permanecer
unida mediante la represión es ser un gran ignorante por no conocer la historia
de este país. Han empezado los cortes de vías de tren y carreteras y las
manifestaciones masivas en las plazas de pueblos y ciudades por los
encarcelamientos. En el Palau Blaugrana durante el partido internacional jugado
el pasado viernes se guardaron 5 largos minutos de silencio en recuerdo de los
presos políticos. Y hay que recordar que el Barça, mi querido Barça “es mes que
un club”, pues es el aglutinador del catalanismo histórico. El independentismo
hasta hace poco con una representatividad muy escasa ha visto crecer
sensiblemente su número, por una parte de la mano de la derecha burguesa
catalana que siempre le empujó a ser soberanista, diferente a secesionista, y por
otra, por la represión del Gobierno central con su “superpatriotismo”
nacionalista españolista y excluyente. La gran paradoja de lo que está
ocurriendo es que tanto unos, la burguesía catalana representada por el Sr.
Más y el Sr. Puigdemón, como otros, el Sr. Rajoy con su Partido Popular y los
advenedizos PSOE y Cidadanos, son de la misma filiación neoliberal.
Filiación que con sus políticas de reformas laborales y
recortes del gasto público no han sido capaces de sacar a España de la crisis
económica que continúa padeciendo. “Una vez más, las derechas que se presentan
como las defensoras de la patria, han utilizado sus banderas para distraer a la
ciudadanía y que esta se centre en los temas nacionales a costa de los
sociales” palabras recientes del médico, sociólogo y catedrático de Ciencias
Políticas y Sociales D. Vicens Navarro.
Cuando se dice que más de 2000 empresas se han ido
de Catalunya, es totalmente falso, pues todas ellas continúan y continuarán
allí con sus industrias y puestos de trabajo creados. Hay que matizar que lo
que han hecho esas empresas es cambiar su domicilio social para prevenir los
efectos jurídicos de una posible independencia, pero insisto, sus centros de trabajo continuarán allí
inamovibles y sus empleados también. Los viñedos no se cambian de ubicación ni
las fábricas de coches ni los bancos. Por otra parte, los autos de prisión
dictados ofrecen muchas dudas democráticas. Como muestra un botón: “La propia
jueza reconoce que encarcela a Junqueras (Vicepresidente) y a los siete
consellers (Ministros) para que no sigan pidiendo la independencia. Se les
encarcela por hacer política. Solo por eso. Política pura”. D. Joaquín
Urías (profesor de Derecho
Constitucional y ex letrado del Tribunal Constitucional).
Moraleja: La democracia es el gobierno del pueblo,
por el pueblo y para el pueblo.
Así sea. EL VIGÍA.
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