viernes, 25 de abril de 2014

ARTÍCULO: INSTITUCIONES,INFORMACIÓN Y ÉTICA.

            

Hace un par de semanas, tal día como hoy, tras la histórica jornada de FISCALIZACIÓN, al llegar a casa me encontré con unas agitadas Poli y Tefi que habían seguido el acto por televisión.
Tanto una como otra vieron reforzados sus intereses vocacionales por lo que acababan de ver. Una dirigida al mundo del Derecho y otra al de la Comunicación.
La primera vio acrecentada su vocación fiscalizadora al ver como su referente, Doña Nancy, era ovacionada por la sala al ser mencionada por su pifiado y denostado jefe.”A pesar de estar en la presidencia podían haberle dejado un lugar en la mesa y no fuera de ella, por la incomodidad que representa para una dama”. A lo que Tefi contestaba:” Mejor donde estaba, ¿acaso no viste los codazos que se repartieron en la mesa, como hacen los críos en la escuela?.Hubo quién al levantarse temió seriamente “perder su silla” y quizá por eso el teóricamente más experto en estos temas “choriciles”, el general, ni se movió del asiento”. Continuó Poli: “Desde luego casi todo lo denunciado ya se sabía pues es lo que se viene comentando en el mercado desde hace mucho tiempo”. “Y no solo en el mercado- dijo Tefi- sino en los medios de comunicación serios. Es en esos medios donde se informa con rigor acerca de lo que acontece en nuestra sociedad y deslinda claramente lo que es un hecho político de lo que es uno judicial. En cambio hay otros medios que no lo hacen claramente y tienden a la confusión del ciudadano”
Me pareció muy oportuno el comentario anterior pues es muy importante que quede claro a la ciudadanía que cuanto acontece en la función legislativa y fiscalizadora del Congreso y del Ejecutivo son de carácter político a diferencia de los hechos judiciales correspondientes al Ministerio Público y a la Judicatura que no tienen tal carácter sino que deben ser únicamente jurídicos en aplicación estricta de los códigos civil o penal.
En nuestro país ya va siendo hora de empezar a discernir, a diferenciar lo que es político de lo que es jurídico, o lo que es lo mismo: Institucionalizar el Estado. Esto significa fortalecer las estructuras de cada una de las Instituciones que configuran el Estado, marcando con claridad sus roles. Y en ello los medios de comunicación tienen una función pedagógico-informativa muy importante a realizar por una parte con los ciudadanos y por otra con las propias instituciones a las que debe fiscalizar y denunciar en sus desvaríos.
La dificultad para diferenciar lo político de lo jurídico acontece cuando la intromisión de unos poderes sobre otros aparece y sobre todo cuando se instala en alguno de ellos. A esa intromisión o instalación se la conoce con el nombre de CORRUPCIÓN. Ahí, como decía antes, juegan un papel importante los medios de comunicación que son testigos en muchos casos de como la corrupción se enseñorea en nuestra sociedad. Su recta función les lleva a denunciar públicamente las conductas desviadas y los hechos perniciosos que unas veces bordean y otras superan lo legalmente establecido, convirtiéndose en muchos casos cual “moscas cojoneras”, en fiscalizadores incómodos de quien ostenta el poder. Y la tarea se dificulta mucho más cuando el poderoso se ve arropado por la impunidad de la que suele revestirse haciendo y deshaciendo a su antojo. Impunidad, por una parte desarrollada por su poder absoluto y por otra por la corruptela de quienes deben perseguir el delito o administrar la Justicia y que lejos de cumplir con su obligación lo que hacen, cuales vulgares mercaderes es venderla al mejor postor, sin perder de vista a los seudo profesionales de la comunicación que siendo testigos de la realidad la ocultan o tergiversan los hechos al ponerse al servicio bastardo de Don Dinero.
Y aquí es donde entra en juego eso llamado ÉTICA, concepto muy utilizado pero al parecer escasamente conocido y practicado socialmente y ya no digamos por gran parte de la clase dirigente. Hablar de Ética equivale a  hablar de Moral y no tenemos más que mirar a nuestro alrededor para ver que eso es algo infravalorado por no decir inexistente en gran parte de la clase dirigente. En los cargos públicos, en los políticos y sobre todo en los judiciales no basta con ser honrado sino que además hay que parecerlo, como se decía de la mujer del César romano. Tanto desde el punto de vista de la Ética General como de la Especial o Deontológica vemos que hay una serie de personajes en las altas esferas  que hacen gala de su nuevo nombramiento o de su continuidad cuando no deberían ostentar tales cargos, pues si tuvieran un mínimo de vergüenza deberían irse a sus casas. Y ya saben ustedes como se denomina a los que no la tienen. Sin duda sus nombramientos serán legales a efectos jurídicos pero en absoluto lo son en el aspecto ético, pues la contestación social y profesional a la que están sometidos por sus actos, cuando menos dudosos, es fuerte, constante y en aumento. “Por sus actos los conoceréis” es perfectamente aplicable a estos casos. Y cuando esto ocurre, como es el actual de la Fiscalía de la Nación, la Institución como tal se debilita perdiendo la poca credibilidad que le quedaba, con el consiguiente perjuicio al sistema Judicial que no anda precisamente muy sobrado de ella.
 Los acontecimientos de los que estamos siendo testigos directos reclaman profundizar en el saneamiento de casi todos los estamentos que conforman el Estado. No basta con profundos cambios y traslados de personal en la PNP local, sino que la limpieza debe llegar al resto de responsables, sobre todo nacionales a los que no debemos olvidar, ya que por acción u omisión han dado lugar a que hayamos tenido que ser testigos forzosos de actos de bajeza sin par, propios de las mafias marsellesas, sicilianas o mejicanas. Insisto en que la cirugía con traslados, ceses y/o cárcel  no debe efectuarse únicamente con carácter local sino nacional ya que deben extirparse las metástasis claramente establecidas en las altas instancias del estado que han propiciado y potenciado la situación actual.
Termina Poli comentando: “Pues dice Carmen la pollera que la desratización no hay que hacerla únicamente aquí sino también en la capital, donde algunos roedores han crecido tanto que pueden asimilarse a las fieras”. Estas son palabras del mercado y por lo tanto tienen credibilidad absoluta.

Moraleja: “Cuándo el río suena, agua lleva”
Así sea.

EL VIGÍA. 

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