jueves, 25 de febrero de 2016

ARTÍCULO: RASGARSE LAS VESTIDURAS(II)


Terminaba mi artículo anterior haciendo referencia a la carrera de obstáculos en que se han convertido estas elecciones presidenciales. ”Elecciones en las que se está demostrando una vez más los muchísimos intereses, no siempre partidarios sino fácticos, y tampoco confesables, que entran en liza y actúan por desgracia bajo el tapete”. Repito entrecomillada la última frase del referido artículo, y me ratifico en lo dicho. Y utilizo el entrecomillado para que nadie pueda decir que me he plagiado a mí mismo.  Aprovecharé para decir que plagiar no es copiar sino apoderarse como autor de la originalidad del texto.
Para confirmar lo dicho al principio bastará que vean ustedes el accionar del Registro de Organizaciones Políticas (ROP) declarando improcedente la inscripción del Tribunal Nacional Electoral del partido Todos por el Perú, liderado por el candidato presidencial Julio Guzmán, aupado por las encuestas al segundo lugar en intención de voto. Y todo porque en la asamblea del partido Todos por el Perú, celebrada el 10 de octubre del año pasado, se aprobaron una serie de modificaciones a los estatutos de la agrupación política sin contar con el quórum suficiente. O sea, al parecer, Todos por el Perú cometió un error de forma en la elección de su Comité Ejecutivo Nacional que es lo que ahora, más de cuatro meses después, el organismo oficial competente resuelve. Parece un poco tarde¿ verdad? De todas las maneras y ante el gran revuelo originado, ha tenido que salir a la palestra el responsable del ROP, don Fernando Rodriguez para decir que esta resolución no invalida ni tacha una candidatura. Entonces, parece ser que esto, y lo ya comentado del “mareando la perdiz” es otra vez más, lo mismo. Tratar de confundir reiteradamente. Y es que hay enorme interés en que el aire renovador no penetre y llegue a insuflar suficientemente el velamen de la nave de Julio Guzmán, empujándola a buen puerto,  al mismo tiempo que ese vendaval renueve  esta atmósfera cargada y viciada en la que nos movemos. “Están tratando de tumbar mi candidatura a la Presidencia”. Si señor, acertó. Que si es un infiltrado, por su presencia en un acto del Partido Nacionalista, que si sus fondos de campaña provienen de la DINI, que si la olla de casa, que si es un violador, un corrupto, etc.etc. Exactamente igual que se está haciendo con el aspirante Cesar Acuña, anterior congresista de la nación y de negro recuerdo para el fujimorismo y el aprismo, alcalde de Trujillo, Gobernador de la Libertad y brillante empresario por encima de todo, como lo demuestran sus más de 10,000 puestos de trabajo creados en la Libertad. Y al margen de todo esto las tres universidades por él fundadas, Cesar Vallejo, Señor de Sipán y Autónoma de Lima. Y mientras tanto, nos dicen los “mareadores de la perdiz”, el Tribunal de Honor del Pacto Ético Electoral que en tres semanas nos darán el resultado de la “investigación doctoral” que llevarán  a cabo con gran “objetividad”. Y añaden, agarrémonos bien, que para ellos no vale lo que diga la Universidad Complutense de Madrid. Universidad emisora del Doctorado y por lo tanto llamada a esclarecer las anomalías, si existen, en la Tesis de Acuña. Pero, profundicemos en qué es eso del Tribunal de Honor. Los tribunales de Honor eran unas instituciones sin equivalente alguno en el Derecho Internacional, típicamente españolas, elitistas, nacidas en el ámbito castrense para juzgar el comportamiento de oficiales, nunca de suboficiales o tropa. En los años 20 del siglo pasado se introdujo en el ámbito civil para determinar la “dignidad” o no de los individuos en ocupar determinados puestos. La realidad de estos tribunales era que no juzgaban hechos concretos sino conductas globales u opiniones acerca de si fulanito o sotanito tenían la “dignidad” suficiente para ostentar tal cargo. O sea, en realidad de lo que se trataba no era del honor del enjuiciado sino de proteger el honor de la profesión aludida. Los Tribunales de Honor no aparecen en el Derecho Internacional y actualmente están PROHIBIDOS expresamente por la Constitución española vigente desde 1978, en su artículo 26, que hace mención expresa a los ámbitos civil y profesional. Y desde el 2005 también prohibidos en el ámbito castrense. Y haciendo referencia al Tribunal de Honor aludido, peruano, dejar constancia que carece de legitimidad para emitir sanciones y únicamente puede emitir opiniones acerca de la “honorabilidad o dignidad” de las personas investigadas.
En mi opinión, en pleno siglo XXI en que nos encontramos, instituciones de este tipo están periclitadas ya que son los entes propiamente involucrados y en última instancia los Tribunales de Justicia los llamados a esclarecer situaciones como la presente. Las partes se están allanando a cumplir el rol asignado: Complutense a investigar la intencionalidad del pretendido plagio y Doctor a prestar toda su colaboración en la investigación. Y digo intencionalidad pues no basta con que haya párrafos repetidos sino la comprobación y demostración de la  intencionalidad de apropiación indebida de los mismos. Además de verificar la actuación del Director de Tesis y los miembros del Tribunal examinador, que no fueron unos invitados de piedra.
Al aspirante Cesar Acuña, nadie le conoce por sus ingenierías y sus doctorados, sino por su ingenio y diligencia para crear riqueza y puestos de trabajo a su alrededor. Y salvo mejor opinión, todo ello dentro de la Ley. Que es por lo que los electores deberán juzgar su elección como futuro Presidente. Ni creo necesite conseguir doctorado alguno, pues ya anda lo suficientemente docto al mostrarnos por una parte sus gratificantes experiencias vividas y por otra los numerosos éxitos empresariales alcanzados. Ni Valle-Inclán, ni Neruda, ni Gabriel García Márquez, ni Carlos Fuentes, o  Camilo José Cela, escritores profesionales involucrados en pretendidos plagios, vieron tanto “rasgado de vestiduras” como vemos en este presunto caso. Y ya no digamos el del reverendo  Martín Luther King, que nos enteramos, muchos años después de su asesinato, que en vida había plagiado su tesis doctoral y muy a pesar de sus detractores continúa siendo un referente de las libertades. Así que zapateros Guzmán y Acuña a vuestros zapatos, y tened presente que “si ladran es que cabalgáis”, y por cierto bastante bien, yo diría que a galope tendido.
Moraleja: ”Castiga a los que te envidian haciéndoles el bien” (origen árabe)
Así sea.

EL VIGÍA.

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