miércoles, 12 de octubre de 2016

ARTÍCULO: CARTA A YENI VILCATOMA


Apreciada Sra. Vilcatoma:
                                              Pasados unos días de los rifirrafes congresales en los que se ha visto  envuelta, reciba la presente con el objeto de ayudar a distender los ánimos y expresarle mi satisfacción por una parte, al mismo tiempo que decepción por otra. Trataré de explicarme, si bien antes quisiera dejarle claro que lo que me mueve a escribirle no es darle consejo alguno, pues aquello de “consejos vendo y para mí no tengo” no va conmigo, sino emitir mi visión de lo acontecido por si a usted pudiera servirle de algo.
Como le decía, en mí hay esa ambivalencia de satisfacción al ver una serie de actuaciones suyas, muy propias de la combativa Yeni de Ancash, y por otra la decepción sufrida por el desenlace final de lo acontecido y sobre todo por las formas de cómo ha ocurrido.
La Yeni aquí conocida es aquella joven fiscal, proveniente de la Universidad de Huamanga y posteriormente Peruana de los Andes donde se formó en los años de la lucha contra el terror y donde adquirió, quizá marcada por aquellas vivencias, la férrea determinación de enfrentarse al delito. Una vez en la fiscalía demostró su valía en defensa de la legalidad, tanto en Ancash como Loreto lugares donde vio  peligrar hasta su propia vida. Más tarde en la Procuraduría, ya en Lima, y muy cerca del poder, quizá demasiado, se vio involucrada en el caso Martín Belaunde y Ministro de Justicia Daniel Figallo con el interés de éste en nombrar colaborador eficaz al presunto delincuente amigo de Nadine, en el abierto proceso de la Centralita. Las grabaciones al Ministro, siguiendo órdenes de su jefe Salas, propiciaron su salida de la Procuraduría, como antesala, días más tarde a la defenestración del propio Ministro. Y es que Yeni, con sus grabaciones se evidenciaba y salía a la luz pública el interés de quién debiendo mantenerse al margen, parecía convertirse en parte de la defensa de Belaunde. Escándalo mayúsculo, que lejos de provocar la fulminante destitución del interesado ministro, le tocó de lleno a la parte más débil del eslabón, usted. Ahí, todos vimos, menos Humala al que escribió con pormenorización de los hechos, su insobornable actuar, su determinación de lucha ante la corrupción, un carácter firme y nada sobón, sin pelos en la lengua y con gran capacidad profesional para abordar tareas de envergadura. Pero al mismo tiempo, de todo lo acontecido debería sacar una serie de conclusiones a las que por lo ocurrido posteriormente parece ser no ha llegado usted. Una de ellas es que esos círculos de poder a los que tenía acceso se mueven por lo general con unas dinámicas bastante diferentes a las suyas. Usted se ha educado en un ambiente en el que el pan es pan, lo blanco es blanco, lo negro es negro, y el corrupto es un delincuente, y en esos ambientes según les parece los panes pueden ser tortas, y ni el blanco es blanco ni el negro es negro, solo conocen el gris y de los corruptos no les gusta hablar, pues dicen no conocer a ninguno. Sonrisas por aquí, abrazos por allá, hipocresía general, intereses bastardos, acuerdos bajo la mesa, y ausencia de valores morales es lo dominante en esas esferas con raras excepciones. Por la mañana se desconocen y casi se matan, al mediodía salen abrazados  y por la noche van de copas juntos, para al día siguiente volver a empezar. Y así un día y otro y otro más. Además presumen que eso es la política. Falso. Lo cierto es que se trata de una parodia ridícula de la política que practican, algo muy próximo a una pantomima. Y claro, así nos luce el pelo a todos. Y usted, respetada Yeni, ni se enteró entonces ni por lo que acaba de ocurrir ahora con Fuerza Popular parece haberse enterado de que para manejarse en esos ambientes no está preparada. Usted ha sido educada para trabajar con seriedad, disciplina, orden y perseverancia como buen profesional que es, a diferencia de aquellos que carecen de valores y solamente han sido instruidos en aparentar, en la banalidad, en la superficialidad, en el qué dirán, y en el afán de tener y medrar en vez de primar la humildad y honestidad.
Y hago mención a lo recientemente ocurrido con su frustrada permanencia, como ya era de prever, en las filas de Fuerza Popular. Estaba cantado que su tiempo de estancia iba a ser menor de lo que dura un dulce en la puerta de un colegio. Cosa lógica dado las diferencias abismales existentes entre una y otros. No sé si es consciente de lo bien que le fue al movimiento fujimorista, en la pasada campaña electoral, que fuera la abanderada de lo que ellos venían careciendo, imagen de transparencia y honestidad. Y los sapos que tuvo que tragarse con el obligado cese del Sr. Ramirez y la infantil e encubridora actuación del Sr. Chlimper sólo lo sabe usted. Pero mire por donde, inesperadamente perdieron las elecciones, el encanto se rompió, y Vilcatoma sobró. Y sobró por ser una metiche, una tía limpia, rigurosa y sobre todo  intransigente. Ahí su pecado. A partir de ese momento, se convirtió en una piedra en el zapato para muchos de los integrantes de la “vieja guardia”, que quizá siguiendo órdenes superiores empezaron a boicotear todo cuanto decía o hacía. Entonces es cuando atacan a sus flancos, lados débiles, como son su intransigencia y su falta de empatía, dos de sus pecados capitales.
Como una pardilla, cae en el cepo, al meterse de lleno en la madriguera de uno de los mandamases: Becerril, que ¡oh casualidad!, ha venido a recalar en el puesto que usted tenía. Con su denuncia ante Ética, posiblemente inducida por miembros de su mismo grupo parlamentario se inició el principio del fin que vino después, bochornosa antesala de juicio, al más puro estilo inquisitorial, donde sin miramiento alguno fue vapuleada, y originó el desenlace final: abandono del grupo parlamentario.
Los comentarios suscitados con su salida, son de todo tipo y algunos de ellos nos muestran el medio en el que se desarrolla la vida parlamentaria. Por ejemplo, decir que “no podemos contar con ella para no incomodar a Fuerza Popular”, refleja la superficialidad de quien lo dice, o que “no ha presentado pruebas de audio o vídeo de sus acusaciones”, es otra salida pueril y desvergonzada.
En síntesis, tiene que entender, estimada Yeni, que esa flexibilidad en la negociación de la que carece, así como la ausencia de empatía para cohabitar con sus colegas son puntos a fortalecer para poder transitar no sólo por la política sino incluso por la vida. Vida que a sus cortos treinta y ocho años se presume larga y muy fecunda en su lucha contra los corruptos.
Aplíquese aquello de “no hay mal que por bien no venga” y felicítese por haber recobrado su independencia, que nunca debió perder, para seguir trabajando en la lucha contra la corrupción.
Moraleja: “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”
Así sea.

El Vigía

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