Un día tras otro estamos
siendo testigos de hechos noticiables cada vez más alarmantes y bochornosos.
Uno se levanta por la mañana pensando en qué hecho novedoso aparecerá en
primera página de los periódicos locales: nuevo asesinato; caso de corrupción
destapado o denunciado; robo, atraco o asalto en la vivienda, calle o carretera;
estafa denunciada; violación; enriquecimiento ilícito; delincuentes detenidos y
seguidamente liberados; amenazas y chantajes; contaminación ambiental; fuerzas
del orden atacando a pacíficos manifestantes; inoperancia de la fiscalía, etc.
etc. Verdaderamente escandaloso y sobrecogedor.
Estamos viendo cómo una
sociedad, la nuestra, está entrando en una fase de descomposición de la
convivencia ciudadana seria y profunda y por lo tanto muy preocupante. Todas
las alarmas se han encendido y empieza a oírse el grito de ¡sálvese el que
pueda! Es una demostración de insolvencia
tan presente y arraigada en nuestra sociedad que llega a su máxima expresión
con la propuesta de decretar el estado de excepción sacando el ejército a la
calle. Cómo si este hecho sirviese para revertir la situación y evitar la
corrupción, el chantaje, las violaciones, la insolidaridad social o la
contaminación. Nada de ésto se evitaría con tal medida. Significaría un
totalitarismo impropio de una sociedad “democrática,
social, independiente y soberana” como la nuestra, que así es definida en
el Art.43 de la Constitución. Haré referencia a lo de “democrática y social”. Es ”democrática”
en tanto que el pueblo debe ejercer su soberanía y también pretende ser “social” dedicando su preocupación
principal al bienestar de sus ciudadanos como indica el Art. 1º de su
Constitución: “La defensa de la persona
humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la Sociedad y del
Estado” .
Que estemos preocupados,
mejor dicho, seria y profundamente preocupados es lógico, pero no podemos bajar
los brazos y resignarnos ante tanta ignominia. No podemos permitir que el
desánimo, la desilusión y la desesperanza se enseñoreen en nuestra sociedad.
Sociedad en la que la
situación que atraviesa en los diferentes ámbitos económico, político y social
deben ser analizados para tratar de vislumbrar la realidad. Veamos.
LA SITUACIÓN ECONOMICA nacional es muy buena y saneada en el aspecto
macroeconómico y continúa siendo muy deficiente y por lo tanto muy mala en el
aspecto microeconómico dado el nefasto reparto de esa riqueza entre su
población. Primer factor y muy importante, negativamente desequilibrado.
LA SITUACIÓN POLÍTICA nacional es muy deficiente, con unos PODERES del
Estado seriamente “tocados” por el flagelo de la corrupción (véase actual
investigación a ex presidentes anteriores recientes y altos cargos) tanto en el PODER EJECUTIVO nacional, regional o local, como en el LEGISLATIVO en el que obtener un curull
parece ser la solución ideal para medrar y enriquecerse a base de relaciones
espúreas. Causas judiciales contra instituciones locales, municipales,
regionales y nacionales son continuas. Son escasos los nombres de los congresistas
actuales que podrían referenciarse como hombres de estado o auténticos “Padres
de la Patria”. En la práctica son sucedáneos. Esta situación, repito, es
francamente deficitaria y difícilmente digerible por el hombre de la calle pues
la corrupción significa la ruptura del juego democrático. El noble arte de la
POLÍTICA se está convirtiendo en un
auténtico circo, no de payasos sino de fieras. Con mis respetos para las fieras
de cuatro patas que sin duda serían pasto fácil de éstas nuevas jaurías, que como
digo anteriormente siempre tienen alguna excepción.
El tercer PODER, EL JUDICIAL, se halla en una situación o período transitorio de adaptación,
con la aplicación de la nueva Ley Procesal Penal y los consiguientes balbuceos
y lógicas contradicciones del Ministerio Público en sus inicios procesales. Aparte
están las inaceptables ingerencias y connotaciones
políticas con los otros PODERES. Produce una gran pena ver como EL PODER
JUDICIAL, se ha distanciado tanto del ciudadano que hace que éste se
sienta huérfano y desprotegido.
LA SITUACIÓN SOCIAL se puede sintetizar en una sociedad desestructurada y deficientemente
educada en la que el problema principal es la AUSENCIA TOTAL DE VALORES,
tanto personales como sociales. Valores personales como el respeto, la
tolerancia, la lealtad, la responsabilidad, la honestidad, el trabajo, la
solidaridad, la dignidad, la sinceridad
y la puntualidad brillan por su ausencia.
Por otra parte los valores
sociales, tales como el bien, la verdad, la belleza, la felicidad y la virtud
apenas son conocidos y carecen de relevancia y prestigio. En cambio los valores
de carácter económico como son la riqueza, el éxito, la prosperidad, el
prestigio y la autoridad son en principio la panacea, y el objetivo principal a
conseguir por la mayoría de los actores sociales actuales. A cualquier precio y
sea como sea. Aquí es donde se encuentra el origen y fermento de esas
convulsiones que viene padeciendo nuestra sociedad, en la que “tanto tienes, tanto vales” y en la que es
más importante “tener propiedades ” que
“ser persona” y en la que también se
suele oir “¡es un triunfador!” o “yo tengo mucho porque soy muy listo y tu
poco porque eres tonto”. Y cuanto más grande sea su ostentación y su camioneta,
mejor. Así nos luce el pelo. A esta propuesta se la conoce como NEOLIBERALISMO
SALVAJE, en el fondo responsable de gran parte de lo que está ocurriendo.
En toda democracia que se
precie de tal, el PODER emana del pueblo
y mientras éste no disponga de los medios económicos suficientes para subsistir
y los medios formativos adecuados para desarrollarse, así como de una JUSTICIA SOCIAL en el amplio concepto de
la palabra, no evolucionará en sentido positivo alguno, por mucha meritocracia
que se intente aplicar. Por cierto, otro día hablaremos detenidamente de ella y
a lo mejor nos llevamos alguna sorpresa.
Nuestros problemas principales no se arreglan con
parches o ejércitos en la calle, sino con la HONRADEZ y el TRABAJO de la clase
dirigente por una parte y con la EDUCACIÓN EN AUTÉNTICOS VALORES de nuetras
gentes por otra. ¿Conseguible? Por
supuesto que sí, aunque más fácilmente lo segundo que lo primero. Así que
papás, mamás, niños, niñas, jóvenes, profes de inicial, de primaria, secundaria
y universidad, medios de comunicación, entidades sociales y morales, todos a
trabajar y a potenciar esos VALORES PERSONALES Y SOCIALES POSITIVOS anteriormente citados que son el fundamento del bienestar futuro de
nuestra sociedad.
La situación que estamos
viviendo es de una auténtica crisis social que como vemos abarca a todos sus
estamentos y conviene recordar que cuando una sociedad se empecina en no
cultivar sus VALORES está abocada al riesgo elevadísimo de caer en el
precipicio de la desidia o peor aún el abismo del deshonor.
Nuestros hijos necesitan que
nos enfrentemos con todos nuestros medios de convicción con quién pueda
representar y propiciar el mal, el atraso, la pobreza y la incultura.
Moraleja:” Cultiva tus valores personales abonándolos
con la práctica, regándolos con tu
dedicación y recogerás una buena
cosecha”
Así sea
EL VIGÍA
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