La semana pasada les escribía
sobre mi buen amigo Amador, el vigilante minipensionista que a sus ochenta y
dos (82) años es por necesidad un “pensionista informal”. Quedamos en que
andaba a la búsqueda, donde aún continúa, de otra actividad remunerada que le
permita subsistir, pues con los trescientos (300) soles mensuales de
“propinilla” que le pasa el estado (sigo escribiéndolo con minúscula), tiene
para muy poca cosa pues en su casa son varias las bocas a alimentar. Digo que
aún continúa buscando ya que en la urbanización donde trabajaba, no le pagan y
la reunión de solicitud de trabajo que tenía el lunes pasado parece ser que no
funcionó. El hombre a pesar de sus muchos años es fuerte de carácter y no
pierde la esperanza de encontrar algo limpio y honesto que le permita tener
algún ingreso más que su actual pensióncilla.
En el artículo anterior
acerca de “La broma de las pensiones”, hacía referencia a la múltiples bromas
que se hacen acerca de ellas, aunque no siempre de buen gusto pues la verdad es
que por su cuantía son pensiones de broma. Una cosa es que se puedan hacer
bromas y otra muy diferente es que su importe sea de broma, que eso ya es cosa
más seria. Se podrán decir muchas cosas de ellas pero el hecho real de su
existencia o cuantía es deprimente. Aquí puede aplicarse perfectamente aquello
“del dicho al hecho hay un gran trecho”, como veremos a continuación.
Así, la tan nombrada a bombo
y platillo “Pensión 65” no abarca al millón y medio de personas mayores de 65
años que carecen de pensión, sino a una inmensa minoría de ellos, unos doscientos
sesenta mil, que tienen “la suerte” de residir en algún pueblito alejado de la
gran urbe y por ello cobran bimensualmente nada menos que la suculenta cantidad
de 250 soles. O sea 125 al mes. Entregado cada dos meses parece más. Desde
luego que el limpiabotas, el churrero, el zapatero, el limpiacristales, el
cobrador del combi, y tantos y tantos otros, todos ellos “informales” que
malviven en nuestras ciudades y cuyos ingresos no llegan a los 750 soles/mes no
tienen derecho ni a esa mísera pensión, pues han sido excluidos. Más que
lamentable, vergonzoso. Esa es la “Pensión 65”, sin duda un gran esfuerzo de Gobiernos
recientes, pues hasta hace poco no había ni eso.
Mi buen amigo Amador me ilustra acerca de esto
de las jubilaciones que son las que dan lugar a las pensiones. Me cuenta que
las jubilaciones se iniciaron en el 1803 durante la era colonial.
Posteriormente la Ley de Goces, ya en época republicana, dio paso al Sistema de Pensiones de la Administración
Pública, que sucesivamente fueron mejorando gracias a los esfuerzos de los
trabajadores mediante sus reivindicaciones por tener una vejez cubierta y
tranquila, hasta que desde hace unos cuantos años, en 1992 aparece el sistema privado
de Administración de Fondos de Pensiones (AFPs).El gran negocio internacional ……………
para algunos.
Han prevalecido dos sistemas
de Pensiones según los Decretos Ley Nº 19990 y el Nº20530. El primero incluía a
todos los trabajadores del Sector Privado, del hogar, artistas, del Sector
Público,y profesores del Estado. En este sistema se reconoce el derecho a la
jubilación, a la pensión vitalicia, a la de viudedad y a la de orfandad.
En la segunda se incluyeron a
los trabajadores civiles de la Administración Pública que no habían sido
contemplados en la Ley anterior y con el tiempo se incorporaron otros sectores
de la Administración como los maestros nacionales y los integrantes de las
diversas empresas del Estado. La aportación mensual de los trabajadores del
Estado, al Fondo de Pensiones creado era del 13% con el objetivo de nivelar
posteriormente sus pensiones con los ingresos de sus homólogos en activo en el
momento de su jubilación. El pensionista tenía los mismos derechos que en el
Decreto Ley 19990 más el de invalidez.
Pues bien, el Estado recibió tras 25, 30 y más
años, con el pago mes a mes de miles de trabajadores, miles y miles de millones de soles que
deberían haber servido para pagar las pensiones de aquellos jóvenes aportantes,
hoy maduros, los que quedan, pensionistas. Pero la realidad fue otra: aquellos
fondos se utilizaron “indebidamente” por los diferentes gobiernos de turno, sin
que se hiciera ni una simple denuncia, ni apareciera alguien como responsable
de la consiguiente y posterior quiebra del sistema. Si se hubiera respetado la
intocabilidad de aquellas aportaciones la situación de los pensionistas
peruanos sería completamente diferente a lo que actualmente y desde hace años
sufren. Hoy más del 95% de nuestros jubilados viven en la miseria.
La puntilla terminó dándola
la Ley 25897 de 1997, del gobierno de Fugimori , mediante la cual se da paso a
la potenciación de los neoliberales macronegocios privados de las AFPs. Desde
entonces se ha tratado por todos los medios de que el propio Estado quede
liberado de sus obligaciones como tal, dejando el paso franco a los negocios
privados de unas empresas (AFPs) incluso de capital extranjero que
“administran” los dineros de los impositores y futuros pensionistas. Claro está
que lo serán si no quiebran antes las susodichas entidades.
También debe quedar muy claro
que los jóvenes trabajadores actuales independientes, y sobre todos los
“informales”, deben ir haciendo previsión de su futura jubilación y
consiguiente pensión mediante la cotización correspondiente, forma de ayudarse
a sí mismos y también al Estado . Y digo al Estado pues éste es el que tiene la
responsabilidad ahora de que no haya mayores de 65 años en la miseria.
Esto último debe quedar muy
clarito. Al igual que el Estado vela por los diferentes estamentos como el
legislativo, el judicial, el militar, el educativo etc, etc tiene la obligación
de también hacerlo con el estamento pensionista. ¿ O acaso no es así?. Quizá
haya que releer la Constitución.
Las Pensiones, se consideran
en todo el mundo civilizado como derechos subjetivos de los ciudadanos contribuyentes
y son consideradas como “gastos obligatorios” del Estado, que para lo que son
no pueden estar ligadas obligatoriamente a la fluctuación de la fuente de
ingresos o cotizaciones. Es el Estado el que tiene la responsabilidad de poner
los medios para que mediante las cotizaciones o cualquier otra forma de
ingresos (la estatal) se haga frente al pago garantizado de unas pensiones
dignas. Y cuando digo dignas quiero decir lo mismo que representa como mínimo el
Salario Mínimo Vital (750soles).
Estamos repletos de
“informales”. Desde la puntualidad y minería informal, pasando por los
legisladores informales, altos cargos informales, jueces y fiscales informales,
médicos informales, abogados informales y profesores informales, hasta
empresarios informales e incluso seudo periodistas informales, que de todos
ellos hay, en tal cantidad que no es de extrañar que los mismos jubilados se
hayan contagiado y se hayan tenido que convertir en “pensionistas informales”………….
a la fuerza. Están plenamente justificados ante la indiferencia de quiénes,
“informales”, debieron velar por ellos desde hace muchos años y no lo hicieron,
ni con honestidad ni diligencia ni largueza. Lo hacen ahora con 125soles/mes.
Por algo se empieza.
Moraleja :” No hacen viejo
los años sino otros daños”
Así sea.
EL VIGÍA.