lunes, 9 de diciembre de 2013

ARTÍCULO: SUS SEÑORÍAS POR LA CALLE

                  

Hace un par de semanas, justamente el veinticinco pasado les hablaba de Hipólita, familiarmente Poli, ya una más de nuestra familia y que de tantos y tantos apuros nos saca su trabajo cotidiano, sobre todo del cuidado de la casa y de nuestro pequeño hijo. Les conté el plantón y conato de huelga que nos planteó como imitación al de los jueces y fiscales. Consiguió su merecido aumento salarial y ahí quedo todo. Pero ahora resulta que ante la movilización callejera de los jueces y fiscales, los esquemas mentales de Poli se han visto removidos y nos ha salido con algo nuevo: que quiere estudiar. El otro día vino y me dijo:” Vigía, quiero estudiar y si le parece dejaré la cena hecha todos las  tardes para a las siete ir a clase. Volveré a las once. ¿Qué le parece?”. Me quedé sorprendido y pensativo y una vez repuesto pregunté: “Oye Poli, y qué quieres estudiar?”. Muy suelta, me contestó: “Quiero ser Fiscal, o mejor…. Juez”. “¿Cómo dices Poli?”. “ Lo que oye Vigía, lo que oye, ahora tengo 21años, voy a continuar con 5º de secundaria, pues ahí lo dejé, y seguidamente haré Derecho aquí al lado en la Universidad, para que una vez que termine prepararme para ser Fiscal o mejor todavía, Juez. Puedo serlo antes de los treinta años. ¿Qué me dice Vigía?”. Cuando conseguí reaccionar ante el impacto sufrido por sus palabras  le pregunté: “¿Y por qué quieres ser Juez, Poli?”. Me dijo: “Mire, el dinero que ganan ahora sin aumentos es un pastón y cuando yo llegue, el sueldo estará por encima de los treinta mil al mes por lo menos, con lo que podré ayudar de verdad a mis padres, hermanos, tíos y sobrinos, que les hace mucha falta. Pero, créame si le digo que mi ilusión, mi gran ilusión sería ayudar a arreglar un poco la justicia, como hace Doña Nancy, administrándola y repartiéndola como debe ser, con rectitud, honestidad, esfuerzo y sacrificio y no como está ahora. Hay mucha gente que la echa a faltar”.
Las palabras de una joven de poco más de veinte años me dejaron boquiabierto.
Por supuesto que le di no solo  mi aprobación sino también mi felicitación y apoyo más sincero. Ya está estudiando. ¡Qué  injustos somos en muchas ocasiones con nuestros jóvenes, cuando los creemos vacíos y superficiales y en verdad son capaces de darnos auténticas lecciones como la que me ha dado una muchacha de servicio como es Poli, nuestra querida Poli.
Y es que antes fueron los sindicalistas, después los maestros, posteriormente los galenos y ahora son sus señorías. La envidia es cosa  muy extendida. O vayan ustedes a saber, quizá sea contagio como les pasa a mis vecinos que están todos pendientes de ver quién lleva la camioneta más grande. El caso es que diversos colectivos andan manifestando de forma reiterada su malestar por sus condiciones laborales, que se traduce en su reivindicación salarial. Bueno todos no, no. Sus señorías, según dicen, no reclaman aumentos de sueldo sino que se cumpla una sentencia de hace 20 años por la que se deben homologar sus ingresos actuales de 8.000, 9.000 y 14.000 soles mensuales según nivel, con los de los magistrados supremos, que cobran mínimos de 10.000,15.000 y 22.000 soles mensuales. Coincido en que eso no es un simple aumento, que va, sino acceder a un sueldazo. O sea, el no, no reivindicamos aumentos, es un auténtico SI, así de grande. Lo que realmente piden en el fondo es un aumento de su retribución.
Con todos mis respetos, creo que no se están dando cuenta de dos cosas. La primera que hay muchos profesionales en este país también muy bien preparados como ellos, que o bien son docentes, si, los enseñantes que cobran 1.500 soles al mes, o son  ingenieros con 2.500 soles, otros muchos, médicos con 3.500, y qué decir de los  pensionistas con unos míseros 300 y otros con unos vergonzantes 125 al mes. Lo que les confiere  una situación de auténtico  privilegio a pesar de  tantos años transcurridos de reivindicación. Reflexionen por favor, reflexionen.
Y la segunda,  que son muy respetables aunque obviamente no muy compartidas  por la ciudadanía, sus huelgas blancas, sus salas plenas, sus juntas plenas y sus plantones, pero eso de salir a la calle a manifestar en la vía pública sus reivindicaciones laborales y salariales, eso es otra cosa. ¿Han pensado por un momento en qué hubiera ocurrido si la fuerza pública hubiera hecho acto de presencia al igual que en otros casos anteriores también caracterizados por su pacifismo y reivindicaciones similares a la de ustedes? Pueden dar las gracias a que la autoridad policial, otras veces tan denigrada, obró con la máxima prudencia, pues pudieron  haberse originado hechos bochornosos. Hubiera sido bastante hilarante ver a nuestra querida heroína la Fiscal Anticorrupción y colegas correr con las faldas arremangadas por la Avda. Pardo, acosadas por policías, o a sus señorías llorando como niños y dando grandes estornudos por la picazón de los gases lacrimógenos que son tan proclives a lanzar nuestros agentes. Sigan reflexionando y por el bien de todos no paren de hacerlo, queridas señorías pues su imagen corporativa no debe deteriorarse más de lo que ya lo está.
Lo que no conocen nuestros respetados jueces y fiscales son los múltiples comentarios reprobatorios a que dieron lugar en los corrillos de los viandantes presentes en su trayecto reivindicativo, con estandartes y todo. Los comentarios desaprobatorios eran de tal calibre que mi prudencia evita repetirlos públicamente para no dañar la sensibilidad de los lectores.
Las últimas noticias que nos llegan no son precisamente muy alentadoras para sus reivindicaciones pues de los  3,471.000.000 (tres mil cuatrocientos setenta y un  millones) de soles solicitados por el Poder Judicial, sólo les han concedido aproximadamente la mitad.

Al día siguiente viene Poli y me pregunta: “Oiga Vigía, ¿el estrés origina la calvicie?”. “Pues en bastantes casos sí origina la caída del cabello. ¿Por qué me preguntas eso, Poli?”. “Pues verá Vigía, el otro día en clase de biología el profe nos dijo que el estrés originaba la calvicie y resulta que  uno de los jueces que iban en la manifestación dijo que ellos sufren de mucho estrés en su trabajo”. “Bien, ¿y qué  quieres decirme con eso Poli? “ No, pues nada, que yo tenía mis dudas, porque en la manifestación había muy pocos calvos, y ahora lo tengo bastante más claro” No pude evitar mi risa por las acertadas  deducciones de nuestra querida Poli a la que le auguro una excelente trayectoria profesional.

Para terminar les diré que si alguien de ustedes, queridos lectores, se encuentra la Justicia que iban reclamando por las calles nuestros siempre  queridos y respetados fiscales y jueces lo hagan saber a la mayor brevedad posible para reintegrarla a su lugar habitual, de donde nunca debería haber salido: los juzgados.

Moraleja: “Juicios tengas y los ganes”
Así sea

EL VIGÍA.   

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