martes, 24 de febrero de 2015

ARTÍCULO:EL CUENTO DEL ESPIONAJE.


La noticia saltó el jueves pasado. El titular decía: “Espionaje en la Marina”. Sugestivo título del que se hicieron eco inmediatamente los medios de comunicación. Y para no ser menos se subtitulaba: “El Presidente convoca Consejo de Estado”. Verdaderamente debía tratarse de un asunto de gran importancia. Pasaron las horas y lo que trascendió oficialmente por medio del Ministro de Relaciones Exteriores fue que él tenía constancia del caso desde hacía varios meses. O sea que se trataba de un asunto detectado hacía tiempo y por lo tanto se conocía con bastante antelación. Lo extraño del caso era eso, que fuera ahora, precisamente ahora, cuando saltaba a la luz pública. Y más extraño todavía que transcurridas veinticuatro horas de su anuncio, continuaba el silencio informativo de los medios oficiales, originando las consiguientes dudas y elucubraciones de todo tipo en la población. ¿Qué había ocurrido?, ¿De qué Marina se trataba?, ¿Quiénes eran los espiados y quiénes los espías?.Nada, no había contestación alguna.
Como suelo hacer todos los sábados por la mañana me trasladé al mercado próximo a mi domicilio para realizar las compras semanales. Allí las noticias más que correr vuelan, y en bastantes casos suelen ser interpretadas con esa sabiduría popular propia de mentes avispadas a las que en unos casos no se les puede dar gato por liebre y en otros se ven tergiversadas e interpretadas de acuerdo con la inteligencia popular. Inteligencia que en muchos casos y sobre todo al referirse a hechos acerca del poder constituido aplican aquello de “piensa mal y acertarás”, como éste fue el caso. Lean y juzguen ustedes.
Al llegar al mercado me dirijo a mi buena amiga la pescatera Ibón, que tras los saludos de rigor me suelta: “Vigía, ya te habrás enterado de la noticia del espionaje”. “Pues sí, le contesto, pero no se dice nada más que lo de ese escueto espionaje, y no sabemos a qué marina se refiere, si es a la de la Guerra, la Mercante o la Artesanal”. “ Pero hombre Vigía, no has oído la Radio?”.” Pues la verdad es que no, que sólo he leído la prensa y he visto algo la tele”. “ En la radio lo han explicado bien clarito, que se trata de un problema de pesca, concretamente de la anchoveta”.”¿Cómo dices Ibón?”. “ Que sí hombre que sí, que la anchoveta huyó de nuestras aguas al sentirse espiada”. Me quedé perplejo, y ante mi asombró me amplió: “Se trata de la Marina Artesanal. Esta mañana han ampliado la noticia en el sentido de que bancos enteros de anchoveta se refugiaron en aguas chilenas al sentirse acosadas y espiadas en sus propias aguas por las miradas indiscretas de marinos peruanos supuestamente con intereses espúreos. Igualito a lo que les pasó recientemente a Ana Jara, ministros, congresistas y empresarios.  ”
Hasta aquí la información noticiable, que viene a ser confirmada por la ausencia en nuestras costas, desde hace meses de ese preciado y nutritivo alimento. Se nos había dicho reiteradamente que podía ser debido al fenómeno del Niño con el consiguiente calentamiento de las aguas, o a la depredación de la especie por desaprensivos y abusivos pescadores, pero parece no haber sido así. Al parecer los motivos de la huida de la especie a aguas chilenas fueron los reglajes indiscretos, reiterados y sin justificación llevados a término por sendos espías marinos que hasta ahora se desconoce sus reales intenciones y si pertenecen a la DINI o a algún servicio secreto extranjero.
Muy pensativo, me despedí del área del pescado y me fui al de la carne.
Allí, Daniel el carnicero, es de un sentir e interpretar las cosas en un sentido inverso al de Ibón. Daniel, hombre curtido es un tanto agorero y mal pensado, que considera la noticia como un bulo o cortina de humo lanzada  por el poder para distracción de otros temas de gran importancia nacional.
Dice Daniel: “Todos esos hechos se conocen hace meses y si se sacan ahora es para tapar las aplaudidas defenestraciones de Urresti, Figallo, Mayorga y Omonte de sus respectivos ministerios. La del Fiscal del caso Centralita Sr. Huamán, la del asesor presidencial Roy Gates, la del Fiscal de la Nación  Ramos Heredia y la más que posible defenestración también de su antecesor Fiscal Peláez Bardales”. Me deja boquiabierto y continúa: “Y falta por nombrar el Hábeas Corpus de Nadine Heredia, tan denostado cuando otros lo utilizan. Y sobre todo el caso Pichanaki, auténtica papa caliente, con la cola que va a traer en un futuro. Y por si todo eso fuera poco hay que recordar la negativa, sin llegar a Bolivia,  de la solicitud de extradición de Martín Belaunde en la que se lució sobremanera el procurador Joel Segura, que muy seguramente será el próximo a invitar se vaya a su casa. Y además………………….” Le corto, “ oye Daniel , tú crees que realmente lo del espionaje es falso?” Y me contesta: “No hombre, no. Vigía, lo de los espías puede ser cierto pero carece de relevancia a nivel nacional. Ellos lo conocen hace meses. Basta con tomar medidas disciplinarias internas y ya está solucionado. Eso es cuestión confidencial y de secretos oficiales, que debe ser resuelto sin dar notorio y sin crear alarma social alguna”. Mi carnicero, más que eso, parece en sus razonamientos un auténtico ministro de estado, o al menos similar a uno sin cartera. 
Daniel, me deja perplejo con sus aseveraciones, tan claras y lógicas. Y es que en el fondo lleva razón: depúrense responsabilidades internas si fuera necesario y si hay razones externas utilícese la vía diplomática pero no alarmen a la población.
Antes de salir del mercado vuelvo a pasar por el puesto de Ibón, que me amplía: “Lo que no se sabe Vigía es si la anchoveta espiada y refugiada en aguas chilenas ha solicitado asilo al estilo Belaunde Lossio, o a diferencia de este se trata de un simple caso de migración temporal”. A lo que le replico: “Amiga Ibón, si se trata de lo primero  me temo que nos hayamos quedado al igual que sin Martín, sin pescadito por mucho tiempo. ¡Ojalá! sea lo segundo y pronto podamos volver a degustar la rica y proteínica anchoveta que tanto echamos en falta, aunque todo parece indicar que la cosa va para largo”.
Moraleja:  “ En boca del mentiroso lo cierto se hace dudoso.”
Así sea.

EL VIGÍA.

martes, 17 de febrero de 2015

ARTÍCULO: SIN PAGA EXTRA.

SIN PAGA EXTRA
En el principio nuestros primeros padres disfrutaron de una situación privilegiada en la que podían disponer de todos los bienes del Paraíso. Esa situación que en la actualidad se denominaría subvención absoluta o renta universal, incluía entre otras cosas no tener que trabajar para sobrevivir. Más tarde cayó sobre ellos el castigo de tener que trabajar para poder vivir. Aquel castigo divino, miren si hemos evolucionado, se convirtió con el paso del tiempo en lo que por su escasez es actualmente: una bendición, o sea que aquel castigo divino del trabajo se convirtió en una bendición humana.
A comienzos de los años 70 del siglo pasado, cuando ya habían pasado más de 20 años del final de la Segunda Guerra Mundial, los países occidentales habían desarrollado unos sistemas sociales integrados por unos servicios públicos que resultaban bastante onerosos a los Estados. La pregunta que muchos se hacían era: “¿Resulta rentable la inversión realizada por las Administraciones?”. Algunos respondieron, y no eran precisamente de izquierdas, que la solución era la creación de una “renta básica universal”. Y eso lo dijeron economistas liberales como Milton Friedman, pues era una forma de recortar el Estado de Bienestar, o lo que es lo mismo era preferible que fuera el ciudadano quién gestionara sus propios recursos en lugar de las administraciones públicas.
Con el objetivo de averiguar si un pago mínimo mensual mejoraría la vida de los ciudadanos, o como auguraban los detractores, impulsaría a la gente a la ociosidad, se implementó el “Experimento Mincome” en un pueblecito canadiense de poco más de 8 mil habitantes llamado Dauphin en la provincia de Manitoba. Se trataba de una comunidad agrícola que entre los años 1974 y 1979 vivió el sueño de la “RENTA BÁSICA UNIVERSAL”. En este experimento financiado por la provincia de Manitoba y el Gobierno de Canadá, cada familia recibía una renta mínima mensual, excepto aquellas que ingresaban más de 13 mil dólares y tenían dos hijos o menos; las personas que trabajaban veían reducido ese dinero en 50 centavos por cada dólar ganado en su trabajo.  Las cantidades que se entregaban iban, de los testimoniales cien dólares mensuales a unos cinco mil ochocientos dólares anuales, o sea unos 500 dólares mensuales para los que carecían de otros ingresos. A finales de los años 70, transcurridos cinco, la economía mundial entró en crisis y el proyecto empezó a resultar demasiado caro para la economía canadiense, lo que llevó al Gobierno a tener que cancelarlo. 30 Años más tarde, en el 2009, la socióloga e investigadora Evelyn Forget llevó a cabo un análisis del programa, procediendo a su publicación en el 2011. Las conclusiones de Forget fueron altamente positivas. En primer lugar desmintió la principal preocupación de los detractores de la medida ya que la motivación para buscar, trabajar y rendir del principal trabajador de la familia no declinaba. Sí hubo un pequeño descenso en la ocupación de adolescentes y madres de niños pequeños, seguramente porque los primeros se vieron liberados de tener que apoyar económicamente a las familias y los segundos podían dedicarse a sus hijos. También se pusieron de manifiesto otros efectos positivos: las visitas al médico se redujeron en un 8,5%, la salud mental de los ciudadanos mejoró y un mayor número de adolescentes terminó sus estudios. También descendió la violencia doméstica y el número de accidentes de coches, así como las hospitalizaciones psiquiátricas. Los efectos no solo no perjudicaron al mercado laboral, sino que permitieron a sus habitantes vivir más felices tanto a aquellos que recibían la renta  como el resto. Un efecto indirecto y sorprendente de dicha renta.
Forget en su estudio nos dice que aquellos habitantes de Dauphin, como hemos dicho antes, dedicados en su mayoría a la agricultura estaban auto empleados y por lo tanto en el pasado habían convivido con una acuciante incertidumbre que aquellas renta hizo desaparecer. “Aquello les ofrecía estabilidad y sabían que iban a contar con algún apoyo, con independencia de las variaciones de precios de la agricultura y de la climatología”. “Sabían que una enfermedad repentina, una incapacidad o un evento económico imprevisto no sería económicamente devastador”. El efecto más llamativo fue la desaparición de esa incertidumbre inmovilizadora que produce miedo a perderlo todo y que hace estragos en las clases más necesitadas. Pero fundamentalmente como algunos habían previsto, los costes del Estado del bienestar podían reducirse ya que la educación y la salud como hemos visto se encontraban en manos del ciudadano. En países conservadores como Estados Unidos han apoyado estas medidas. Por ejemplo, Richard Nixon, poco sospechoso de izquierdista intentó sacar adelante en 1969 el Plan de Asistencia Familiar por el cual las familias americanas se repartirían dos mil quinientos millones de dólares en forma de renta. En el Senado, dado su elevado coste, no fue aprobado por la oposición demócrata.
Hasta aquí el Experimento Mincome.
Han pasado 40 años y revivir aquellas experiencias son harto difíciles, como fue entonces su continuidad dado el alto coste económico inasumible a todas luces para la economía local, regional o nacional. Si entonces resultó inasumible para una población de 8 mil habitantes que será ahora para una población como la nuestra de cientos de miles de habitantes. La idea de la donación de los 500 soles es tan sumamente maravillosa como impropia de un gobernante cuerdo y que desea el bien real de su pueblo.
Si bien la experiencia en su día resultó positiva, extrapolarla a la realidad actual resulta de todo punto utópica, tanto por su contenido dinerario como las fuentes de aprovisionamiento económico. Lo que se ha expuesto en el principio de la campaña electoral, de hacer la donación a cada familia, más tarde solamente a las necesitadas, y últimamente mediante una contraprestación, ha terminado por ahora en un intento frustrado de aumentarse el sueldo y dietas los directamente responsables de la imposible implementación de la propuesta electoral. Sin dejar de recordar el intento de que sea el pueblo el que sufrague mediante Waldotones las deudas impagadas por importe de un millón de soles. Y mientras tanto miles de agricultores votantes continúan a la espera de una explicación ante sus defraudadas expectativas de los 500 soles. Finalmente volvamos al principio. Aquel castigo, actualmente bendición, el trabajo, sería conveniente potenciarlo, que buena falta hace para alegría y bienestar de tantas y tantas familias que tanto lo necesitan. Y para empezar no estaría nada mas subir el Sueldo Mínimo Vital  de esos 750 soles, que es todo menos Vital.
Moraleja:” De ilusión también se vive, y a veces con hambruna” .
Así sea.

EL VIGÍA.  

ARTÍCULO: EL MAL FARIO


Hay gente que tiene muy buena suerte en el transcurso de su vida y por el contrario otra se ve acompañada de una mala suerte continuada, o al menos eso dicen. Todos somos testigos unas veces, y sujetos en otras, de situaciones que acontecen en los que la buena o mala suerte están presentes. Po eso cabe preguntarse un montón de cosas. Por ejemplo ¿Qué es eso de la suerte? ¿Existe realmente o no? ¿La provocamos nosotros? Veamos.
La suerte, también conocida en español, concretamente en Andalucía como FARIO, es un evento que acontece fuera del control de uno, sin la intervención de su voluntad y el resultado deseado. Esta suerte puede ser buena o mala en función de que el resultado del evento sea positivo para el sujeto o resulte negativo. En el primer caso diremos que se tiene buena suerte y en el segundo que tiene mal fario. Si aplicamos una visión racionalista de la ciencia en el tema de la suerte, es el resultado de un razonamiento pobre o pensamiento ilusorio. Por ejemplo: “si utilizo mi camisa de la suerte acontecerán cosas buenas”. La realidad es que unas veces será así y otras no lo será. Así, que un ladrillo caiga sobre una persona que camina bajo él no está en función de la camisa que lleve si no que depende de una unos hechos compresibles o explicables: viento, temblor, peso, estado del tejado, etc, todo ello más allá del control de la persona, independientemente de la camisa que lleve puesta. A veces también en esto de la buena o mala suerte intervienen las creencias espirituales o sobrenaturales. En las religiones judeocristianas e islámicas hay una fuerte creencia en la voluntad de un ser supremo más que en una suerte como influyente en hechos futuros. Tanto incas como aztecas y mayas tenían creencias especialmente fuertes sobre la relación entre ritos y suerte. En esas culturas el sacrificio humano tanto de voluntarios como de enemigos presos era una forma de complacer a los dioses y obtener sus favores, o sea tener suerte.
jean Paul Sartre y Sigmund Freud piensan que la creencia en la suerte tiene más relación con la huída de la responsabilidad personal. Según esta teoría quienes atribuyen sus penalidades al “mal fario” hallarán tras un examen más atento, que llevan un estilo de vida arriesgado o antisocial. Y en cambio los que se consideran con suerte están cosechando los beneficios de una actitud positiva y unas relaciones sociales satisfactorias. Finalmente cabe decir en esta breve introducción que hay explicaciones científicas y por lo tanto racionales basadas en el cálculo de probabilidades que nos indican cómo se forman estas situaciones consideradas de buena o mala suerte.
En nuestra vida cotidiana estamos viendo a una serie de personajes que están siendo perseguidos, según ellos por el mal fario. Son personas que dicen tener mala suerte, malísima suerte, y las hay en todas la esferas sociales. Desde el taxista que tiene la mala suerte de ser filmado, ¡qué mala suerte! al agredir a una agente de tráfico, hasta el violador de turno que ha tenido la mala suerte de ser denunciado por la menor ultrajada. ¡Qué mala suerte! Y ya no digamos en el mundo de las altas esferas de poder, ahí sí hay gente con mal fario, muchísima gente y todos ellos tienen en común que su mala suerte es de carácter político. Por ejemplo el anterior alcalde que acaba de ser condenado a 15 añitos a la sombra, por la mala suerte de no haber desratizado lo que debía. Según él cosa política. Otra que tal es la actual alcaldesa que va de boca en boca por la mala suerte de ser más nombrada en la Fiscalía y la Judicatura  que por sus propios ediles. Mala suerte la suya. También hay que incluir en esta lista al virtual vencedor, sin trofeo por ahora, de las anteriores elecciones regionales, Sr. Ríos. La verdad es que su mala suerte se ha extendido a los miles y miles de expectantes votantes que esperan  y empiezan a desesperar sobre sus S/.500 . Y qué decir del mal fario que acompaña al Fiscal Ramos Heredia que ha tenido la mala suerte, de que salieran a la luz del Consejo Nacional de la Magistratura sus denostadas acciones. También parece que otro hombre al que siempre ha parecido acompañarle la buena suerte, empieza a abandonarle y concretamente me refiero a su antecesor y compañero de Fiscalía, Peláez Bardales, que también podría verse sin tardar mucho en la situación de su sucesor.  Y que me dicen ustedes de la mala suerte del actual ministro de Justicia Sr. Figallo que ha tenido, eso que digo, de tropezar nada menos que con Flor Marina Vilcatoma. Menudo tropezón. Y todos ellos dicen que eso es cosa política
Hasta Nadine Heredia está haciendo gala de un mal fario impresionante. Le han abierto una investigación fiscal sobre sus estudios no sé si de asesoramiento comercial o que, sobre un tema de pelos, o mejor dicho capilar. Y además de eso sale un congresista a complicar todo diciendo que los dineros a justificar también son de su marido el Sr. Humala. En total la minucia, para ellos, que no para usted ni para mí, es de sólo unos 215.000 Dólares. Lo escribo con letras para mejor ver. ¡Muy mala suerte están teniendo!
Pero para mala suerte, malísima suerte, es la de Heriberto Benítez, actual congresista que por culpa, dice,  de sus amistades, léase Álvarez, Arroyo, Belaunde, Orellana, Jiménez y compañía se ha visto implicado en el caso “Centralita”. Además ha tenido la mala suerte de que sus colegas congresistas no lo han mirado con  buenos ojos y además de “des etiquetado” también puede ser desaforado. Y ya en el colmo de la mala suerte, su pareja madre de su hijo, lo acusa formalmente de malos tratos físicos y psíquicos cuando él dice que es incapaz de levantarle la mano a una dama. ¡Esto sí que es tener auténtica mala suerte, pero que muy mala suerte!
Ya han visto ustedes cuanta mala suerte hay a nuestro alrededor, y que suertudos somos los que vivimos justos, jodidos pero contentos de nuestra suerte y de acuerdo con las teorías psicoanalíticas de Freud.
Moraleja:”No hay suerte más dura que servir a un necio puesto en altura”
Así sea.

EL VIGÍA.

ARTÍCULO: EL DESPROPÓSITO "COLECTIVO"


Queda prácticamente un mes para el inicio del nuevo curso escolar y con ello la incorporación de los escolares  y universitarios a sus renovadas tareas. En el caso de los primeros ya están los papás haciendo frente a los gastos iniciales como son uniformes útiles y demás, solicitados por los respectivos colegios. En el caso de los futuros e inminentes universitarios están haciendo frente a matrículas, y exámenes de acceso. Y todavía queda por medio el mes de febrero. Antiguamente al hablar de las economías familiares se decía, “la cuesta de Enero”, haciendo referencia a ese mes como muy costoso, sobre todo por la resaca existente ante los suntuosos gastos efectuados en Diciembre con motivo de la Navidad y la llegada de Papá Noel. Actualmente “la cuesta” se ha extendido hasta Febrero incluso Marzo y si me apuran al resto de los meses del año, con gastos en muchos casos inasumibles para las familias. Y entre esos gastos obligatorios para cada familia, está el del transporte para que unos acudan a sus trabajos y otros, los escolares y universitarios asistan a sus clases. En el caso de estos últimos, los estudiantes, aquí la jornada es corrida y por lo tanto no son más que dos viajes diarios, pero con un coste elevado, demasiado elevado para la economía familiar.
Y es que los precios de los colectivos en su mayoría, continúan sin bajar, o mejor dicho, ajustar de acuerdo al menor coste que tienen que afrontar al adquirir su carburante, principal excusa en su día para la subida abusiva de sus tarifas. Y digo esto porque su carburante ha experimentado una bajada superior al 25% en un año, pues ha pasado de los aproximadamente 2 soles a los 1,49 soles o menos actuales, con una subida al mismo tiempo en su tarifa del 30% pasando el pasaje urbano de 1 sol a 1,30 soles y el interurbano a 2,30 soles. Digan ustedes si esto es asumible, permisible o tolerable. Esto no hay economía familiar que pueda resistirlo. Y además estas tarifas que paga el usuario hay que considerarlas que son uniformes, pues todas las líneas constituidas por empresas independientes cobran lo mismo. O sea, precios concertados, prohibidos expresamente por la Ley de la Competencia y por lo que tendrá que actuar Indecopi, levantando las consiguientes actas de infracción. Si estuviéramos hablando de un servicio, el prestado por los colectivos, de una notable excelencia caracterizado por su diligencia, educación y buen hacer cabría la posibilidad de entender mínimamente sus pretensiones pero lamentablemente estamos hablando, salvo rarísimas excepciones de un servicio sin excelencia alguna y que se caracteriza precisamente por su falta de diligencia, su mala educación, la ausencia de higiene en sus vehículos, ausencia de revisión técnica y encima le dicen al usuario que gaste de su economía particular en un llamada al 943 87 72 25 para quejarse del trato recibido, cuando deben ser ellos mismos los controladores. Alguien muy jocosamente me decía: “Yo me evito la llamada pues seguramente debe estar colapsado”. Y por si esto fuera poco recomiendan que nos dirijamos a los dueños de los grifos para solicitarles ajusten los precios de los combustibles. Auténticamente demencial. Desde luego que la desfachatez es mayúscula pues ni siquiera exhiben como es su obligación la tarifa vigente por la que se rigen. Aducen la libre competencia como justificación de su abuso, en vez de hablar claramente de la aplicación de la Ley de la Selva, que es lo que está ocurriendo.
El problema que viene acosando reiteradamente al usuario con esos precios es motivado como venimos denunciando hace más de un año, por  la inflación de licencias existentes. A que hay demasiados colectivos. O lo que es lo mismo pocos usuarios para tantos vehículos. La verdad es que la solución no está en incrementar el número potencial de usuarios, pues éstos son los que son, y la variable a modificar es el número de unidades circulantes. Mientras tanto los colectivos insisten en que su problema es el combustible y los repuestos. Falsedad más grande no cabe. La responsabilidad compartida debe recaer por una parte en la gestión municipal que otorgó un número excesivo de licencias y por otra parte en los afanes desmedidos de los colectivos.
Los gestores municipales actuales deberán ir “limpiando” las rutas y así aminorando el número de licencias. Para ello tienen en su mano la legislación vigente, como es la aplicación del Reglamento de Fiscalización del Servicio de Transporte Público de la Provincia del Santa. No hacerlo es una dejación de sus obligaciones contraídas en defensa del ciudadano. Mientras tanto nuestras autoridades pueden ir pensando, o mejor estudiando, otras alternativas como puede ser el trasporte masivo. Para ello  deberían retomarse las negociaciones de hace unos meses con la empresa especializada, para de una vez por todas solucionar el caos actual y del que difícilmente saldremos, por el empecinamiento de unos desaprensivos y la ausencia de sensibilidad de los responsables municipales.
Tanto Indecopi con su directora actual Judith Rodrigo, como Acurea con su presidente Julio Roncal son entidades que vienen mostrando su inquietud ante el caos reinante y propugnando reiteradamente la vuelta a la realidad de unos “colectivos” que están fuera de toda normalidad. Deben continuar con su ingrata tarea en la seguridad de que la ciudadanía está con ellos, confía en ellos y necesita y reclama su ayuda.
También parece que los jóvenes empiezan a sensibilizarse ante el problema y así vemos como el Colectivo Juvenil Chimbotano está dispuesto a mostrar su disconformidad con la situación actual. Bienvenidos sean y que su colaboración por el bien general dé los frutos deseados. Es necesario que mediante el diálogo transmitan a propietarios, conductores y munícipes su protesta pacífica  para que los derechos de los usuarios se respeten. Y entre esos derechos repito,  están el precio justo, la atención, educación, e higiene y condiciones técnicas del vehículo.
Y mientras tanto habrá que ir preparando la incorporación a principios de Marzo de escolares y universitarios a las clases. Los primeros en compañía de sus “papis” y los segundos con sus carnés universitarios en los bolsillos. Es de desear que el próximo artículo sobre el tema sea para felicitar a los “colectivos”  por su civismo y ejemplar comportamiento al iniciarse el período lectivo y no tengamos que recordar a nadie la aplicación obligatoria de la vigente Ley 26271, conocida como  “Ley de pases libres y pasajes diferenciados”.
Moraleja:”Quien siembra vientos recoge tempestades”.
Así sea.

EL VIGÍA