Queda
prácticamente un mes para el inicio del nuevo curso escolar y con ello la
incorporación de los escolares y
universitarios a sus renovadas tareas. En el caso de los primeros ya están los
papás haciendo frente a los gastos iniciales como son uniformes útiles y demás,
solicitados por los respectivos colegios. En el caso de los futuros e
inminentes universitarios están haciendo frente a matrículas, y exámenes de
acceso. Y todavía queda por medio el mes de febrero. Antiguamente al hablar de
las economías familiares se decía, “la cuesta de Enero”, haciendo referencia a
ese mes como muy costoso, sobre todo por la resaca existente ante los suntuosos
gastos efectuados en Diciembre con motivo de la Navidad y la llegada de Papá
Noel. Actualmente “la cuesta” se ha extendido hasta Febrero incluso Marzo y si
me apuran al resto de los meses del año, con gastos en muchos casos inasumibles
para las familias. Y entre esos gastos obligatorios para cada familia, está el
del transporte para que unos acudan a sus trabajos y otros, los escolares y
universitarios asistan a sus clases. En el caso de estos últimos, los
estudiantes, aquí la jornada es corrida y por lo tanto no son más que dos
viajes diarios, pero con un coste elevado, demasiado elevado para la economía
familiar.
Y
es que los precios de los colectivos en su mayoría, continúan sin bajar, o
mejor dicho, ajustar de acuerdo al menor coste que tienen que afrontar al
adquirir su carburante, principal excusa en su día para la subida abusiva de
sus tarifas. Y digo esto porque su carburante ha experimentado una bajada
superior al 25% en un año, pues ha pasado de los aproximadamente 2 soles a los
1,49 soles o menos actuales, con una subida al mismo tiempo en su tarifa del
30% pasando el pasaje urbano de 1 sol a 1,30 soles y el interurbano a 2,30
soles. Digan ustedes si esto es asumible, permisible o tolerable. Esto no hay
economía familiar que pueda resistirlo. Y además estas tarifas que paga el
usuario hay que considerarlas que son uniformes, pues todas las líneas
constituidas por empresas independientes cobran lo mismo. O sea, precios
concertados, prohibidos expresamente por la Ley de la Competencia y por lo que
tendrá que actuar Indecopi, levantando las consiguientes actas de infracción.
Si estuviéramos hablando de un servicio, el prestado por los colectivos, de una
notable excelencia caracterizado por su diligencia, educación y buen hacer
cabría la posibilidad de entender mínimamente sus pretensiones pero
lamentablemente estamos hablando, salvo rarísimas excepciones de un servicio
sin excelencia alguna y que se caracteriza precisamente por su falta de
diligencia, su mala educación, la ausencia de higiene en sus vehículos,
ausencia de revisión técnica y encima le dicen al usuario que gaste de su economía
particular en un llamada al 943 87 72 25 para quejarse del trato recibido,
cuando deben ser ellos mismos los controladores. Alguien muy jocosamente me
decía: “Yo me evito la llamada pues seguramente debe estar colapsado”. Y por si
esto fuera poco recomiendan que nos dirijamos a los dueños de los grifos para
solicitarles ajusten los precios de los combustibles. Auténticamente demencial.
Desde luego que la desfachatez es mayúscula pues ni siquiera exhiben como es su
obligación la tarifa vigente por la que se rigen. Aducen la libre competencia
como justificación de su abuso, en vez de hablar claramente de la aplicación de
la Ley de la Selva, que es lo que está ocurriendo.
El
problema que viene acosando reiteradamente al usuario con esos precios es
motivado como venimos denunciando hace más de un año, por la inflación de licencias existentes. A que
hay demasiados colectivos. O lo que es lo mismo pocos usuarios para tantos
vehículos. La verdad es que la solución no está en incrementar el número
potencial de usuarios, pues éstos son los que son, y la variable a modificar es
el número de unidades circulantes. Mientras tanto los colectivos insisten en
que su problema es el combustible y los repuestos. Falsedad más grande no cabe.
La responsabilidad compartida debe recaer por una parte en la gestión municipal
que otorgó un número excesivo de licencias y por otra parte en los afanes
desmedidos de los colectivos.
Los
gestores municipales actuales deberán ir “limpiando” las rutas y así aminorando
el número de licencias. Para ello tienen en su mano la legislación vigente,
como es la aplicación del Reglamento de Fiscalización del Servicio de
Transporte Público de la Provincia del Santa. No hacerlo es una dejación de sus
obligaciones contraídas en defensa del ciudadano. Mientras tanto nuestras
autoridades pueden ir pensando, o mejor estudiando, otras alternativas como
puede ser el trasporte masivo. Para ello
deberían retomarse las negociaciones de hace unos meses con la empresa
especializada, para de una vez por todas solucionar el caos actual y del que
difícilmente saldremos, por el empecinamiento de unos desaprensivos y la
ausencia de sensibilidad de los responsables municipales.
Tanto
Indecopi con su directora actual Judith Rodrigo, como Acurea con su presidente
Julio Roncal son entidades que vienen mostrando su inquietud ante el caos
reinante y propugnando reiteradamente la vuelta a la realidad de unos
“colectivos” que están fuera de toda normalidad. Deben continuar con su ingrata
tarea en la seguridad de que la ciudadanía está con ellos, confía en ellos y
necesita y reclama su ayuda.
También
parece que los jóvenes empiezan a sensibilizarse ante el problema y así vemos
como el Colectivo Juvenil Chimbotano está dispuesto a mostrar su disconformidad
con la situación actual. Bienvenidos sean y que su colaboración por el bien
general dé los frutos deseados. Es necesario que mediante el diálogo transmitan
a propietarios, conductores y munícipes su protesta pacífica para que los derechos de los usuarios se
respeten. Y entre esos derechos repito,
están el precio justo, la atención, educación, e higiene y condiciones
técnicas del vehículo.
Y
mientras tanto habrá que ir preparando la incorporación a principios de Marzo
de escolares y universitarios a las clases. Los primeros en compañía de sus
“papis” y los segundos con sus carnés universitarios en los bolsillos. Es de
desear que el próximo artículo sobre el tema sea para felicitar a los
“colectivos” por su civismo y ejemplar comportamiento
al iniciarse el período lectivo y no tengamos que recordar a nadie la
aplicación obligatoria de la vigente Ley 26271, conocida como “Ley de pases libres y pasajes diferenciados”.
Moraleja:”Quien siembra vientos recoge tempestades”.
Así
sea.
EL
VIGÍA
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