Hay gente que tiene muy buena suerte
en el transcurso de su vida y por el contrario otra se ve acompañada de una
mala suerte continuada, o al menos eso dicen. Todos somos testigos unas veces,
y sujetos en otras, de situaciones que acontecen en los que la buena o mala
suerte están presentes. Po eso cabe preguntarse un montón de cosas. Por ejemplo
¿Qué es eso de la suerte? ¿Existe realmente o no? ¿La provocamos nosotros?
Veamos.
La suerte, también conocida en español,
concretamente en Andalucía como FARIO, es un evento que acontece fuera del
control de uno, sin la intervención de su voluntad y el resultado deseado. Esta
suerte puede ser buena o mala en función de que el resultado del evento sea
positivo para el sujeto o resulte negativo. En el primer caso diremos que se
tiene buena suerte y en el segundo que tiene mal fario. Si aplicamos una visión
racionalista de la ciencia en el tema de la suerte, es el resultado de un
razonamiento pobre o pensamiento ilusorio. Por ejemplo: “si utilizo mi camisa
de la suerte acontecerán cosas buenas”. La realidad es que unas veces será así
y otras no lo será. Así, que un ladrillo caiga sobre una persona que camina
bajo él no está en función de la camisa que lleve si no que depende de una unos
hechos compresibles o explicables: viento, temblor, peso, estado del tejado,
etc, todo ello más allá del control de la persona, independientemente de la
camisa que lleve puesta. A veces también en esto de la buena o mala suerte
intervienen las creencias espirituales o sobrenaturales. En las religiones
judeocristianas e islámicas hay una fuerte creencia en la voluntad de un ser
supremo más que en una suerte como influyente en hechos futuros. Tanto incas
como aztecas y mayas tenían creencias especialmente fuertes sobre la relación
entre ritos y suerte. En esas culturas el sacrificio humano tanto de
voluntarios como de enemigos presos era una forma de complacer a los dioses y
obtener sus favores, o sea tener suerte.
jean Paul Sartre y Sigmund Freud piensan que la
creencia en la suerte tiene más relación con la huída de la responsabilidad
personal. Según esta teoría quienes atribuyen sus penalidades al “mal fario”
hallarán tras un examen más atento, que llevan un estilo de vida arriesgado o antisocial.
Y en cambio los que se consideran con suerte están cosechando los beneficios de
una actitud positiva y unas relaciones sociales satisfactorias. Finalmente cabe
decir en esta breve introducción que hay explicaciones científicas y por lo
tanto racionales basadas en el cálculo de probabilidades que nos indican cómo
se forman estas situaciones consideradas de buena o mala suerte.
En nuestra vida cotidiana estamos viendo a una serie
de personajes que están siendo perseguidos, según ellos por el mal fario. Son
personas que dicen tener mala suerte, malísima suerte, y las hay en todas la
esferas sociales. Desde el taxista que tiene la mala suerte de ser filmado,
¡qué mala suerte! al agredir a una agente de tráfico, hasta el violador de
turno que ha tenido la mala suerte de ser denunciado por la menor ultrajada.
¡Qué mala suerte! Y ya no digamos en el mundo de las altas esferas de poder,
ahí sí hay gente con mal fario, muchísima gente y todos ellos tienen en común
que su mala suerte es de carácter político. Por ejemplo el anterior alcalde que
acaba de ser condenado a 15 añitos a la sombra, por la mala suerte de no haber
desratizado lo que debía. Según él cosa política. Otra que tal es la actual
alcaldesa que va de boca en boca por la mala suerte de ser más nombrada en la
Fiscalía y la Judicatura que por sus propios
ediles. Mala suerte la suya. También hay que incluir en esta lista al virtual
vencedor, sin trofeo por ahora, de las anteriores elecciones regionales, Sr.
Ríos. La verdad es que su mala suerte se ha extendido a los miles y miles de
expectantes votantes que esperan y
empiezan a desesperar sobre sus S/.500 . Y qué decir del mal fario que acompaña
al Fiscal Ramos Heredia que ha tenido la mala suerte, de que salieran a la luz
del Consejo Nacional de la Magistratura sus denostadas acciones. También parece
que otro hombre al que siempre ha parecido acompañarle la buena suerte, empieza
a abandonarle y concretamente me refiero a su antecesor y compañero de
Fiscalía, Peláez Bardales, que también podría verse sin tardar mucho en la
situación de su sucesor. Y que me dicen
ustedes de la mala suerte del actual ministro de Justicia Sr. Figallo que ha
tenido, eso que digo, de tropezar nada menos que con Flor Marina Vilcatoma.
Menudo tropezón. Y todos ellos dicen que eso es cosa política
Hasta Nadine Heredia está haciendo gala de un mal
fario impresionante. Le han abierto una investigación fiscal sobre sus estudios
no sé si de asesoramiento comercial o que, sobre un tema de pelos, o mejor
dicho capilar. Y además de eso sale un congresista a complicar todo diciendo
que los dineros a justificar también son de su marido el Sr. Humala. En total
la minucia, para ellos, que no para usted ni para mí, es de sólo unos 215.000
Dólares. Lo escribo con letras para mejor ver. ¡Muy mala suerte están teniendo!
Pero para mala suerte, malísima suerte, es la de
Heriberto Benítez, actual congresista que por culpa, dice, de sus amistades, léase Álvarez, Arroyo,
Belaunde, Orellana, Jiménez y compañía se ha visto implicado en el caso “Centralita”.
Además ha tenido la mala suerte de que sus colegas congresistas no lo han
mirado con buenos ojos y además de “des
etiquetado” también puede ser desaforado. Y ya en el colmo de la mala suerte,
su pareja madre de su hijo, lo acusa formalmente de malos tratos físicos y
psíquicos cuando él dice que es incapaz de levantarle la mano a una dama. ¡Esto
sí que es tener auténtica mala suerte, pero que muy mala suerte!
Ya han visto ustedes cuanta mala suerte hay a
nuestro alrededor, y que suertudos somos los que vivimos justos, jodidos pero
contentos de nuestra suerte y de acuerdo con las teorías psicoanalíticas de
Freud.
Moraleja:”No hay suerte más dura que servir a un
necio puesto en altura”
Así sea.
EL VIGÍA.
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