sábado, 26 de marzo de 2016

ARTÍCULO: EL TERCER HOMBRE

EL TERCER HOMBRE
Con el título de “El tercer hombre” se llevó a la pantalla de cine un guión de Graham Greene en 1949, bajo la dirección de Carol Reed e interpretada por Joseph Cotten, Orson Welles, Alida Valli y Trevor Howard en los papeles principales. Película del género cine negro de intriga que obtuvo el Oscar 1950 por su excelente fotografía en blanco y negro, así como tres nominaciones. También obtuvo el Gran Premio de Cannes de 1949.
La sinopsis es la siguiente: “La acción se desarrolla a principios de 1947, al inicio de la guerra fría, en la ciudad de Viena. Un mediocre escritor de novelas del oeste, el norteamericano Holly Martins, llega a la capital austríaca que se halla dividida en cuatro zonas, ocupadas por los diferentes ejércitos aliados de la II Guerra Mundial, con el objeto de visitar a su amigo Harry que le ha prometido trabajo. Pero se encuentra con que ese mismo día es el entierro de su amigo Harry que ha muerto atropellado por un automóvil en plena calle. El jefe de la policía militar británica le hace saber a Martins que su amigo Harry se hallaba seriamente implicado en el mercado negro. Mientras tanto a Mártins hay algo que le llama poderosamente la atención y es que mientras testigos presenciales del atropello refieren la presencia de dos hombres en el lugar de los hechos intentando ayudar a Harry, otro testigo hace referencia a un misterioso tercer hombre  que …………….”
 De esta película se ha dicho: “Es una leyenda del cine. Elegida en 1999 como la mejor aportación británica a la historia del cine. Es eso, y con mayúscula: pura historia, resultado de un genial cruce de azares”.( Ángel Fdez. Santos, Diario El País) . O también “Una película extraordinariamente fascinante…….. El guión es inmejorable…………. Con música misteriosa e hipnótica”.( Bosley Crowther, The New York Times).
Si pueden localizarla, visiónenla y pasarán 104 minutos en un santiamén. Merece la pena disfrutarla.
Y para aquellos que no la localicen, aun salvando las distancias, les invito a llevar un seguimiento de estas jornadas preelectorales en las que la incertidumbre y la zozobra, al igual que en la película, reinan por doquier. Y aunque sin la calidad de la oscarizada, si les puede proporcionar, inquietud, desasosiego y un sinfín de sorpresas. Que ni el JEE ni el JNE dicen esta boca es mía sobre lo que todos esperamos oír; que si el JEE ha dicho blanco cuando el superior JNE ha dicho negro; que las tortugas e incluso los caracoles babosos son más rápidos que estos Jurados; que si el Tribunal de Honor  está retando a duelo como se hacía en el siglo XIX, degradando  y quitando honores como si fueran condecoraciones arrancadas; que si el lanzamiento de huevos es un nuevo deporte electoral; que si al César le quedará algún superviviente que le acompañe en la contienda de la que tarde pero más bien pronto tendrá que irse, o mejor dicho tendrán que “irlo”; que si al fallido outsider Guzmán se le obligará definitivamente a volver a sus abandonadas funciones en la olla casera; que si Pedro Pablo insultará a otro atrevido e inteligente periodista; que si Alan encontrará su Tesis perdida, nunca ubicada, y en fin, que si queda alguien sin tacha que levante la mano.
Como el misterioso tercer hombre de la película, en el caso de las elecciones, también es un misterio, pues depende de lo que diga finalmente el increíblemente veloz y diligente JNE, siempre magnánimo, permitiendo la continuidad o no del fotogénico Julio, que no Iglesias sino Guzmán, tras sus numerosas tachas, por cierto ganadas a pulso, para que entre o no en escena ese tercer hombre. Que para sorpresa de todos podría llamarse………….
Que antes pudo llamarse César o también  Pedro Pablo, pero nunca Alan ni Alejandro. Y es que tanto el libertario como el peruano-yanqui hace tiempo que perdieron el tren. Al primero, Cesar, no le  perdonan haber destronado en su propio feudo a quien tampoco localiza por ninguna parte su Tesis académica. El mismo  que ha terminado pasándole sobrada factura en estas elecciones, eso sí, con la ayuda de su carencias. Porque es muy torpe pregonar como virtudes lo que son sus propias carencias. Recordemos el dicho: “Dime de que presumes y te diré de que careces”.  Y el segundo, Pedro Pablo, no se percató de que los tiempos cambian que es una barbaridad y ahora los trenes son de alta velocidad y los chu- chus ya están desfasados y no funcionan. Y resulta que cuando quiso montarse hacía días que ya había partido su tren. Lo mismo que le pasó a Alan y Alejandro. Uno por su falta de cintura y agilidad para montarse en marcha y el otro por sus problemas de salud traducidos en indiscretas y repetidas “afecciones” de garganta.
Pues ese tercer hombre de las elecciones bien podría llamarse Alfredo Barnechea de Acción Popular, que poco a poco ha ido subiendo y escalando posiciones con un discurso tranquilo y refrescante, meditado y profundo, exento de presuntuosidad y cargado de humildad, que hace recordar al estadista Fernando Belaunde Terry, que ha pasado a la historia como un Presidente honesto y respetuoso de las instituciones, reconocido incluso por sus adversarios políticos. En una palabra, rompiendo con más de lo mismo y adentrándonos en un mundo de ilusiones y buenos deseos muy alejados de falsas y banales sensaciones que tanto se prodigan en los mensajes de otros candidatos.
Para muchos electores este tercer hombre, encarnado en la figura de Barnechea, representaría una sorpresa inesperada que puede abrir unas expectativas nuevas y convertirse en el revulsivo deseado para el bien democrático del país. Es necesaria para este pueblo esa catarsis que provocaría la presencia de un candidato que peina canas y por lo tanto con experiencia demostrada, sin antecedentes ni resabios de gobiernos anteriores, y adornado con un discurso y credibilidad diferente, en el que prima la lucha contra la corrupción, la creación de puestos de trabajo, y la potenciación de la educación.
Si pueden visionar la película de Carol Reed mejor, aunque la propuesta alternativa del tercer hombre en estas agitadas elecciones puede proporcionar, inesperadas sorpresas e insospechados desenlaces que incentiven su seguimiento.
Moraleja: ”Los políticos honrados se quitan de en medio cuando cae sobre ellos la sospecha”.( Antonio Gala)
Así sea.

EL VIGÍA.         

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