EL TERCER HOMBRE
Con
el título de “El tercer hombre” se llevó a la pantalla de cine un guión de
Graham Greene en 1949, bajo la dirección de Carol Reed e interpretada por
Joseph Cotten, Orson Welles, Alida Valli y Trevor Howard en los papeles
principales. Película del género cine negro de intriga que obtuvo el Oscar 1950
por su excelente fotografía en blanco y negro, así como tres nominaciones.
También obtuvo el Gran Premio de Cannes de 1949.
La
sinopsis es la siguiente: “La acción se desarrolla a principios de 1947, al
inicio de la guerra fría, en la ciudad de Viena. Un mediocre escritor de
novelas del oeste, el norteamericano Holly Martins, llega a la capital
austríaca que se halla dividida en cuatro zonas, ocupadas por los diferentes ejércitos
aliados de la II Guerra Mundial, con el objeto de visitar a su amigo Harry que
le ha prometido trabajo. Pero se encuentra con que ese mismo día es el entierro
de su amigo Harry que ha muerto atropellado por un automóvil en plena calle. El
jefe de la policía militar británica le hace saber a Martins que su amigo Harry
se hallaba seriamente implicado en el mercado negro. Mientras tanto a Mártins
hay algo que le llama poderosamente la atención y es que mientras testigos
presenciales del atropello refieren la presencia de dos hombres en el lugar de
los hechos intentando ayudar a Harry, otro testigo hace referencia a un
misterioso tercer hombre que …………….”
De esta película se ha dicho: “Es una leyenda
del cine. Elegida en 1999 como la mejor aportación británica a la historia del
cine. Es eso, y con mayúscula: pura historia, resultado de un genial cruce de
azares”.( Ángel Fdez. Santos, Diario El País) . O también “Una película
extraordinariamente fascinante…….. El guión es inmejorable…………. Con música
misteriosa e hipnótica”.( Bosley Crowther, The New York Times).
Si
pueden localizarla, visiónenla y pasarán 104 minutos en un santiamén. Merece la
pena disfrutarla.
Y
para aquellos que no la localicen, aun salvando las distancias, les invito a
llevar un seguimiento de estas jornadas preelectorales en las que la
incertidumbre y la zozobra, al igual que en la película, reinan por doquier. Y
aunque sin la calidad de la oscarizada, si les puede proporcionar, inquietud,
desasosiego y un sinfín de sorpresas. Que ni el JEE ni el JNE dicen esta boca
es mía sobre lo que todos esperamos oír; que si el JEE ha dicho blanco cuando
el superior JNE ha dicho negro; que las tortugas e incluso los caracoles babosos
son más rápidos que estos Jurados; que si el Tribunal de Honor está retando a duelo como se hacía en el siglo
XIX, degradando y quitando honores como
si fueran condecoraciones arrancadas; que si el lanzamiento de huevos es un
nuevo deporte electoral; que si al César le quedará algún superviviente que le
acompañe en la contienda de la que tarde pero más bien pronto tendrá que irse,
o mejor dicho tendrán que “irlo”; que si al fallido outsider Guzmán se le obligará
definitivamente a volver a sus abandonadas funciones en la olla casera; que si
Pedro Pablo insultará a otro atrevido e inteligente periodista; que si Alan
encontrará su Tesis perdida, nunca ubicada, y en fin, que si queda alguien sin
tacha que levante la mano.
Como
el misterioso tercer hombre de la película, en el caso de las elecciones,
también es un misterio, pues depende de lo que diga finalmente el increíblemente
veloz y diligente JNE, siempre magnánimo, permitiendo la continuidad o no del
fotogénico Julio, que no Iglesias sino Guzmán, tras sus numerosas tachas, por
cierto ganadas a pulso, para que entre o no en escena ese tercer hombre. Que
para sorpresa de todos podría llamarse………….
Que
antes pudo llamarse César o también
Pedro Pablo, pero nunca Alan ni Alejandro. Y es que tanto el libertario
como el peruano-yanqui hace tiempo que perdieron el tren. Al primero, Cesar, no
le perdonan haber destronado en su
propio feudo a quien tampoco localiza por ninguna parte su Tesis académica. El
mismo que ha terminado pasándole sobrada
factura en estas elecciones, eso sí, con la ayuda de su carencias. Porque es
muy torpe pregonar como virtudes lo que son sus propias carencias. Recordemos
el dicho: “Dime de que presumes y te diré de que careces”. Y el segundo, Pedro Pablo, no se percató de
que los tiempos cambian que es una barbaridad y ahora los trenes son de alta
velocidad y los chu- chus ya están desfasados y no funcionan. Y resulta que
cuando quiso montarse hacía días que ya había partido su tren. Lo mismo que le
pasó a Alan y Alejandro. Uno por su falta de cintura y agilidad para montarse
en marcha y el otro por sus problemas de salud traducidos en indiscretas y
repetidas “afecciones” de garganta.
Pues
ese tercer hombre de las elecciones bien podría llamarse Alfredo Barnechea de
Acción Popular, que poco a poco ha ido subiendo y escalando posiciones con un
discurso tranquilo y refrescante, meditado y profundo, exento de presuntuosidad
y cargado de humildad, que hace recordar al estadista Fernando Belaunde Terry,
que ha pasado a la historia como un Presidente honesto y respetuoso de las
instituciones, reconocido incluso por sus adversarios políticos. En una
palabra, rompiendo con más de lo mismo y adentrándonos en un mundo de ilusiones
y buenos deseos muy alejados de falsas y banales sensaciones que tanto se
prodigan en los mensajes de otros candidatos.
Para
muchos electores este tercer hombre, encarnado en la figura de Barnechea,
representaría una sorpresa inesperada que puede abrir unas expectativas nuevas
y convertirse en el revulsivo deseado para el bien democrático del país. Es
necesaria para este pueblo esa catarsis que provocaría la presencia de un
candidato que peina canas y por lo tanto con experiencia demostrada, sin
antecedentes ni resabios de gobiernos anteriores, y adornado con un discurso y
credibilidad diferente, en el que prima la lucha contra la corrupción, la
creación de puestos de trabajo, y la potenciación de la educación.
Si
pueden visionar la película de Carol Reed mejor, aunque la propuesta alternativa
del tercer hombre en estas agitadas elecciones puede proporcionar, inesperadas
sorpresas e insospechados desenlaces que incentiven su seguimiento.
Moraleja:
”Los políticos honrados se quitan de en medio cuando cae sobre ellos la
sospecha”.( Antonio Gala)
Así
sea.
EL
VIGÍA.
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