miércoles, 2 de marzo de 2016

ARTÍCULO: TRIBUNAL DE HONOR.


Pues es verdad que los “enanos” infiltrados Guzmán y Acuña andan sudando la gota gorda con las declaraciones tardías, inesperadas y sorpresivas tanto del Registro de Organizaciones Políticas (ROP), como del Jurado Especial de Elecciones (JEE) o del mismísimo Jurado Nacional de Elecciones (JNE). A los cuales habrá que añadir, por si fueran pocos, la   entrada en liza del Tribunal de Honor del Pacto Ético Electoral. Los primeros, haciendo referencia al “enano” Guzmán y el último, el del Honor, intentando quitárselo al otro “enano”, Acuña. El avezado lector entenderá que califico de “enanos infiltrados” a contendientes electorales que no pertenecen a la élite política profesional, a diferencia de los que han venido tradicionalmente copando los primeros puestos en las contiendas electorales, y que son  protegidos o mimados por los poderes fácticos del estado. Además de Guzmán y Acuña habría que incluir a Barnechea y Mendoza, como los nuevos “infiltrados” y que si bien en esta contienda electoral su rol de comparsas puede quedar en eso, en simples actores de relleno, en el 2021 pueden tener el campo  más abonado a desempeñar funciones mucho más relevantes. Aunque estos dos últimos podrían llegar a tener en estas mismas elecciones un posicionamiento importante si Guzmán y/o Acuña desaparecieran de la carrera a la presidencia. Y es que el electorado reclama caras nuevas y promesas cumplidas, que es lo que echa en falta. Las ganas de renovación política que se vislumbra en el electorado ya han aflorado y seguirán apareciendo en los años venideros independientemente de quien sea el nuevo presidente.
Ahora resulta que lo que advertía en días anteriores acerca del Tribunal de Honor del Pacto Ético se cumplió. Hace algo menos de un mes escribía:” ….en menos de tres semanas nos dará ( el Tribunal de Honor) el resultado de la “investigación doctoral” que llevarán a cabo con gran “objetividad”. Y añaden, agarrémonos bien,  que para ellos no vale lo que diga la Universidad Complutense  de Madrid. Universidad emisora del Doctorado y por lo tanto llamada a esclarecer las anomalías, si existen, en la Tesis de Acuña”.  Y así ha sido. Sin haberse emitido informe ninguno de esa Universidad, los “honorables” han proporcionado diligentemente su dictamen: “El candidato Acuña carece de idoneidad ética para el cargo al que postula, la Presidencia de la Nación”. También amonestan al Partido Alianza para el Progreso por el incumplimiento de los puntos 1, 2, y 13 del  Pacto Ético. Y finalmente mostrar su “profunda preocupación por la demora en la tramitación de las acciones legales o los procedimientos de supervisión o fiscalización”, en clara referencia al Jurado Electoral Especial, Indecopi y el Ministerio Público. Típico final moralista de quien se considera administrador del bien y del mal, que carece de autoridad alguna para determinar la idoneidad de un posible Presidente, pues no hay norma legal alguna que le otorgue esa prerrogativa,  y que tiene que llamar la atención a quien no debe, como es Indecopi, o el Ministerio Público. Y todo esto acontece cuando el Presidente de ese Tribunal de Honor  Walter Gutiérrez Camacho esta recusado por Cesar Acuña por supuestos vínculos con el Partido Aprista Peruano. O sea que el que posiblemente carezca de la “idoneidad ética” es el Presidente del Tribunal de Honor. Recordaremos que los Tribunales de Honor eran unas instituciones sin equivalente alguno en el Derecho Internacional, típicamente españolas, elitistas, nacidas en el ámbito castrense para juzgar el comportamiento de oficiales, nunca suboficiales o tropa. En los años 20 del siglo pasado se introdujo en el ámbito civil para determinar la “dignidad” o no de los individuos en ocupar determinados puestos. En realidad estos tribunales no juzgaban hechos concretos sino conductas globales u opiniones acerca de si fulanito o sotanito tenía la “dignidad” suficiente para ostentar tal cargo. O sea, en realidad de lo que se trataba no era del honor del enjuiciado sino de proteger el honor de la profesión aludida. Los Tribunales de Honor no aparecen en el Derecho Internacional y actualmente están prohibidos expresamente por la Constitución  española vigente desde 1978, en su artículo 26, que hace mención expresa a los ámbitos civil y profesional. Y desde el 2005 también prohibido en el ámbito castrense. Lo que tiene que quedar claro es que son los electores los que determinan la idoneidad o no de los candidatos mediante la emisión de  su voto y los Tribunales de Justicia los llamados a separar la paja del trigo. Y mientras tanto los órganos electorales deberían pasar mucho más desapercibidos dejando el protagonismo, con su diligente actuación, no como ahora, a los verdaderos actores del hecho electoral,  los partidos políticos. Difícil misión la de estos órganos electorales que adolecen de un anacronismo y lentitud exasperante.
En sociedades neoliberales como la nuestra permanece en la oscuridad el auténtico poder real que es quien mueve los hilos del Estado y son los políticos los que deben mostrar sus características privadas y/o públicas. Así, en unas negociaciones de alto nivel, en la que entran en juego intereses estatales nunca salen a relucir las presiones e intereses de las grandes corporaciones pero sí la vida privada de los políticos como si eso fuera un control democrático sobre su actuación. En estas situaciones es donde los gobiernos y los estados son “dirigidos” no por sus dirigentes democráticamente elegidos sino por grandes grupos de presión que nunca  aparecen a la vista del espectador. Estas elecciones se han convertido en el pim, pam pum de la feria en la que los muñecos a derribar se llaman Guzmán y Acuña, descarados pretendientes a la presidencia, como podrían ser en un futuro Barnechea o Mendoza. Y mientras tanto el hasta ahora intocable García, en caída libre, y sin paracaídas que atenúe su predecible batacazo. Y Kuczynski perdiendo gas por todos sus poros, mientras Toledo es irrecuperable tras su “proceso de garganta”. Y es que repito, el electorado está dando muestras palpables de hastío de caras demasiado vistas, unas de muñeca de porcelana y otras acartonadas, ojerosas y arrugadas, pidiendo juventud, alegría, futuro, y sobre todo cambio y esperanza. Aunque siendo sincero, tengo que decirles que venga quien venga, al menos este 2016, será más de lo mismo. Y si así fuera que al menos no tengamos que revivir ni recordar hechos del pasado histórico reciente, pues la sensibilidad de muchas personas permanece a flor de piel. Y hay riesgo de que esa sensibilidad sea herida. Así que cuidadín con lo que se vota.
Moraleja: “Si el honor fuera rentable, todo el mundo sería honorable”  (Tomás Moro)
Así sea.

EL VIGÍA.

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