El
título que da encabezamiento a este artículo viene como anillo al dedo para
expresar la saludable necesidad de hacer cambios a veces fulminantes en el
comportamiento, en el trabajo, en la vida personal y/o laboral de los
diferentes actores sociales. Y unas veces, esos cambios son voluntarios y otras
tienen que ser forzados ante la resistencia de los involucrados. Este puede ser
el caso del ex Fiscal de la Nación don José Peláez Bardales, de ingrato
recuerdo en Ancash, que al cumplir los 70 años ha sido jubilado
reglamentariamente de su puesto de Fiscal Supremo a pesar de su resistencia y
solicitud de ampliar su estancia hasta los 75 años. Aunque el involucrado quizá
hubiera deseado quiméricamente morir con las botas puestas en su puesto, ha
tenido que ser el Ministerio Público el que lo cesara ipso facto para de esa
manera renovar el estamento, dando salida al posible aire viciado y entrada a
otro nuevo y revitalizador. Y es que a las múltiples interrogantes del tal Bardales
se acababa de añadir otra: el posible plagio de su tesis para obtener el título
de Magister, en el 2009(casualmente el mismo que Acuña), en la prestigiosísima universidad Alas
Peruanas. En su descargo ha aludido al posible borrado involuntario de las
comillas (“ “) en la transcripción del borrador. Como lo leen. Y claro, está la
cosa en el Poder Judicial con la que está cayendo, como para andarse con bromitas de ese
calibre. Así que fuera, a la calle, pero eso sí con el agradecimiento por los
servicios prestados, sin especificar a quien.
Y
es que la ciudadanía, con el objeto de no aplicar con sus propias manos el
derecho a la administración de la Justicia, delega en el Poder Judicial su
administración, revistiéndole de autoridad para ejercer ese Poder. Así pues son
Jueces y Fiscales quienes por delegación deben cumplir con ese deber y de esa
manera sustraer al ciudadano de posibles enfrentamientos con sus congéneres y
de esa manera evitar que la sangre llegue al río. Pero nos estamos encontrando
con un Poder Judicial que lejos de cumplir con su tarea parece promover la
impunidad. Puede sonar muy fuerte cuanto digo, pero es la pura realidad. Y para
muestra sendos botones: los reiterados casos de violencia de género en los que
la sanción al agresor es irrisoria cuando no inexistente, como el caso del
fiscal en libertad, agresor de su hermosa y ahora desfigurada pareja. Y ya no
digamos cuando es el mismísimo Presidente de la Sala Penal Permanente y miembro
de Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia del país Sr. Villa Stein el que
con sus sentencias exculpatorias en procesos de casación viene sentando
jurisprudencia nefasta y peligrosa para el buen desenvolvimiento de la Justicia
al contravenir pronunciamientos emitidos anteriormente por la misma Corte
Suprema y ratificados por el Acuerdo Plenario Nº 02/2011 de la misma Corte. Y
todo por las luchas intestinas dentro del mismo ente. Sin duda que las
sentencias dictadas son consecuentes con su trayectoria conservadora, como
haber sido profesor de la Universidad de Navarra(España), propiedad de la recalcitrante
“Obra” del Opus Dei, por una parte, y por otra ser simpatizante del fujimorismo
como está mostrando reiteradamente. Como digo, sus recientes sentencias
casatorias como la de la Municipalidad del Santa Nº 782/2015 y la de la
Municipalidad de Ayacucho Nº 841/ 2015 junto a la exculpatoria de Alberto
Fujimori en el caso de los diarios chicha están sembrando la alarma no sólo
social sino también la fiscal, al sentar jurisprudencia y liberar de carga
procesal a delincuentes y corruptos actuales y futuros. Ha tenido que ser el
mismísimo Fiscal de la Nación, don Pablo
Sánchez el que se dirija por escrito el pasado día 8 del presente al Presidente
del Poder Judicial, don Víctor Ticona, mostrándole su preocupación
institucional por esas sentencias que “podrían beneficiar a personas procesadas
como cómplices primarios en delitos de corrupción de funcionarios” y también
“permitiría la liberación de un gran número de personas implicadas en delitos
especiales”. Por todo ello “solicita al Presidente del Poder Judicial disponga
la realización de un Pleno Casatorio de Jueces penales de la Corte Suprema para
que evalúen este grave problema suscitado en la administración de Justicia”. En
el caso del Santa viene a decir que si uno de los acusados como es el caso del
tal Agapito, no es funcionario público y no ha contravenido directamente alguna
norma de desempeño personal, no puede ser condenado como cómplice. Y en el caso
de la alcaldesa al no tener desbalance hay que aplicarle el supuesto de
honestidad. Muy bueno, don Javier. El caso de Ayacucho es el de unos
trabajadores de su Ayuntamiento que amañaron dos contratos y se demostró en el
juicio su ilegal proceder, pero que la sala consideró que no es posible que se
produzca el delito de negociación incompatible cuando el Estado contrata en
casos de emergencia y las irregularidades se subsanan en el plazo de 10 días.
Según esa sentencia y la jurisprudencia que sienta, se ve de color de hormiga
la casación presentada por la Fiscalía del Santa que será resuelta por este mismo Tribunal, ante la absolución en segunda instancia de la
misma alcaldesa y su primer regidor
Julio Cortez por malversación de fondos del programa de saneamiento
“Agua para todos” en el que fueron condenados a 4 años de cárcel. Y lo que ya ha
sido rizar el rizo es la absolución de Alberto Fujimori en el caso de los
diarios chicha. Viene a decirnos que debemos creer que Fujimori que comía en el
SIN todos los días con Montesinos, no sabía lo que cocinaba su segundo. Además dice
que Fujimori, no tenía responsabilidad en la custodia de los fondos del Estado,
cuando en sentencias anteriores se dijo, o mejor dicho se argumentó y condenó
por lo contrario. Sin desperdicio todo. A la vista de lo acontecido su abogado
ya anuncia el retiro de la solicitud de indulto pues la vía judicial se ve
bastante más expedita y directa para mandarlo a su casa. Recordemos las
palabras de la congresista Chacón: “Tiene que salir por la puerta grande”, que
parecen una premonición de lo que está ocurriendo y se avecina. Con todo esto,
más lo que se queda en el tintero, coincidirán conmigo que no es casualidad que
el lema más utilizado durante la manifestación “Ni una menos” haya sido “Poder
Judicial, vergüenza nacional”. Es por todo lo dicho y muchísimas cosas más que la
ciudadanía reclama, en su derecho, una profunda renovación del Poder Judicial
ante la desidia y estado lamentable en que se encuentra a pesar de los
esfuerzos de probos funcionarios que incluso tienen que soportar los insultos
de alguno que dice ser colega.
Moraleja:
“Juez que ha sido delincuente, ¡qué fácilmente perdona!”( Pedro Calderón de la
Barca).
Así
sea.
El
Vigía.