En
el artículo anterior, del pasado día 12 con este mismo título, y ahora a modo
de recordatorio, comentaba las diferencias existentes entre Educación e
Instrucción, entendiendo por la primera, desarrollar de forma exitosa los
sentimientos, convicciones, voluntad y carácter del alumno, siempre respetando
su individualidad y libertad como persona, y por la segunda la adecuada
transmisión de conocimientos del profesor y la adquisición de esos
conocimientos por el alumno. En síntesis, recordemos, educar consiste en formar
personas para la vida en sociedad, e instruir, en adquirir habilidades para una
posterior vida profesional. Así pues podemos tener personas muy instruidas pero
poco educadas. Una persona puede ser, como hay bastantes casos, un reconocido
profesional muy instruido pero al mismo tiempo muy “rata” por su falta de respeto a los horarios y por lo
tanto a sus congéneres que le convierte en un maleducado. O el funcionario que ordena
grandes obras pero a su vez se aprovecha de su privilegiado puesto para cobrar
diezmos a los empresarios, es un corrupto que carece de escrúpulos y por lo
tanto de educación. O el mismo empresario anterior que resulta estar tan
instruido en lo de la coima que carece
de moralidad, léase educación, para rechazar y denunciar el intento de soborno.
Pues
bien, nuestros hijos van al cole, además de para ser instruidos en las
diferentes disciplinas académicas, para que sus profesores colaboren, como
ellos saben, en su educación con el modelaje de los sentimientos, convicciones,
voluntad y carácter de los alumnos, contando con el origen de la familia, que
en muchos, demasiados casos, carecen de los conocimientos mínimos a transmitir
a la prole, cuando no su mal ejemplo a imitar. Así pues, el rol de la escuela,
insisto, no solo es sacar gente bien instruida sino también que sea educada en
valores para convivir en sociedad.
Llegados
aquí debemos plantearnos como invierten el tiempo nuestros hijos, cuál es su
jornada lectiva. Veámoslo.
Los
alumnos de primaria, a partir de los seis años, inician su jornada muy de
mañana, tan de mañana que hasta muchas de las calles están sin regar, cosa que,
aunque parezca una tontería no lo es, pues debe hacerse por razones obvias,
contaminación, antes de la aparición de los pequeños. Empiezan antes de las
7,30h am y terminan sobre las 15h pm. O sea, cosa bárbara, están siete horas más
media de recreo en su actividad, prácticamente lo mismo que la jornada laboral
de un adulto, cuando con cinco tendrían suficiente. Con la diferencia a favor
del adulto de que cuando vuelve a su casa tras su jornada de trabajo no lleva
bajo el brazo las múltiples tareas que llevan sus hijos con la excusa de que
son para reforzar. ¿Y qué van a reforzar? Simplemente lo que deben aprender en
el cole ¿Y quién va a reforzarles?, Sus papás, cuando el que debe hacerlo es el
profesional preparado con sus técnicas pedagógicas y no los papás que no están
preparados para transmitir conocimientos. Lo que si se conseguirá es que los
mayores pierdan la paciencia y el niño pague los platos rotos y termine harto.
Además el estrés acumulado o transmitido a un pequeño puede conducirle al
agotamiento temprano. Por estas razones las tareas domiciliarias escolares en
Inicial y Primaria no están recomendadas y además prohibidas por Ley. Otra cosa
son los intereses del colegio, en el que suele primar el afán de destacar y ser
los mejores. Hemos dicho que empiezan muy temprano a las 7,30h am. Me limitaré
a la opinión de un profesional : ”A primera hora es cuando más alumnos
somnolientos hay, y con mayor dificultad de concentración, un estado que mejora
al final de la mañana y durante la tarde, lo que puede orientar hacia como se
debería organizar el calendario escolar”. Todo esto nos lo dice el doctor
González Pin, jefe de la Unidad del Sueño de Valencia (España) que además “pide
retrasar una hora la entrada a los centros, como ya han hecho Alemania y EEUU,
y recomienda programar actividades físicas a primera hora para que desaparezca
la melatonina, que favorece el sueño, y aparezca la adrenalina”. Demoledor. Y
cuando pide retrasar una hora hay que tener en cuenta que allí la jornada
empezaba entre las 8 y las 9h am. ¿Y por qué se empieza tan temprano una
jornada tan larga? Simplemente por intereses laborales del colegio, o de los
profesores, que de esa manera disponen de la tarde libre. Intereses gremiales y
muy posiblemente económicos. No existe estudio pedagógico alguno que indique
beneficios para el alumno por tener jornada continuada. Al contrario, se ha
detectado estados estresantes al final de esa jornada continuada. La jornada
continuada tuvo su justificación, nunca pedagógica, sino administrativa, en la
década de los noventa al haber un número deficitario de aulas escolares y tener
que utilizar las existentes en dos turnos diferenciados para poder dar cabida a
todos, el de mañana para unos y el de tarde para otros. Necesidad inexistente
actualmente. Se pueden citar un sin número de opiniones de profesionales, como
por ejemplo la de Doña Elena Martín Ortega, Doctora en Psicología y Profesora
Titular en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid. “¿Es aconsejable que los
alumnos tengan todas las clases de la jornada seguidas, sin un corte de comida
y descanso? Hay argumentos claros para contestar que no a estas preguntas. Los
tiempos y los ritmos influyen siempre en el aprendizaje, pero a determinadas
edades esto es más importante. Los niños y niñas de 3 a 11 años necesitan
momentos de cambio y ruptura que les permitan descansar y recuperar la
atención. Y esos cortes en las actividades lectivas no pueden ser excesivamente
breves. La comida es también un elemento necesario, por lo que significa de
cambio de actividad y descanso”. Así como el tiempo de recreo, indispensable y
muy aprovechable como tiempo educativo en el amplio sentido de la palabra y
nunca como tiempo de comedor de los alumnos o descanso del profesorado.
En
síntesis, un horario inadecuado para los niños y niñas, tanto por su hora de
inicio, como su larga duración, que rompe los ritmos infantiles y los hábitos
familiares. Y en cuanto a los niños y niñas habría que decirles: ¡Sois unos
auténticos TITANES!.
En
un próximo capítulo hablaremos de dos aspectos también muy relevantes. La comida
en el colegio y la utilización de los recreos. Ambos tienen una función mucho
más amplia y educadora de lo que normalmente creemos.
Moraleja:”
Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí”(Confucio)
Así
sea.
El
Vigía.
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