sábado, 1 de octubre de 2016

ARTÍCULO: EDUCACIÓN,INSTRUCCIÓN,ALIMENTACIÓN Y OTRAS COSAS(III)


En artículos anteriores hemos abordado aspectos diferenciadores de conceptos tales como como Educación  e Instrucción, y veíamos con algún ejemplo práctico que podíamos encontrar personas muy instruidas pero poco educadas. Es el caso del profesional muy preparado pero que su falta de puntualidad un día sí y otro también lo señala como un mal educado. Si, aunque queramos relativizarlo, muy mal educado. Veíamos también el rol que debe jugar la escuela no centrándose únicamente en su tarea de instrucción sino potenciando su actual quehacer en el proceso educativo, pues aunque sabido es que éste debe iniciarse y potenciarse en el seno de la familia, la realidad es que hay muchas, demasiadas, desestructuradas e incapaces de transmitir algo positivo a su prole, por lo que esa falencia debe ser cubierta por la escuela. Finalmente veíamos el anacrónico y bárbaro horario que sufren nuestros pequeños de Enseñanza  Primaria, entrando a las 7,30h adormilados, y saliendo a las 15h cansados y estresados. Un total de siete horas más media de recreo, que como después veremos resulta insuficiente, me refiero al recreo, en su función educativa y de descanso. Jornada corrida que no hay estudio pedagógico alguno que la valide, muy al contrario, viene a suplir a una jornada partida, tradicional y mucho más racional y pedagógica. Y por si todo eso no es suficiente, en su cartera unas hermosas tareas para distracción en la tarde no solo de los muchachos sino de sus papás, que tienen que suplir al profesor, con las nefastas consecuencias de los malos humores de los adultos y el hartazgo de los críos. O sea, verlo para creerlo.
Ahora vamos a analizar dos aspectos importantes en el proceso educativo cuales son la comida y el recreo. Empezaremos por este último.
El recreo es el momento del proceso educativo en el que el alumno se muestra tal y como es. En ese momento, durante el juego el alumno  muestra de forma espontánea sus tendencias, vemos al líder, al gregario, su agresividad, su indolencia, su sociabilidad, su aislamiento, etc.etc. y ahí con los juegos dirigidos el profesor puede ir moldeando la personalidad del alumno. Es el momento óptimo de la jornada para observar por una parte y por otra, actuar. Sobre todo mediante los juegos. Oigamos lo que nos dice Doña Elena Martín Ortega, Doctora en Psicología y Profesora Titular en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid: “En los recreos los alumnos aprenden cosas tan valiosas como en las aulas, como bien saben los profesores. Los espacios de ocio son ámbitos privilegiados para educar en la afectividad, en la interacción social, en las aficiones, en la amistad. Estos recreos deben tener, pues, una duración que permita llevar a término juegos y actividades  que exigen un mínimo de tiempo. La jornada que puede dar respuesta a estas necesidades no es desde luego la denominada jornada continua. Respetando este equilibrio se pueden organizar muchos horarios. El problema no es acabar a las cinco o acabar a las tres. El problema es cómo distribuir internamente las actividades para asegurar que esas condiciones se cumplan……”
 A grandes rasgos pueden diferenciarse cuatro etapas en el proceso evolutivo de los peques: una inicial hasta los dos años; otra hasta los seis años; la que va a partir de los seis hasta los once años; y finalmente la que llega aproximadamente hasta los quince o dieciséis años. La que a nosotros nos interesa ahora es la tercera, la que abarca la primaria, de los seis a los once años. Esta etapa es conocida como la de las “Operaciones concretas” en la que el pensamiento del niño/a está centrado en su realidad física, y el mayor desarrollo es en su imaginación creadora, en su incorporación social y en el pensamiento lógico. Existen una variedad de juegos tanto físicos como intelectuales para aplicar en esta etapa y desarrollar sus diversas capacidades: de psicomotricidad para el desarrollo físico armonioso. De apoyo al aprendizaje: lingüísticos, científicos, creativos, etc. O los de apoyo a la socialización, el afecto, la empatía, la sensibilidad etc. etc. Y ahora preguntemos, en el caso de nuestros hijos ¿se organizan internamente las actividades recreativas para asegurar que esas condiciones se cumplan?¿Además de jugar al futbol, a que otros juegos dirigidos y formativos dedican los alumnos su recreo?, ¿y el profesor por dónde anda?, ¿un solo recreo de media hora es suficiente? Preguntas que dejo en el aire para ser contestadas a voluntad del lector.
Y ahora pasamos a la comida de los escolares. Empezaré preguntando: ¿Cuántas familias hay en Perú que empiecen a comer a las tres y media de la tarde? Creo que muy pocas, aunque la mía, por desgracia es una de ellas y el resto corresponde a las de esos niños de primaria que tienen la jornada continuada como el mío. Pero hay más cosas. Hay colegios donde no hay horario de comida sino un recreo de veinte minutos que aquellos que llevan comida lo utilizan, en parte, para comer aprisa y corriendo pues si no se pierden el juego con sus compañeros. Y es que, insisto, no hay horario establecido por el colegio para comer. Y ¿dónde malcomen los muchachos? En su salón de clase. ¿Y sobre que mesa? Sobre su propia carpeta de aprendizaje. ¿Y quién controla y supervisa el acto de comer?, pásmense, el propio comensal. Menú de un día cualquiera: Espaguetis con pollo, posiblemente aderezado con restos de goma de borrar, minas de lápiz y virutas de madera.  Sencillamente, tercermundista y vergonzoso. Y no estoy exagerando nada. Va siendo hora de que se tomen las medidas pertinentes, bien por las Direcciones de los centros afectados o en su defecto por la autoridad educativa correspondiente. Recientemente ha habido quejas muy justificadas de padres ante la desidia y las prohibiciones injustificadas de la Dirección de algún Centro educativo por este mismo tema.
Parece mentira que un país que puede presumir de tener una de las más destacadas gastronomías del mundo no pueda hacerlo también de cómo comen sus pequeños. Los hábitos en el momento de la comida juegan un rol importantísimo en la salud de una persona, entendiendo por tales el horario, la frecuencia, la higiene, el lugar, y la ingesta sosegada con su consiguiente y tranquila digestión. Y si no con el tiempo, dispepsias, gastritis, úlceras, etc, etc. Y todo ello originado por la desidia de unos, los centros responsables, y la inhibición de otros, la autoridad competente. ¿O acaso el hábito de comer no forma parte del proceso educativo?.
Moraleja: Desayuna mucho, come más, cena poco y vivirás.
Así sea.

El Vigía.       

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