Ilustrísimo
Sr. Vicegobernador de Ancash:
Quizá hoy lunes según las previsiones, se procederá a su investidura
como nuevo Gobernador de la región Ancash, repetición de su anterior toma de
posesión en sustitución en aquella ocasión de quién debía haber ocupado el
cargo pero sus deudas con la justicia lo impidieron. Reciba la presente con mis
deseos de que esta nueva etapa sea fructífera para los hombres y tierras que
usted representa, que buena falta hace y de lo que más tarde le explicaré.
Casualmente esta nueva investidura también es
para sustituir a la misma persona de aquella ocasión anterior, Don Waldo Ríos
Salcedo, que venía ostentando el cargo de Gobernador, pero que un traspié de
hace diecisiete años en forma de corrupción le ha sumido por sentencia judicial
en el ostracismo, en la cárcel de Huaraz. También recordará su frustrada
investidura en otra ocasión en la que por desaparición durante once días del
Gobernador Ríos, hallándose requisitoriado por la Justicia, usted estuvo en
candelero y a punto de ocupar el puesto. Y es que el Sr. Ríos, como los niños
traviesos ha venido haciendo trastada tras trastada.
Tras
los aproximadamente cinco meses de su estancia anterior en el cargo de
Gobernador, sin pena ni gloria, y la posterior incorporación a dicho puesto de Don
Waldo Ríos una vez abonadas las deudas contraídas con la Justicia, le
condujeron a usted a retornar a su puesto de Vicegobernador, con la diferencia
de ser marginado totalmente hasta el extremo de pasar inadvertida su presencia
en el Gobierno Regional. Por ello dado que su aislamiento ha sido absoluto es
por lo que a estas alturas se puede dudar de las posibilidades reales de su gestión,
ya que si bien en su hoja de vida nos decía tener unos exitosos ingresos de 95,000 soles mensuales, bienes
inmuebles valorados en 300.000 soles uno y 350,000 soles otro, más un automóvil
de 25,000, con una formación académica chilena en gastronomía, concretamente de
chef en francés o de jefe de cocina en español, y con una edad actual de 33
años, en cambio en lo referente a su experiencia en gestión pública carece de
antecedente e historial alguno y al parecer con la honestidad o ingenuidad de
reconocerlo y confirmarlo públicamente, cosa que le honra.
Llama
poderosamente la atención en su hoja de vida que siendo un muchacho tan joven
disponga usted de los altos ingresos y bienes que dice poseer, lo cual nos
lleva a pensar en su laboriosidad y buen hacer, además de la buena suerte que
parece acompañarle, sin la que sería prácticamente inviable conseguir lo
conseguido. Así que felicidades Don Enrique. Eso es lo que esperamos de usted,
laboriosidad y buen hacer, aderezado si me permite con transparencia y
honestidad, dos ingredientes de los que sus antecesores estaban bastante
huérfanos y que resultan imprescindibles en el cargo.
Resultaría
interesante saber en qué momento sintió el gusanillo de la política y que es lo
que le atrajo, aparte de su ya conocido amor a los fogones, para dedicarse
profesionalmente a ella. O desde cuando sintió la necesidad de dedicarse en
cuerpo y alma a los ciudadanos ancashinos. O también cómo, por qué, y para
qué dio su conformidad de integrar nada
menos que la candidatura de Don Waldo
Ríos como Vicepresidente, con la sarta de mentiras y promesas demagógicas
presentadas con las que tuvo que tragar desde un principio. Son preguntas sin
respuesta que me surgen y que ahora carecen de relevancia alguna, pues deberían
haber sido contestadas sin preguntarlas
hace unos cuantos meses, cuando usted fue elegido. Ahora ya no tienen
vigencia sino que de lo que se trata es unir esfuerzos, arrimar el hombro, y
apoyar en la medida de lo posible para que las cosas mejoren y la encrucijada
en la que nos encontramos se resuelva favorablemente. La incertidumbre del
futuro de nuestro Puerto, la de Chinecas, la de miles de invasores, la falta de
industrialización, y en fin la atonía de nuestra economía sin horizontes ni proyección alguna hacen que la situación
sea francamente grave. Situación que necesita soluciones viables, y razonables
al mismo tiempo que urgentes. No puede seguir posponiéndose la toma de
decisiones en asuntos tan cruciales.
Para
que mejor entienda la situación en la que nos encontramos le pondré algún símil
de gastronomía que usted domina, y así podamos entendernos. Mire Don Enrique,
nuestra cocina, no reúne las condiciones para elaborar ni como mínimo un
sencillo caldito pues el equipo está desubicado; la despensa carece de lo más
esencial: viandas frescas; la sala comedor carece de metre o jefe de sala, con
unos camareros lentos y sin reflejos; y para terminar unos comensales,
desesperadamente hambrientos, cansados de esperar el servicio y que a pesar de
todo siguen soñando ilusionadamente con los suculentos manjares que deberían
servirse. O sea, para más claridad, es imprescindible un contrastado gerente general
en la cocina, alma mater de su Gobierno; una despensa con buenas, innovadoras y
frescas ideas para afrontar los retos existentes, integrada por contrastados asesores
profesionales; y una sala comedor con su gerente al frente que estimule a los
funcionarios que tienen que servir los nuevos y sabrosos menús que demandan los
pacientes y famélicos ciudadanos. Creo que con este ejemplo tan didáctico
entenderá la situación y necesidades perentorias que debe resolver su Gobierno.
En
síntesis, de lo que se trata es de formar equipo, de aunar esfuerzos y de
trabajar todos en la misma dirección. No sólo se trata de “limpiar” la cocina,
sino también todos aquellos lugares del restaurante donde se acumula la mugre
para que, dando entrada a un aire renovado y limpio, el equipo se vitalice y
pueda responder a los nuevos retos ya existentes más los que puedan surgir. Aquí y ahora sobran divismos y
personalismos enfrentados, intereses soterrados, promesas incumplibles y
demagogias de cualquier tipo, echándose a faltar hombres y mujeres íntegros,
unidad de acción, ideales elevados, y promesas convertidas en realidades.
Son
todos los estamentos civiles de la sociedad en la que nos desenvolvemos los que
depositan sus esperanzas en usted Sr. Vargas para que a pesar de las nefastas
experiencias propiciadas por sus antecesores, rija con tino los destinos de esta
maltratada Región de Ancash.
Atentamente.
Moraleja:
En la vida a veces se gana, a veces se
pierde pero siempre se aprende.
Así
sea.
El
VIGÍA
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