miércoles, 12 de octubre de 2016

ARTÍCULO: CARTA AL ILUSTRÍSIMO SR. DON ENRIQUE VARGAS BARRENECHEA


Ilustrísimo Sr. Vicegobernador de Ancash:
                                                                          Quizá hoy lunes según las previsiones, se procederá a su investidura como nuevo Gobernador de la región Ancash, repetición de su anterior toma de posesión en sustitución en aquella ocasión de quién debía haber ocupado el cargo pero sus deudas con la justicia lo impidieron. Reciba la presente con mis deseos de que esta nueva etapa sea fructífera para los hombres y tierras que usted representa, que buena falta hace y de lo que más tarde le explicaré.
 Casualmente esta nueva investidura también es para sustituir a la misma persona de aquella ocasión anterior, Don Waldo Ríos Salcedo, que venía ostentando el cargo de Gobernador, pero que un traspié de hace diecisiete años en forma de corrupción le ha sumido por sentencia judicial en el ostracismo, en la cárcel de Huaraz. También recordará su frustrada investidura en otra ocasión en la que por desaparición durante once días del Gobernador Ríos, hallándose requisitoriado por la Justicia, usted estuvo en candelero y a punto de ocupar el puesto. Y es que el Sr. Ríos, como los niños traviesos ha venido haciendo trastada tras trastada.
Tras los aproximadamente cinco meses de su estancia anterior en el cargo de Gobernador, sin pena ni gloria, y la posterior incorporación a dicho puesto de Don Waldo Ríos una vez abonadas las deudas contraídas con la Justicia, le condujeron a usted a retornar a su puesto de Vicegobernador, con la diferencia de ser marginado totalmente hasta el extremo de pasar inadvertida su presencia en el Gobierno Regional. Por ello dado que su aislamiento ha sido absoluto es por lo que a estas alturas se puede dudar de las posibilidades reales de su gestión, ya que si bien en su hoja de vida nos decía tener unos exitosos  ingresos de 95,000 soles mensuales, bienes inmuebles valorados en 300.000 soles uno y 350,000 soles otro, más un automóvil de 25,000, con una formación académica chilena en gastronomía, concretamente de chef en francés o de jefe de cocina en español, y con una edad actual de 33 años, en cambio en lo referente a su experiencia en gestión pública carece de antecedente e historial alguno y al parecer con la honestidad o ingenuidad de reconocerlo y confirmarlo públicamente, cosa que le honra.
Llama poderosamente la atención en su hoja de vida que siendo un muchacho tan joven disponga usted de los altos ingresos y bienes que dice poseer, lo cual nos lleva a pensar en su laboriosidad y buen hacer, además de la buena suerte que parece acompañarle, sin la que sería prácticamente inviable conseguir lo conseguido. Así que felicidades Don Enrique. Eso es lo que esperamos de usted, laboriosidad y buen hacer, aderezado si me permite con transparencia y honestidad, dos ingredientes de los que sus antecesores estaban bastante huérfanos y que resultan imprescindibles en el cargo.
Resultaría interesante saber en qué momento sintió el gusanillo de la política y que es lo que le atrajo, aparte de su ya conocido amor a los fogones, para dedicarse profesionalmente a ella. O desde cuando sintió la necesidad de dedicarse en cuerpo y alma a los ciudadanos ancashinos. O también cómo, por qué, y para qué  dio su conformidad de integrar nada menos que  la candidatura de Don Waldo Ríos como Vicepresidente, con la sarta de mentiras y promesas demagógicas presentadas con las que tuvo que tragar desde un principio. Son preguntas sin respuesta que me surgen y que ahora carecen de relevancia alguna, pues deberían haber sido contestadas sin preguntarlas  hace unos cuantos meses, cuando usted fue elegido. Ahora ya no tienen vigencia sino que de lo que se trata es unir esfuerzos, arrimar el hombro, y apoyar en la medida de lo posible para que las cosas mejoren y la encrucijada en la que nos encontramos se resuelva favorablemente. La incertidumbre del futuro de nuestro Puerto, la de Chinecas, la de miles de invasores, la falta de industrialización, y en fin la atonía de nuestra economía sin horizontes  ni proyección alguna hacen que la situación sea francamente grave. Situación que necesita soluciones viables, y razonables al mismo tiempo que urgentes. No puede seguir posponiéndose la toma de decisiones en asuntos tan cruciales.
Para que mejor entienda la situación en la que nos encontramos le pondré algún símil de gastronomía que usted domina, y así podamos entendernos. Mire Don Enrique, nuestra cocina, no reúne las condiciones para elaborar ni como mínimo un sencillo caldito pues el equipo está desubicado; la despensa carece de lo más esencial: viandas frescas; la sala comedor carece de metre o jefe de sala, con unos camareros lentos y sin reflejos; y para terminar unos comensales, desesperadamente hambrientos, cansados de esperar el servicio y que a pesar de todo siguen soñando ilusionadamente con los suculentos manjares que deberían servirse. O sea, para más claridad, es imprescindible un contrastado gerente general en la cocina, alma mater de su Gobierno; una despensa con buenas, innovadoras y frescas ideas para afrontar los retos existentes, integrada por contrastados asesores profesionales; y una sala comedor con su gerente al frente que estimule a los funcionarios que tienen que servir los nuevos y sabrosos menús que demandan los pacientes y famélicos ciudadanos. Creo que con este ejemplo tan didáctico entenderá la situación y necesidades perentorias que debe resolver su Gobierno.
En síntesis, de lo que se trata es de formar equipo, de aunar esfuerzos y de trabajar todos en la misma dirección. No sólo se trata de “limpiar” la cocina, sino también todos aquellos lugares del restaurante donde se acumula la mugre para que, dando entrada a un aire renovado y limpio, el equipo se vitalice y pueda responder a los nuevos retos ya existentes más los que  puedan surgir. Aquí y ahora sobran divismos y personalismos enfrentados, intereses soterrados, promesas incumplibles y demagogias de cualquier tipo, echándose a faltar hombres y mujeres íntegros, unidad de acción, ideales elevados, y promesas convertidas en realidades. 
Son todos los estamentos civiles de la sociedad en la que nos desenvolvemos los que depositan sus esperanzas en usted Sr. Vargas para que a pesar de las nefastas experiencias propiciadas por sus antecesores, rija con tino los destinos de esta maltratada Región de Ancash.
Atentamente.
Moraleja: En la vida a veces se gana, a veces  se pierde pero siempre se aprende.
Así sea.
El VIGÍA


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