viernes, 24 de mayo de 2013

ARTÍCULO: DIGNIDAD

                          

Hace unos días, andando apresuradamente por Elías Aguirre muy cerca de Pardo, de pronto noté que algo me impactaba en mi pierna junto al pie. Al mismo tiempo que me detenía y giraba el torso para ver que había sido, vi que se arrodillaba un muchacho y recogía mi llavero que acababa de caerse. Nos miramos. Extendí mi mano y él encogió su brazo retirando la suya.” Dame el llavero”. Contestó: “ ¡Es mío , me lo he encontrado”! Lo cogí del hombro pues era un niño y lo metí en un bar que había al lado. Nos sentamos junto a una mesa. “¿Por qué dices que es tuyo y que te lo has encontrado si sabes que se me acaba de caer del bolsillo y es mío?” Bajó la mirada y se hizo el silencio. Insistí: “¿Por qué me has dicho eso?” Siguió sin mirarme y permaneció el silencio. Pasaron unos largos segundos. “¿Cómo te llamas?” Levanto su mirada y dijo: David”.”¿Cuántos años tienes?” Contesto: “siete”, y ¿Dónde vives? Se quedó mirándome fijamente: “En 2 de junio”. “Oye David, quieres beber algo? rápidamente dijo:” Un jugo de durazno”.
Con el jugo, se inició el milagro. Me preguntó: ¿Y tu cómo te llamas? Se lo dije. Y también le explique el significado.
Mientras él se tomaba su jugo y yo mi café iniciamos una charla que trató de un montón de cosas; desde el colegio al que iba, sus amigos, su mamá ( no tenía papá), sus aficiones, el fútbol ( es del Barcelona, como yo) y otras muchas cosas más. Entonces fue cuando volví a insistir: “David, ¿qué te parece si me devuelves el llavero?” Me miró y rápidamente lo sacó de su bolsillo y lo puso sobre la mesa a mi alcance. “Gracias David” Me miró y sonrió. Extendí mi brazo con la palma abierta hacia él y rápidamente chocó la suya con la mía. “Amigos” dijo uno y el otro contestó “Amigos”. Así fue como entre el jugo de durazno y el café por una parte y el Barça por otra, (parece mentira las puertas que abren), continuamos una conversación muy amena y distraída. De pronto me dice: ¿Quieres que te diga por qué te dije que me lo encontré?, pues para que me dieras un sol”. “¿Y para que quieres un sol?” Bajó su cabeza al mismo tiempo que en silencio le caían dos lagrimones y bajándose de su silla se acercó a mi oído y susurró:” Vigía, ya deben ser las tres o las cuatro de la tarde y todavía no he comido nada”. Me conmovió.   “¿Qué es lo que más te gusta?” Le brillaron sus ojos negros: “El pollo con patatas fritas y mayonesa”  Saqué de mi bolsillo un billete de 10 soles y se los puse sobre la mesa, acercándoselo. Y ahora viene lo mejor pues nunca pude imaginarlo. Lo rechazó diciéndome: “Quiero comer contigo”. Por supuesto que ese día comí dos veces.
 No continúo pues dejo al lector que ponga el final que le parezca y saque sus propias conclusiones.
 Lo que sí puedo asegurar es que David dispone de una autoestima excelente y sabe  discernir con más claridad lo que está bien de lo que no.  Su dignidad continúa intacta y bastante mejor que la de muchísimos adultos.
El caso real de David y sus circunstancias me hicieron reflexionar largamente.
Me vinieron a mi mente un montón de casos si no similares próximos, aunque David puede darles a todos ellos autenticas lecciones de dignidad personal.
Tales como:
El caso del taxista que se “encontró” en su maletero el cochecito de bebé de mi hijo:
El caso de otro taxista que “recuperó” los pasaportes de toda la familia.
El caso del policía que “necesitaba“ dinero para poder investigar.
El caso de aquel otro policía judicial al que también había que “ayudar” para detener a un violador localizado y requisitoriado.
El caso del fiscal al que hubo que ”recordarle” que debía cumplir con su obligación.
El caso del “abaratamiento instantáneo” de la papeleta de tránsito.
El caso de la “fácil, rápida y segura” obtención del brevete. 
Y me quedan varios casos más vividos.

Ahora, por un momento cambien mentalmente a David por un joven de 18,20 o más años, pero sin escrúpulos y dignidad y, a mi llavero por su niño/a de 3,4 ó 5 años que de pronto desaparece de su vista en el supermercado o en el parque de recreo. Y no lo encuentran. En su desesperación por su desaparición reciben una nota o llamada en la que le dicen:”He “encontrado” a su hijo/a que estaba “perdido”. Agradeceré una “propina” de  ……………”(pongan ustedes la cantidad).  
Atentos, pues del principio de la narración e esto último hay un paso.
 ¿Cuántos  David, que en este caso es un ángel, de más años, pero maleados y sin dignidad puede haber? Por desgracia bastantes.

Es tarea de todos, padres, maestros y sociedad en general los que tenemos que asumir ese rol docente y decente de que nuestros hijos, alumnos y ciudadanos crezcan con los valores necesarios para que sean hombres de bien.
No hará falta recordar que la miseria, tanto económica como cultural es mala compañera y consejera. Sobre todo la primera, pues es obvio que con el estómago vacío las ideas y el aprendizaje no pueden ser muy elevados. Y la segunda, la cultural, puede ser consecuencia aunque no siempre ni mucho menos de la primera.  Ni tampoco debemos olvidar que una cosa es estar por desgracia en la miseria y otra muy diferente ser un desgraciado miserable. El caso de David, como habrán visto consiste en que siendo un niño pobre da auténticas lecciones de dignidad a los despreciables miserables. ¡Adelante DAVID¡    
 Así sea.

EL VIGÍA.              

ARTÍCULO: EDUCACIÓN INICIAL


Hablar de Educación Inicial (E. I.) es algo de sumo interés en nuestra sociedad contemporánea. Lo haremos sobre aspectos fundamentales y básicos de lo que significa para el futuro del niño/a esa primera etapa en lo que se refiere a su formación y desarrollo.
Sin más dilación, pasemos a hablar sobre la historia reciente por una parte y las características de la Educación Inicial actual por otra. Finalmente, sobre lo que no es recomendable.
HISTORIA RECIENTE
Las primeras referencias sobre atención a niños menores de 6 años son con la creación de la Sociedad Auxiliadora de la Infancia en diciembre de 1896 en Lima, que utilizaba el método Froebeliano, consistente en un método basado en el juego y canciones para aplicar por los educadores y padres en la educación de las  sensaciones y emociones de los niños.
En 1902, tanto Juana Alarco fundadora de la Sociedad Auxiliadora como Elvira García cofundadora crean por separado sendos “kindergarten”(jardín de infancia). Todo lo que se crea hasta 1930 es de iniciativa privada y es entonces cuando el Gobierno encarga a las hermanas Victoria y Emilia Barcia Boniffatti que habían estudiado en Europa y residían y regentaban un centro en Iquitos, la tarea de ir estableciendo Jardines de Infancia con carácter estatal. Se crea el Jardín Nº 1 por Resolución Nº 589, teniendo como lema  ”Todo por amor, nada por la fuerza” recordando a San Francisco de Sales.
Hasta el año 1972, no se crea este nuevo nivel educativo, mediante la Ley General de Educación 19326, estableciendo la siguiente división: Casas Cunas  de 0 a 3 años de edad y Los Jardines de Infancia para los de 3 a 5 años. En el 1973 se oficializa el primer programa no escolarizado para niños de 3 a 5 años basado en la experiencia de los Wawa Wasy y Wawa Uta (Casa de Niños en quechua y aimara).
Es ya en 1977 cuando se empieza a disponer de un presupuesto más expansivo que permite que la educación inicial se incluya en la Dirección Nacional de Inicial y Primaria del Ministerio de Educación.
Es en 1990 cuando en la Conferencia Mundial sobre Educación de Jomtien (Tailandia) se establece el objetivo prioritario de lograr la expansión  de la atención a la primera infancia y de las actividades para asegurar su desarrollo, ratificado diez años mas tarde en el Foro de Dakar2000. Actualmente se ha establecido la universalización de la escolarización de los infantes de 3,4 y 5 años, atendiendo a los menores de 3 con alternativas no escolarizadas. Se ha aceptado unánimemente que el aprendizaje se inicia al nacer y que se trata de un derecho del niño. En estos momentos los medios asignados por el Estado son limitados y se está haciendo un gran esfuerzo de cara a los más necesitados.

CARACTERÍSTICAS DE LA EDUCACIÓN  INICIAL  ACTUAL
Los avances de la neurociencia, la antropología y la psicopedagogía, campos bastante desarrollados últimamente, nos ofrecen unos conocimientos sobre el sistema neurológico, antropológico y psicológico del niño que permiten al educador y por extensión a la familia puedan aprovechar los períodos críticos del desarrollo cerebral para que esos niños puedan adquirir capacidades mentales, destrezas y hábitos con éxito ya que según esos expertos estos seis primeros años de vida son los que marcarán en un altísimo porcentaje las características neuronales y psicológicas del futuro adulto.    
Así, ahora sabemos que el bebé a partir del cuarto mes de embarazo es capaz de oir a su madre y que en el momento de nacer su potencial genético con el que viene al mundo entrará en contacto con el medio o entorno con el que se encontrará y de él dependerá en gran medida la calidad de su desarrollo. Por esto el entorno debe ser gratificante o positivo para el desarrollo de una estabilidad emocional que es fundamental para el correcto desarrollo de la psique del pequeño. Si por el contrario es un entorno donde predomina el pesimismo, la angustia, y la discordia sin duda limitará el potencial de desarrollo del niño.
Y el entorno ¿quién lo crea? Nosotros los papás, y acabamos de decir cómo debe ser: armónico, gratificante y positivo. Los padres somos la clave del desarrollo del niño y por eso se dice: la educación empieza en casa. Cuan equivocados estamos pensando que cuantas más horas esté en el colegio más se educará. No es así. Sólo es una ayuda. Sí lo será en los casos de familias desestructuradas donde reina la discordia, el enfrentamiento y la incomprensión.
Los padres podemos enriquecerles hablándoles con claridad en nuestra pronunciación, sin atropellos fonéticos, sin gritar, llamando al pan pan y al vino vino, o sea en vez de decirle que eso es un guau guau decir perro, en vez de miau, gato, en vez de arbolito, abeto, en vez de carnecita, lomo saltado, en vez de pescadito, merluza, en vez de pipí, orinar  y así sucesivamente , sin miedo , sin temor, que nos va a entender y va a aprender correctamente.  También estimulando su curiosidad y su interés por cosas nuevas, oyendo música, utilizando una lupa, mirando un mapa, diciendo adivinanzas, plantando semillas, regando las plantas, etc. etc,
Jugar con nuestro hijo es lo más gratificante que existe, tanto para él como para papá o mamá. Jugar a pilla pilla, al escondite, a las adivinanzas, al fútbol, y en fin a estrechar aún más los lazos paternofiliales. Leerle un cuento su papá por la noche, sencillamente maravilloso.   
Debemos mostrarle toda nuestra confianza, y para ello tenemos que mentalizarnos positivamente ante él de que es el mejor, no con relación a otros, sino que es el mejor hijo que podemos tener, no adulándole sino estimulándole, haciendo que se vea seguro, tranquilo y confiado de que él es capaz, y de esta manera se sienta siempre muy querido y no estableciendo nunca, bajo ninguna excusa comparación alguna con hermanos o amigos. En síntesis, el trato que debemos dispensarle es de ternura por una parte y por otra estableciendo los límites que no deben sobrepasarse. Con esto conseguiremos que su autoestima esté intacta y potenciada. Nuestro objetivo final  tiene que ser el de que nuestro hijo sea FELIZ. Pero no nos engañemos  y pensemos que la felicidad es un estado permanente, no lo es y por lo tanto debe disponer de un buen desarrollo emocional que le permita enfrentarse con optimismo, fuerza y dinamismo, mirando siempre el lado positivo de las cosas a los problemas que se le planteen. La autoprotección que les brindamos o nos brindamos es bastante perjudicial pues hacemos de  ellos unos seres dependientes sin capacidad de afrontar por si solos las caídas, la limpieza, el contacto con los animales etc etc. y de nosotros mismos, unos papás comodones, aburridos y reiterativos. Para que se me entienda: El niño atadito a la silla o en su parquecito, el niño con la abuelita o la criada, el niño a jugar solito etc. etc. y así me protejo yo de tanta pesadez y responsabilidad. Gravísimo error cuando obramos así. Que aprenda a compartir es fundamental. 
Es muy importante recalcar que en esta etapa no hay ninguna actividad que pueda superar a la que se realiza en la familia. El contacto con el padre, la madre, los abuelos, los hermanos y el sentimiento de pertenencia a la familia no son igualados por actividad alguna.
En cuanto a los deberes para casa les diré una cosa: mientras no roben excesivo tiempo al niño podemos aceptarlos y estar de acuerdo, pensando siempre que su principal deber a los 3,4 ó 5 años es JUGAR.
Y en cuanto a las notas, a mí personalmente no me interesan en absoluto, y si ustedes quieren verlas háganlo pero siempre y en todos los casos sonrían y feliciten sinceramente a su hijo. Nunca se angustien ni comparen. Las aclaraciones, en el colegio con su señorita.
Hasta aquí, todas estas líneas tienen la simple pretensión de ser una elemental forma de mostrarles cómo podemos abordar mejor la convivencia y desarrollo armónico de nuestros pequeños príncipes y/o princesas en esta etapa inicial de sus vidas.


LO QUE NO ES RECOMENDABLE
Y ahora para finalizar, como estamos en un medio de comunicación social celebrando el Día de la Educación Inicial, y con el objeto de honrar a todos  los niños entre 0 y 5 años permítanme que me dirija directamente a esos papás y mamás que lamentablemente siguen utilizando con sus hijos/as, que están en esas edades, unas pautas que van a condicionar de forma negativa y malsana su futuro. Tales son:
-         Amenazarles, zarandearles, pegarles, gritarles, atemorizarles, insultarles, ridiculizarles, no jugar con ellos, no acompañarles dejándolos solos, no cumplir los horarios establecidos en comida y sueño, alimentarles con comida chatarra o basura, darles vino o cerveza en las comidas, no permitir que se ensucien o manchen, “salvarlos” de sus caídas, quitarles y guardar los juguetes para que no los rompan, “¡tú serás un macho porque lo digo yo!”,”¡serás tan macho como tu padre!”, “¡tú serás……….futbolista, ingeniero, médico, etc. etc.”, establecer diferencias con el otro hermano, poner como ejemplo a Fulanito,  desautorizar lo dicho por mamá o papá, y finalmente, pelearse la pareja en su presencia.
Esto que he señalado, desgraciadamente está ocurriendo todavía todos los días y muchísimo más cerca de ustedes de lo que puedan imaginarse.  
Esos papás y mamás tienen que saber que sus hijitos van a crecer con una serie de problemas verdaderamente serios y trascendentes que los van a convertir con toda probabilidad en jóvenes y más tarde adultos INSEGUROS, TEMEROSOS, DEPENDIENTES Y AGRESIVOS, cuando menos.
O sea, si quieren que sus hijos el día de mañana estén “adornados” de tales “virtudes” sólo tienen que insistir y seguir esas pautas  de comportamiento con ellos.   

También les diré queridos papás, mamás y amigos que estamos en unos momentos en los que el mundo del conocimiento científico, la inmediatez de los medios de comunicación y la globalización mundial están evolucionando con tal rapidez que con toda seguridad los esquemas mentales serán completamente diferentes en muy pocos años. Y la Educación Inicial no digamos. De tal manera que la sociedad, sus miembros, el trabajo, las profesiones y las formas de vida que tendrán nuestros hijos no se parecerán gran cosa a las actuales. En un próximo artículo les hablaré de ello.
Así sea.
EL VIGÍA


sábado, 18 de mayo de 2013

ARTIÍCULO: EL DOCENTE.


                                                                                        
 Había una vez, hace muchos años, en un país muy lejano una familia en la que la madre se ocupaba de la crianza de sus numerosos hijos al mismo tiempo que el padre acudía todos los días a su trabajo fijo y estable, pues era hombre de carrera, que realizaba con vocación, devoción y sacrificio.
Aunque parezca el inicio de un cuento, les estoy narrando una realidad como tantas otras que acontecen a nuestro alrededor cotidianamente.
Continúo. Como el sueldo puntual que percibía aquel señor en su trabajo era más bien escaso para mantener a tan larga familia, tuvo que pluriemplearse y lo hacía como administrador de fincas, también de una fábrica de aceites, de una mina de carbón, como secretario de la sociedad de Agricultores y Ganaderos, como Delegado de la Sociedad General de Autores y posiblemente en alguna cosa más. Todo ello a la vez. El caso es que aquel hombre, o mejor dicho superhombre trabajaba diez, doce, y hasta catorce horas diarias,  para sacar adelante su casa. Así, salía a las siete de la mañana y volvía a su casa en el mejor de los casos a las siete de la tarde cuando lo normal eran las nueve de la noche.
Les estoy hablando de alguien al que conocí durante mis primeros años de vida pues fue mi primer MAESTRO. Desde entonces su imagen quedó grabada en mi mente como la de un hombre, perdón, superhombre que a pesar del maltrato económico y social que le proporcionaba quien le pagaba,  con su puntualidad, asiduidad y dedicación a su profesión fue un ejemplo para mí no sólo en los aspectos formativos sino también en otros como la entereza,  fuerza y hombría con la que tuvo que luchar para sacar adelante por dignidad propia, a su familia. Admirable, esa es la palabra que se merece aquel MAESTRO. Admirable.
Han pasado bastantes años y ahora en aquel país tan lejano las cosas han cambiado; las familias ya no tienen tantos hijos y entre otras muchas cosas los MAESTROS/AS ya no tienen que pluriemplearse pues aunque a nadie le sobra, tampoco le falta  y su rol social ha cambiado hasta el extremo de que aquello de “pasas más hambre que un maestro de escuela” pasó a la historia. Allí ya no tienen que ser superhombres sino simplemente hombres o mujeres, que ya es suficiente.
Aquí, en mi querido Perú, actualmente las cosas no pintan así. Parece un calco de lo anteriormente narrado.
No voy a referirme a la labor pedagógica y formativa de los Docentes peruanos pues no soy quien, sino a su rol social, a su implementación en la sociedad actual como partícipes de ella, a la consideración y respeto que merecen y al endeudamiento que todos tenemos con ellos. Sí, somos deudores del cariño, afecto y consideración que en muchos casos no hemos sido capaces de transmitirles ante su abnegada labor; deberíamos ser  conscientes del daño irreparable que produce en su fama y por lo tanto en su imagen, nuestra actitud ante su figura cuando hacemos esa crítica fácil y sin conocimiento suficiente sobre su actuación. Repito que nosotros, los padres de familia, hombres de la calle, somos responsables, aunque no los únicos, ni principales de que esa figura del MAESTRO/A  esté deteriorada, maltrecha y desgastada como ocurre en este país.
Los máximos responsables son aquellos organismos públicos en cuyas manos han estado y siguen estando los medios tanto cuantitativos como cualitativos para no haber originado ese desgaste. Ellos son los máximos responsables con su ceguera, de la situación social y económica en la que malviven esos superhombres y esas supermujeres .
¿Pero todavía no se han enterado, responsables políticos, que el futuro del Perú, depende en gran medida de esos MAESTROS/AS, con mayúsculas a los que hay que tratar con atención, mimo y cariño por parte de los poderes del Estado?
¿A que están esperando? Su oportunismo con el “parche” que ahora presentan utilizando las sutilezas semánticas de escalas por niveles, lo convierten en una auténtica carrera de obstáculos y hace que parte de la gente de la calle, los menos que son los más brutos, piensen que no se lo merecen (¡para lo que trabajan!) o por el contrario, la mayoría, los normales e inteligentes, que ustedes están ahí para medrar y llevarse a final de mes unos honorarios que multiplican por 2, 3, 4 o no sé cuanto los 5,390 quiméricos o inalcanzables propuestos.
 ¿O es que piensan que ellos y sus familias pasan del aire? No, tienen su corazoncito, su higadito y hasta su estomaguito, y también algún hijito.
¿Acaso creen que con tanto ”nivel” en la escala arreglan algo? Han puesto hasta ocho, y digo yo, ¿por qué no ponen diez que es número más redondo o doce que así será la docenita? Parecen inspirados en el programa infantil de TV “Veloz Mente” de  Discóvery Kids por cierto, excelente. No se lo pierdan.
 No se trata de implantar “niveles” o “escalas”, señores se trata de dignificar y formar a los profesionales. Ustedes dan la sensación de que han confundido los roles. Siguen utilizando el palo y la zanahoria. Recuerden que los docentes, ya no son niños ni jovencitos, que son adultos y son profesionales. Que la formación continua es otra cosa. Que de ésta manera que ustedes proponen van a incrementar el escarnio del docente: “Mi maestra es del nivel VI y la tuya sólo del II”, “Maestro, dice mi papá que usted tiene que estudiar más para pasar de nivel pues ya ha repetido dos veces y a la tercera se va a ir a la calle”. Bochornoso.
¿Cómo es posible que la Directora Regional de Educación de Piura
se permita hacer unas declaraciones en los medios de comunicación tachando de “incapaces” a los Directores de los Centros de Educación de su zona en vez de defenderlos o al menos callarse prudentemente que hubiera quedado más guapa?
¿Cómo es posible que las fuerzas del orden incumplan su sagrado deber de proteger a los ciudadanos y por el contrario carguen militarmente con el uso de gases lacrimógenos contra unos pacíficos e indefensos MAESTROS/AS manifestantes, como ocurrió y fui testigo casual en la Avda. José Pardo de Chimbote?
¿Cómo es posible que los Entes Locales y Regionales no actúen en el ensalzamiento, cuidado y mejora de la imagen de sus docentes y por el contrario se dediquen al culto a la persona o dirigente de turno? No basta con entregar guitarras, material didáctico y mucha publicidad de sus quehaceres diarios con fotos y vídeos, hace falta bastante más.
¿En qué cabeza normal cabe proponer el cese oportunista y sin planificar de un plumazo, y mandar se vayan a su casa con la excusa de “jubilar” de la noche a la mañana a 8.000 maestros? ¿Cuál es la indemnización por ese cese improcedente? ¿Será pensión de jubilación o será una mísera limosna como compensación a su dedicación durante años “tapando” un problema de Estado?
Y la última pregunta, sin acritud ninguna. ¿Ha olvidado Dña. Emma Patricia Sala que su gente de base además de decente, paciente, competente e inteligente, es docente y que no tienen que reconciliarse con la sociedad sino más bien al contrario? Lo parece. Lo que no parece es que sea socióloga. Es la sociedad, respetada señora, y esto tiene que quedar muy claro, con su ministerio el primero, quienes tienen que reconciliarse con ellos, con los docentes.
Como verán queridos lectores, no he mencionado ni una sola vez, por dignidad, la palabra mágica: DINERO. Si quieren, los que pueden, deben arreglarlo, pero de otra manera. Sólo  hace falta voluntad.
Me siento francamente mal ante tanta incomprensión y falta de sensibilidad de quienes hacen lo mismo que se hizo hace cincuenta años con mi primer MAESTRO, el del principio de la narración. ¿Quieren que les confiese por qué me siento tan mal? Pues sencillamente: porque aquel hombre era mi padre.
Moraleja: Dignificar la docencia es de conciencia.
Así sea.
EL VIGÍA            

miércoles, 8 de mayo de 2013

ARTÍCULO: EL DÍA DE LA MADRE





La celebración del DÍA DE LA MADRE, es a mi modesto entender el más entrañable de cuantos se conmemoran a lo largo del año. En todas las civilizaciones se ha rendido homenaje a quien nos trajo al mundo, tras nueve largos y pesados meses de llevarnos en sus entrañas, con sus ilusiones y mejores deseos para el que viene en camino y que no siempre llega con “el pan debajo del brazo”. Nuestros respetos a Quillamama la Madre Luna, a Pachamama la Madre Tierra y a María Madre de Jesús. Y por supuesto, mi más efusiva felicitación a todas aquellas mujeres que han tenido la dicha, reservada únicamente a ellas, de traer hijos al mundo.    
Como es un día muy importante para cualquier madre, me he tomado la licencia de escribirle una carta a la mía para que vea que no me he olvidado de ella.
                           
                                          CARTA A MI MADRE

Querida madre:

Sé que cuando leas estas líneas desde allá arriba sonreirás y dirás:” Mis hijos se acuerda de mi”. ¿Cómo no vamos a recordarte, madre nuestra, si tú has sido todo para nosotros?
 Yo te sigo llevando muy dentro y tu recuerdo es algo mucho más que eso, pues has sido, eres y serás mi vida, que me la diste al nacer; me mimaste y cuidaste como tú sólo sabias hacerlo en mi niñez; me orientaste y guiaste con tus consejos en mi juventud y ya de adulto te brillaban los ojos de felicidad y alegría cuando te visitaba.

Al poco de nacer tuviste que soportar avergonzada, mis lloros continuos y exasperantes, hasta el extremo de tener que aguantar también los gritos y protestas de los vecinos, en aquellas noches de verano intensamente calurosas en las que se intentaba dormir y descansar con las ventanas y balcones abiertos de par en par. “¡¡Señora, ése niño, que se calle!! ¡¡ Todas las noches igual!! ¡¡Ya vale, ya está bien!!”
   
En mi primera infancia tus desvelos y protección fueron constantes. ¿Te acuerdas cuando tuviste que llamar al orden a Cesar, el “matoncillo” de turno que me tenía amargado en la escuela primaria? Yo lo recuerdo con alivio.

Más tarde, ya jovenzuelo tu buena y acertada reprimenda, diciéndoselo también a mi padre, cuando te enteraste que mi primera “novia” Dorita (teníamos trece años), hija de estanquero, me regalaba cigarrillos que me fumaba en el patio del colegio.

Posteriormente, en mis años estudiantiles, me alentaste y apoyaste como nadie lo hizo al mismo tiempo que afloraba la grave enfermedad crónica de papá que hizo de ti su esclava enfermera. Lo sobrellevaste con mucha entereza y fuerza hasta el fin de sus días, tanta que no sé de donde la sacabas para llegar a todo tu solita: atender al enfermo, cuidar a tus cinco hijos, la casa, la compra, la cocina, etc. etc. y por si esto fuera poco, irte al “Refugio” a cocinar, atender y servir gratuitamente a los necesitados de la ciudad. Impresionante lo tuyo mamita del alma. A esos años aprendí con tu ejemplo, lo que es la abnegación, el sentido del deber y la solidaridad con el prójimo, virtudes y valores que derramaste por doquier y marcaron mi existencia. Te sigo queriendo muchísimo mamita Pilarín. Sonríe, pues estoy hablándote a ti mi amor. 

Ya viuda, muy joven, rehiciste tu vida con las manualidades de esmaltes, cuadros y figuras decorativas que conservamos todos tus hijos. Yo las guardo con mucho cariño, afecto y devoción pues al contemplarlas te veo a ti mamita, sentadita con tu delantal y tus útiles manipulando pinceles, pinturas, espátulas, escayolas, láminas y marcos para hacer auténticas obras de arte. Joyas.
Siempre supiste sobrellevar sin mención alguna, la frialdad y el desapego de quien por proximidad a mí y a ti, te debía al menos algo de afecto. Nunca me mencionaste, por prudencia, las “recomendaciones” que te hacía otra señora sobre la posible descendencia que debería tener con su hija, mi primera esposa.
Imborrable, la advertencia que me hiciste sobre el trato que debería darle a la que entonces era mi novia y hoy es mi mujer: “Como me entere, hijo mío , que a esta chica que es muy jovencita no la tratas bien , y no la respetas como se debe y merece, me enfadaré seriamente contigo. ¡Que no me entere yo!. ¡Te lo digo muy en serio!”. Así fue como madre y esposa iniciasteis una relación de amistad  que más tarde se convirtió en mutuo y profundo cariño.

Posteriormente, fuimos saliendo de casa y te quedaste solita y, siempre recibías con alborozo, satisfacción y muchísima alegría la llegada de alguno de tus hijos.
A  mí, que soy el mayor, siempre me tuviste como el centro de tus ojos y cuando me recibías decías:” ¡¡Pero qué guapo eres hijo!!” al mismo tiempo que me abrazabas. Era clarísimo tu amor desmedido por todos nosotros.
Hasta muy mayor, continuaste siendo una mujer hermosa, rubia, con un llamativo lunar en la mejilla y guapa, muy guapa, que nunca te abandonaste como persona y que siempre durante toda tu vida estuviste en disposición de arreglarte lo más posible para estar presentable y producir buena impresión. Seguro que continúas siendo muy coqueta.

Al final de tus días aquí, te fuiste mamita, poquito a poco, sabiéndolo, y también que estábamos todos contigo, a tu lado. Y así continuamos.
Hasta luego Pilarín. Un beso, madre.
El mayor.

Hasta aquí la carta a mi madre.
 Les invito amigos a que en esta celebración homenajeen a la suya. Si está aquí, aprovéchenlo, haciéndole presente con sus palabras, llamada telefónica, visita o acariciando simplemente su mano, su amor por ella y si es que ya se ha ido, dedicándole unos minutos de recuerdo a tantas y tantas vivencias hermosas que les proporcionó durante su presencia, en la seguridad de que allí donde esté, sus ojos brillarán con intensidad al saber que la siguen queriendo.

Moraleja: Madre no hay más que una y, torpe y desagradecido es quien no la disfruta.
Así sea.
EL VIGÍA.