lunes, 21 de octubre de 2013

ARTÍCULO: AVISO A NAVEGANTES.




Hace un par de días, el sábado, a primera hora de la mañana, al salir de casa, vi a mi vecino Justiniano calentando su moto lineal y llamando a su mujer y su suegra:”Daros prisa que no llegamos, es muy tarde”. Salieron de su casa corriendo y se montaron las dos tras él. Ante mi mirada de extrañeza, Justiniano me dijo: “Es que parece ser que han prohibido ir dos en una moto y de esta manera vamos los tres, que no dicen nada y puedo seguir llevando a mi mujer a su trabajo y a mi suegra al mercado que está allí mismo”. A la suegra de mi vecino la nueva disposición municipal, que desconozco si ya es efectiva, le ha hecho un favor, pues ahora va y viene rápidamente sin atascos de ningún tipo. Y como los agentes de tráfico actuales parecen no ver ni oir nada pues así nos va. De verdad que más que para reír es para llorar.
La realidad es que el desconcierto general, ante tanto hecho delincuencial es mayúsculo. Para muestra mi vecino. Aunque últimamente se están sumando numerosísimas voces hasta ahora silenciosas que hacen que las alarmas ya disparadas se incrementen y dé la sensación de que esto no tiene solución y el fin del mundo esté próximo. En pueblitos próximos a nosotros y con la instigación de los “salvadores” de turno, cuando un delincuente en grado menor es sorprendido y detenido por las Rondas, en vez de ser puesto inmediatamente a disposición policial y judicial es “paseado” por el centro del pueblo para “avergonzarlo” dicen. Y pregunto yo: ¿Qué creen ustedes que ocurrirá cuando esas Rondas detengan a un delincuente en grado mayor y lo paseen por el pueblo? Esas actuaciones son altamente peligrosas además de estar fuera de la Ley. No hay razón ninguna para tanta zozobra, negacionismo y derrotismo. Si, es cierto que la situación es seriamente conflictiva y hay que evitar los “factores de riesgo” presentes en el hecho delincuencial que más tarde enumeraremos una vez más. Por ello lo que no podemos hacer de ninguna de las maneras es denigrar, desairar y afear la siempre difícil y compleja actuación de las fuerzas del orden, cuya peligrosa tarea es ni más ni menos que enfrentarse al delincuente, logrando su captura al mismo tiempo que realiza sus otras complejas tareas, también difíciles, de investigar en coordinación con el Ministerio Público o Fiscales de turno.  Y digo esto basándome en el número insuficiente de efectivos policiales para investigar y patrullar nuestras calles. Es urgente incrementar el número de unidades. Así lo ha considerado la jefatura de la Región Policial Norte al mando del General de la Policía Nacional del Perú (PNP)D. Ramón Ramos Talledo que junto a cien agentes realizará la supervisión de diversos  operativos a llevar a término durante estos días en nuestra ciudad.

En el parque próximo a mi casa comentaban unos “jovencitos” de más de sesenta años:” Ha caído otro más” y otro contestaba: “Si, pues son tal para cual”. Y un tercero: “Déjalos que “arreglen” sus cuentas entre ellos, cada vez quedarán menos”. Aún no estando totalmente de acuerdo con el contenido del final de la conversación, la realidad de los hechos es que el porcentaje de fallecidos entre los delincuentes es bastante elevada si nos atenemos a las cifras reales de victimados. Cosa que a la policía, de forma lógica, le resulte bastante difícil evitar.
Por otra parte el afán de protagonismo indudable de algunas personas hace  que aparezcan ante los medios de comunicación como los “paladines” de la denuncia en unos casos y en otros como los “salvadores” de nuestra sociedad. Habría que ver qué intereses espurios hay tras esas personas que en estos momentos manifiestan sus denuncias en unos casos y sus determinaciones en otros.¿ Acaso es que ya se dio el disparo de salida para las elecciones regionales del año que viene y para las que faltan todavía doce meses?. Aquí y ahora sobran politiquillos de medio pelo que se apoyan en sus colegas para denunciar y relanzar su carrera política en claro oportunismo cuando todavía tienen pendiente encuentros  importantes con la Justicia. Y esos otros también foráneos  oportunistas que hacen de su antigua profesión  el santo y seña para con sus prácticas rozando el derecho y la justicia establecer dudas sobre la actuación profesional de quienes se enfrentan día a día a la delincuencia.  Sabido es que en sociedades como la nuestra en la que impera la desigualdad y pobreza de todo tipo, aquellos que gozan de unos ingresos elevados, no es necesario especificar profesiones, por desgracia son blanco de la mirada ajena y de la extorsión. Lo que ya no es tan natural ni normal es que los afectados callen, cedan y paguen, teniéndoseles por hombres cultos y formados. De esa manera, propiciado por el miedo, lo único que se consigue es fortalecer al delincuente extorsionador y potenciar la aparición de nuevos casos. Uno de los “jovencitos” del parque antes aludido, a tal efecto y con mucha sorna comentaba: “Ahora se explica tanta huelga con solicitud de aumento de sueldo”. Sin comentarios.
Por otra parte es de constatar la edad cada vez menor de que están haciendo gala los integrantes de las bandas, en su mayoría jovenzuelos, menores de edad que tienen poco que perder pues carecen de todo. Son auténticos desarraigados sin oficio ni beneficio alguno que son presa fácil del juego sucio. O sea, son el reflejo del atraso, la desigualdad y la miseria del sistema que desde hace unas décadas se vive en el país y más en concreto en Ancash. Así los expertos en prevención ciudadana corroboran que la inmensa mayoría de las intervenciones policiales son a jóvenes entre 16 y 25 años, desocupados y provenientes de familias desarraigadas o lo que es lo mismo, familias sin valores personales ni sociales.

La situación, francamente deteriorada y deplorable, no se soluciona únicamente con más efectivos policiales en la calle, ni con más súper detectives, pues lo único aunque importante que pueden conseguir será detener al que delinque, pero a los cientos o miles de potenciales delincuentes que hay detrás y que forman el vivero delincuencial sólo se les puede combatir con la Prevención del Delito. Y para ello la tarea a realizar nos compete a toda la sociedad, empezando por los Poderes del Estado y terminando por cada uno de nosotros. Eliminar los denominados FACTORES DE RIESGO DELINCUENCIALES es la tarea prioritaria. Estos factores son:
La pobreza, la corrupción, el trabajo infantil, la desigualdad económica, la incultura, la falta de Justicia Social y la ausencia de valores personales y sociales. Todos y cada uno de estos factores son, reitero, los desencadenantes de la situación actual, que tanta zozobra nos produce.
Por todo lo dicho y expuesto anteriormente debemos concluir que:
1º) No necesitamos “salvadores”. Necesitamos trabajadores.
2º) Los politiquillos de “medio pelo” no sirven a la sociedad.
Se sirvan de ella.
3º) La Justicia y el Ministerio Público no pueden hacer dejación de sus funciones.
4º) La Prevención ante los FACTORES DE RIESGO aludidos es vital.
5º) La tarea es dura y larga pero la única forma conocida de salir de esta situación.
Pongámonos en movimiento cuanto antes pues el tiempo apremia.
Moraleja:” En democracia el oportunismo es un mal mecanismo”.
Así sea.

EL VIGÍA.  

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