martes, 1 de octubre de 2013

ARTÍCULO: RIQUEZA, DESARROLLO Y PREVENCIÓN.


Hay una serie de conceptos de carácter social que utilizamos diariamente y que quizá desvirtuamos, al parecer unas veces por desconocimiento y otras por negligencia.
Cuando el hombre de la calle, asocia indebidamente el concepto riqueza con el incremento de la delincuencia cabe pensar que es por desconocimiento de la realidad. Cuando lo hace el político de turno y ya son varias las ocasiones en las que sendos “altos personajes” se han referido a la asociación de ambos conceptos cabe deducir que cuando menos son negligentes en sus explicaciones. Dicen: “La riqueza llama, atrae e incrementa la delincuencia”. Vienen a decir: “Como lo estamos haciendo muy bien, estamos generando riqueza y es normal que allí donde ésta exista siempre proliferará la delincuencia”. Al menos lo último es absolutamente falso. 
Si así fuera, eliminando o disminuyendo la riqueza eliminaríamos o disminuiríamos la delincuencia. La realidad es lo contrario: a menor riqueza o lo que es lo mismo a mayor pobreza mayor delincuencia. El problema delincuencial viene originado por el nefasto reparto de la riqueza. Allí donde no hay reparto equitativo de la riqueza sino por el contrario se practica el acaparamiento abusivo de ella por las élites económicas es donde quedan grandes bolsas marginales de ciudadanos empobrecidos, con falta de recursos y por lo tanto con una educación y valores morales muy disminuidos. Ésta falta de educación y valores morales individuales y sociales son los motores que propician y desarrollan la situación actual por la que estamos atravesando, donde “tanto tienes tanto vales”, o lo que es lo mismo, lo importante no es “ser persona” sino “tener cosas”, Mientras el “tener” prevalezca sobre el “ser” continuaremos mal. Al menos deben equilibrarse.  La única forma de conseguir ese equilibrio, repito, es con ese equitativo reparto o lo que es lo mismo, aplicando la justicia social, cosa de la que aquí andamos bastante huérfanos. Y conseguir esto es una tarea ardua, larga y de persistencia pues no se puede solucionar en cuatro días cuando esta enfermedad ya convertida en autentica epidemia lleva muchos años de proliferación, e infectación. Que nadie se rasgue las vestiduras y no mal interprete mis palabras; no estoy diciendo que todo el mundo debe tener lo mismo sino que no es posible seguir con una sociedad en la que unos pocos tienen todo y otros muchos no tienen nada. Debe instaurarse la igualdad real de oportunidades.

El desarrollo es otro concepto también equívoco. Está el desarroyo ( con Y) y el desarrollo ( con LL). El primero, de andar por casa, hace referencia a veredas, semáforos, circulación vial, iluminación, serenazgo y poca cosa más. De todas ellas se salva esta última por su abnegada labor diaria y el resto son una auténtica pena. El otro desarrollo, el autentico, hace referencia a aspectos mucho más serios tales como la economía, la sanidad, la educación etc etc. Y éste, ya no de carácter local sino nacional, también deja bastante que desear. Así vemos como el reporte del ejercicio 2013-2014 elaborado por el World  Economic Forum (WEF), el Perú alcanzó el puesto 61 en el índice, similar al del año anterior, pero con la caída de ocho de sus indicadores de un total de doce. Esos ocho indicadores que han bajado son: Instituciones, Infraestructuras, Salud y Educación Básica, Educación Superior, Eficiencia en mercado laboral, Formación Tecnológica, Sofisticación de negocios y por último Innovación. Los cuatro restantes, con crecimiento son: Marco macroeconómico, Eficiencia en mercado de bienes, Desarrollo del mercado financiero y Tamaño de Mercado.
“Estos resultados reflejan exactamente lo que es el país” no lo digo solamente yo, lo dice el presidente de la CONFIEP, Don Alfonso García Miró. Y el Director del Instituto  de estudios Económicos de la Cámara de Comercio de Lima, Don César Peñaranda también nos dice: “Son muy preocupantes estos resultados pues reflejan que solo nos mantenemos bien en aquello que venimos haciendo bien hace 23 años, que es la política Macroeconómica. O sea, y esto lo digo yo: que la Economía funciona muy bien …………………. para algunos, pues continúa sin haber reparto de ella. La microeconomía, el reparto, continúa congelado, paralizado y desaparecido.
Esta situación hace que el Perú este bajo la inquieta mirada de la WEF que está recomendando el urgente mejoramiento de las Infraestructuras, el fortalecimiento de las Instituciones, la calidad de la Sanidad y Educación y por supuesto el incremento de la capacidad de Innovar. Si bien la Macroeconomía se mantiene bien, y es debido a la riqueza que proporcionan los bienes naturales (minerales), la falta de Industrialización del país hace que unido a la falta de Innovación las perspectivas de desarrollo sean bastante oscuras. Resulta prioritario potenciar a la mayor brevedad la creación en el país de un tejido industrial fuerte y con capacidad de desarrollo. Para ello resulta imprescindible facilitar la financiación y mejorar la tecnología. Estos dos pilares son los auténticos motores del futuro de nuestro país.

El concepto de prevención también se tiende a tergiversar o al menos confundir. Ante el hecho delincuencial que estamos viviendo parece como si únicamente la prevención debiera hacerse del extorsionador, el sicario y el asesino. Hay muchísimos más delincuentes, como todos sabemos, de todo signo, pelaje y condición. Sí es cierto que aquellos son los que más dolor directo originan, y a quienes hemos de combatir prioritariamente por todos los medios a nuestro alcance. A las fuerzas de seguridad del Estado corresponde garantizar la seguridad de nuestras calles y de nuestras vidas así como a nuestros legisladores endurecer las penas, y a la administración de Justicia cumplir honesta y estrictamente con su cometido.
Pero el concepto de prevención es mucho más complejo y cuando se habla de ella en sentido amplio nos referimos a la actuación que los agentes sociales debemos realizar para evitar los “factores de riesgo” que dan lugar a la delincuencia. Y cuando digo agentes, me refiero a la sociedad en su conjunto, empezando por el Estado con todos sus Poderes que tienen el deber y la obligación de velar por la igualdad de derechos y oportunidades de sus ciudadanos, siguiendo por el sistema educativo en valores morales y terminando por el ejemplo a seguir en el seno familiar.
Los “factores de riesgo” a combatir a grandes rasgos son: la pobreza, la ausencia de valores morales y la falta de ejemplo de la clase dirigente, en la que el flagelo de la corrupción se ha enseñoreado largamente. En una sociedad en la que sus élites están seria y profundamente corrompidas, es muy difícil erradicar la delincuencia y corresponde entre otros a los medios de comunicación, que tampoco están totalmente exentos de ella, jugar un papel fundamental denunciando  las irregularidades de todo tipo que acontecen diariamente, amparados por su libertad de expresión garantizada y protegida constitucionalmente.
 Sean bienvenidos todos los acuerdos tomados, pero el problema no se resuelve con eso del 10%( se parece al diezmo), ni con unas cuantas camionetas más, ni con la marina, ni con el ejército, ni con el chiste de los agentes iluminados artificialmente, no, rotundamente, no. Se soluciona atacando a los “factores de riesgo” ya aludidos. Y se puede empezar a trabajar, simplemente teniendo voluntad política. Así de sencillo.
Moraleja: Día llegará en que la  Riqueza, el Desarrollo y la  Prevención serán una bendición.
Así sea.

EL VIGÍA.       

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