lunes, 2 de marzo de 2015

ARTÍCULO: ACOSO EN LA ESCUELA.

                            
Hoy lunes día dos se inician las clases del curso 2015 y mi hijo de seis años es uno de esos aproximadamente seis millones de estudiantes de primaria y secundaria que a lo largo de esta primera quincena de Marzo se irán incorporando a las aulas.
Para este nuevo año escolar el Ministerio de educación ha elaborado un plan de incremento horario lectivo en Secundaria por el cual se establece en nueve horas la jornada escolar para conseguir las cuarenta y cinco horas semanales. ¡Ojalá! esa ampliación de horario, de los frutos deseados, si bien parece que más que horas lectivas debería buscarse el incremento de la calidad de la productividad de las mismas, ya que no por haber pasadas más horas en el colegio el rendimiento académico será obligatoriamente mayor o mejor. Por otra parte miles de profesores han sido durante este último periodo vacacional reciclados en la utilización de nuevas tecnologías que es de esperar redunde en beneficio de sus alumnos.
El desarrollo de la vida escolar en nuestros colegios debería estar integrada por una comunidad de niños/as sin violencia ni discriminación alguna, donde reinara la vida en paz y el correcto desarrollo de nuestros hijos. Y digo debería estar porque la realidad nos dice que en numerosos casos, desgraciadamente no es así. Todos hemos sido testigos de casos de acoso no solo físico sino también psicológico que han originado fatales consecuencias, llegando a originar desenlaces tan horrendos como inesperados.
Según encuestas recientes, alrededor de un treinta y cinco por ciento de estudiantes manifiestan haber sido acosados por compañeros. O lo que es lo mismo más de tres alumnos de cada diez. O sea, que según ese porcentaje en un aula de veinte alumnos unos siete podrían ser objeto de algún tipo de violencia. Violencia que repito, no solo puede ser física sino también psíquica, con las consiguientes secuelas posteriores en sus vidas.
En esa misma encuesta se detecta que cerca de un sesenta por ciento de profesores se manifiestan no concernidos por el problema. Sin comentarios. Si grave resulta el primer porcentaje, de mayor gravedad resulta el segundo, y ante ambas actitudes debemos reaccionar, padres, profesores, direcciones de colegios y Ugel correspondiente, a fin de evitar el desarrollo de esas actitudes. Pongan ustedes a esos actores en el orden que quieran pero actúese ya.
Siempre ha venido considerándose la violencia escolar, en inglés bullying, tanto en presencia como por Internet, el producto de unas condiciones socio ambientales deficientes, económicas, formativas, televisión, videos, etc, etc., pero resultan insuficientes para explicar el fenómeno que viene asolando a nuestras escuelas. Fenómeno  que no se justifica, se mire por donde se mire, y que viene aconteciendo  en las aulas tanto públicas como privadas.
Hace falta que los padres abramos el diálogo con nuestros hijos sin temor alguno a decirles con claridad las consecuencias que el acoso puede acarrear durante tiempo indefinido de semanas o meses, en los que la victima calla mientras el acosador se siente impune, persistente y victorioso. Como padres debemos estar muy atentos a las indicaciones ( insomnio, falta de apetito, desconcentración, deficiente rendimiento, no querer ir al cole, etc. etc.) de nuestros hijos, que en muchos casos no se atreverán a decirnos que es lo que realmente está ocurriendo y que tendremos que, con mucha paciencia sonsacar. A los muchachos/as que son víctimas de tales hechos hay que pedirles que no se callen, que los pongan en conocimiento de profesores y padres para evitar ese infierno en que están viviendo y que puede ocasionarles futuras secuelas de por vida. Hay que aplicar medidas de prevención independientemente de las de castigo. Los profesores saben que no basta con castigar a los responsables de esa violencia contra sus compañeros sino que deben adelantarse a los hechos, previendo la realización de esos actos, impartiendo principios o valores a sus alumnos. Es dentro del aula donde se desarrolla esa persecución soterrada, silenciosa, de risitas, papelitos, escupitajos y amedrentamiento que tiene su explosión en los períodos  de recreo, en los que se llega a la agresión física. Ese es uno de esos momentos clave, donde el educador sabe que debe estar más vigilante sobre tal o cuál alumno y más atento a los acontecimientos. Los profesionales de la educación saben que el recreo es ese espacio de tiempo de ocio de los alumnos, no de ellos, en el que van a poder ver a través del juego con claridad las actitudes y valores de sus alumnos. Ahí es donde el discente refleja claramente sus actitudes, para estudio del docente, y éste aplicar los controles y terapias adecuadas si hubiera lugar. Además de poner en conocimiento de la Dirección del Centro lo acontecido, para que este a su vez actúe. Y actúe colaborando en la recuperación de sus alumnos y poniendo en conocimiento de los padres lo acontecido. De unos y de otros, acosadores y acosados.
Es por ello que debemos erradicar la violencia del contexto escolar para conseguir una mejor sociedad en la que reine la paz y el derecho a la identidad propia. Porque, no nos engañemos, el problema no es otro que la falta de respeto a la identidad del otro, que en el caso del acoso consiste en la no aceptación del compañero tal y como es. Unas veces algo gordito, o flaquito, bastante listo o muy estudioso. Simplemente la falta de respeto a nuestro prójimo
El funesto hecho del bullying que empieza en las aulas se traslada posteriormente a la vida de relación, incluso a la empresarial y profesional, originando el consiguiente perjuicio social que en ocasiones conduce a irreparables consecuencias.
Moraleja:” Respetar a los demás empieza por respetarse a sí mismo”.
Así sea.

EL VIGÍA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario