lunes, 10 de agosto de 2015

ARTÍCULO: TIERRA DE ABUNDANCIA


Hace pocas fechas, la semana pasada, veíamos con satisfacción el resultado del medallero de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, en lo que se refiere a lo conseguido por nuestros deportistas participantes. Ni los más optimistas del lugar podían prever lo conseguido. Cuatro medallistas con oro, tres con plata, y seis con bronce fueron finalmente los resultados obtenidos. Francisco Boza en Tiro (fosa), Gladys Tejada en Atletismo (maratón), Natalia Cuglievan en Esquí acuático (figuras), y Alexandra Grande en Karate ( 61 Kg) fueron los máximos galardonados. Y no nombro a los restantes por no hacer extenuante la lectura aunque también merecen la mención. Cada uno de ellos consiguió meritoriamente sus máximo galardon tras ardua competencia con el resto de participantes. Todos recibieron los “laureles” que anteriormente se donaban en la antigua Grecia, ahora convertidos en oro, plata y bronce.
Personalmente y sin demérito para el resto, ha habido dos participantes que han llamado poderosamente mi atención. Ambos han sido los medallistas en esa prueba agónica que es el Maratón. Raul Pacheco medalla de plata y Gladys Tejada medalla de oro. Pacheco tras una extraordinaria carrera que encabezó desde el principio fue superado a doscientos metros del final por el cubano Richer Pérez, llegando a la meta totalmente extenuado. Más tarde se supo que al parecer durante la carrera no se había podido hidratar suficientemente según lo previsto. Lo que sí conocemos con exactitud son sus declaraciones en las que reclama mayor apoyo y trabajo de la Federación de Atletismo así como del Comité Olímpico. En el caso de Gladys Tejada llama poderosamente la atención el origen extremadamente humilde de la atleta y su tesón y sacrificio sin límites para mantenerse en el lugar de privilegio que merecidamente ocupa. Sin duda alguna, mérito propio por sus desvelos y esfuerzos en el silencio y soledad de sus largos y extenuantes entrenamientos no siempre correspondidos por quién corresponde. Las diferentes federaciones deben habilitar los medios necesarios, evitando las rigideces existentes, para que sus atletas de élite reciban el trato deferente y distinguido que se merecen por sus marcas, trayectorias y éxitos, sin olvidar que su existencia, las de las federaciones, se debe a los atletas y no al revés como parece ser se cree en algún caso. Y repito, sin intención alguna de desmerecer al resto de participantes. Hasta aquí una ligera mención a los juegos de Toronto.
 Y mientras en los juegos Panamericanos nuestros deportistas triunfaban ampliamente aquí en nuestra ciudad no nos quedábamos atrás. Eran galardonados tres deportistas que han sabido dejar en alto el pabellón local. Se les ha concedido la medalla de la ciudad por su destacada actuación en sendos torneos de Taekwondo, Judo y Jiu-Jitsu. Así, Luis Casahuamán  Usquiano  campeonó en el Torneo Mundial de Taekwondo  celebrado en EEUU en la categoría de 17-18 años. Mientras, Brigitte  Ibáñez Medina ganó el oro en el Campeonato Sudamericano de Judo en la categoría sub 21 representando a nuestro país y paralelamente la de plata con el equipo peruano en la Copa Jigoro Kano. Para finalmente el Agente de Seguridad Ciudadana Pedro Quispe Lu ganar el oro en el Campeonato Nacional de Jiu-Jitsu celebrado recientemente en la ciudad de Lima. Tres super campeones chimbotanos  que nos han demostrado que con su fe y constancia, a pesar de contar con escasas ayudas, han conseguido aquello que se propusieron tiempo atrás: llegar a ser los mejores. Y los tres tienen en común el mismo valor: la perseverancia, el no cejar en su empeño, un día y otro y otro más, además de su innata habilidad. Claro ejemplo para nuestros jóvenes tan escasos de figuras de relieve a las que imitar. Porque personajes de relieve en esta nuestra querida Ancash son muchos los que han destacado, dejando su impronta y su huella a través del tiempo. Aunque hay que remontarse a mediados del siglo XIX para encontrar al insigne sabio e ingeniero Santiago Antúnez de Mayolo , natural de Aija y su hijo del mismo nombre. A Carlos Fermín Fitcarrald, cauchero y explorador, de padre estadounidense y natural de San Luis, provincia  a la que más tarde daría su nombre, tal y como la conocemos actualmente. O Pedro Pablo Atusparía , nacido en Huaraz y líder indigenista e independentista. Todos ellos ejemplo para nuestra juventud pero al parecer desconocidos para casi todos.  
Y es que en mi opinión esta tierra es de abundancia. De abundancia en cosas buenas, como muchos de sus hombres y mujeres, como acabamos de ver. De sus materias primas (oro, plata, cobre, bismuto, molibdeno), de su flora, de su fauna, y también y no hay por qué ocultarlo  de abundancia aunque en menor grado, de cosas no tan buenas como gobernantes sin gobernar, dirigentes sin dirigir, empresarios sin empresa, fiscales sin fiscalizar, jueces sin juicio, pacientes impacientes, profesionales sin profesión y en fin, jubilados sin jubilación o lo que es lo mismo pensionistas sin pensión y sobre todo, trabajadores sin trabajo. ¡Con lo fácil que resultaría eliminar el sin y cambiarlo por el con, de manera que todo funcionara a la perfección! Y para eso sólo hace falta querer, sí, sólo voluntad de hacerlo. Fuera de aquí, en la distancia, se considera a nuestra tierra como lugar de oportunidades, no de oportunistas, cosa muy diferente, y que aquí algunos han confundido. Cuantos aquí vivimos quizá no somos muy conscientes de la abundancia de nuestra tierra, de las bondades que nos acompañan incluido el desapercibido clima, y puede ser que  la complicación del día a día no nos permita vislumbrar con claridad las honrosas oportunidades que están a nuestro alcance tras un tenaz y continuado esfuerzo. Es aquello de que la espesura del bosque no permite pasar los rayos del sol y ver con claridad, y lo único que se otea es la frondosidad y la oscuridad. Salgamos todos de esa profunda espesura, abriéndonos paso entre las tinieblas en las que nos encontramos y llegaremos al claro, en el que mirándonos de frente y con la cabeza levantada sonreiremos y plenos de luminosidad emprenderemos las mil tareas que tenemos pendientes. Cada uno a cumplir de la mejor manera posible su cometido en la seguridad de conseguir con su esfuerzo el éxito propuesto. De esta manera creceremos todos y cada uno de nosotros, incluida nuestra querida Ancash, tierra (y aguas) de abundancia.
Moraleja:” No existe un camino hacia la prosperidad, la prosperidad es el camino” (Wayne Dyer)
Así sea
EL VIGÍA


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