Si les digo la verdad, tengo que
confesarles que no tenía pensado escribir sobre este tema, tan complejo y para
muchos polémico, como es el de la pureza. Pero hace unos momentos acabo de ver
en televisión unas imágenes que me han llamado poderosamente la atención. Eran
las de un burgomaestre entregando unos documentos acreditativos de un “Pacto de
Pureza” realizado por unos jovencitos.
La verdad es que tras ver brevemente y de pasada las imágenes he sentido la
necesidad de escribir estas líneas.
En ese documento entregado a cada adolescente parece
haber una carga elevada más que de pureza en sentido amplio de la palabra de
otra cosa bastante diferente que es su sentido restringido de inhibición del
placer y por lo tanto de la sexualidad. El concepto de pureza en sentido amplio
hace referencia a su etimología de “cualidad de puro”, que no tiene mezcla, o
que carece de imperfecciones. Así, se utiliza el término en el ámbito comercial
de la joyería con el oro cuando se habla de la mayor pureza (99%), mediana
(75%) y baja (50%), según cantidad de ese preciado metal. También se utiliza el
término pureza desde el ámbito antropológico cuando se aplica a las razas y por
ampliación a las humanas. Consiste en la actitud que toman unos individuos
sobre otros en función de la “pureza de raza” a la que pertenecen, y que puede
conducir al racismo. Finalmente el termino pureza puede hacer referencia a
aspectos sexuales cuales son la virginidad, doncellez o castidad. Teniendo
todos ellos la renuncia al placer sexual. No solo al coito, sino a todo deleite
sexual. A todo.Las tres acepciones de pureza podrían conducir a algo que tienen
en común, y es lo que pueden originar en el entorno en que se utilicen:
discriminación. Fácil es entender la discriminación de una joya sobre otra en función de su cantidad de oro. También lo
es en el ámbito antropológico cuando se utiliza la sobrevaloración de una raza
sobre otra por su “pureza” Como recordatorio, la falsa supremacía de la raza
aria sobre los judíos que condujo a su exterminio. Y finalmente en el ámbito
sexual el más que posible bullying y discriminación al que pueden verse
abocados los jóvenes por su pureza o impureza sexual declarada. “Yo soy más
puro que tu” o “tú eres menos puro que yo” puede originar serios conflictos de
convivencia entre los adolescentes destinatarios del “Pacto de Pureza”. Al
parecer, pues de una campaña se trata, ha sido propuesta por una regidora fiel
seguidora de la castidad en su pasada soltería y apoyada por la iglesia
evangélica llamada Asociación Conexión Vida de la que ella parece formar parte
y que no hay que confundir con la radio online del mismo nombre “Conexión Vida”
especializada en contenidos para la prevención de las enfermedades de transmisión
sexual y el VIH. Al fin y al cabo fines similares en ambas entidades. Y si
quieren que les sea sincero me quedo con esta última que entre otras cosas
tiene una música preciosa.
La castidad, muy respetable, aceptable y potenciable
desde el punto de vista moral y religioso por la sublimación que significa de
la lívido ante, muy a su pesar, rotundo fracaso en el tercer mundo (África) con
el incremento desaforado de la natalidad, y de las infecciones venéreas, está siendo reemplazada por la educación
sexual, métodos anticonceptivos incluidos, empezando a surgir los primeros
resultados positivos, sobre todo con la llegada de los preservativos. Huelga
decir que en los países desarrollados hace ya muchos años se iniciaron campañas
de educación sexual donde, seamos claros, la pureza y la castidad son abordadas
en su justa medida, siendo los jóvenes los principales
destinatarios y beneficiarios de esa formación.
Si bien el
tratar de que no proliferen las
enfermedades de transmisión sexual y los
embarazos no deseados en la pubertad es el objetivo a conseguir puede resultar
excesivo, anacrónico y hasta perjudicial, según los expertos, sobre todo
psicológicamente, prolongar la castidad
indefinidamente, como se está proponiendo, hasta la consumación del matrimonio,
que nadie sabe cuándo se celebrará ni si llegará. Parece mucho más lógico y
aceptable una buena formación sexual en la que se incluya amplia información
sobre métodos y útiles anticonceptivos. No creo sea necesario recordar que la
sexualidad es algo natural, inherente al ser y que pertenece a la intimidad
individual sus vivencias y desarrollo. Esa promesa pública de “Pacto de
Pureza”, apadrinada por un alcalde, amadrinada por una regidora, aceptada por
unos padres, celebrada en un colegio público y potenciada por una iglesia
evangélica ¿cómo piensa evaluarse?, ¿qué objetivo municipal tiene? Se trata de
dos preguntas muy simples y que merecerían contestación seria, y creíble por
parte de los padrinos.
Cabe decir que la impresión que benevolentemente
produce esta celebración es de que la regidora como promotora del programa “se
ha metido en camisa de once varas” expresión coloquial con la que pretendo
señalar la inconveniencia de complicarse la vida innecesariamente. En la Edad
Media, la adopción de un niño se hacía introduciendo por una ancha manga al
pequeño en el interior de una gran camisa, para hacerlo salir por la otra
manga, a modo de parto y siendo recibido con un beso por el padre adoptante.
Una tela de once varas (poco más de 9 metros) era de las más largas que se
confeccionaban y una forma de referirse figuradamente a una camisa muy holgada.
“Meterse en camisa de once varas” significaba adoptar a alguien recibiendo los
problemas que esto representaba por decisión propia y sin necesidad alguna de complicarse.
Desde entonces se utiliza para referirse a cualquier situación en la que uno/a
se complica la vida innecesariamente. Pues tal parece que la regidora se
complicó al “meterse en camisa de once varas”.
¿O acaso de lo que se trataba era de lanzar una
cortina de humo, con una fumada suficientemente espesa y profusa para llamar la
atención y distraer de otros temas más delicados y en los que pueden verse
afectados personajes de la vida municipal y social local?
Moraleja: “La pureza ideal del amor juvenil coexiste
con un deseo ardiente, imperativo” ( Alfredo Bryce Echenique)
Así sea
EL VIGÍA