La “anunciación”, no de María con su
alumbramiento sino de Victoria con su
huida ya se hizo tiempo atrás, bastante antes de finales de mayo cuando se iba
a dictar su primera sentencia condenatoria por enriquecimiento ilícito, versus
“choriceo”. Recuerdo como tanto en tertulias de café, oficina, mercadito, o de
amigos y conocidos ya se comentaba la futura desaparición cual “trágame tierra”
de la popularmente conocida como “tía Vicky”, si era condenada, pues parecía
haber la seguridad de su ilícito enriquecimiento y consiguiente pena con fuga
incluida. Incluso se hablaba de su más que posible huida a España o EEUU, lugares
en los que se decía tenía familia.
Por fin se dictó sentencia confirmando los
augurios, no de los dioses sino de los simples vecinos del lugar, que a modo de
oráculo habían vaticinado el sentido de lo que dictaría el Juez. Condena,
atención, no por su condición de “caudalosa”, sino por su indebido y “acaudalado”
patrimonio, que es diferente. Las cosas claras. Y nada menos que de 7años de
privación de libertad, versus Cambio Puente, para ella y su concubino Agapito, más
tres años de inhabilitación para cargo público, y al pago solidario de un
millón veintiocho mil soles, monto similar al ilícito enriquecimiento. Pero he
aquí, que el Sr Juez dijo: “Cúmplase mi palabra cuando otro juez lo confirme” y
así fue como la defensa de los condenados apeló, quedando ambos en libertad, cuando
normalmente, lo que suele ocurrirles a los chorizos condenados, es ingresar
inmediatamente donde todos sabemos. Pero no, en este caso no se hizo así por
aplicación del nuevo y garantista código procesal penal. La defensa aducía que
habían sufrido indefensión al no permitírsele aportar una prueba irrefutable,
la prueba de todas las pruebas, que hubiera servido para demostrar la inocencia
de los condenados, cuando la aparente realidad había sido que intentaron presentarla
fuera de plazo durante el proceso.
Cuatro meses más de
libertad gozaron los condenados hasta la celebración del repetido juicio, que
en esta nueva edición ya no era con un solo juez sino con tres. Tres jueces,
tres, fueron los que volvieron a ratificar en esta ocasión y en todos sus
extremos la sentencia anterior, no sin antes haber atendido paciente y
profesionalmente la actuación de la defensa, con el aporte de aquella prueba
considerada como la prueba de todas las pruebas que sirvió para conocer una
nueva teoría, la denominada “pollada financiera”, según la cual en un balance
financiero sólo deben contabilizarse las ventas omitiendo los débitos y
presentada por sus originales autores, casualmente funcionarios de la mismísima
Corte. Según propia declaración eran “expertos” en elaborar “peritajes” de
parte, y no tuvieron corte alguno en presentarse ante sus Señorías para
presentar sus conclusiones. Conclusiones no coincidentes con las de sus
homónimos de la Fiscalía y finalmente de los tres vocales que como he dicho
antes volvieron a ratificar en todos sus extremos la sentencia anterior. Sentencia
leída durante casi cuatro horas el pasado día 22 con la ausencia de los
condenados, que a pesar de haber anunciado con anterioridad a bombo y platillo su
asistencia al acto no pudieron hacerlo por hallarse en esos momentos muy
atareados en otros menesteres tales como
huir a todo trapo de la Justicia. Huida, que según opinión del general
Gálvez, pues públicamente así lo manifestó, debió ser motivada por el
conocimiento previo del contenido de la sentencia, y que presumiblemente debían
conocer ya en el momento de interponer la disparatada denuncia por prevaricato
al fiscal Gutierrez el viernes 18, como último acto antes de partir. Y es que
la “Tía Vicky” andaba por la Corte como por su casa, dando abrazos y
repartiendo sonrisas a diestro y siniestro, como ya había quedado demostrado
con los dos funcionarios firmantes de la ridícula “prueba de todas las pruebas”.
Pues bien, el domingo día 20 debían estar con pleno conocimiento de lo que se
les venía encima y de ahí la denuncia presentada y sus mentiras premeditadas y públicas
en el sentido de que acudirían a la lectura de la sentencia y se pondrían a
derecho fuera cual fuera su resultado. O sea, que tuvieron teóricamente más de 72 horas de incógnito para planificar,
organizar y ejecutar sin prisas y sin pausas, aunque con el consiguiente y
lógico nerviosismo lo que les vino en gana. Tantas horas son muchas horas, muchísimas
horas, para poder movilizarse y ocultarse con impunidad absoluta. Y el hecho
de que la orden de búsqueda y captura se comunicara el día 23 con tardanza,
siempre reprobable, no debió incidir seriamente en la impunidad de la huida,
que ya habían efectuado con antelación. ¿O acaso alguien puede pensar que
esperaron a oír la sentencia por la radio la tarde del 22 para salir huyendo a las siete de la noche con
los rizos puestos la una y en paños menores el otro? Seamos sensatos. Porque
ahora resultará que andan juntos hasta en la fuga, cuando han venido
manteniendo reiterada y obsesivamente
hasta el ridículo el distanciamiento y alejamiento mutuo, como si de
apestados se tratara, cuando en realidad de una huida anunciada se trataba.
Y como colofón a la
huida de la pareja han quedado las declaraciones a los medios de comunicación
de su gente de confianza que han querido justificar lo injustificable, defender
lo indefendible y rendir una pleitesía no debida a quien ha defraudado la
confianza en ella depositada. Ellos/as se han retratado ante la sociedad a la
que dicen o pretenden representar y a la
que deberían dar muchas explicaciones, pero me temo que ni entienden ni
entenderán lo que ha ocurrido, ni cuál es su verdadero rol.
Una opinión
bastante generalizada es que los
prófugos no deben tratar de seguir evadiendo la acción de la Justicia pues el
tiempo va en su contra. La verdad de Perogrullo ( Francisco de Quevedo, “Los
sueños” 1622) dice que cuanto antes entren antes saldrán. Tienen que saber que
lo de la Casación al parecer está muy verde, de un verde muy oscuro, tirando a
negro, no solo su aceptación sino su desenlace final. Y mover sus “influencias”
en estos momentos puede resultar harto difícil, pues la cosa no está para
bromas aunque la esperanza es lo último que siempre se pierde.
Moraleja: “La huida
no ha llevado a nadie a ningún sitio” (Antoine de Saint-Exúpery).
Así sea.
EL VIGÍA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario