lunes, 26 de octubre de 2015

ARTÍCULO: LA PUREZA Y OTRAS COSAS.


Si les digo la verdad, tengo que confesarles que no tenía pensado escribir sobre este tema, tan complejo y para muchos polémico, como es el de la pureza. Pero hace unos momentos acabo de ver en televisión unas imágenes que me han llamado poderosamente la atención. Eran las de un burgomaestre entregando unos documentos acreditativos de un “Pacto de Pureza” realizado por  unos jovencitos. La verdad es que tras ver brevemente y de pasada las imágenes he sentido la necesidad de escribir estas líneas.
En ese documento entregado a cada adolescente parece haber una carga elevada más que de pureza en sentido amplio de la palabra de otra cosa bastante diferente que es su sentido restringido de inhibición del placer y por lo tanto de la sexualidad. El concepto de pureza en sentido amplio hace referencia a su etimología de “cualidad de puro”, que no tiene mezcla, o que carece de imperfecciones. Así, se utiliza el término en el ámbito comercial de la joyería con el oro cuando se habla de la mayor pureza (99%), mediana (75%) y baja (50%), según cantidad de ese preciado metal. También se utiliza el término pureza desde el ámbito antropológico cuando se aplica a las razas y por ampliación a las humanas. Consiste en la actitud que toman unos individuos sobre otros en función de la “pureza de raza” a la que pertenecen, y que puede conducir al racismo. Finalmente el termino pureza puede hacer referencia a aspectos sexuales cuales son la virginidad, doncellez o castidad. Teniendo todos ellos la renuncia al placer sexual. No solo al coito, sino a todo deleite sexual. A todo.Las tres acepciones de pureza podrían conducir a algo que tienen en común, y es lo que pueden originar en el entorno en que se utilicen: discriminación. Fácil es entender la discriminación de una joya sobre otra  en función de su cantidad de oro. También lo es en el ámbito antropológico cuando se utiliza la sobrevaloración de una raza sobre otra por su “pureza” Como recordatorio, la falsa supremacía de la raza aria sobre los judíos que condujo a su exterminio. Y finalmente en el ámbito sexual el más que posible bullying y discriminación al que pueden verse abocados los jóvenes por su pureza o impureza sexual declarada. “Yo soy más puro que tu” o “tú eres menos puro que yo” puede originar serios conflictos de convivencia entre los adolescentes destinatarios del “Pacto de Pureza”. Al parecer, pues de una campaña se trata, ha sido propuesta por una regidora fiel seguidora de la castidad en su pasada soltería y apoyada por la iglesia evangélica llamada Asociación Conexión Vida de la que ella parece formar parte y que no hay que confundir con la radio online del mismo nombre “Conexión Vida” especializada en contenidos para la prevención de las enfermedades de transmisión sexual y el VIH. Al fin y al cabo fines similares en ambas entidades. Y si quieren que les sea sincero me quedo con esta última que entre otras cosas tiene una música preciosa.
La castidad, muy respetable, aceptable y potenciable desde el punto de vista moral y religioso por la sublimación que significa de la lívido ante, muy a su pesar, rotundo fracaso en el tercer mundo (África) con el incremento desaforado de la natalidad, y de las infecciones venéreas,  está siendo reemplazada por la educación sexual, métodos anticonceptivos incluidos, empezando a surgir los primeros resultados positivos, sobre todo con la llegada de los preservativos. Huelga decir que en los países desarrollados hace ya muchos años se iniciaron campañas de educación sexual donde, seamos claros, la pureza y la castidad son abordadas en su justa medida,   siendo los jóvenes los principales destinatarios y beneficiarios de esa formación.
 Si bien el tratar de que no  proliferen las enfermedades de transmisión sexual  y los embarazos no deseados en la pubertad es el objetivo a conseguir puede resultar excesivo, anacrónico y hasta perjudicial, según los expertos, sobre todo psicológicamente,  prolongar la castidad indefinidamente, como se está proponiendo, hasta la consumación del matrimonio, que nadie sabe cuándo se celebrará ni si llegará. Parece mucho más lógico y aceptable una buena formación sexual en la que se incluya amplia información sobre métodos y útiles anticonceptivos. No creo sea necesario recordar que la sexualidad es algo natural, inherente al ser y que pertenece a la intimidad individual sus vivencias y desarrollo. Esa promesa pública de “Pacto de Pureza”, apadrinada por un alcalde, amadrinada por una regidora, aceptada por unos padres, celebrada en un colegio público y potenciada por una iglesia evangélica ¿cómo piensa evaluarse?, ¿qué objetivo municipal tiene? Se trata de dos preguntas muy simples y que merecerían contestación seria, y creíble por parte de los padrinos.
Cabe decir que la impresión que benevolentemente produce esta celebración es de que la regidora como promotora del programa “se ha metido en camisa de once varas” expresión coloquial con la que pretendo señalar la inconveniencia de complicarse la vida innecesariamente. En la Edad Media, la adopción de un niño se hacía introduciendo por una ancha manga al pequeño en el interior de una gran camisa, para hacerlo salir por la otra manga, a modo de parto y siendo recibido con un beso por el padre adoptante. Una tela de once varas (poco más de 9 metros) era de las más largas que se confeccionaban y una forma de referirse figuradamente a una camisa muy holgada. “Meterse en camisa de once varas” significaba adoptar a alguien recibiendo los problemas que esto representaba por decisión propia y sin necesidad alguna de complicarse. Desde entonces se utiliza para referirse a cualquier situación en la que uno/a se complica la vida innecesariamente. Pues tal parece que la regidora se complicó al “meterse en camisa de once varas”.
¿O acaso de lo que se trataba era de lanzar una cortina de humo, con una fumada suficientemente espesa y profusa para llamar la atención y distraer de otros temas más delicados y en los que pueden verse afectados personajes de la vida municipal y social local?
Moraleja: “La pureza ideal del amor juvenil coexiste con un deseo ardiente, imperativo” ( Alfredo Bryce Echenique)
Así sea

EL VIGÍA       

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