lunes, 12 de octubre de 2015

ARTÍCULO: ILUSTRÍSIMO Y EXCELENTÍSIMO


Ahora hace un año, en las páginas de este mismo periódico publiqué un cuento titulado “ALGO MÁS QUE UN CUENTO” que resultó premonitorio de lo que más tarde acontecería. En síntesis hacía referencia al encuentro sostenido en un viaje de retorno a sus diferentes lugares de origen, de los dos candidatos en la segunda vuelta electoral, poco antes de la votación final de las elecciones regionales en Ancash. En ese viaje, uno de los contendientes, el más aparentemente “palurdo”, agricultor, le daba una auténtica lección de picaresca al otro, el también aparentemente más “ilustrado” ingeniero. El cuento terminaba sin saber, como es lógico, el desenlace del resultado final. Poco después se supo que el vencedor real de la contienda electoral fue el mismo que el de aquel cuento: el pícaro agricultor, amigo de los “juegos” y concretamente de los  sueños y los Bingos.
Aquel agricultor, anteriormente, en junio del 2008 cuando era parlamentario, había sido  sentenciado por el delito de cohecho pasivo impropio por sus trapicheos con Montesinos, y condenado entre otras cosas al pago de un millón de soles. Resulta que seis años y medio después, el 8 de Diciembre del 2014, ganó las elecciones Regionales de Ancash, en segunda vuelta,  contra todo pronóstico. El Jurado Nacional de Elecciones, recordó que a pesar del tiempo transcurrido desde su sentencia, no podía asumir la entonces presidencia de la Región hasta que no se pagara la reparación civil impuesta. Para hacer frente a ese pago a finales de ese mismo mes de Diciembre el vencedor de las elecciones organizó los “Waldotones”, rifas, bingos y actividades “inocentes”  encaminadas a recoger dinero de los ciudadanos. Finalmente, a mediados de febrero de este año 2015 se hizo frente al pago del millón de soles y se informó que ese importe era una “donación” voluntaria y altruista de nueve personas, de las cuales más tarde se conocería, una mayoría tenían deudas pendientes. Entonces es cuando aquel “avispado” candidato del cuento se convierte en la realidad en el nuevo Gobernador de Ancash, el desde entonces Ilustrísimo  y Excelentísimo Sr. Don Waldo Ríos Salcedo.
Aquel agricultor, durante su campaña hizo muchas promesas al electorado, tales como la creación de numerosos servicios para la comunidad, en formas de colegios, hospitales, grifos con combustibles a precios especiales, etc etc,y el “regalo” a todas las familias ancashinas de 500 soles mensuales de por vida, pues los ingresos por el “canon” lo permitían. Numerosísimas familias creyeron en aquellas promesas y ante la penuria en que vivían por una parte y la ilusión de salir de ella por otra, votaron lo que votaron y sufrieron el desencanto que ahora están viviendo. Pero no solo aquellas personas lo sufrieron sino que cuantos fuimos a las urnas quedamos en la misma situación de desencanto. Pero no por lo de los 500 soles, lo de los hospitales, los colegios o los grifos, no es sólo por eso, es por todo o mejor dicho por todo lo que no se hace. El Consejo Regional, máximo órgano representativo, ha presentado más de 200 propuestas y no se lleva a efecto ninguna, pues el Ilustrísimo y Excelentísimo Sr. no se digna hacerlas. El nuevo Gobernador  cambia de hombres de confianza más que de camisa, que ya es decir. Y hablando de las camisas del gobernador es lo mismo que hablar de su salud. Salud aparentemente bastante delicada  y que lógicamente dificulta el correcto desarrollo de las funciones del cargo. Cargo que no habilita para considerar a los informadores como enemigos a batir sino a profesionales a los que cuidar y mimar preferentemente, y ya no digo si es el Jefe del Estado del que se trata. Auténticamente bochornosa la actuación del Ilustrísimo y Excelentísimo Sr. atacando a periodistas y justificando veladamente los intentos  de agresión. Y qué decir de Chinecas, esa perla dorada, que está ahí esperando, y ya desesperando de tanta indiferencia e incompetencia. Se llevan ya más de 30 años a la espera de poder hacer realidad convertir más de 30,000 Ha de desierto en un auténtico vergel y la indiferencia de quien más interés debía mostrar está imposibilitando su ejecución. Las últimas acciones tomadas  con la destitución del gerente Gastón Barúa, sin justificación alguna, nombrado hace tres meses, vienen a corroborar la ausencia de voluntad en la continuidad del proyecto irrigador tal y como había sido diseñado. Un Chinecas, que es agua, canales, irrigación, agroindustria, exportación y en general puestos de trabajo para los ancashinos se está quedando en un Chi y si nos descuidamos en un Chi-tón (Silencio). Es importante tomar acciones para lograr superar tanta inoperancia y ensoñacion. Y digo esto último pues al parecer el  IIustrísimo y Excelentísimo Sr. ha tenido, según confesión del nuevo gerente Sr. Chiong  un sueño. O quizá el sueño de un visionario que al igual que con quien les escribe le ocurrió no hace mucho. Les cuento. Hace unos tres meses, cuando el nombramiento del Gerente Burúa, arribaron ambos  a Chimbote. Aquella mañana sobre las 10,30h celebraron un desayuno de trabajo (es un decir) en la cafetería “Capuchino” situada en la calle Villavicencio. Un buen amigo me dio el “soplo” y acudí al lugar. Estaba a rebosar. El policía nacional de la puerta me invitó a volver en un ratito pues era materialmente imposible entrar. Me fui a la contigua Plaza de Armas donde se estaba celebrando el clásico concurso anual de cebiche y tras ver los apetitosos platos volví a la cafetería. El mismo policía me franqueó la entrada. Estaba lleno y me situé junto a la entrada del local, en una mesa que compartí con unas agraciadas seguidoras del Ilustrísimo y Excelentísimo Sr. Más al fondo estaba sentado él, junto a su asesor y el nuevo Gerente. Iban apareciendo nuevas personalidades a las que tras levantarse iba saludando con un fraternal abrazo acompañado con una larga plática que duraba lo mismo que el abrazo. Y así sucesivamente. Finalmente se pusieron todos de pie y yo también, y es que el Ilustrísimo y Excelentísimo Sr. iniciaba su salida. Fue pasando por la hilera de seguidores, repartiendo abrazos y confidencias hasta que llegó al último de la fila, que era yo, junto a la puerta de salida. Se paró, me miró y me dijo sonriendo : “¿Qué haces aquí?”. Contesté: “He venido a verte”. Se abrazó a mí y susurrándome al oído me dijo: “Gracias hermano por haber venido. Con la ayuda de Dios conseguiremos todo lo propuesto”.  Terminado su abrazo y las palabras, salió de la cafetería y se montó en una camioneta junto al radiante Burúa. La verdad es que hasta aquel día nunca había intercambiado palabra alguna con el Ilustrísimo y Excelentísimo Sr. Sin comentarios.
Moraleja: ”Soñar es hermoso, y al despertar volvemos a la realidad”.

Así sea. EL VIGÍA

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