Se
conoce por ruido a una sensación auditiva generalmente desagradable. En el
mundo de la comunicación sonora se considera como ruido a aquel sonido no
deseado que interfiere entre las personas o entre estas y sus actividades. Así
pues, ruido no sólo es un sonido inarmónico y estridente, sino que una melodía
preferida puede convertirse en tal si su volumen o intensidad se incrementa
sensiblemente. El ruido más comúnmente reconocido es el medioambiental, aunque
existen otros como por ejemplo el ruido de sables, el político, el estimulante,
etc. etc.
El
ruido de sables, mejor no tocarlo pues andamos por la cuarta legislatura continuada
sin su presencia y las melodías democráticas se han restablecido, aunque habrá
que incrementarles su volumen para ser más audibles y receptivas ante
eventuales intentos totalitarios.
¿Se
acuerdan del dicho:” Mucho ruido y pocas nueces”? , como es el caso de la última
goleada de mi querido Barça, 0-8 al Deportivo de La Coruña, en partido
intrascendente, donde daba lo mismo ganar por uno que por ocho. El dicho
también es perfectamente aplicable al ruido político o a las múltiples promesas
electorales que después se quedan en nada. Ejemplo paradigmático: los 500 soles de Waldo.
Pues bien, utilizamos esa frase cuando un político en campaña electoral nos
dice bla, bla, bla, y después resulta que “si te he visto no me acuerdo”. O cuando
se alardea de algo para luego no cumplirlo. Se hace mucho ruido pero con nulos
resultados. Esta semana pasada hemos sido testigos del ruido político casi
ensordecedor que han hecho los dos candidatos en segunda vuelta para indicarnos
que sus propuestas son diferentes a pesar de su cercanía política. Y es que
ambos llevan consigo más de lo mismo, el continuismo. Ambos practican una
filosofía neoliberal más acentuada en el aspecto económico y quizá les
diferencie el autoritarismo y la prepotencia tradicional de los ahora mayoría,
en contraste con la bisoñez e inexperiencia de los segundos. Es risible oír parte
del mensaje de la Fujimori, cuando haciendo referencia a la Sunat dice que
deberá ser más “eficiente y amigable con el ciudadano…………..en lugar de
sancionar y perseguir a los microempresarios". ¡Pues qué bien! ¡Los
inspectores repartiendo besos y abrazos a los empresarios! En otros términos
está diciendo que quiere convertir a la Sunat en “una hermanita de la caridad”.
Yo, como Santo Tomás: si no lo veo no lo creo. Y mientras tanto el otro,
Kuczynski, para no ser menos dice que “las comisarías y los colegios deberán
tener wifi y paneles solares”, y que “necesitamos una Sunat dura pero justa”. ¿Acaso
quiso decir que actualmente es blanda e injusta?. Creo que sí, que quería decir
eso.
Pero
para ruido, ruido, ruido, el realizado además de la Chacón con aquello de “la
salida por la puerta grande” y el de Becerril con su “son primos hermanos de
los terroristas”, el emitido por el futuro congresista Francesco Petrozzi
diciendo que de su mayoría parlamentaria “van a salir leyes como por un tubo”. Sin
duda resultado del empacho de votos.
Seguidamente
haré referencia al ruido callejero o colectivero, al discotequero, y al
fiestero, o sea al medioambiental. El próximo día 27, por ser el último
miércoles del mes de Abril se celebrará el DÍA MUNDIAL DE LA VIDA SIN RUIDO,
instaurado por la Liga para el Deficiente Auditivo de la ciudad de Nueva York.
Ya en 1996, sin establecer fecha concreta se empezó a intentar sensibilizar a los
ciudadanos y sus representantes de los daños que los ruidos medioambientales pueden
originarles, sobre todo en las grandes ciudades. Según estudios médicos,
exponerse a elevadas intensidades de ruidos puede provocar serias alteraciones
en la salud de las personas. Alteraciones,
que pueden ser reversibles en unos casos y en otros no. Entre las primeras
cabe citar las del sueño, irritabilidad, agresividad, depresión, estrés, presión
alta, cambios hormonales y menstruales, e incluso impotencia sexual en el
varón. Y entre las de carácter irreversible, la paulatina pérdida de audición y
finalmente la pérdida total o sordera. Y es que estamos hablando de un
contaminante invisible a diferencia de otros que puede haber en el agua, comida
o aire. La importancia que se le ha venido dando es menor que la prestada a
otros por los efectos crónicos y no agudos que produce. Cuando nos quemamos o
asfixiamos el efecto agudo producido nos hace reaccionar, pero cuando el ruido
ensordecedor de la discoteca nos afecta no le damos importancia y continuamos
expuestos a él apareciendo sus efectos al cabo del tiempo. Para prevenir el
ruido excesivo podemos utilizar protectores auditivos, que pueden ser en forma
de tapones o de auriculares. El término db es la unidad de medida, que consiste
en la décima parte de una expresión logarítmica llamada Belio.
Veamos
orientativamente las diferentes intensidades sonoras en nuestra vida de
relación: Susurro-10db; rumor de las hojas con el viento-20db; murmullo de las
olas en la playa-30db; conversación normal-50db; oficina en horario de
trabajo-60db; tráfico intenso en la ciudad-70db; en la de Chimbote-80 a 110db; camión
pesado 80db; máquina fabril-90db;banda de rock-100db; claxon de un coche,
petardos -110db;martillo neumático-125db; avión a reacción en despegue-150db;nave
espacial en despegue:180db. Partiendo de
estas cifras debemos saber: que a partir de los 70db se producen efectos
negativos en actividades que requieren atención; que entre 80-90db puede
producirse cansancio o disfunciones del sueño; que los ruidos entre 110-120db
pueden originar lesiones en el oído medio; y finalmente que los ruidos a partir
de 120db se consideran insoportables y conducentes directamente a la sordera. (Datos
obtenidos en Así Funciona). En conclusión: los entornos con más de 65db se
consideran inaceptables, aunque la Organización Mundial de la Salud, más
severa, dice que el oído humano puede tolerar hasta los 55db sin ningún daño a
su salud. A partir de los 60db se originan molestias más o menos transitorias y
es a partir de los 90db cuando aparecen las lesiones irreversibles que
dependerán del tiempo de exposición y de la sensibilidad del individuo.
Y
para finalizar tenemos el ruido estimulante, el que nos anima, nos hace sonreír
y continuar en el día a día: el ruido provocado por esas hermosas agentes de
tránsito con sus gorgoritos, que distendidamente y con la mejor intención del
mundo fueron a pintarse el ojo en horario laboral, para estímulo del cansado
conductor, sin ser muy conscientes de que no necesitan realzar la belleza
natural que las adorna. ¡Guapas y ruidosas, si señor!
Moraleja:
“Si el ruido no termina, termina con el ruido. Defiende tu salud”.
Así
sea.
EL
VIGÍA.