sábado, 16 de abril de 2016

ARTÍCULO: TRIUNFALISMO.


El pasado día 13 se celebró el Día Internacional del Beso para conmemorar el beso más largo de la historia, protagonizado por una pareja de tailandeses que mantuvieron unidos sus labios durante 58 horas, 35 minutos y 58 segundos sin descansar, sentarse o dormir, e incluso en los momento de ir al baño. Y miren por dónde, casualmente ese mismo día se publicaba una fotografía de los candidatos vencedores de los comicios presidenciales peruanos, ella y él, ya no en competición sino dándose un beso a modo de saludo. Creo que más que aplaudir las expresiones bastante extendidas entre la población de ¡que se besen, que se besen¡ por aquello de su afinidad ideológico-económica conocida, deberíamos acudir a la poetisa Gabriela Mistral, premio Nobel de Literatura en 1945 y leer su poema BESOS, en el que se hace una magnífica referencia a los diferentes tipos de besos existentes. Desde los perfumados a los traicioneros, pasando por los problemáticos o los de desvarío. El poema empieza así: “Hay besos que pronuncian por sí solos, la sentencia de amor condenatoria, hay besos que se dan con la mirada, hay besos que se dan con la memoria” . Les recomiendo su lectura, no se la pierdan, pues allí quizá encuentren las características del  que se dieron ambos contendientes. Ese mismo día, habían transcurrido tres desde el final de las elecciones, y la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) seguía sin dar los datos definitivos del proceso. Y es que en el país del “más o menos” con saber que tal y como estaba previsto por las encuestas, una, ella, la que fue primera dama del país a los 19 años, ha ganado de largo y el segundo, él, a pesar de su excelente inglés americano, con sus supuestas lumbalgias se ha quedado bastante por detrás, es suficiente. La tercera, con nombre de lance torero, adelantando por la izquierda, como debe ser, y con una remontada impresionante casi pilla al anterior. El cuarto, por culpa de los “chicharrones” rechazados entre otras inexperiencias, patinó y quedó muy descolgado. El quinto, a pesar de su peso y volumen pasó la valla electoral con la “ayuda” que se negó a otros, y su coalición continuó inscrita. El sexto con sus cadenas a cuestas,  casi salta la valla y obstaculizó el paso de la que remontaba, que si no es por eso, ésta hubiera llegado a la meta en segunda posición, y así sucesivamente pasando por el de la escoba, el amazónico del terno de pasarela, el “cholito” viajero, y un dignísimo y  “ordenado” Antero Flores Aráoz. Con eso, como digo, queda todo muy claro en lo referente a la disputa por la Presidencia de la Nación que tendrá que dilucidarse en una segunda vuelta. En lo que se refiere a la composición del Congreso, una mayoría absoluta y aplastante de un partido con antecedentes históricos recientes de intransigencia, autoritarismo, y despotismo, nada convenientes en democracia, pero que la misma grandeza de ésta lo recibe y acepta en su propio seno, a pesar del recelo justificado que sienten  los demócratas con memoria. Han tenido que pasar muchos días, una semana, para continuar sin saber las cifras exactas de los resultados obtenidos. Aunque eso sí, ” más o menos” estuvimos informados por el ente responsable. Y así, todo.
Pues bien, ante la aproximación del escrutinio final cabe hacer una serie de reflexiones acerca de lo acontecido. En primer lugar hay que felicitar a las encuestadoras por su acierto en los datos facilitados durante el proceso, que han sido confirmados hasta la fecha. Eso implica un trabajo serio y concienzudo de unos profesionales puestos en cuestión continuamente. Así que felicitaciones para ellos. Como también la merece la correctísima actuación de los principales actores de la jornada del  pasado día 10, los más de diecisiete millones de peruanos, que pacíficamente, y en muchos casos estoicamente, dieron un auténtico ejemplo de civismo al acercarse a las urnas a cumplir con su deber ciudadano, a diferencia del fuerte ausentismo, votos en blanco y viciados que suman más que lo obtenido incluso por la propia vencedora y que evidencian la falta de sintonía existente entre la clase política y la ciudadanía. Continuaremos con los observadores internacionales que han presenciado el desarrollo electoral y han dictaminado que el proceso ha sido democrático y sin fraude si bien advirtieron  que fue “un proceso atípico” ya que se registraron exclusiones de varios candidatos, que “originaron inquietud y confusión”. Recomendaron “sutilmente” reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos, que no es poco. Sin duda muy diplomáticos y benevolentes tanto los de la OEA como los de la UE a los que incluimos en nuestras plegarias a Santa Lucía para que les potencie la vista.
Las primeras reacciones al conocerse los datos a boca de urna fueron en el área económica, con gran euforia empresarial que se tradujo en la subida disparada de la bolsa, y la depreciación del dólar. El Índice General de la Bolsa subió en un solo día casi un 9%, cosa que no ocurría desde 2008 y el dólar descendía sensiblemente su cotización pasando de 3,41 a 3,29. En pocas palabras, se evidenció el pánico inversionista sufrido, que quedó fulminado por lo que significaba  la garantía continuista de la política económica neoliberal salvaje de los vencedores. Y es que el capital, con gran parte de sus empresarios, antepuso el conservadurismo y continuismo a  la renovación y la ruptura con el pasado reciente. A estas primeras reacciones triunfalistas hay que añadir las de sendos congresistas vencedores y actualmente en activo que dejaron entrever su deficiente asimilación del triunfo al hacer manifestaciones altisonantes ante las que tuvo que salir al paso su lideresa, iniciando en su propia casa y con su propia gente el consenso previamente anunciado. No es de recibo decir que “Alberto Fujimori debe salir de la prisión por la puerta grande” y que el Poder Judicial “debe reconocer que el juicio anterior fue nulo”, a escasas fechas de la celebración de la vista del hábeas corpus presentado por Fujimori contra la Sala Penal Especial de la Corte Suprema que lo condenó a 25 años de prisión por delitos de homicidio, lesiones graves y secuestro agravado, aduciendo violación del debido proceso. Y no lo es, por lo que pudiera interpretarse como velada amenaza, dadas las atribuciones conferidas al legislativo, para ejercer la acusación constitucional contra diversos poderes del Estado, incluidos todos los estamentos judiciales. Además, flaco favor se le hace al preso con el símil taurino de “su salida por la puerta grande”, ya que por ella salen a hombros los matadores, blandiendo en sus manos como trofeos las dos orejas y/o el rabo de su enemigo abatido. Realmente patético.
Moraleja:” Gobernar no es mandar por mucha mayoría que se tenga” (J.L.Cebrián)
Así sea.

EL VIGIA

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