Eso
que dice el titular, LA GRAN OPORTUNIDAD, es lo que hay en este proceso final de
las elecciones del próximo domingo. Trataré de explicarlo, en el corto espacio
que proporcionan estos tres folios que empiezo a escribir. Sea cual fuere ese
resultado, tras esta reñidísima final electoral, será bien acogido por el
pueblo peruano que si sabe dar muestras de algo, es precisamente de eso, de su
elevado comportamiento democrático, que en algunos casos no ha sido bien
entendido, más bien confundido y mal aprovechado por algún que otro aspirante y
más tarde gobernante. Pero no es mi propósito hablar de la historia reciente de
este país. La historia pertenece al pasado y si bien es cierto que puede servir
como ilustración, aviso o referencia de lo acontecido, nunca puede ser
determinante del futuro y es así por la sencilla razón que el mundo desde que
es mundo está en movimiento y las cosas al igual que las personas pasan,
evolucionan o desaparecen. Y esto no quiere decir que no recordemos el pasado,
sino que no lo contemplemos obsesivamente. Por lo tanto, aquí y ahora procede
hablar del presente, y partiendo de éste vislumbrar el futuro. El futuro
democrático del Perú. O sea, hablar sobre la presente campaña, su desarrollo y
evolución, y del futuro posible en función de los resultados finales obtenidos.
Para
empezar habrá que aclarar que aquellos resultados que quedaron grabados en
nuestras mentes de que la primera fuerza votada en la primera ronda, Fuerza
Popular (FP) obtenía el 40% de los votos
emitidos y la segunda, PPK el 21% , no fue así. La realidad un mes después,
cuando se emitieron los resultados oficiales nos enteramos algunos, por
desgracia no toda la población, que el porcentaje más alto fue de un 32,64% de
los votos emitidos, para Fujimori. O sea, bastantes puntos por debajo de lo
anunciado. El segundo lugar en porcentaje de votos emitidos no lo obtuvo ningún
candidato sino el 18,12% perteneciente a la suma de los votos nulos más la
abstención. Y el tercer lugar del PPK, con apenas el 17,23% de los votos
emitidos, tras ser posiblemente beneficiado por las bajas de Guzmán y Acuña. Estas
cifras son las reales, emitidas por la ONPE el 24/4/16 al deslindar los votos
emitidos de los válidos. También conviene señalar que en las elecciones al
Congreso los votos en blanco y nulos superaron el 33% y al Parlamento Andino en
más del 45%. Cifras, estas últimas, escandalosas. En lo que a PPK se refiere,
necesita triplicar en esta segunda vuelta su 17% de la primera para conseguir
la victoria final. Si así fuera ”se convertiría en la primera persona en el
mundo que ganase en la vuelta final
después de haber quedado en la ronda inicial por debajo de los sufragios
blancos/nulos y del quinto de los votos” según dice el reputado comentarista
internacional Isaac Bigio. Como también afirma “que en los balotajes que ha
habido en la historia universal no conozco un solo caso en el cual los votos
por nadie hayan quedado segundos”. Lo único que favorece a PPK es que el resto de
candidatos importantes no apoyan o son hostiles a su rival, y depende de si
mismo que entusiasme y movilice a ese alto porcentaje de indecisos, cifrado en
más de un 20%, con mensajes sociales y antidictatoriales.
Cosa que a seis días de las elecciones no parece haberse enterado ni conseguido.
Es por ello por lo que digo que PPK tiene la gran oportunidad de revertir las
estadísticas existentes y marcar un hito
histórico, muy difícil de lograr pero no imposible. Es hora de poner como
vulgarmente se dice “toda la carne en el asador”, cosa no hecha hasta ahora y con
lo que todavía se está a tiempo, como ha ocurrido hace unos días en Austria
donde la ultraderecha (FPO) ganadora en la primera vuelta con el 35% frente al
centro izquierda con el 21% ha sido derrotada en la segunda vuelta por el 0,7%,
con un crecimiento del centro izquierda de prácticamente 30 puntos. Para ello,
los ahora vencedores fueron capaces de cautivar a los menos favorecidos con sus
promesas de reformas sociales, mientras la ultraderecha se basó en medidas de
seguridad contra los inmigrantes. Así que ahí está la gran oportunidad de PPK
en estos comicios si bien hay que constatar que su mensaje económico neoliberal
es similar al de FP, diferenciándose ambas formaciones por sus políticas a
aplicar, una más flexible y participativa y otra más rígida y autoritaria, pero
como digo similares en lo referente al “money”.
La dualidad electoral representada por las
imágenes proporcionadas por los contendientes benefician ampliamente a una
candidata joven, entrando en los cuarenta, lozana, siempre sonriente, con gran empatía,
excelentes reflejos, y una demagogia sin límite, que en el escenario se crece
inusitadamente, y que puede resultar mejor como candidata que como Presidenta
por su irrefrenable accionar, frente a un setentón casi ochentón, conservado
pero algo acartonado, serio, circunspecto, muy en su papel de experimentado tecnócrata,
incapaz de vender un palito a un ciego, o sea, sin capacidad de transmitir emoción
alguna, y muy posiblemente mejor Presidente
que candidato por su larga y aquilatada experiencia. Y si se compara el
colorido y corte de la moderna y juvenil vestimenta de una, con el oscuro y
clásico traje del otro, la balanza se inclina en este caso favorable y
descaradamente hacia la dama. Dama que es capaz de utilizar aguerridamente todas
las armas a su alcance, admitidas o no en el duelo verbal, con una inusitada
agresividad (no muy deseable en un Presidente) difícilmente controlable y que
sin duda hacen mella en el contrincante que, cual caballero andante trata
respetuosamente a la doncella enfrentada, sin darse cuenta de lo que en esos
momentos está en juego. Que simplemente es el ser o no ser. Los debates
sostenidos son una muestra palpable de cuanto digo. En este caso debería
prevalecer en la mente del elector el
fondo del asunto sobre las formas y constatar la mayor o menor valía y
credibilidad de cada candidato por sus propuestas como futuro Presidente, sobre
las formalismos que les adornan. Pero me temo que el elector medio no lo
contempla así.
En
lo que se refiere a Fuerza Popular, encarnada en Keiko Fujimori, que ya dispone
de la mayoría absoluta en el Parlamento con sus 73 diputados, habrá que
recordarle que no debe envanecerse ante la posibilidad del poder absoluto, tras
su compromiso democrático de diez puntos, contraído públicamente, que debe cumplir
y no convertirlo, por el bien de todos, en papel mojado. Ser consciente de que
sus promesas populistas son exigencias a cumplimentar, que las compañías
dudosas son nefastas, que no es aceptable el “yo no sabía”, que sus actos serán
antes o después fiscalizados, que el Poder Judicial, como tercer poder no debe
ser mediatizado, ni amenazado y ante todo
respetado. Además que el poder emana del pueblo al que siempre hay que
rendir pleitesía y nunca al revés. Demostrar que en verdad está impregnada de
espíritu democrático como adelantó en su discurso de Harvard y que el partido
Fuerza Popular carece de caracteres dinásticos y hereditarios y no tiene nada
que ver con sus antecesores Fuerza 2011, Alianza por el futuro, Perú 2000, Sí
cumple, Vamos vecino, Nueva Mayoría y Cambio 90. Y para ello tendrá que “reciclar”
a alguno de sus “fieles” y parientes congresistas, para evitar los sobresaltos y
desbarres que denigran y desautorizan su gestión.
Finalmente
hay que hacer referencia al electorado. Nosotros los electores somos los que
determinaremos a quien endosamos la responsabilidad del futuro colectivo del
país y por lo tanto debemos meditar profundamente nuestro voto. Los dos
contendientes en liza se hallan a mitad del trayecto para llegar a la meta. Y
en el camino hasta ahora recorrido, uno de ellos, Keiko, ya ha conseguido con
73 congresistas la mayoría absoluta del
futuro Parlamento, donde se elaboran las Leyes y se fiscaliza al Ejecutivo. El resto
del camino finaliza el próximo día 5 de Junio y el trofeo es la Presidencia de
la Nación y del Ejecutivo o Gobierno. Lo que debemos razonar es la conveniencia
o no de poner todo el poder en una sola mano. Y para ello habrá que mirar detenidamente
las de ambos contendientes e inclinarse por las más limpias, y en caso de
empate por las más arrugadas que serán síntoma de trabajo y experiencia. Por el
contrario, a quien no le cuadre la fórmula anterior, decirle con toda claridad que
el poder absoluto corrompe con más facilidad y nuestra democracia ya de por si débil
no debe admitir esas situaciones, por lo que es imperativo que la división de
poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) se mantenga en manos diferentes evitando de
esa manera el despotismo y los falsos patriotismos. Nuestra gran oportunidad radica
en que, con el voto positivo y razonado y no con el blanco o viciado, podemos
ayudar al crecimiento y mantenimiento democrático de la Nación. ¡Utilicemos el
voto crítico!
MORALEJA:
“Vota a aquel que prometa menos. Será el que menos te decepcione” (Bernard M.
Baruch)
Así
sea.
EL
VIGÍA.