Aquello
de “Les tocó la negra” o “Pusieron un circo y les crecieron los enanos” es lo
que más o menos, dicen unos, les ha pasado a una serie de personajes que esta
última semana y por una serie de acontecimientos han pasado a las primeras
páginas informativas de todos los medios. Mientras otros dicen que fue todo lo contrario, que bien merecido se lo
tenían y que aquello de la mala suerte no era tal sino ganado a pulso. Véanlo y
ustedes determinen. En primer lugar hablaremos de los contenidos de aquellas
frases. “Les tocó la negra” ya se utilizaba en la antigua Roma y Grecia y se
refería al sorteo hecho con habas o piedrecitas blancas que representaban la
ventura o felicidad y otras negras que
significaban desventura o infelicidad. El color negro solemos relacionarlo con
lo funesto, lo negativo o lo desafortunado, mientras lo blanco lo referimos a
lo positivo, o buena fortuna. Así pues, los que recibían blancas habían estado
de buena suerte y los de negras de mala suerte. Utilizamos muchas frases con el
término negro, por ejemplo: “Ser la oveja negra de la familia”, “Ser el
garbanzo negro de la familia”, “Estar en la lista negra” o “Tengo la negra”
cuando no es “Que suerte tan negra la
mía” todas ellas con connotación negativa. Como también lo son otras como “La
leyenda negra”, referida a hechos históricos oscuros, o “Estar en la lista
negra” haciendo referencia a los excluidos o los que no pueden pasar. Finalmente
podemos referirnos a las connotaciones deprimentes de la raza negra en su esclavitud cuando
decimos “Trabajo más que un negro”. Concluyendo, se utiliza para indicar mala
suerte.
La
otra frase “Pusieron un circo y les crecieron los enanos” quiere hacer
referencia, también, a la mala suerte que implica que en un circo, en el que
intervienen atracciones como payasos y enanitos, estos últimos dejan de serlo y
crecen, con lo que se rompe el encanto de su presencia y se terminó el
espectáculo. Que un enanito crezca en su edad adulta es el colmo de la mala
suerte para el espectáculo.
Pues
bien, la utilización de ambos términos de forma metafórica, para unos y otros, defensores
y detractores, según el color del
cristal con que se mire, ha sido constante durante la semana.
Es
el caso de Fuerza Popular y concretamente de su secretario general y
congresista Joaquín Ramírez y la
Presidenta Keiko Fujimori, que se han visto afectados por una teórica denuncia
ante la DEA (Departamento Antidroga) de EEUU. La denuncia efectuada por un
ciudadano peruano residente en Miami involucra a Ramírez como presunto gestor
de un cuantioso lavado de dinero, quince millones de dólares por encargo de su
Presidenta partidaria. Parece ser sustentada la denuncia en un audio revelador,
si bien todavía no ha salido a la luz. El directamente involucrado, Ramírez,
tras setenta y dos horas de conjeturas, dimes y diretes solicitó a su
Presidenta, aceptara su “paso al costado mientras se esclarezcan esta serie de
infamias”. Solicitud que fue aceptada. En su discurso de despedida ante las
cámaras y como descargo de su actuación reveló que su fortuna, pues es un
“cholo con plata”, es fruto de su ingente trabajo iniciado a los 19 años como
cobrador de combi por el día, noches de estudio, madrugones matinales y
posterior venta de carros de ocasión. Es evidente el elevado peso específico de
Ramírez en la fuerza política y concretamente en la campaña electoral pues es
el principal financista con sus aportaciones dinerarias, locales partidarios, y
medios de locomoción. Al parecer, según el
diario La República, acaba de ser citado para hoy lunes 23, por la Fiscalía,
para aclarar los aportes sospechosos de procedencia desconocida realizados en
la campaña de Keiko Fujimori del año 2011. El congresista que no ha hecho
dejación de su fuero parlamentario y por lo tanto mantiene su inmunidad se le
abrió una investigación por lavado de activos en el 2014 que no prosperó por
diversas causas. Mientras, Keiko no investigada por la DEA americana acaba de
ser incluida por la Fiscalía peruana en las pesquisas seguidas acerca de la
financiación, cocteles incluidos, de Fuerza Popular en la presente campaña.
También su esposo Mark Vito acaba de ser
involucrado en la investigación del origen de su patrimonio. Al parecer
“les crecieron los enanos”.
Salvando
las distancias con el caso anterior, el balneario de Tortugas ha sido testigo
de unos hechos llamativos por lo inusual y sorprendente de su desarrollo. El
colmo de todos los colmos. Ni más ni menos que la localización y detención, a
pesar de los meses transcurridos con estado de excepción, de un alijo de ciento
diecinueve kilogramos de clorhidrato de cocaína junto a sus portadores, en este
caso, oh sorpresa, un Comandante de la PNP, comisario de Nuevo Chimbote y dos
cómplices ayacuchanos que presumiblemente utilizaban un embarcadero de dicho
balneario como lanzadera a aguas internacionales. Parece ser que se les venía
siguiendo desde hace escasamente dos
semanas, tiempo coincidente con la captura del narco “Caracol” y su presunto
“cante”, aquí llamado finamente contrainteligencia. Hace medio año se detuvo en
Ayacucho, oh casualidad, a un suboficial de la PNP con treinta kg. de la misma
sustancia, que también casualmente pertenecía a la comisaría de……….Nuevo
Chimbote. Y es que el mundo es un pañuelo. El comandante, que no tiene ni un
pelo de listo, sin duda se estará diciendo que le “toco la negra”.
Y
no se quedaron muy atrás los fiscales Roger Paredes Figueroa titular de
Fiscalía de Lavado de Activos y su adjunto Joe Valdivia Guevara, en la ciudad
de Juliaca. Ambos fueron detenidos, con las manos en la masa nunca mejor dicho,
cuando recibían cincuenta mil dólares en
un sobre manila, de los ochenta mil inicialmente solicitados a unos mineros investigados
por ellos a cambio de paralizar las actuaciones fiscales. La Junta de Fiscales
de Puno los investigará por el delito de cohecho pasivo propio y se prevé la
más que posible expulsión del gremio en caso de probarse la acusación.
En junio del año pasado se realizó la primera
audiencia del juicio oral por caso de la malversación de fondos en 2010, en el
Ayuntamiento de Chimbote, al utilizar indebidamente parte de los diecinueve
millones de soles recibidos para el programa “Agua para todos”, contra Victoria Espinoza, su gerente en aquel
entonces Julio Cortez, actualmente Alcalde en funciones y varios afectados más.
En Diciembre pasado se condenó a Victoria Espinoza y a Julio Cortez a cuatro
años de privación de libertad pero el juez ordenó que en el caso del segundo la
pena se haga efectiva cuando fuera confirmada. Hace unos días el pasado día 20
se celebró en la Sala de Apelaciones la audiencia donde se debatió la sentencia
anterior contra Cortez y los demás procesados. La fiscal Nancy Moreno se
ratificó en su solicitud condenatoria y puso en conocimiento del Tribunal un informe del Ministerio de la Vivienda que
no deja bien parados a los acusados en su utilización de los dineros asignados,
pues no se trata de si se ejecutaron o no las obras sino que el dinero asignado
se utilizó en otras obras diferentes a las previstas y de acuerdo a la pericia,
cuando hicieron la devolución a las obras de las que habían prestado el dinero
no hicieron la devolución de todo y por eso quedó un saldo de casi tres
millones de soles. El próximo día 31 la sala de apelaciones volverá a reunirse para dictar la suerte del
alcalde Cortez. Se desconoce por ahora si “le tocará la negra” o la blanca.
En
todo caso es el lector el que debe determinar en su fuero interno lo que
corresponde aplicar a cada uno de los partícipes anteriores. ¿Cabe hablar de
mala suerte? ¿De qué se puede hablar? ¿Acaso infringir la Ley es cosa de la
suerte? ¿O acaso se trata de persecución política?¿ O estamos hablando de
simples y vulgares chorizos, a pesar de sus apariencias? Ustedes dirán. Estas y
otras muchas preguntas caben hacerse al analizar los casos anteriores. Casos
ampliables a otros como la inseguridad ciudadana, los accidentes de tráfico, la
corrupción de funcionarios, la lenta administración de la Justicia, el
deficiente estado educacional, y en general la resignación franciscana del
ciudadano que sufre ante tanta y tanta desidia del Estado. En todos los casos
son personas adultas a las que nos referimos y por lo tanto responsables ante
la Ley. Otra cosa muy diferente es la
mayor o menor suerte que acompañe en la gestión, pero bastará que sea diligente
y honrada para recibir el visto bueno del ciudadano.
Moraleja:
”Hay pícaros con fortuna y hombres de bien sin ninguna”
Así
sea.
El
VIGÍA.
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