Ayer
domingo, 15 de mayo se celebró el Día Internacional de la Familia. Se denomina
Día Internacional por ser una celebración o conmemoración promovida por una
Organización, en este caso las Naciones Unidas para su celebración
internacional. Vienen a ser como una imitación de los calendarios cristianos, o
festividades a celebrar, solo que en este caso tienen carácter internacional o
mundial. Fue el 20 de septiembre de 1993 cuando la Asamblea General de las Naciones
Unidas decidió que el 15 de mayo de cada año se celebrase el mencionado Día de
la Familia.
A
la familia la define el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española
como un grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas, y según la Declaración
de los Derechos Humanos es el elemento natural, universal y fundamental de la
sociedad que tiene derecho ser protegida por ella y por el Estado. Los vínculos
o lazos principales que definen a una familia son de dos tipos: los de afinidad
como es el matrimonio, que en unas sociedades es la unión de dos personas y en
otras puede ser más de dos como es el caso de la poligamia, y los de
consanguinidad como es la filiación entre padres e hijos o entre hermanos
descendientes de un mismo progenitor. Existen diferentes modelos de familia,
como después veremos, si bien la más extendida en la sociedad actual es la
familia nuclear integrada por mujer, hombre y uno o varios hijos. La familia
como cualquier otra institución social tiende a adaptarse a las formas y
maneras de la sociedad en la que se desarrolla, dependiendo de diferentes
factores, como son los económicos, culturales, sociales y afectivos. Además de
la familia nuclear, puede haber otro tipo de familia como la monoparental
integrada por el hijo/s y uno solo de los progenitores. La homoparental
integrada por una pareja de hombres o mujeres y uno o varios niños. La Familia
ensamblada, mixta o reconstituida es
aquella en la que uno de los miembros de la pareja aporta uno o varios hijos de
uniones anteriores. También está la que se llama familia extensa en la que se
integran tíos, primos, abuelos y en general parientes consanguíneos. Finalmente
hay que consignar las familias de padres separados en las que los progenitores
no conviven pero tienen la responsabilidad contraída de velar por la prole.
Normalmente este tipo de familia da lugar a la familia monoparental.
La
evolución de la familia a lo largo de la historia según antropólogos y
sociólogos estudiosos del caso nos dice que en las sociedades primitivas
existían varias familias nucleares que convivían por motivos de parentesco y se
trasladaban de un lugar a otro en búsqueda de alimentos y se separaban en los
períodos de escasez. Los varones adultos se dedicaban a la caza mientras las
mujeres recolectaban y cocinaban los alimentos y quedaban al cuidado de los
niños. En esa primitiva sociedad los enfermos que no aportaban trabajo
normalmente eran expulsados y el infanticidio por muerte violenta bastante
común. Es a partir de la Revolución Industrial cuando la concepción de la
familia se empieza a vislumbrar tal y como ahora la contemplamos. El incremento
de la esperanza de vida hace que los menores sean revalorizados como sostén de
los mayores el día de mañana y las nuevas tecnologías hacen posible el trabajo
de niños con su consiguiente aporte a la economía familiar. Son los valores
cristianos los que empiezan a actuar, dando entrada al concepto del afecto
hacia la niñez, cosa bastante inusual hasta entonces. La estructura familiar
como tal ha sufrido pocos cambios debidos a la industrialización y a la
emigración a la ciudad pues continua siendo el núcleo sobre el que gira la
sociedad, pero sí ha evolucionado en lo que se refiere a su composición, ciclo
de duración, funciones y rol de los padres. La socialización de los niños
continúa siendo labor de la familia que actualmente es un núcleo de amor. Las dificultades sociales
tales como el paro, la crisis económica, la drogadicción, la marginalidad y las
enfermedades son contrarrestadas por la solidaridad de las familias que
amortiguan el drama social existente. Gracias a la familia la sociedad actual
va sobrellevando la pesada carga social que significa la marginación. Pero no
siempre la familia ha sido ensalzada pues también ha tenido sus críticos. Uno
de ellos fue Sócrates que en la República de Platón refleja que una sociedad
justa es aquella donde los ciudadanos no tienen lazos familiares, haciendo
referencia a los casos de nepotismo o favoritismo familiar. Y actualmente hay
voces que dicen que la familia está sobrevalorada pues al fin y al cabo nadie
ha decidido a que familia pertenecer. Argumentación muy rebuscada y sin duda
sin pizca de amor ni solidaridad, dos ingredientes como hemos visto, esenciales
en la familia de nuestros días.
En
la familia actual el rol de la mujer con su incorporación al mundo del trabajo
fuera de su casa ha evolucionado muchísimo haciendo que sus expectativas de
satisfacción personal se vean incrementadas cuando antes se veían limitadas al
matrimonio y a la casa.
En
las sociedades desarrolladas la natalidad ha disminuido por una parte debido a
una mayor movilidad residencial, a una menor responsabilidad de los hijos con
los padres mayores que disponen de su jubilación, y fundamentalmente de la
planificación familiar. En estas sociedades prácticamente han desaparecido las
familias numerosas, antes garantía de subsistencia de los mayores. También ha
influido poderosamente en esa bajada de la natalidad el elevado número de
divorcios y la disminución de matrimonios, que originarán en un futuro, bajo
crecimiento económico y debilidad del sistema de pensiones.
Pues
bien, en este 2016, la celebración Internacional del Día Internacional de la
Familia tiene por lema: Las familias, una vida sana y un futuro sostenible.
Este año tiene por objeto la cumplimentación del 3º Objetivo del Desarrollo
Sostenible: Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en
todas las edades. Los objetivos principales de la agenda 2030 para el
Desarrollo Sostenible según las Naciones Unidas se centran en “poner fin a la
pobreza, proponer la prosperidad económica equitativa, el desarrollo social y
el bienestar de las personas protegiendo al mismo tiempo el medio ambiente. Las
familias permanecen en el centro de la vida social para garantizar el bienestar
de sus miembros como su educación y cuidado.
En
particular, las políticas orientadas a la familia pueden contribuir a la
consecución de los primeros cinco objetivos de desarrollo sostenible: la
eliminación de la pobreza y el hambre; garantizar una vida saludable y la
promoción del bienestar para todas las edades; asegurar oportunidades de
educación durante toda la vida y el logro de la igualdad de género”. Para
terminar diciendo: “Para lograr el desarrollo sostenible es fundamental
garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todos a cualquier
edad. Se han obtenido grandes progresos en relación con el aumento de la
esperanza de vida y la reducción de algunas de las causas de muerte más comunes
relacionadas con la mortalidad infantil y materna”.
Según
nota de prensa nº 74 de Abril del 2016 del Instituto Nacional de Estadística e
Informática (INEI) en el año 2015 el 21,8% de la población del Perú se hallaba
en situación de pobreza monetaria al tener un nivel de gasto inferior al costo
de la canasta básica de consumo (compuesto por alimentos y no alimentos). El
50,8% de la población de Cajamarca tienen la condición de pobres. En la región
natural de la Selva la pobreza se sitúa en el 28,9% y en la zona natural Sierra
en el 32,5%, mientras en la Costa se sitúa en el 13,8%. Por dominio geográfico
en la Selva Urbana se situó en el 20,7%, mientras en la Selva rural en el
41,1%. En la Sierra urbana en el 16,6%, y en la Sierra rural en el 49%.En la
Costa urbana se sitúa en el 16,1% y en la Costa rural en el 30,6%.En Lima
Metropolitana se sitúa en el 11%. En el año 2015 el 94,5% de la población
ocupada en condiciones de pobreza trabaja en empleos informales, es decir, no
cuenta con seguro de salud ni sistema previsional. Finalmente hay que constatar
que las personas en condición de pobreza trabajan en su mayoría (58,4%) en
actividades extractivas como agricultura, pesca y minería, a diferencia de la
población no pobre que labora en actividades de Servicios principalmente (34,3%).
Estos son datos proporcionados por el INEI.
Concluyendo:
Hay muchas, muchísimas, demasiadas familias en la pobreza en nuestro país. Que
si de algo puede presumir, es tanto de sus abundantes y variadas riquezas
naturales, como de las también numerosas familias pobres por falta de equidad en
el reparto social. Lo dicen las cifras
del Instituto Nacional de Estadística e Informática.
Moraleja:
”El día que la mierda tenga algún valor, los pobres nacerán sin culo”(Gabriel
García Márquez).
Así
sea.
EL
VIGÍA.
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