lunes, 30 de mayo de 2016

ARTÍCULO: LA GRAN OPORTUNIDAD.


Eso que dice el titular, LA GRAN OPORTUNIDAD, es lo que hay en este proceso final de las elecciones del próximo domingo. Trataré de explicarlo, en el corto espacio que proporcionan estos tres folios que empiezo a escribir. Sea cual fuere ese resultado, tras esta reñidísima final electoral, será bien acogido por el pueblo peruano que si sabe dar muestras de algo, es precisamente de eso, de su elevado comportamiento democrático, que en algunos casos no ha sido bien entendido, más bien confundido y mal aprovechado por algún que otro aspirante y más tarde gobernante. Pero no es mi propósito hablar de la historia reciente de este país. La historia pertenece al pasado y si bien es cierto que puede servir como ilustración, aviso o referencia de lo acontecido, nunca puede ser determinante del futuro y es así por la sencilla razón que el mundo desde que es mundo está en movimiento y las cosas al igual que las personas pasan, evolucionan o desaparecen. Y esto no quiere decir que no recordemos el pasado, sino que no lo contemplemos obsesivamente. Por lo tanto, aquí y ahora procede hablar del presente, y partiendo de éste vislumbrar el futuro. El futuro democrático del Perú. O sea, hablar sobre la presente campaña, su desarrollo y evolución, y del futuro posible en función de los resultados finales obtenidos.
Para empezar habrá que aclarar que aquellos resultados que quedaron grabados en nuestras mentes de que la primera fuerza votada en la primera ronda, Fuerza Popular (FP) obtenía el  40% de los votos emitidos y la segunda, PPK el 21% , no fue así. La realidad un mes después, cuando se emitieron los resultados oficiales nos enteramos algunos, por desgracia no toda la población, que el porcentaje más alto fue de un 32,64% de los votos emitidos, para Fujimori. O sea, bastantes puntos por debajo de lo anunciado. El segundo lugar en porcentaje de votos emitidos no lo obtuvo ningún candidato sino el 18,12% perteneciente a la suma de los votos nulos más la abstención. Y el tercer lugar del PPK, con apenas el 17,23% de los votos emitidos, tras ser posiblemente beneficiado por las bajas de Guzmán y Acuña. Estas cifras son las reales, emitidas por la ONPE el 24/4/16 al deslindar los votos emitidos de los válidos. También conviene señalar que en las elecciones al Congreso los votos en blanco y nulos superaron el 33% y al Parlamento Andino en más del 45%. Cifras, estas últimas, escandalosas. En lo que a PPK se refiere, necesita triplicar en esta segunda vuelta su 17% de la primera para conseguir la victoria final. Si así fuera ”se convertiría en la primera persona en el mundo  que ganase en la vuelta final después de haber quedado en la ronda inicial por debajo de los sufragios blancos/nulos y del quinto de los votos” según dice el reputado comentarista internacional Isaac Bigio. Como también afirma “que en los balotajes que ha habido en la historia universal no conozco un solo caso en el cual los votos por nadie hayan quedado segundos”. Lo único  que favorece a PPK es que el resto de candidatos importantes no apoyan o son hostiles a su rival, y depende de si mismo que entusiasme y movilice a ese alto porcentaje de indecisos, cifrado en más de un 20%, con mensajes sociales y  antidictatoriales. Cosa que a seis días de las elecciones no parece haberse enterado ni conseguido. Es por ello por lo que digo que PPK tiene la gran oportunidad de revertir las estadísticas  existentes y marcar un hito histórico, muy difícil de lograr pero no imposible. Es hora de poner como vulgarmente se dice “toda la carne en el asador”, cosa no hecha hasta ahora y con lo que todavía se está a tiempo, como ha ocurrido hace unos días en Austria donde la ultraderecha (FPO) ganadora en la primera vuelta con el 35% frente al centro izquierda con el 21% ha sido derrotada en la segunda vuelta por el 0,7%, con un crecimiento del centro izquierda de prácticamente 30 puntos. Para ello, los ahora vencedores fueron capaces de cautivar a los menos favorecidos con sus promesas de reformas sociales, mientras la ultraderecha se basó en medidas de seguridad contra los inmigrantes. Así que ahí está la gran oportunidad de PPK en estos comicios si bien hay que constatar que su mensaje económico neoliberal es similar al de FP, diferenciándose ambas formaciones por sus políticas a aplicar, una más flexible y participativa y otra más rígida y autoritaria, pero como digo similares en lo referente al “money”.
 La dualidad electoral representada por las imágenes proporcionadas por los contendientes benefician ampliamente a una candidata joven, entrando en los cuarenta, lozana, siempre sonriente, con gran empatía, excelentes reflejos, y una demagogia sin límite, que en el escenario se crece inusitadamente, y que puede resultar mejor como candidata que como Presidenta por su irrefrenable accionar, frente a un setentón casi ochentón, conservado pero algo acartonado, serio, circunspecto, muy en su papel de experimentado tecnócrata, incapaz de vender un palito a un ciego, o sea, sin capacidad de transmitir emoción alguna, y muy  posiblemente mejor Presidente que candidato por su larga y aquilatada experiencia. Y si se compara el colorido y corte de la moderna y juvenil vestimenta de una, con el oscuro y clásico traje del otro, la balanza se inclina en este caso favorable y descaradamente hacia la dama. Dama que es capaz de utilizar aguerridamente todas las armas a su alcance, admitidas o no en el duelo verbal, con una inusitada agresividad (no muy deseable en un Presidente) difícilmente controlable y que sin duda hacen mella en el contrincante que, cual caballero andante trata respetuosamente a la doncella enfrentada, sin darse cuenta de lo que en esos momentos está en juego. Que simplemente es el ser o no ser. Los debates sostenidos son una muestra palpable de cuanto digo. En este caso debería prevalecer en la mente del elector  el fondo del asunto sobre las formas y constatar la mayor o menor valía y credibilidad de cada candidato por sus propuestas como futuro Presidente, sobre las formalismos que les adornan. Pero me temo que el elector medio no lo contempla así.
En lo que se refiere a Fuerza Popular, encarnada en Keiko Fujimori, que ya dispone de la mayoría absoluta en el Parlamento con sus 73 diputados, habrá que recordarle que no debe envanecerse ante la posibilidad del poder absoluto, tras su compromiso democrático de diez puntos, contraído públicamente, que debe cumplir y no convertirlo, por el bien de todos, en papel mojado. Ser consciente de que sus promesas populistas son exigencias a cumplimentar, que las compañías dudosas son nefastas, que no es aceptable el “yo no sabía”, que sus actos serán antes o después fiscalizados, que el Poder Judicial, como tercer poder no debe ser mediatizado, ni amenazado y ante todo  respetado. Además que el poder emana del pueblo al que siempre hay que rendir pleitesía y nunca al revés. Demostrar que en verdad está impregnada de espíritu democrático como adelantó en su discurso de Harvard y que el partido Fuerza Popular carece de caracteres dinásticos y hereditarios y no tiene nada que ver con sus antecesores Fuerza 2011, Alianza por el futuro, Perú 2000, Sí cumple, Vamos vecino, Nueva Mayoría y Cambio 90. Y para ello tendrá que “reciclar” a alguno de sus “fieles” y parientes congresistas, para evitar los sobresaltos y desbarres que denigran y desautorizan su gestión.
Finalmente hay que hacer referencia al electorado. Nosotros los electores somos los que determinaremos a quien endosamos la responsabilidad del futuro colectivo del país y por lo tanto debemos meditar profundamente nuestro voto. Los dos contendientes en liza se hallan a mitad del trayecto para llegar a la meta. Y en el camino hasta ahora recorrido, uno de ellos, Keiko, ya ha conseguido con 73 congresistas  la mayoría absoluta del futuro Parlamento, donde se elaboran las Leyes y se fiscaliza al Ejecutivo. El resto del camino finaliza el próximo día 5 de Junio y el trofeo es la Presidencia de la Nación y del Ejecutivo o Gobierno. Lo que debemos razonar es la conveniencia o no de poner todo el poder en una sola mano. Y para ello habrá que mirar detenidamente las de ambos contendientes e inclinarse por las más limpias, y en caso de empate por las más arrugadas que serán síntoma de trabajo y experiencia. Por el contrario, a quien no le cuadre la fórmula anterior, decirle con toda claridad que el poder absoluto corrompe con más facilidad y nuestra democracia ya de por si débil no debe admitir esas situaciones, por lo que es imperativo que la división de poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial)  se mantenga en manos diferentes evitando de esa manera el despotismo y los falsos patriotismos. Nuestra gran oportunidad radica en que, con el voto positivo y razonado y no con el blanco o viciado, podemos ayudar al crecimiento y mantenimiento democrático de la Nación. ¡Utilicemos el voto crítico!
MORALEJA: “Vota a aquel que prometa menos. Será el que menos te decepcione” (Bernard M. Baruch)
Así sea.

EL VIGÍA.

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