¿Se acuerdan ustedes de
aquello que nos enseñaron de pequeños de que el trabajo era un castigo divino
con el que fueron expulsados del paraíso terrenal nuestros primeros padres Adán y
Eva?. Pues los tiempos han evolucionado tanto que ahora todo el mundo dice que
de castigo nada de nada, que por el contrario es una bendición tenerlo ya que
es un “bien” escaso y que quien lo
encuentra está de enhorabuena y lo “disfruta” con alegría y satisfacción. ! Y
es que las ciencias han adelantado tanto que es una barbaridad!
Aún así hay cosas que
permanecen, como por ejemplo aquello que aprendimos cuando éramos estudiantes
de que el gas era una sustancia muy volátil. Fíjense si sigue vigente y el gas
volátil que de pronto se ha evaporado totalmente de las gasolineras de Chimbote
y no hay manera de localizarlo por ninguna parte. Si esto sigue así, pronto los
vehículos públicos irán a pedal.
Entonces, en qué quedamos ¿el
trabajo es un castigo o por el contrario es una bendición? Yo creo que ni una
cosa ni otra. Lo que sí estoy en disposición de afirmar es que se trata de un
DERECHO, con mayúsculas, contemplado en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos y en las Constituciones de los países democráticos.
Bueno, centrémonos en la
celebración del día, el “DÍA DEL TRABAJADOR” O “PRIMERO DE MAYO”. Este día
tiene un carácter Internacional y no Mundial por la ausencia de celebración en
esa fecha en países tales como EEUU, Canadá, Inglaterra y Australia que
celebran algo similar pero con otro calendario, para no tener que rememorar lo
que pasó en el primero de ellos.
Últimamente se la ha dado
otros nombres como Día del Trabajo o Día de San José Obrero. Ni una
denominación ni otra parecen muy acordes
con lo que significa o entraña esta fecha.
Como saben, el Primero de
Mayo conmemora los sucesos acaecidos en ese mismo día y mes del año 1886 por
una parte y por otra reivindica los derechos y conquistas de la clase
trabadora.
A principios del siglo XIX,
una de las reivindicaciones más importantes de los trabajadores era conseguir
la jornada laboral de 8 horas. Y su máxima era: “ocho horas para el trabajo,
ocho horas para el sueño y, ocho horas para la casa”.
En 1829 un movimiento
trabajador solicitó en el estado de Nueva York (EEUU) la jornada de 8 horas
pues la legislación lo que hacía era prohibir trabajar más de 18 horas diarias “salvo
casos de necesidad”. La sanción por incumplir la norma era de 25$.
En Junio de 1868 el
presidente de los EEUU dictó la ley Ingersoll en la que se estableció la
jornada laboral en 8 horas, aunque continuaron las de 10,12 y hasta 18 horas
incumpliendo flagrantemente lo dispuesto.
En aquella época la mayor
parte de los trabajadores estaban afiliados a la “Noble Orden de los Caballeros
del Trabajo” pero tenía más prestigio por su dinamismo la “Federación
Estadounidense del Trabajo” de marcado carácter socialista que en su IV Congreso
celebrado en Octubre de 1884, resolvió que ante el marcado incumplimiento de la
ley de las 8 horas, el Primero de Mayo de dos años después (1886), la duración
legal debería ser esa y, se iría a la huelga en caso de no respetarse.
Esta determinación fue muy
bien acogida por las organizaciones de trabajadores pues suponía obtener mayor
número de puestos de trabajo y por lo tanto rebajar el número de parados.
El Primero de Mayo de 1886,
200,000 trabajadores iniciaron la huelga mientras otros tantos obtenían ese
derecho ante la amenaza de no acudir a su puesto de trabajo.
En Chicago las condiciones
laborales reinantes eran mucho peor que en otras ciudades y continuaron las
movilizaciones los días 2 y 3 de Mayo. La única fábrica que trabajaba era la
“Mc Cormik” de maquinaria agrícola que mantenía la producción con “esquiroles”.
La plantilla titular estaba en huelga desde mediados de Febrero en respuesta al
intento de descontarles de su sueldo una cantidad para la construcción de una
iglesia.
El día 2 la policía había
disuelto violentamente una manifestación de más de 50,000 personas y el día 3
frente a las puertas de la fábrica se realizó una concentración de trabajadores
y al sonar la sirena de salida de uno de
los turnos de “rompehuelgas” , los
huelguistas se abalanzaron sobre ellos y se originó una pelea monumental. De
pronto y sin mediar advertencia alguna una compañía de policía abrió fuego a
quemarropa sobre la gente originando 6 muertos y decenas de heridos. Uno de los
testigos de la masacre, el periodista Fischer, corrió a su periódico donde
redacto y más tarde difundió y denunció lo ocurrido por medio de más de 25,000
octavillas que más tarde servirían como “prueba” para llevarle a la horca. La
proclama terminaba convocando a un acto de protesta al día siguiente, 4 ,a las
cuatro de la tarde en la plaza Haymarquet .
Lo que allí ocurrió ha pasado
a conocerse como “La revuelta de Haymárket” en la que unas 20,000 personas
fueron reprimidas por unos policías uniformados. En plena represión un
artefacto explosivo de la policía estalló entre los agentes originando la
muerte de un policía y también varios heridos. Seguidamente la policía abrió
fuego de manera indiscriminada sobre la multitud matando e hiriendo a un número
indeterminado de obreros. Se declaró el estado de sitio y el toque de queda,
siendo detenidos centenares de trabajadores que fueron golpeados y torturados
por la muerte del policía.
Mes y medio más tarde, en
Junio de 1886 se inició el juicio contra 31 responsables, quedando finalmente
reducidos a 8. El juicio, que más tarde fue considerado como una burda farsa,
por las irregularidades que tuvo de forma y fondo, dictó sentencia: todos
culpables. Dos condenados a cadena perpetua, uno a trabajos forzados y los
cinco restantes a morir en la horca.
El 11 de Noviembre de 1887
fueron ejecutados, excepto uno de ellos, un joven carpintero de 22 años que se
les adelantó y se suicidó en su celda.
A raíz de los hechos de la
plaza de Haymárket, los patronos accedieron a finales de ese mismo mes de Mayo
a que varios cientos de miles de trabajadores realizaran en adelante jornadas
de 8 horas de duración.
Este logro marcó un hito en
el mundo obrero y actualmente casi todos los países recuerdan el Primero de
Mayo como el origen del Movimiento Obrero Mundial.
Transcurridos 127 años, en
pleno siglo XXI esa reivindicación inicial no se ha conseguido plenamente y no
digamos otras como el pleno empleo, el contrato laboral indefinido, la plena
seguridad y salud en el trabajo (que se celebró el domingo pasado), el reparto
equitativo de la riqueza y sobre todo, sobre todo el trato digno que se merecen
las fuerzas productivas: los TRABAJADORES. Todo esto está por conseguirse.
Las organizaciones sociales y
sindicales así como los trabajadores de nuestro Perú deben laborar
conjuntamente para la consecución de esas metas que no son más que simples
derechos irrenunciables que hoy más que ayer están viéndose seriamente atacados
por un neoliberalismo salvaje imperante, de cuello blanco que, no hace sino en
nombre de la modernidad y del aprovechamiento propio, cercenar y tratar de
eliminar por todos los medios los derechos conseguidos por la clase trabajadora
a través de los años con gran esfuerzo, sacrificio, lucha, sudor, lágrimas y
finalmente como hemos visto , sangre.
No quiero que se me olvide.
Si alguno de ustedes trabaja este Primero de Mayo, día Feriado, no se olvide de
su derecho y reclamo de percibir doble paga.
Para finalizar queridos
amigos, les recordaré como les decía al principio que aquel castigo divino
soportado por nuestros primeros padres: “parirás con dolor” y “ganarás el pan
con el sudor de tu frente” ha evolucionado de tal manera que ahora se ha
convertido en: “parirás sin dolor” (cesárea y anestesia) y “ganarás el pan con
el sudor del de enfrente”(neoliberalismo salvaje).
Se parecen, pero no es lo
mismo y es que entre los adelantos científicos por una parte y la clase
política por otra, la vida se ha hecho mucho más llevadera…………………..para
algunos.
Moraleja: A Dios rogando y
con el mazo dando.
El vigía.
P/d. En este Primero de Mayo
no olvidamos a Cajamarca con su misticismo de la Colina de Santa Apolonia y a
la vigilia en el Santuario de la Virgen
de Chapí, situada entre Arequipa y Moquegua. Felicidades.
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