viernes, 12 de abril de 2013

ARTÍCULO: "SILENCIO POR FAVOR"


He pasado un fin de semana malo, muy malo, malísimo.
Hoy escribo muerto de sueño. No he pegado ojo desde hace dos noches y, al igual que yo, mi mujer y mis hijos.
Iniciar el día para ir a trabajar o ir al colegio en estas condiciones se nos hace muy difícil y costoso a todos.
No es que hayamos estado de viaje, ni velando a alguien,ni de fiesta, no, nada de eso; mas bien los que sí lo han estado han sido los vecinos de enfrente de nuestra casa que se han emperrado en que no durmiéramos estas dos últimas noches al organizar unas juergas impresionantes en sus domicilios.
Ser “fiestero” es cosa buena, oir música y tomarse unas cervecitas también y, sobre todo cuando se hace de forma privada y sin molestar. Pero cuando no es así, sino que meten la “discoteca” a todo trapo en la casa del vecino, la mía; el alcohol lo dejan notar ampliamente con sus risotadas y cánticos desentonados y, su equilibrio empieza a ser apreciable y manifiestamente inestable, deja de ser cosa buena y se convierte en incivismo y gamberrismo por las molestias que origina.
La zona en que vivimos, ha sido tradicionalmente muy tranquila, pero desde un tiempo a esta parte, con la llegada de nuevos vecinos hemos perdido el sosiego y la tranquilidad nocturna tradicional, muy necesaria para un normal y buen descanso reparador.
Estos nuevos vecinos, situados frente a nuestra vivienda, son gente que a simple vista parecen de buena vecindad pues son aseados  limpian su vereda y saludan al pasar. Pero desgraciadamente sólo son apariencias. La verdad es que cuando te acercas insomne a su casa con sus ventanales y puertas bien abiertas, a altas horas de la madrugada y les felicitas por su fiesta de cumpleaños, aniversario, bautizo?, comunión?, o lo que sea,  con toda educación y prudencia y les solicitas que por favor bajen el volumen de la música, de sus cánticos desentonados y gritos, te despachan de mal aire diciendo:”en mi casa hago lo que me da la gana “, mostrando lo que en realidad son: brutos, incultos, irresponsables y gamberros. En síntesis: incívicos .
Si una vez realizada esa gestión sin resultado, además solicitas la actuación de los miembros del serenazgo, que se dedican a vigilar la casa de otro insigne vecino próximo, la del Sr. Alcalde y te dicen: “ no tenemos autoridad en un domicilio particular “, sólo quedan dos opciones: a) utilizar tapones auditivos, no se rían que son muy recomendables y b) la denuncia pública. Los tapones los tengo ya fijos en la mesilla de noche y la denuncia es lo que estoy haciendo con este escrito, esperando la acción, reacción o actuación de la autoridad competente, léase regidor, alcalde o gobernador, pero no sólo en mi barrio sino en todo Chimbote.
Acudir a otras instancias superiores, aquí es lamentablemente perder el tiempo. En cualquier ciudad desarrollada hay disposiciones municipales sobre el ruido diurno y sobre todo del nocturno, haciendo cumplir al mal ciudadano la norma los miembros del serenazgo o la policía en nombre del municipio. Aquí desconozco si existen dichas normativas y, por lo que se oye (nunca mejor dicho), no debe haberlas. Si es así, díctense cuanto antes. Si por el contrario, sí existen, por favor que la autoridad competente actúe, no sólo por la salud de los ciudadanos sino porque sencillamente es su obligación. Sí, su o-bli-ga-ción.
Como tengo serias dudas de que consiga algo de esa manera, intentaré por si tuviera la suerte de que alguno de los brutos e incívicos “fiesteros” leyeran (es muy posible que no sepan hacerlo) estas líneas, ilustrarles sobre qué es el ruido y sus consecuencias.
Estoy convencido de que esos energúmenos de cuidado, saben que polvos, nieblas , humos, gases y vapores además de virus y bacterias, son contaminantes que según sus características son dañinos para el ser humano. Lo que ya no tengo tan claro es si saben que el ruido es otro contaminante peligroso para las personas.
Veámoslo.
El ruido, que se define como “aquél sonido molesto para el oído” puede afectar en mayor o menor grado al organismo dependiendo fundamentalmente de su intensidad, que es la fuerza con que llega a nuestros oídos. Así pues, la audición de nuestra pieza musical favorita puede convertirse en ruido cuando por su volumen nos moleste en los oídos. Esa intensidad o volumen se mide en decibelios (dB) y se cuantifica con un aparato llamado sonómetro.
En el mundo de la Higiene Ambiental se considera que una intensidad por encima de los 65 dB es inaceptable y se recomienda utilizar protección.
Por debajo de los 80 dB, el oído no presenta alteraciones o lesiones definitivas pero sí molestias pasajeras a las que se les da el nombre de “fatiga auditiva”. Superada esta intensidad será obligatoria laboralmente la utilización de protección. Cuando la intensidad sonora supera los 90 dB empiezan a aparecer lesiones irreversibles (que no se recuperarán) que serán mayores dependiendo del tiempo de exposición y de la sensibilidad del individuo.
Para que se hagan una idea de lo que son estas intensidades vean estos ejemplos:
-En el campo: intensidad muy baja (25 dB)
-En la oficina: intensidad moderada (50 dB)
-En la fábrica metalúrgica: intensidad muy alta (90dB).Exposición prolongada :Lesión
-Martillo neumático: mucho malestar (110 dB) Lesiones.
-En la Discoteca: Dolor de cabeza (125 dB). Lesiones.
-Disparo de revólver cerca del oído: (140 )dB. Sordera permanente.
- Por encima de 150 dB , rotura del tímpano. Sordera total.

Ahora veamos las alteraciones que el ruido pude originar en el ser humano:
Alteraciones Fisiológicas: Pérdida paulatina de audición, zumbidos, hipertensión ( presión alta ) y sordera.
Alteraciones Psíquicas: Estrés, ansiedad, alteraciones del sueño, alteraciones menstruales, impotencia , falta de concentración, depresión y agresividad.
Alteraciones Sociales: comunicación alterada, bajo rendimiento, molestias y enfrentamientos vecinales, etc. etc .
Como acabamos de ver el aparentemente sin importancia ruido es un serio peligro del que tendremos que cuidarnos mucho y mantenerlo a distancia. Lo mismo que de los que lo originan: “fiesteros” diurnos y nocturnos; conductores de vehículos, sobre todo de taxistas que con la utilización del claxon de forma continuada e insistente y sus radios a todo volumen invaden la ciudad convirtiéndola en un infierno; y finalmente las Discotecas, de las que salen los clientes asiduos, normalmente jóvenes, muy contentos y felices tras habérselo pasado muy bien sin saber que son sordos en potencia o lo que es lo mismo: que cuando tengan la edad de sus padres muy posiblemente estarán sordos.
¿Quieren que les confiese que pienso cuando estoy en la cama intentando dormir y esos impresentables me lo impiden?. Pues sencillamente que, !ojalá! todas las alteraciones que hemos comentado antes, les afecten: desde la impotencia o la falta de menstruación, pasando por la depresión y terminando por la sordera.
Ya me disculparán pero el mío es un “pecadillo” venial de pensamiento. El de ellos es mortal total de obra.
Moraleja; En Chimbote, depende del vecindario dormir a diario.
Así sea .

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