Se les identifica no sólo por
lo anterior y por su edad sino en muchos casos, no siempre, por su mirada
extraviada, aspecto triste, abatido, decaído, melancólico y en bastantes casos
por la falta de autoestima, mostrada al mantener con ellos una conversación. Se
ven a sí mismos en bastantes ocasiones como “trastos viejos” e inútiles, por el
trato y falta de estímulos que sufren, ante la pasividad unas veces y la
indolencia otras de que son objeto por parte de la sociedad actual. Apenas hay
centros de reunión y no digamos actividades lúdicas o de recreo donde poder
desarrollar sus inquietudes o deseos. Desde la clásica y simple tertulia con
sus colegas, haciendo gala de sus “batallitas” pasadas, hasta sus partidas de cartas en las que lo único que se
juegan es su “prestigio”, pasando y por qué no, por recibir clases de idiomas,
dibujo, pintura, artes plásticas o de cualquier otra cosa que les distraiga,
ilusione y motive en sus largas y ahora aburridas mañanas o tardes.
Se les considera la mayor
parte de las veces como una carga para la familia y en otras, quién lo iba a
decir, en el alivio y sostén de hijos ya adultos y nietos con el aporte de su
escuálida pensión.
En su inmensa mayoría
desconocen el significado de ese hermoso adjetivo: JUBILADO, que viene a ser
equivalente a júbilo, alegría o felicidad y que se contrapone a TRABAJO que implica
esfuerzo, sacrificio o sufrimiento.
Para casi todas las personas,
trabajar se convierte en una obligación que aún siendo sobrellevada mejor o
peor según los casos, la oportunidad de librarse de ella se celebra con
alegría, satisfacción y júbilo: JUBILÁNDOSE .
Pero, qué lejos están la
mayoría de ellos de disfrutar con satisfacción esa nueva situación a la que
acceden tras una larga y a veces penosa trayectoria laboral. Más apropiado
sería utilizar para ellos el término anglosajón RETIRADO que implica
inactividad, aburrimiento y edad. O sea, aquí en Perú la inmensa mayoría no son
jubilados, sino retirados. Retirados de la circulación. Esa es la verdad. Sin
apenas incentivos lúdicos o de distracción, como apuntaba al inicio, para
enriquecer sus días. En la mayoría de los casos se ven avocados a realizar
otras actividades laborales para poder llegar a fin de mes: taxista, vigilante,
repartidor, vendedor, etc. etc.
¿Y todo esto por qué ocurre?,
¿Quién es responsable de esta situación en la que malviven nuestros mayores?
Preguntas que sin duda tienen respuesta.
A la primera pregunta se
responde: por la indolencia de aquellos que permiten que tal cosa ocurra. La
contestación a la segunda nos indica quienes son los responsables: toda la
sociedad, absolutamente toda, representada en primer lugar por el Papá Estado,
pasando por la Organizaciones Sociales y, terminando por los propios
interesados.
Empezaré por éstos últimos.
El propio interesado es responsable, aunque en menor cuantía, pues no ha sido
capaz con su conformismo y resignación reivindicar de forma clara y contundente
su derecho a gozar de una auténtica, real y completa jubilación.
Cuentan que se encuentran dos
pensionistas amigos en la larga cola del banco y uno le dice al otro: “Como
aquí hay mucha gente me voy al ministerio a protestar por la mísera pensión que
nos dan”, Y se marcha. Al poco rato vuelve y su colega le pregunta: “¿Cómo
vienes tan pronto?”. Contesta: “Es que allí la cola es más larga que aquí”.
La verdad es esa: mucha protesta por lo bajo
pero escasa reivindicación por lo alto.
Las Organizaciones Sociales. Entiéndase por
tales, las grandes Compañías, nacionales o extranjeras, Mineras, Multinacionales de comunicación , Petroleras, Bancos,
entidades de Crédito etc.etc instaladas en el Perú y que apenas realizan
actividades dirigidas a estos colectivos. ¡Qué bueno sería proponer y conseguir
su apoyo a la tercera edad, con hechos tangibles que al mismo tiempo
redundarían en relanzar y mejorar su propia imagen corporatival! ¿Es tan
difícil e imposible de conseguir?
¡Qué diferencia tan abismal
con las sociedades antiguas donde la persona mayor, el anciano, era consultado,
considerado, atendido y reverenciado por toda la sociedad!
Finalmente el Papá Estado.
Amigos lectores, ahí se encuentran los máximos responsables de la situación
actual y se ubican en los más elevados estamentos del Estado. Entendamos como
tales a los Excelentísimos Sres. Congresistas o legisladores, el también Excelentísimo
Sr. Defensor del Pueblo y finalmente los no menos que los anteriores, también
Excelentísimos Sres. Ministros del Gobierno o Ejecutivo de la Nación con su,
por supuestísimo, Excelentísimo Primer
Ministro o Presidente del Gabinete a la cabeza. Todos ellos Excelentísimos. Al
menos es el trato o dignidad que hay que darles por el respeto que merece el
puesto o cargo que ocupan en nombre del pueblo y deberían desempeñar con la
mayor dignidad. Pero cuando analizamos detenidamente su hacer social, su
excelencia se escribe con minúsculas, pues queda a ras de suelo ya que apenas
hacen algo realmente positivo y revulsivo para que estos colectivos más
desfavorecidos e indefensos como son los actuales MINI-PENSIONISTAS (es el
correcto nombre que cabe aplicarles), salgan del ostracismo, abandono y miseria
en la que se encuentran.
¿Ustedes creen que es de
recibo que un retirado, tras muchos años de servicio, cobre de pensión mensual
unos 415 Nuevos Soles y no en todos los casos?
¿Con que cara puede un “Padre
de la Patria”, cobrar diecisiete mil seis cientos Nuevos Soles al mes, sí han
leído bien, 17,600 Nuevos Soles/mes, cuando su padre o madre biológico, su tío
o el vecino cobran un subsidio que no llega a 500 Nuevos Soles /mes?. Pues lo
cobran. Y todos los meses. Y por si esto fuera poco, además dietas y gastos
aparte. O sea, quién normalmente les dobla la edad, percibe unas cincuenta
veces menos de sueldo, y creo que me quedo corto. El mundo al revés. Pueden
darle ustedes el calificativo que deseen en la seguridad de que aciertan.
Está clarísimo que salvo
raras excepciones, a esos que tiene bastantes años menos, les llueve el dinero
como si cayera del cielo cual maná, les sale por las orejas como a los niños infelices
los caramelos, no están jubilados, se creen muy listos, dicen tener muchos
estudios y se las dan de estar muy formados. En cambio el anciano que ha
trabajado toda su vida y no tiene en la mayor parte de los casos ni para comer, dicen que es porque no es
listo, tiene pocos estudios, es vulgar y sobre todo de forma indiscriminada que
es por no haber sido previsor. A éste, a diferencia de los anteriores, lo único que le llueve es la incomprensión y
el abandono en forma de miseria.
Demasiado egoísmo, desinterés
e insolidaridad de una clase dirigente caracterizada por mirarse continuamente
el ombligo y desentenderse de las tareas sociales más urgentes y necesarias. Su
miopía social, salvo raras excepciones es comparable con su incapacidad de tener
miras elevadas.
Dicho todo lo dicho, ¿será
necesario recordarles a los Sres. Congresistas que su nombramiento no es para
presumir, ni medrar, ni sestear, ni ausentarse de sus escaños, sino para
trabajar? Que la imagen que están dando es deplorable, que ya vale, que ya es
suficiente. Que por favor, deben olvidarse de las luchas partidarias
posponiéndolas a los períodos electorales y una vez transcurridos, todos unidos
laborar por la mejora de la calidad de vida de sus conciudadanos.
Parece ser que sí hay que
recordarlo. Pues queda hecho. ¿Servirá de algo?
Al Defensor del Pueblo,
¿habrá que recordarle que el artículo 162 de la Constitución de Perú que ha
jurado y que por lo tanto debe conocer, le emplaza a “defender los derechos
constitucionales y fundamentales de la persona (Art.1 y 2) y de la comunidad” o
lo que es lo mismo vigilar y potenciar el bienestar del pueblo, al mismo tiempo
que “supervisa el cumplimiento de los deberes de la administración del Estado y
la prestación de los servicios públicos a la ciudadanía”?. Sugerencia: En su informe anual al Congreso
tiene la oportunidad de incluir propuestas para subsanar las carencias y
debilidades retributivas del sistema actual de Pensiones.
También queda recordado. ¿Caerá
en saco roto?
Y finalmente al Ejecutivo o
Gobierno de turno, ¿sabe su Presidente y miembros integrantes que su sagrada
misión es la de “gobernar” que significa tener el alto honor de ejercer la
dirección , la administración y el control del Estado?.
Teóricamente lo saben, pero
por lo que se ve en la práctica diaria, parece ser que no, ya que dirigen
regular, administran mal y controlan peor, con relación a las propuestas
electorales realizadas en su día.
Al menos eso es lo que se
trasluce en las conversaciones y corrillos de las personas que peinan canas,
esos que antes eran considerados como los “sabios” del pueblo por su libre
albedrío, su ecuanimidad y sobre todo su sinceridad y ahora, por desgracia para
nuestra sociedad, pintan menos que un cero a la izquierda. Vergonzoso y lamentable.
No hago referencia alguna a
los representantes de los poderes locales pues según parece andan cargadísimos
de trabajo : el uno absorbido con la remodelación de las veredas mal
construidas y, al parecer mal adjudicadas; el otro, ocupadísimo, cumpliendo con su representación
gubernamental y obligación de acudir a las numerosas reuniones, ceremonias o
festejos oficiales y, finalmente el último, que es siempre el primero, también atareadísimo con la consiguiente
“descentralización” que está llevando a término. Aclaración: me refiero a la
descentralización y reorganización de actividades en la región con relación al
antiguo centralismo imperante.
Con toda esa desbordante e
importantísima actividad que llevan está muy claro que una minucia sin apenas
importancia como es la problemática de los pensionistas no debe suplir a las elevadas
e ineludibles tares antes mencionadas. Hacerlo sería distraer su atención.
Me dice mi amigo Amador, del
que ya les he hablado en alguna otra ocasión: ”Tengo que trabajar si quiero comer;
con la pensión que recibo sólo me llega para pagar el agua, la luz, el gas y el
teléfono”. Y me amplía, brillándole los ojos: ”No me atrevo a ponerme la
dentadura postiza pues igual al masticar mejor me entra más hambre, me engordo y
entonces menudo negocio que he hecho”, al tiempo que resbalaban sendas lágrimas
por sus morenas y quemadas mejillas .
Les recuerdo que Amador,
tiene 82 años, es vigilante y, está retirado pero en activo, como él bien dice,
para poder comer.
Moraleja: Dime cómo te han
Jubilado que a lo peor sólo estás Retirado.
Así sea.
El vigía.
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