EL “NIÑO” Y OTROS.
Parece
ser que el fenómeno de “El Niño” empieza a manifestarse. Ese fenómeno natural
climático y cíclico originado por la corriente de “El Niño” está empezando a
dejar constancia de su presencia. Las lluvias del pasado martes a partir de las
5,30pm así lo confirman. Los reiterados avisos sobre su más que posible
agresividad en esta ocasión hacen que la gente sienta temor por las posibles
consecuencias que pudiera acarrear. Experiencias anteriores así lo atestiguan.
En la zona próxima de Jimbe, Pamparomás,
Nepeña, Moro y aledaños la lluvia fue de bastante más intensidad que aquí en la
costa, e hizo recordar a sus habitantes lo acontecido en los años 1983 y 1998 en
los que “El Niño” con sus precipitaciones originó grandes pérdidas y deslizamientos
de tierra con el consiguiente bloqueo de vías de comunicación. Un nefasto recuerdo.
Es
evidente que la infraestructura de la que estamos dotados para enfrentar
procesos climáticos como el de El Niño es inadecuada e insuficiente en nuestra
geografía. Casas construidas con adobe, sin cimentación, en laderas de cerros o
cauces de rieras, sin cloacas de desagües, con tendidos eléctricos a ras de
tierra, cauces de ríos sin limpiar y sin concienciación preventiva ciudadana
alguna hacen que la situación previsible sea aciaga y muy peligrosa.
Pero
el objeto de este artículo no es el de sembrar el temor o el desconcierto en
los lectores sino el de, sin desmerecer ”El
Niño”, y con el objeto de no angustiar a nadie, hacer referencia a otros sosias
o personas que también han recibido el mismo apelativo, pero que por sus
características distan bastante del catastrofismo que rodea al fenómeno
climático. Espero que se distraigan.
Así
tenemos al “Niño Goyito” personaje central de un artículo costumbrista titulado
“Un Viaje”, escrito por Felipe Pardo
Aliaga en 1840 en el periódico limeño “El espejo de mi tierra” en el que se
satiriza las formas de viajar de los limeños de la época. El personaje central
es “El Niño Goyito” o niño bien y engreído de la sociedad limeña. Este relato
figura en la antología de la literatura peruana y se trata de lectura muy
recomendada a los escolares.
Si
nos vamos un poco más lejos, al Oeste americano, nos encontramos con Willy the
Kid o Willy “El Niño”, (1859- 1881) vaquero en sus comienzos y forajido
pistolero en su final. Se le responsabilizó de la muerte de 21 hombres, entre
duelos, huidas y otros tiroteos. El sheriff Pat Garret realizó su captura y
condena a la pena capital, pero consiguió huir matando esta vez a sus dos
guardianes. Tres meses más tarde se cuenta que murió a manos de Garret en una
encerrona en su domicilio, si bien según otras fuentes continuó viviendo
durante varios años más. Sea como fuere pasó a la historia como uno de los
cuatreros y asesino más sanguinario de la historia.
Otro
“Niño”, quizá aquí no conocido pero sí en su país de origen, España, y todavía
en vida, es Antonio Gonzáles Pacheco alias Willy “El Niño”, policía español,
así apodado por su extrema crueldad y salvajismo. Perteneciente a la Brigada
Político Social destacó sobremanera en la persecución franquista sobre los
opositores al régimen. Estuvo relacionado con la muerte del estudiante Enrique
Ruano, nunca aclarada. En julio de 1977 se le concedió la Medalla de Plata al
Mérito Policial, por sus muchos “méritos” alcanzados. En 1982 abandono el cuerpo de Policía y entro a trabajar como jefe
de seguridad en Renault España. Hace tres años fue solicitada su extradición
por una juez argentina, por sus actos de barbarie. Tras habérsele retirado su
pasaporte, finalmente el año pasado se rechazó su extradición por ”haber
prescrito ampliamente” sus delitos de torturas.
Ahora
pasemos a otros dos “Niños” mucho más gratificantes, alegres y ejemplo para
todos . Uno español y otro peruano.
El
español, es un muchacho rubio de 1,86m., 31 años, nacido en Fuenlabrada
(Madrid) y de profesión futbolista. Está casado y tiene tres hijos. Se llama
Fernando Torres Sanz, apodado “El Niño” (Torres Kid). Actualmente de vuelta en
el Atlético de Madrid. Y digo de vuelta pues allí inició su andadura
futbolística, en los infantiles del Aleti, que es como castizamente se le
nombra, para posteriormente y tras escalar todas las categorías del club, irse
traspasado al Liberpool, y tras cuatro años de estancia pasar a la disciplina
del Chelsea , convirtiéndose en el traspaso más caro de la historia del futbol
inglés: 50 millones de libras. Este goleador español ha conseguido el Mundial
de Selecciones Nacionales, la Eurocopa, la Europa League y la Liga de
Campeones. Y ha sido internacional con la Selección española vistiendo su
uniforme más de cien veces.
Y
ahora pasemos al otro “Niño”, esta vez peruano y también futbolista de
profesión, allá por los años sesenta. Les voy a hacer referencia a un “Niño”
muy jovencito, que sin cumplir su mayoría de edad, emigró de su país, Perú,
dejando atrás a sus 10 hermanos, para cruzar el continente y el Atlántico y
recalar en España, concretamente en la ciudad de Zaragoza. Era por el año 1961.
Aquel muchacho, que actualmente sigue ya casado residiendo en Zaragoza, se
llama José Sigifredo Martínez Ramírez, y fue conocido con el sobrenombre de
“Sigi”, un auténtico portento con el balón. El año anterior había llegado al Real
Zaragoza un piurano llamado Juan Seminario, extremo izquierda y gran goleador
que fue quien recomendó el fichaje de “Sigi”.El día que los ojeadores de la
Fiorentina italiana visitaron el campo de La Romareda de Zaragoza para ver sus
cualidades, el bueno de Seminario le endosó, él solito, cuatro goles al Real
Madrid. Aquella salida significó la llegada de “Sigi”. El mismo Seminario fue
su valedor. Aquel muchacho nacido en el Callao, acababa de fichar por el Cristal
limeño y sin debutar en él, dio el salto a España. Espigado, muy morenito,
zurdo interior izquierda, con un regate y disparo envidiables pronto se
convirtió en el ídolo de la afición. Aquel Niño, pasó a ser aclamado por la
entendida y exigente afición que además de admirar su excelente futbol le
denominó “El Sol del Perú”. Su triunfo en la primera división española fue
apoteósico y su estrella se apagó dos años después, al fallecer su madre y
quedar todos huérfanos. Se trasladó a Perú y cuando volvió ya no era el mismo,
esta vez triste y apesadumbrado. Jugó varios años en España para terminar finalmente
en Francia donde tras cinco años de estancia volvió a triunfar plenamente. He
visto jugar al “Cholo” Sotil y a Juan Seminario y puedo certificar que “Sigi”
no les envidiaba en nada. En nada en absoluto.
Moraleja:
“Crea fama y échate a dormir”
Así
sea.
EL
VIGÍA. EL "NIÑO Y OTROS
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