lunes, 28 de diciembre de 2015

ARTÍCULO: NAVIDADES DE EXCEPCIÓN.


Pues si les soy sincero siempre para mí y mi familia las fiestas navideñas habían sido excepcionales por su contenido fraternal y entrañable en las que cuántos la integramos habíamos celebrado en armonía, libertad y amor días tan señalados. El pasado día 24, Nochebuena, víspera de Navidad , al mediodía fuimos informados de que el Presidente Humala, tras reunión del Consejo de Ministros, previa reunión el día anterior del Consejo de Estado, había firmado el Decreto del Estado de Emergencia o Excepción en las provincias del Santa y Casma ante la inseguridad ciudadana reinante y coincidente con las fiestas navideñas. Esa noche del 24, la celebramos como siempre acostumbramos, saliendo después de cenar a la calle para allí dar rienda suelta al bullicio de los más jóvenes, con sus petardos, cohetes y fuegos artificiales, que a decir verdad estimulan y rejuvenecen a los mayores. Aunque a fuer de ser sincero les confesaré que estuvimos alerta, mirando con el rabillo del ojo, no fuera que a las 12 de la noche, hora en la que comenzaba el nuevo estado de Excepción, apareciera un patrullero de las fuerzas del orden y empezara a ejercer sus funciones de restricción de libertades. Porque al parecer eran dos, según dijeron,  las restricciones impuestas: las libertades personales y la inviolabilidad del domicilio. Hay que recordar que las restricciones que pueden verse afectadas por un estado de Excepción son: La libertad de tránsito, la libertad de reunión, la libertad de comunicación, la inviolabilidad del domicilio y la detención por orden del juez. O sea que en principio, aquello de dos libertades restringidas, no era así, en realidad eran todas, pues todas las mencionadas afectan a la libertades individuales.
 La verdad es que a pesar de la inquietud que ello conlleva, como puede ser el estar a la libre interpretación que haga un servidor del orden, de lo que él interprete de lo que es una reunión vecinal o festiva, la verdad es que la cordura en noche tan señalada imperó durante toda la velada. Pero claro, las fiestas navideñas se prolongan en el tiempo  hasta unirlas con las de fin de Año, que a su vez se continúan con las de Reyes y estas con las vacaciones escolares estivales. Con esto quiero decir que quedamos a la espera de ver la evolución de acontecimientos, pues en principio son 45 días de excepción, de los 60 máximos que pueden dictarse aunque siempre supeditados a otros nuevos  que pudieran solicitarse. Acontecimientos que quizá no hubieran tenido mayor trascendencia hace veinte días atrás o quizá veinte días más tarde, pero que sí la tienen en plena Nochebuena. ¿Oportunismo político?, ¿justificación electoral?. Vayan ustedes a saber. Lo que sí se puede aseverar es que la medida aparte de polémica, es inoportuna en el tiempo por tratarse de fiestas anuales tan señaladas, que pueden poner en dificultad tanto el accionar de los miembros del orden como también  de los ciudadanos honestos que son mayoría. Y aquí no basta con aquello de: “Si no tienes nada que temer no tengas temor”. No, eso no sirve. Eso sirve para decírselo a los delincuentes, a los que andan fuera de la ley, pero no al honesto ciudadano. Las libertades individuales, ahora puestas en entredicho, son uno de los bienes individuales y personales, junto a la propia vida, más preciados por el ser humano. Con lo dicho queda reflejada mi opinión acerca de la oportunidad de la medida tomada. En lo que se refiere a la necesidad de tomar tales medidas diré que debemos acatarlas, pero tengo serias  dudas  sirvan para la consecución del fin propuesto: Atacar, combatir y erradicar la inseguridad ciudadana. El problema que nos asola es de orden público, de sicarios, chorizos, y de delitos de cuello blanco, léase corrupción, o sea delincuencial. En este caso, no se trata de terrorismo de estado, narcotráfico o de un Estado Fallido, se trata como digo de hechos delincuenciales, graves pero perfectamente perseguibles en un estado de garantías personales de todos los ciudadanos.
El grave problema enquistado en nuestra sociedad, se halla en la corrupción,  la falta de reparto de la riqueza generada, y el déficit de valores éticos y sociales transmitidos y practicados. Estos tres son los principales factores desencadenantes de la inseguridad en que nos hallamos. Y mientras no se ataque en su raíz u origen estos factores, el problema subsistirá. Las medidas adoptadas difícilmente erradicarán la inseguridad ciudadana, únicamente tendrán a su alcance desarticular a algunos chorizos, bien venido sea, pero el problema de fondo continuará. Los desencadenantes de esta nueva medida adoptada, con la pérdida de garantías personales de los contribuyentes, no son otros que los crímenes recientes, tanto de sangre como de corrupción de funcionarios, con su evasión y su burla a la Justicia. Asesinatos, todos ellos, mírese por donde se mire, por el afán de poder, y funcionarios, alcaldes, gerentes y asistentes, condenados por la justicia por su corrupta actuación y que uno tras otro son prófugos  de la Justicia..
Hemos estado viviendo durante estos últimos años bajo una dirección en la que lo que ha primado ha sido el afán desmedido por medrar, el enriquecimiento fácil y avaro a costa de lo que fuera y de quien fuera. Sin crear puestos de trabajo estables y duraderos, y sobre todo sin dar opciones de crecimiento integral personal, tanto humano como profesional  a miles de jóvenes que se hallan totalmente desamparados, lamentablemente convertidos en carne de cañón y los que aparecen ahora como los causantes de nuestra inseguridad. Cuando como vemos, el origen es otro.  
La solución, no se halla en la declaración de un estado de Excepción, se encuentra en dar un giro de 180º a nuestra visión de futuro. Se trata de elegir mejor a nuestros dirigentes. Y de esto seguiremos hablando. De controlarles y exigirles más y mejor. De que el Estado asuma su responsabilidad y no haga dejación de sus atribuciones. De que el sistema liberal vuelva a ser tal, y no “salvaje” y del libertinaje, como es actualmente. Y en fin, de que hay que comer con el sudor de tu frente y no con el de enfrente, que es lo que ahora está en boga.
Moraleja: ”La libertad no hace felices a los hombres, los hace sencillamente hombres” ( Manuel hazaña)
Así sea.

ELVIGÍA.

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