A lo largo de nuestra infancia nuestros
mayores nos han contado innumerables aventuras, historias, fábulas o cuentos
que nos dejaban con la boca abierta y con ganas de seguir escuchando otras
nuevas
Uno de aquellos
cuentos,“ Las aventuras de Pinocho” , en principio publicado en un periódico
italiano (1882- 1883) y escrito por Carlo Collodi, seudónimo del escritor Carlo
Lorencini, narraba las continuas peripecias de un muñeco de madera, que
cobrando vida, se enfrenta a distintas realidades de su entorno. Al parecer su
autor no tenía la intención de hacer una obra para niños dadas las reiteradas
escenas violentas que aparecen en la versión original. Las versiones
posteriores aparecen con bastante menor dramatismo. Diversas investigaciones
sobre la obra conducen a pensar que la influencia de la masonería fue real,
tanto en el autor que era masón, como en el personaje principal, Pinocho, con
sus actitudes basadas alegóricamente en la verdad el honor y la virtud. Lo que
trasciende en los lectores infantiles, en los más pequeños, es el hecho de que
a Pinocho le fuera creciendo la nariz
según iba mintiendo. Esa es la premisa más destacada que permanece en las
mentes infantiles y con la que el bueno de Pinocho pasó a la historia. Los
dichos: ”Mientes más que Pinocho” o “Si mientes te crecerá la nariz como a
Pinocho” han pasado a la posteridad.
Pues bien, a modo de introducción he hecho mención
al Pinocho que todos conocemos para seguidamente dar paso, pues aparece en
escena uno nuevo, actual y diferente,
que es muy posible deje pequeño no solo en su tamaño de nariz, sino en
el tamaño de sus mentiras al Pinocho
original. Y digo esto pues recientemente al ver su nueva imagen,º se puede
apreciar como su apéndice nasal se ha desarrollado y dado lugar a una nariz
diferente, más larga, puntiaguda, y que parece más propia de un payaso que de
un representante de la soberanía popular. Tamaño, sin duda alguna, originado
por sus mentiras que resultan abultadas y fáciles de comprobar. El nuevo
Pinocho, muy modesto él, y cuyo nombre no hace falta mencionar, por hallarse en
la mente de todos, pretendió justificar sus públicas acciones mintiendo
descaradamente ante la población. Así, en una votación congresal en la que se
debía determinar el levantamiento de la inmunidad parlamentaria de dos
congresistas ancashinos, a petición del Poder Judicial, acusados por el
Ministerio Público de los presuntos delitos de asociación ilícita para
delinquir, receptación, violencia contra la autoridad y encubrimiento real, uno
de ellos, y el otro con los mismos delitos excepto el último, resultó que nos
dijo que él se había abstenido en la votación por motivos de “Estar haciendo
una jugada política” y “por motivos de estrategia”. Más tarde se supo que no
había sido tal su votación pues en un caso votó en contra del levantamiento de
la inmunidad parlamentaria y en el otro se abstuvo. O sea mintió, como lo hacía
el Pinocho original, pero con la diferencia de que la desfachatez de éste llegó
al extremo de la insensatez, la incongruencia y la impertinencia. Y los
calificativos aplicados son fácilmente comprensibles pues de insensato es decir
algo que no se ajusta a la veracidad de la realidad y que resulta fácilmente
comprobable, como así fue; de incongruente es decir que se trataba de” una
jugada política”, a lo que hay que preguntar: cuál era esa jugada? y qué fin
tenía?. Sin proporcionar respuesta. Y finalmente lo impertinente que resulta la
actuación de un señor que deja a la libre interpretación de la gente, sus
representados, su auténtica y real actuación, haciendo que más de uno, no solo
se sienta defraudado sino simple y llanamente “chuleado”.
Lo más grave se produce al final, cuando al nuevo
Pinocho, volvió a crecerle la nariz un palmo, y pretendió atribuirse la
solicitud de Reconsideración de la votación efectuada en la que ambos
congresistas habían sido “inmunizados”. En realidad habían sido otros dos
congresistas los que habían hecho la solicitud por escrito para levantarles su
inmerecida inmunidad. Cosa muy diferente a su adhesión posterior al carro de
los reclamantes.
Y para colmo de los colmos uno de ellos una vez
“inmunizado” ha visto reforzada su posición al ser nombrado, y esto ya mueve a
la carcajada, a la Presidencia de la Comisión de Educación del Congreso, en
sustitución del anterior Presidente, actualmente cesante y padre legislativo de
la nueva Ley Universitaria. Así, con este nuevo ejemplar al frente no es de
extrañar el sentido en el que podrá evolucionar nuestra Educación. Lamentable.
A la vista de lo visto, habrá que esperar a la
Reconsideración de una nueva votación para ver nuevo resultado. Aunque las
esperanzas quedan bastante disminuidas ante las expectativas de lo que pueda
acontecer, pues el espíritu de cuerpo, vergonzosamente sigue vigente. Lo más
razonable aunque sin duda quimérico será pensar que habrá que esperar a la
finalización de la legislatura para que los señores congresistas imputados
queden convertidos en simples civiles sin revestimiento ni protección especial
alguna y puedan afrontar los serios cargos que se les imputan en el caso
Centralita. Sin lugar a duda alguna, ambos, tarde o temprano tendrán que rendir
cuentas ante la Justicia, aunque por ahora vayan sorteándola. Inexorablemente
tendrán que afrontarla.
En lo que se refiere al protagonista de este
artículo lo único que me queda es vaticinarle el fin de su estancia
parlamentaria al menos por la circunscripción de Ancash. No hará falta recordar
que la mentira está considerada como una de las faltas políticas más graves en
democracia. Y el alto precio que se paga por llevarla como compañera es la
destitución o la no reelección. Lo mismo que traicionar los principios que
persiguen la corruptela y el amiguismo. Bastantes errores se han cometido
recientemente en la elección de nuestros representantes para continuar
reincidiendo. Es hora de empezar a corregir.
Moraleja: “ La vocación del político de carrera es
hacer de cada solución un problema. (Woody Allen)
Así sea.
EL VIGÍA.
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