Los
problemas a que pretende hacer referencia este artículo no solo van en la
dirección de los que se refieren a los casos emblemáticos en los que se ven
reflejados por activa o por pasiva nuestras primeras autoridades locales o
regionales, léase Centralita, Samanco, Municipalidad del Santa etc, etc a las
que más tarde haré referencia, y que por lo tanto afectan a los
ciudadanos, sino también a los que
directamente se refieren a la propia Institución de la Justicia. Empezaré por
esta última.
Según
datos oficiales proporcionados por el propio Poder Judicial, mediante su
Oficina de Control de la Magistratura (OCMA), se adelantan unos datos
alarmantes sobre la realidad de las conductas funcionales de sus mismos
empleados , jueces y auxiliares. En el presente año 2015 se sancionaron a 2.326
Servidores Judiciales, de los que 669 eran jueces y el resto 1.657 auxiliares.
De ese total de jueces, 378 fueron amonestados, 222 multados, 26 con propuesta
de destitución y 43 suspendidos. Entre los auxiliares, 1.119 amonestados, 476
multados, 46 con propuesta de destitución y 16 suspendidos. Para hacernos una
idea de la magnitud del problema bastará decir que en la actualidad el Poder
Judicial cuenta con un total de unos 2.700 jueces, por lo que una cuarta parte
de sus miembros son los afectados, siendo sus faltas más repetidas los
retardos y los actos de corrupción. En
el año anterior, 2014, se sancionaron a 1.055 magistrados y 2.140 auxiliares lo
que hace un total de 3.195 funcionarios. Estos datos reflejan bastante
fielmente la calidad de algunos jueces y
los subalternos que les asisten. Voces muy autorizadas resaltan lo muy
preocupante que resulta que tantos funcionarios hayan sido sancionados ya que
afecta a la imagen y credibilidad de la Institución. Si a estos datos se
añadieran los correspondientes al Ministerio Público y a la Policía Nacional
obtendríamos una fotografía bastante exacta del sistema de Administración de
Justicia del que disponemos. Y todo lo dicho anteriormente sin haber nombrado
la reciente huelga de auxiliares que ha paralizado prácticamente la vida
judicial con sus correspondientes miles de expedientes atrasados en su
resolución. Con todo lo dicho anteriormente el lector podrá hacerse una idea
bastante aproximada de la situación real que atravesamos y a la que convendrán
habrá que poner coto con urgencia.
Como
decía al principio, independientemente de los problemas internos que arrastra
la Judicatura, están los que llegan al ciudadano mediante los juicios que están
por celebrarse y que por su relevancia hacen que aquel esté pendiente de su
resolución en uno u otro sentido. Así el ciudadano se pregunta cómo van
evolucionando casos emblemáticos como el de la Centralita. Sin duda, caso muy
complejo, más bien complejísimo, no solo por su envergadura sino también por la
alarma social originada. A estas alturas decir o insinuar que la Centralita se
cae o que no hay nada delictivo en ella es lo mismo que decir que el asesinato
de Nolasco es mentira, que el sicariato apareció por generación espontánea, que
el diezmo era una “propina” voluntaria, que los seudo periodistas “adoraban al
César” y que los millones y millones de soles del contribuyente estafados y
desaparecidos de las arcas de Ancash se “volatilizaron” sin saber cómo. Hace
falta ser muy deficientes para intentar hacer comulgar con ruedas de molino al
hombre de la calle, que sabe perfectamente que el hecho de que se haya
archivado el presunto cohecho del caso del primer atentado contra Nolasco no
tiene ninguna relevancia en el caso Centralita donde se dilucidan por ahora, la
presunta asociación ilícita para delinquir, el peculado y el lavado de activos
de una colección de presuntos delincuentes, unos de altos vuelos y otros de
vuelo corto. Se hace circular la versión de que los principales implicados
pasarán las Navidades en casa, pero se guardan mucho de decir las de qué año. Y
es que lamentablemente para los afectados la estancia en prisión, puede ser
bastante larga. Muy larga. Así que, aun contando con la presunción de
inocencia, no conviene minimizar el caso y crear falsas expectativas que además
sirven para incrementar las dudas ya de por si elevadas del siempre incrédulo contribuyente.
Lo
mismo ocurre con el caso por malversación de fondos del actual alcalde y
anterior alcaldesa junto a dos empleados en la primera gestión de la llamada
“tía Vicky”, en la que utilizaron indebidamente 20 millones de soles
destinados a una obra de pistas y
veredas del programa “Mi barrio” en financiar obras de saneamiento del programa
“Agua para todos”. El caso lleva ya seis meses de proceso con parones e
interferencias continuadas y con una sentencia incierta para muchos, cuando la
realidad es clara. Se cometió delito pues se transgredió la ley, aunque
aparentemente no se causó daño, pues finalmente la obra original se
cumplimentó. Pero aquí lo que se juzga es si pueden utilizarse los dineros de
una cosa en otra. Y la Ley dice que no. Rotundamente no. Otra cosa es que la
sentencia contemple atenuantes y/o sea suspendida hasta su revisión, cosa que
parece haberse puesto de moda ultimamamente. Por lo que me hace pensar que difícilmente el alcalde actual pueda
quedar libre de ocupar futuros cargos públicos municipales. Y de no ser así,
felicidades. En mi opinión aquí nadie está queriendo lavarse la cara, frase
repetidamente mentada por el Ilmo Sr. Alcalde.
Finalmente
el caso Samanco ha hecho estremecer a la opinión pública no sólo por la
barbarie cometida con autoridades inocentes sino por el contenido y desenlace
presumible, en el que aparecen presuntamente involucradas otras autoridades. Me
ha llamado poderosamente la atención las vivencias anteriores y posteriores a
la consecución del asesinato confesadas por el autor, menor de edad. Sus
problemas escolares, sus problemas paterno filiales, su huida de casa por
conflictos internos, el engaño que sufre en su contratación, los dineros del
“contrato”, su posterior huida a Tumbes al enterarse que han puesto precio a su
cabeza sus contratantes, y su posterior entrega, que no captura, tras ser
convencido por un policía familiar que lo lleva ante la PNP. Es verdaderamente
alucinante. Aquí habría que pararse a reflexionar ampliamente en aspectos como
la educación, el poder, la familia, y en la ausencia de valores sociales éticos
y morales.
Moraleja:
“ Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía” (Séneca)
Así
sea.
EL
VIGÍA.
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