jueves, 2 de octubre de 2014

ARTÍCULO: INQUIETUD.






Como todas las noches, a las 9,30 el más pequeño de mis cinco hijos que también tiene cinco años de edad se va a la cama para dormir. Entro en su habitación y le veo arrodillado en su cama con las manos abiertas al cielo, rezando: El Padre Nuestro, El Ave María y a Jesusito: “Jesusito de mi vida, tu eres niño como yo, por eso te quiero mucho y te doy mi corazón..…” para terminar pidiéndole que cuide de toda la familia, solo que ahora pide también por su Miss a la que hace unos días que no ve.

En mi artículo anterior, el de la semana pasada, hacía referencia a que estamos viviendo unos momentos de incertidumbre en todos los estamentos sociales, pues todos ellos aparecen “tocados”, desde la educación, la sanidad, la justicia, etc. etc. Les hablaba del mercantilismo que ha invadido nuestras vidas  desde hace unas pocas décadas y las consecuencias negativas que viene acarreando. Este mercantilismo hace que todo cuanto nos rodea tenga un precio. Y el precio no es solo monetario y económico sino también de prestigio, de triunfo, de ser el número uno, el más destacado, el mejor. Sin dudad alguna que mejorar posición y estatus social es propio del género humano, aplaudible y encomiable cuando se hace con el esfuerzo y sacrificio propio y no pisoteando o pasando por encima de los derechos ajenos. Cuando esto último ocurre podrá presumirse de lo conseguido pero con la vergüenza de cómo se consiguió y ya no digamos si los afectados son seres indefensos.
El pasado día 15 recibimos del colegio donde está escolarizado nuestro pequeño, una citación urgente para el día siguiente. La citación hacía referencia únicamente al aula de nuestro hijo. Acordé con mi mujer que ante la imposibilidad de mi asistencia, acudiría ella.
Esa misma tarde, aproximadamente una hora antes de la reunión, una fuente bien informada, ajena al colegio, me indicó casualmente que la reunión era para anunciar la renuncia a la docencia de la Miss titular del aula de mi hijo y que desconocía las motivaciones existentes.
Mis elucubraciones de que algo grave le había ocurrido a la Miss, una seria  enfermedad, un enfrentamiento con alguien, con el Colegio, etc.etc, a poco más de dos meses de final de curso en el que los alumnos se graduarán y pasarán a Primaria, eran variadas, pues resultaba muy extraña la presentación de su renuncia.
Llamé a mi mujer para informarle de lo que me acababan de comunicar. Ella lo tomó con inquietud y desasosiego y le indiqué qué en la reunión transmitiera nuestro apoyo a la Miss ante lo que repito yo creía podía ser una enfermedad, un desencuentro o un enfrentamiento.
Resultó que la información de mi fuente era correcta, pero no así mis creencias. La Dirección del Centro, con ausencia de la Miss anunció que ésta, había presentado su renuncia como docente del Centro. Y que lo había hecho ante la oportunidad surgida de mejorar sensiblemente su estatus académico o profesional pues había sido llamada a incorporarse como docente a la Universidad Nacional de Santa. O sea, se trataba de una renuncia oportunista, en buen español nunca mejor dicho.
Eso sí, dejando muy claro que no abandonaba el centro por dinero, ni por la locomoción ni por el sustento. Era simplemente por la oportunidad de pasar a laborar en la Universidad.
Todo ello a mi juicio muy inquietante y que no me atrevo a calificar públicamente. Y digo esto porque estamos haciendo referencia a un tema docente y no simplemente al cambio o sustitución de un profesional por otro. Esto no es el chiringuito de la esquina, que con todos los respetos que me merece, puede cambiar de empleado cuando le plazca. No, esto es algo mucho más serio. Es un asunto de ética profesional. Se trata de la educación de unos niños, que están a punto de graduarse, iniciando el proceso crucial de lectoescritura y su tutora, su Miss, con la aquiescencia del Centro los deja (término muy suave) para cumplimentar sus afanes profesionales personales sin esperar a la próxima finalización del Curso académico. Que la profesora ha dado mucho al Centro y también a sus alumnos, estamos de acuerdo. Pero por esa misma razón emocional, afectiva y pedagógica no puede abandonar a unos y a otro en momentos tan cruciales, como es la proximidad del final de curso. Es de esperar que el programa didáctico así como la línea pedagógica hasta ahora desarrollada, excelente, será continuada con el mismo o mayor esfuerzo y trabajo por las dos nuevas profesoras adjudicadas al aula. Por cierto, hasta ahora auxiliares pero eso sí, como no, tituladas. El aspecto emocional y afectivo de los niños puede verse afectado y es el mayor riesgo ahora existente y a ello tendremos que estar muy atentos los actores involucrados: Dirección, psicólogo, profesores y padres. Todos.
No se me ocurre pensar que la Dirección del Centro ha hecho dejación de sus funciones al no exigir la continuidad de quién debía hacerlo pero sí que en este caso concreto quizá nosotros los padres, de haber sido informados con antelación y no ante hechos consumados podríamos haber intervenido y ayudado en un mejor desenlace final.
Por otra parte en este caso concreto no cabe decir que “han venido a buscar y llevarse”, no, aquí no ha venido nadie a buscar a nadie. En todo caso lo contrario.
Me surgen las dudas de cómo se ha desarrollado el proceso, solicitud de trabajo, exámenes, condiciones laborales y académicas, puesto a ocupar, etc., etc., que hubiera sido sumamente interesante conocer en su momento, pues todo ello no se ha desarrollado en veinticuatro horas, pero que a estas alturas resulta irrelevante.
Cierto es que esta Miss, que tanto ha dado al Colegio y a sus alumnos seguirá en nuestros corazones  y por supuesto en las oraciones de nuestros pequeños, a la que creen enferma y desean una pronta recuperación.
A partir de ahora, después del padre Nuestro y el Ave María, en la oración a  Jesusito hemos incluido a Sta. Rosa de Lima para que nos ilumine a todos y en especial al Centro.
Moralejas: ”Quién mucho abarca poco aprieta” y “No por mucho correr  amanece más temprano”.
Así sea.

El VIGÍA.  

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