Tal y como comenté la semana pasada, el domingo día
cinco, fui a cumplir con mi deber democrático de votar, acompañado de mi mujer
e hijos. El más pequeño de mis cinco hijos, a sus cinco años de edad, mostró
mucho interés en conocer el proceso electoral, con sus candidatos y sobre todo
la votación. Anteriormente había estado en el cierre de campaña, en el que
alucinó ante tanto colorido, ruido ensordecedor, luces psicodélicas, globos,
golosinas y números de bingo. Como digo, asistió a la votación y como no,
introdujo mis papeletas en la Urna, cosa de la que está presumiendo ante sus
amiguitos. Una vez terminada la votación, al salir me preguntó: “Papá, ¿quién
ha ganado? A lo que le contesté que había ganado ampliamente la democracia. Y
traté de explicarle superficialmente como lenguaje muy sencillo que era eso y
sus características, si bien pasados unos días le daría el resultado final.
Ha pasado una semana y parece
haberse olvidado de su pregunta, cosa que me alivia momentáneamente pues me
resulta harto difícil explicarle que en la región ganaron los que no votaron a
nadie, pues los votos en blanco más los viciados eran mayor número (124.000)
que los del primer postulante (91.000). Difícil, muy difícil de explicar a un
niño de cinco años. Y a los adultos también, aunque no tanto. Y es que el
electorado ha dado muestras de una desconfianza y un hastío lógico tras la
situación política de corrupción recientemente vivida y actualmente coleando.
La desconfianza latente se ha patentizado con las cifras antes citadas.
También hay que constatar que
han sido unas votaciones con resultados finales sorpresivos e inesperados por
la tendencia continuada durante el escrutinio. Así, en las regionales, el señor
de los Gatos se imponía ligeramente al final sobre el señor del Bingo y en las
provinciales municipales Dña. Victoria, “la tía Vicky” para mi hijo, lo
hacía también raspadamente sobre
“Biceño” (sin r), con boticaria incluida.
En el primero de los casos,
el de la Región, como no se consiguió llegar al mínimo 30%, habrá que repetir
la votación en el plazo de 30 días para dirimir quién será el nuevo Presidente.
O sea que nos iremos posiblemente hasta finales de la primera quincena de
Novbre.
Hay que dejar constancia que
uno de los aspirantes, el tan aficionado a regalar bingos se ha pasado la
contienda electoral anunciando por activa y por pasiva que “esto es Jauja”, que
con él todo será placentero y satisfactorio, como se decía en el siglo XVI a
los marineros españoles enrolados en las carabelas, sobre la hermosa ciudad y
valle de Jauja, perteneciente al departamento de Junin, para estimularles y
animarles ante los peligros de la larga travesía de más de tres meses de
duración. Y es que Jauja con su entorno idílico y sus minas proporcionó a los
conquistadores una vida ociosa y regalada. Esto se desvirtuó hasta hacerla
parecer como el paraíso. Lo mismo está haciendo este candidato de oscuros
antecedentes con sus irrealizables promesas de los 500 soles mensuales y los grifos
con combustible S/. 2 más baratos.
Está abusando ladinamente con
regalos y falsas promesas ante las penurias y necesidades de unos sencillos,
humildes e ingenuos ciudadanos. Y digo
abusando, simplemente, pues no es a mí sino a la Fiscalía de Persecución del
Delito a la que corresponde calificar en su justa medida la repudiable
actuación de este candidato. Candidato, que con todos mis respeto y afecto debería
irse a “hacer puñetas”, o lo que es lo mismo dejarnos en paz y sin molestar
más. Aclararé que las puñetas son las bocamangas elaboradas con puntillas y
bordados que adornan algunas togas de los jueces. Se realizaba a mano, con
hilo, formando un tejido calado, muy delicado que implicaba un trabajo largo,
entretenido y de mucha paciencia, tiempo y dinero. Por todo esto mandar a
alguien a “hacer puñetas” es sinónimo de quitárselo de encima. Según se cuenta,
el lugar donde se confeccionaban las puñetas eran los alejados conventos a los
que se llegaba tras larga caminata, por lo que al mandar a “hacer puñetas"
a alguien le estabas deseando una ausencia de larga duración.
Y si nos centramos en el del “miau”
pues hay que leerse, releerse y exigirle la cumplimentación de su programa.
Programa, Programa y Programa. Y si convence votarle, y si nos defrauda fiscalizarle.
Y ante la simple aparición de un miligramo de corrupción ir a por él
despiadadamente.
En lo referente al segundo
caso el del Ayuntamiento Provincial del Santa (Chimbote), el triunfo parece
haberse decantado hacia la ”tía Vicky”. Esperemos que Dña. Victoria pueda
cantar su victoria no solo en las urnas, que ya es mucho cantar sino también
ante la Justicia que con su lento proceder está posponiendo y ralentizando su
encuentro pendiente. Encuentro en el que afrontará sendos juicios con penas
severas a cumplir en caso de no cantar victoria. Es de desear que el proceder
de la Justicia y todo su poder actúe con la ecuanimidad de la que debe hacer
gala, con la diligencia que debería tener y justeza de la que es titular, sea
quién sea el procesado. Muy claro debe tenerlo, lo de su inocencia, Dña.
Victoria cuando pesando sobre ella cargos de relevancia ha optado por
presentarse a estas elecciones. Es de suponer, habrá calibrado ampliamente lo
que supondría socialmente un “econtronazo” judicial y su ausencia temporal de
la escena política. Y digo temporal, porque aquí como si eso fuera lo más
normal, la gente se rehabilita en un tris tras, y con decir esto ha sido un
resbalón todo queda arreglado. Y la verdad es que va siendo hora de que no sea
así.
Finalmente cabe desear que
tanto uno como otro de los contendientes a la Región sean capaces de trasladar
a sus votantes el sosiego y respeto que la sociedad necesita y demanda, pues se
trata de una simple contienda electoral.
Moraleja: “Aunque la mona se
vista de seda, mona se queda”
Así sea.
EL VIGÍA.
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