domingo, 31 de julio de 2016

ARTÍCULO: EL SUEÑO DE UN PRESIDENTE


Recuerdo que en la niñez nuestra querida madre nos reprendía diciéndonos: “¿Pero vosotros creéis que vivís en la República de Andorra, donde cada cual hace lo que le da la gana, o en Jauja donde todo lo regalan?. ¡No hijos no, vivís en España, donde hay orden y respeto y hay que trabajar!” Estas palabras, bastante extendidas en aquellos años, hacían alusión en un tiempo en el que imperaba la dictadura fascista de Franco, a otro pequeño país, Andorra, limítrofe y fronterizo con Francia, oficialmente republicano para más señas, y en el que la presidencia del país era y es alternativamente compartida semestralmente por el Obispo español de La Seo de Urgel (Lérida) y el Presidente de Francia. Su Gobierno no puede ser considerado ni como república ni como monarquía pues consiste en un Consejo de 24 miembros, elegidos por los jefes de las familias terratenientes. Y muy a pesar de mi madre y de cuantos tenían el mismo prejuicio de que aquello no podía funcionar, aquel país continúa haciéndolo y además con prosperidad. Y es que en aquellos años hablar de República en un país donde había sido derrocada por dos veces era tabú. Andorra continúa adelante, con proyección y prosperidad gracias a la unidad y perseverancia de sus habitantes en aspectos como el laboral y el social. En lo referente a Jauja, era y continúa siendo una alusión también bastante extendida, con la que se hacía referencia a las grandes riquezas en minerales, hermosas nativas de esa población y fértil valle peruano con las que se prometía resarcir a los navegantes en sus momentos depresivos durante la larga travesía. Todo ello real en su existencia pero no así en su obtención.
Pues bien, ni Jauja es lo que decían, ni tampoco Andorra. Ni en jauja regalan nada ni en Andorra hace cada uno lo que le da la gana. Al contrario, tanto en uno como en otro lugar, su éxito radica en la unidad de esfuerzo y trabajo de la población. Y eso es lo que entre otras cosas ha dicho textualmente en su discurso de toma de posesión el nuevo Presidente Pedro Pablo Kuczynski : “Pido unidad para conseguir un país más justo y moderno”. Y en esa petición hay tres componentes clave, unidad, justicia y modernidad.
Cuando hace referencia a la unidad se está refiriendo a la unidad de criterio y de acción que debe emanar de las altas instituciones del Estado. Poner palos en las ruedas u obstáculos en el camino hace el camino emprendido difícil y a veces hasta intransitable. Es evidente que los poderes fácticos, siempre al acecho pueden hacer su aparición en cualquier momento, pero tratándose de quien se trata es más difícil. Este no es Ollanta, ni dice lo que aquel. Es de esperar que el berrinche fujimorista vaya cediendo aunque solo sea para evitar la imagen obstruccionista y negativa que pueden dar con su cerril (no he dicho Becerril) accionar. Accionar que debe ir en consonancia con los intereses del país. Que no son otros que seguridad, trabajo, educación y salud.
Cuando hace referencia a la Justicia, se infiere que lo hace ante las múltiples carencias de que adolece el sistema judicial. Premura desesperante, con una lentitud agónica espantosa, sentencias desproporcionadas, prevaricaciones, archivamientos dolosos, permisividad absoluta ante actuaciones dudosas de actores judiciales, etc. etc. En fin y sin ir más lejos tener que “comulgar con ruedas de molino” como ha sido la reciente “doctrina “ y “jurisprudencia” emanada del Alto Tribunal presidido por el Ilmo Sr, Villa Stein. Sentencia que todos acataremos y ninguno (honrado) entenderá. Es necesario abordar cuanto antes las reformas convenientes pues sin ellas continuara reinando  lo no justo, o sea lo que es injusto, la injusticia. Y aquí entra la laboral, con despidos improcedentes, indemnizaciones incumplidas o inadecuadas, bajas por enfermedad sancionadas, derechos insatisfechos, etc, etc.
Y en tercer lugar su referencia a la modernidad. Perú será moderno, cuando tenga unas vías de comunicación que sirvan para eso, para acercarse, no para matarse. Cuando el agua corriente llegue a todas las casas para higienizarse y no enfermarse. Cuando la educación empiece en casa y no en la calle. Cuando toda mujer sea respetada y no acorralada, vejada o discriminada. Cuando el brevete deje de ser tan “breve” y los conductores se conduzcan con civismo. Cuando………………….pueden seguir ustedes.   
También anunció “una revolución social en el país” y “una reforma profunda del sistema judicial” así como “una autoridad independiente y autónoma para combatir la corrupción”. Un discurso de llegada y presentación en el que como era de esperar no caben concreciones sobre cómo, y de qué manera se obtendrán los logros, pues esa tarea explicativa atañe al presidente del Gobierno en una próxima presentación ante el Congreso. Se trató de un corto discurso de escasos cuarenta minutos  en el que el nuevo mandatario lanzó un guante blanco a la mayoría fujimorista, invitándola a la distensión, pero por lo que se vio ésta continúa con mucha sangre en el ojo a pesar del tiempo transcurrido. Y es que el áspero comportamiento hacia el nuevo Presidente por parte de los que ostentan la mayoría parlamentaria, se patentizó durante todo el acto de investidura. Es de esperar que la herida cicatrice y se cumpla la palabra dada por la Presidenta del Congreso de que no serán obstruccionistas. Aunque el ideal para obtener aquello de la “unidad para conseguir un país más justo y moderno” pasa ineludiblemente, como no podría ser de otra manera, por la inclusión sumatoria de los restantes representantes del casi cincuenta por ciento de los votantes peruanos. Legisladores a los que hacia el final de su alocución volvió a solicitar su apoyo a las propuestas legislativas que su gobierno presentará en breves días. Y que ya alguna voz discordante, llamada Chacón, ha negado incluso sin oír a los ministros.
El centro sustantivo de su discurso, la “revolución social en el país” vino sustentado en al acceso generalizado de la población a servicios como agua potable y saneamientos que generarán puestos de trabajo; educación pública gratuita y de calidad con la obligatoriedad del deporte y las artes; mejoras en los servicios de salud evitando la masificación; infraestructuras para el desarrollo de las regiones con la consiguiente creación de empleo; reducción del IGB en un punto a partir de Enero del 2017, con tributación especial para las medianas y pequeñas empresas y finalmente transparencia absoluta en la lucha total contra la corrupción, discriminación e inseguridad ciudadana.
Ese “país más justo y moderno” también significa “ser honesto y no corrupto” e hizo referencia a la “recuperación de mucho dinero para el presupuesto de todos” haciendo clara referencia a los cerca de cincuenta millones de Dólares, congelados en bancos suizos, robados y depositados por Montesinos. Se comprometió a liderar la lucha anticorrupción y no permitir a sus funcionarios caer en la indignidad de la corrupción y “quién falle acabará ante la Justicia, la cual debe ser profundamente reformada”. Esta alusión de pasada a la reforma de la Justicia es la contemplada en su programa electoral en el que se hace referencia a la reforma del Consejo Nacional de la Magistratura, pieza clave de la judicatura.
Finalmente hay que destacar la buena forma física y excelente humor mostrado por el nuevo presidente en su jornada inaugural en la que sus pasos de baile durante su recorrido, su concierto con flauta dulce, y sus atenciones con su esposa e hijas sin olvidar el besamanos a la presidenta Salgado, nos mostraron a un caballero en toda regla, que se ha permitido soñar por un día en cómo quiere ver al Perú en el Bicentenario del 2021:”Un país unido justo y moderno”. ¡Que se cumplan sus sueños y todos lo veamos!
Moraleja: “Gustan más los sueños del futuro que las historia del pasado”
(Thomas Jefferson)
Así sea
El Vigía

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