Tal y como les escribía hace
unos días, el pasado 7 de Abril se daba inicio con la sesión de Fiscalización
celebrada en la ciudad de Chimbote el primer acto de la obra, no teatral sino
real, cuyo detonante fue el asesinato de Ezequiel Nolasco acontecido el 14 de
marzo pasado.
El reciente 15 de Mayo se dio
paso al segundo acto que significó el principio del proceso judicial, y se inició con la semi fallida operación “Huracán” en la que se trató de poner a recaudo
a un número elevado, sobre la treintena, de implicados, unos por la
desaparición de Nolasco y asociación ilícita para delinquir y otros solamente,
que ya es bastante, por lo último. Y digo semi fallida porque el resultado de
la operación “Huracán” se quedó limitada a una “Tormenta” de otoño en la que se
pudo detener a un número limitado de requisitoriados. Los principales
encausados anduvieron prófugos de la justicia, entregándose personalmente a las
fuerzas del orden pasadas las cuarenta y ocho horas. Parece ser que el “soplo”
del “Huracán” les llegó antes de desencadenarse.
El otro proceso, el político,
que se celebra en el Congreso de la República tendrá su final a principios del
mes próximo y será sin duda alguna un adelanto, muy aproximado de la totalidad
de la obra que judicialmente anda como digo en su segundo acto.
A este segundo acto sucederá un tercero con la
ampliación de las figuras delictivas del caso “La Centralita”, y posteriormente
dar paso a un cuarto acto por corrupción, con la sobrevaloración de Obras y
cobro del diezmo correspondiente, para finalmente terminar con un quinto acto
con el Lavado de activos. Sin olvidar el Epílogo final con sus aleccionadoras
conclusiones.
Así que la función va a ser
larga, muy larga, y sospecho repletita de sorpresas.
Hasta ahora el único que ha
reconocido su participación en el acto delictivo ha sido, al parecer, el
confeso sicario causante de la desaparición de Ezequiel. El resto, unos
proclaman su inocencia y de otros no sabemos nada. Es de suponer y desear que
el número de los que reconozcan su participación delictiva y señalen a otros
“colegas” se irá incrementando paulatinamente conforme vayan pasando los días.
En este reconocimiento propio de la actuación delictiva tendrá mucho que ver la
moralidad de cada implicado.
Así, aquellos que tengan una
moral laxa, o carezcan de moralidad, llamados amorales será muy difícil que
reconozcan su implicación en acto delictivo alguno, pues carecen de los
parámetros sociales que deben ser respetados. Y esto suele ocurrir en bastantes
casos con los autores intelectuales de delitos, que no ejecutan la acción, sino
que la señalan o insinúan, otros las recogen e interpretan y finalmente unos
terceros la ejecutan. En una palabra, lanzan la piedra y esconden la mano. Esos
autores intelectuales, cuando son amorales, al carecer de moralidad son
incapaces de juzgar a priori sus propios actos como buenos, malos, correctos o
incorrectos. Otra cosa es el juicio que la sociedad emite de esos actos a los
que denomina como inmorales.
Para que se me entienda, un
caso de moral laxa en la que todo vale, es la del expresidente de Moquegua en
los años 2007-2010 que ahora al presentarse de nuevo como candidato a las
nuevas elecciones reconoce haber robado durante su mandato, aunque menos que
los actuales, siempre en beneficio de sus ciudadanos y propone “seguir
trabajando para que la riqueza sea compartida”. Como este impresentable y
cínico personaje hay por desgracia bastantes en nuestra geografía.
Por otra parte, presuponer el
principio de inocencia es muy loable pero no exime, incluso en el caso de
existir una gran amistad, del reconocimiento de los errores que el amigo haya
podido cometer y más si tienen el carácter de presuntos delitos.
La maquinaria judicial se ha
puesto en marcha en la persecución del delito, que buena falta hacía, y en la
búsqueda de la verdad. Que nadie hable de caza de brujas, de persecuciones
políticas, no, nada de eso. Aquí y ahora de lo que se trata es de desmantelar
todo un entramado que abarca muchos, demasiados estamentos locales, regionales
y nacionales con sus consiguientes personajes que han ido medrando afanosamente
a la sombra proporcionada por el canon minero por una parte y por el
distanciamiento y abandono del Estado por otra.
Ahora me tomo la licencia de
darles una serie de interrogantes para el que pueda los conteste:
-
¿Quién dio el
“soplo” de que se iba a iniciar la operación “Huracán” alertando a los principales
implicados y la convirtió en una parcialmente fallida operación policial?
Premio al que lo acierte.
-
¿Debería ser
levantada la inmunidad al parlamentario Sr, Benitez por su actuación
intervencionista y perturbadora en el Congreso ante lo acontecido en el
Gobierno Regional de Ancash? Que nos lo diga la Fiscalía.
-
¿Por qué motivo
la inacción y silencio de la Fiscalía, Judicatura, Congreso y PNP ante lo que
venía ocurriendo en Ancash? Que nos lo digan.
-
¿El Estado tomará acciones contra los que
resulten responsables de la falta de acción y permitieron por omisión de sus
deberes los hechos acontecidos en Ancash? Si no interviene la Procuradoría se
convertirá en cómplice de los responsables.
-
¿El juez
Alejandro Mena Quispe dictaría hoy la misma sentencia condenando al periodista
César Quino a la vista de los datos que empiezan a conocerse? Que lo diga.
-
¿Es justa la sentencia
condenatoria dictada por el juez Alejandro Mena Quispe por el supuesto delito
del periodista César Quino de atentar contra el honor del Presidente Regional?
Yo digo que no.
-
¿No creen ustedes
que el periodista se quedó corto en sus tibias aseveraciones sobre el todavía
Presidente Regional? Gritenlo.
-
¿La
discrecionalidad de la que es administrador el Sr. D. Samuel Sánchez Colmenarejo
acertó con el cambio de juez y nombramiento del suplente, el reiterado D.
Alejandro Mena Quispe? Opinen por favor.
-
¿Por qué razón la
Fiscalía no es más explícita sobre las causas y motivos del alejamiento de
Ancash y la posterior suspensión temporal del fiscal Dante Farro, dando una
información parcial, espaciada y sesgada sobre el caso?
-
Y finalmente
¿Quiénes son los responsables de que el delincuente más teóricamente buscado
haya estado prófugo de la Justicia durante cuatro años cuando era de
conocimiento público su ubicación y localización? Una simple “tormentilla”
otoñal bastó para detenerlo.
No se inhiban amigos y contesten
con plena libertad a las preguntas facilonas que les he puesto.
Moralejas: “Quien mal anda
mal acaba” y “Dime con quién andas y te diré quién eres”
Así sea.
El Vigía.
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