La comisión investigadora del
Congreso de la República sobre el caso Ancash nos prometió emitir su primer
informe sobre lo actuado en la primera semana de Junio, y parece que está
remisa en emitir su informe. Aunque la verdad es que no concretaron en qué
Junio lo harían. Informe que como ya he comentado en artículos anteriores no va
a descubrirnos nada nuevo que no conozcamos y por lo tanto tiene un valor muy escaso
y relativo para los ancashinos.
Hace unas semanas el problema
de la Corrupción Regional parecía circunscrito a Ancash y poco más. Pero desde
hace un par, se dispararon las alarmas y ahora son al menos media docena de
regiones las que se están viendo afectadas, con una proyección futura bastante
más elevada. La actuación de la Contraloría y la Procuraduría, ahora sí,
acompañados por la Fiscalía, están empezando a dejar sentir sus efectos, cuando
esta última y la Judicatura aparentemente estaban mirando un día sí y otro
también en otra dirección. El ministerio de Economía que es quién suelta el
dinero, canon incluido, nunca se preocupó de fiscalizar y denunciar su
incorrecta y delictiva utilización. La Contraloría que viene haciendo su
trabajo con regularidad y escasos recursos, está siendo seguido de cerca por la
Procuraduría y Fiscalía que al levantar las alfombras regionales están
empezando a ver la cantidad de porquería acumulada bajo ellas. Cantidades
ingentes. También se está empezando a fiscalizar los recursos municipales, lo
que hará que se dispare el número de levantamiento de actas de denuncia por
corrupción.
Por supuesto que todas estas
acciones beneficiarán políticamente al
impulsor de esta nueva cruzada: el Sr. Presidente de la República, que
al convocar el Consejo de estado inició la campaña contra la corrupción y que
con toda seguridad le proporcionará réditos políticos. Y también algún dolor de
cabeza, como el que le está provocando algún que otro congresista al haber
puesto en marcha su ventilador repleto de porquería con el que intenta contaminar cuanto hay en su
entorno. De lo que no parecen darse cuenta es que el aire a veces cambia su
rumbo y de pronto empieza a soplar en sentido contrario. Los hombres de mar lo
conocemos bien.
Lo que no sé, es si se
contaba con la cantidad de casos que iban a destaparse y si el Estado está
preparado para hacerle frente en su totalidad. Pero bien, esto requerirá un más
sosegado análisis.
Ahora centrémonos en lo de
aquí, en Ancash.
El Juzgado de Investigación
Preparatoria continúa ordenando encarcelamientos por dieciocho meses aún cuando
todavía hay más de treinta imputados prófugos de la Justicia a los que la PNP pretende localizar y detener descerrajando sus
domicilios. Sin comentarios.
Por supuesto que a parte de
los actuales imputados quedan otros muchos pendientes de adquirir tal cargo y
entre los que al parecer puede haber políticos, congresistas, fiscales, jueces,
los consabidos y numerosos testaferros y empresarios. Y es posible que me esté
dejando a otros. En estos momentos no hará falta decirles a ustedes que hay un
montón de gente a la que “no le llega la
camisa al cuello” pues están verdaderamente “acongojados” por lo que temen se
les avecina. Que no va a ser ni más ni menos que unos cargos acusatorios
severamente castigados por la Ley. Y no me estoy refiriendo a quienes cobraban
el diezmo, no, esos en su mayoría están ya a buen recaudo, me estoy refiriendo
a los que fueron colaboradores necesarios, los que lo pagaron, que también
serán imputados. Y también a los que se ofrecieron o fueron seducidos para
hacer de testaferros y lavar los activos fraudulentos.
Aunque un atenuante muy
importante para ellos será su colaboración para exonerarse de gran parte de las
penas a que se harán acreedores si no lo hacen. Son ya unos cuantos los que
habiendo sido involucrados en actos delictivos, han decidido muy inteligentemente
denunciar todo o parte de lo que saben o conocen para no comerse el “marrón”
que se les venía encima, bien de forma personal o bien de algún familiar o
cónyuge.
Al parecer y según fuentes de
todo crédito, entre los pesos pesados detenidos se está corriendo la voz que
hay que guardar silencio, pues ya está todo “arreglado” para que en tres años
estén todos en la calle. Implícitamente están haciendo referencia a las
siguientes elecciones presidenciales. De lo que no parecen darse cuenta es que
ahora la cosa va en serio, que los tiempos han cambiado y que lo que está en
juego es la continuidad o no del Estado de derecho. Y tampoco parecen haberse
dado cuenta que estos tres primeros años, con toda seguridad corresponden a una
primera etapa preventiva para dar paso posteriormente a otro período definitivo
que puede multiplicarse hasta por diez.
Es de suponer que sí estarán
dándose cuenta, aquellos que en sus primeras 48 ó 72 h. de clandestinidad en
Lima tras recibir el “soplo” de la operación “Huracán”, y en las que como
buenos creyentes oraron a Dios, y tuvieron tiempo para contactar con sus
“influyentes amigos”, no obtuvieron las garantías solicitadas o tal vez sí,
pero no funcionaron.
Por otra parte la separación
e incomunicación de los detenidos en casos como el actual es importantísima y
deben aplicarse las acciones disciplinarias correspondientes a los responsables
de llevarla a término cuando eso no se cumple. Es evidente que los implicados
han estado transmitiéndose información relevante del caso una vez detenidos,
tergiversando y aportando datos y hechos que solo podían ser conocidos por el
sujeto paciente. Lo que ya no sabemos es si la transmisión de información ha
sido durante una partidita de cartas, ante unas fresquitas cervecitas o viendo
un programa de “Combate”. Todo puede ser.
Lo que llama poderosamente la
atención son las declaraciones de unos congresistas, que viene a confirmar la
presencia de una moral laxa, al referirse a su amigo, el ex presidente de la región de Ancash: “Puede
ser corrupto pero no asesino”. Bueno, por algo se empieza. El reconocimiento,
de la posibilidad de que sea corrupto ya es un avance, aunque parece que para
estos señores la corrupción de un
funcionario público acusado de tantos y tantos delitos parece ser de una importancia
menor. El caso es no matar, pero lo demás……. Quizá hará falta recordarles que
han sido personajes muy conocidos los que fueron condenados, pasando largos
años de privación de libertad y a los que no se les pudo nunca probar su
participación intelectual en asesinatos, pero sí su corruptela. Y en el caso
actual con el agravante de ser funcionario público.
En fin que esa moral laxa a
la que hago referencia está más extendida de lo que me imaginaba. Y así nos
luce.
Moraleja: “De tres hasta
treinta hay veintisiete. Esa es la larga diferencia”.
Así sea.
EL VIGÍA
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