sábado, 14 de junio de 2014

ARTÍCULO:FALSAS CREENCIAS.

                          

La comisión investigadora del Congreso de la República sobre el caso Ancash nos prometió emitir su primer informe sobre lo actuado en la primera semana de Junio, y parece que está remisa en emitir su informe. Aunque la verdad es que no concretaron en qué Junio lo harían. Informe que como ya he comentado en artículos anteriores no va a descubrirnos nada nuevo que no conozcamos y por lo tanto tiene un valor muy escaso y relativo para los ancashinos.
Hace unas semanas el problema de la Corrupción Regional parecía circunscrito a Ancash y poco más. Pero desde hace un par, se dispararon las alarmas y ahora son al menos media docena de regiones las que se están viendo afectadas, con una proyección futura bastante más elevada. La actuación de la Contraloría y la Procuraduría, ahora sí, acompañados por la Fiscalía, están empezando a dejar sentir sus efectos, cuando esta última y la Judicatura aparentemente estaban mirando un día sí y otro también en otra dirección. El ministerio de Economía que es quién suelta el dinero, canon incluido, nunca se preocupó de fiscalizar y denunciar su incorrecta y delictiva utilización. La Contraloría que viene haciendo su trabajo con regularidad y escasos recursos, está siendo seguido de cerca por la Procuraduría y Fiscalía que al levantar las alfombras regionales están empezando a ver la cantidad de porquería acumulada bajo ellas. Cantidades ingentes. También se está empezando a fiscalizar los recursos municipales, lo que hará que se dispare el número de levantamiento de actas de denuncia por corrupción.
Por supuesto que todas estas acciones beneficiarán políticamente al  impulsor de esta nueva cruzada: el Sr. Presidente de la República, que al convocar el Consejo de estado inició la campaña contra la corrupción y que con toda seguridad le proporcionará réditos políticos. Y también algún dolor de cabeza, como el que le está provocando algún que otro congresista al haber puesto en marcha su ventilador repleto de porquería con el  que intenta contaminar cuanto hay en su entorno. De lo que no parecen darse cuenta es que el aire a veces cambia su rumbo y de pronto empieza a soplar en sentido contrario. Los hombres de mar lo conocemos bien.
Lo que no sé, es si se contaba con la cantidad de casos que iban a destaparse y si el Estado está preparado para hacerle frente en su totalidad. Pero bien, esto requerirá un más sosegado análisis.
Ahora centrémonos en lo de aquí, en Ancash.
El Juzgado de Investigación Preparatoria continúa ordenando encarcelamientos por dieciocho meses aún cuando todavía hay más de treinta imputados prófugos de la Justicia a los que la PNP  pretende localizar y detener descerrajando sus domicilios. Sin comentarios.
Por supuesto que a parte de los actuales imputados quedan otros muchos pendientes de adquirir tal cargo y entre los que al parecer puede haber políticos, congresistas, fiscales, jueces, los consabidos y numerosos testaferros y empresarios. Y es posible que me esté dejando a otros. En estos momentos no hará falta decirles a ustedes que hay un montón de gente  a la que “no le llega la camisa al cuello” pues están verdaderamente “acongojados” por lo que temen se les avecina. Que no va a ser ni más ni menos que unos cargos acusatorios severamente castigados por la Ley. Y no me estoy refiriendo a quienes cobraban el diezmo, no, esos en su mayoría están ya a buen recaudo, me estoy refiriendo a los que fueron colaboradores necesarios, los que lo pagaron, que también serán imputados. Y también a los que se ofrecieron o fueron seducidos para hacer de testaferros y lavar los activos fraudulentos.
Aunque un atenuante muy importante para ellos será su colaboración para exonerarse de gran parte de las penas a que se harán acreedores si no lo hacen. Son ya unos cuantos los que habiendo sido involucrados en actos delictivos, han decidido muy inteligentemente denunciar todo o parte de lo que saben o conocen para no comerse el “marrón” que se les venía encima, bien de forma personal o bien de algún familiar o cónyuge.
Al parecer y según fuentes de todo crédito, entre los pesos pesados detenidos se está corriendo la voz que hay que guardar silencio, pues ya está todo “arreglado” para que en tres años estén todos en la calle. Implícitamente están haciendo referencia a las siguientes elecciones presidenciales. De lo que no parecen darse cuenta es que ahora la cosa va en serio, que los tiempos han cambiado y que lo que está en juego es la continuidad o no del Estado de derecho. Y tampoco parecen haberse dado cuenta que estos tres primeros años, con toda seguridad corresponden a una primera etapa preventiva para dar paso posteriormente a otro período definitivo que puede multiplicarse hasta por diez.
Es de suponer que sí estarán dándose cuenta, aquellos que en sus primeras 48 ó 72 h. de clandestinidad en Lima tras recibir el “soplo” de la operación “Huracán”, y en las que como buenos creyentes oraron a Dios, y tuvieron tiempo para contactar con sus “influyentes amigos”, no obtuvieron las garantías solicitadas o tal vez sí, pero no funcionaron.
Por otra parte la separación e incomunicación de los detenidos en casos como el actual es importantísima y deben aplicarse las acciones disciplinarias correspondientes a los responsables de llevarla a término cuando eso no se cumple. Es evidente que los implicados han estado transmitiéndose información relevante del caso una vez detenidos, tergiversando y aportando datos y hechos que solo podían ser conocidos por el sujeto paciente. Lo que ya no sabemos es si la transmisión de información ha sido durante una partidita de cartas, ante unas fresquitas cervecitas o viendo un programa de “Combate”. Todo puede ser.
Lo que llama poderosamente la atención son las declaraciones de unos  congresistas, que viene a confirmar la presencia de una moral laxa, al referirse a su amigo, el  ex presidente de la región de Ancash: “Puede ser corrupto pero no asesino”. Bueno, por algo se empieza. El reconocimiento, de la posibilidad de que sea corrupto ya es un avance, aunque parece que para estos señores  la corrupción de un funcionario público acusado de tantos y tantos delitos parece ser de una importancia menor. El caso es no matar, pero lo demás……. Quizá hará falta recordarles que han sido personajes muy conocidos los que fueron condenados, pasando largos años de privación de libertad y a los que no se les pudo nunca probar su participación intelectual en asesinatos, pero sí su corruptela. Y en el caso actual con el agravante de ser funcionario público.
En fin que esa moral laxa a la que hago referencia está más extendida de lo que me imaginaba. Y así nos luce.

Moraleja: “De tres hasta treinta hay veintisiete. Esa es la larga diferencia”.
Así sea.

EL VIGÍA

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