Días
atrás escribía sobre la composición del tejido delictivo de la Centralita
haciendo un símil con el entramado de un tejido textil. Vimos que la ”trama”
como parte integrante del sistema delictivo tenía un carácter de acompañante
secundario y necesario e integrado casi en su totalidad por cuantos están
recluidos en Cambio Puente más los treinta y tantos con requisitoria y
actualmente prófugos de la justicia. Muy posiblemente “no sean todos los que allí están ni están
todos los que son”, pero lo que sí es bastante claro es que entre los recluidos
en Piedras Gordas “no están todos los que son” pues ahí falta gente. Recordando
lo escrito días atrás, los ya recluidos más éstos últimos pendientes de incluir
y recluir serían los llamados “cabos sueltos” que integrarían la urdimbre,
completando el “equipo” delincuencial con al parecer extensas y prolongadas
redes mafiosas en Lima y por extensión, muy probablemente en otras regiones.
Esa urdimbre, es el cerebro o eje central dirigente de
cuantos delitos de corrupción se han venido realizando.
Personajes como los que están
en la mente de todos, y que andan sueltos, como son empresarios, abogados,
parlamentarios y políticos entre otros, deben ser investigados, cada uno en su
parcela dados los indicios aparentemente delictivos que un día sí y otro
también van apareciendo. La presunción de inocencia de la que están revestidos
por la aplicación de nuestro sistema democrático, no lo sería en un estado
totalitario en el que sus libertades estarían restringidas. Y esas libertades
democráticas de las que disponen son amplísimas pudiendo llegar al extremo de permitirles
utilizar torticeramente o no y con subterfugios o no la Ley, para soslayar y
burlar la acción de la Justicia. Será ésta, la Justicia, la que tendrá que
actuar con suma rectitud y diligencia para evitar la utilización dolosa de los
resquicios que en muchos casos permite la Ley y que vienen siendo aprovechados
por golfos, ladrones y sinvergüenzas en su propio beneficio.
Por otra parte, personajes
como fiscales y jueces, servidores públicos con cargos muy relevantes, también
deben ser investigados, y no sólo políticamente por el Congreso de la Nación.
La contestación social existente en su contra debería ser suficiente para que
dieran voluntariamente un paso al costado antes de tener que hacerlo
forzadamente. Uno no puede mantenerse en estas circunstancias en un cargo
público de tal calibre, pues al tener dañada su propia imagen la transmiten a
la Institución. Y lo mismo ocurre con otros fiscales y jueces de no tanta
relevancia social y que equivocaron su profesión y presumiblemente vendieron su
toga. Sus compañeros lo saben, lo dicen en voz baja, y sobre todo lo sufren. Al
igual que los ciudadanos. O sea el Estado.
También hay que señalar que
la semana que hoy empieza está cargada de actuaciones judiciales cuyos
resultados pueden orientarnos acerca de la evolución en un sentido u otro del
proceso del caso Centralita. A la vista de lo hasta ahora visto, las acciones
tomadas por la fiscalía nacional no son nada alentadoras en cuanto a la
independencia inicial local de que gozó el proceso indagatorio. Así, de pronto
se evitó de forma abrupta la solicitud de pena preventiva en el caso de la Sra.
Asián. ¿Por qué? Porque había que
“replantear”(presumiblemente a la baja) la solicitud de pena.¿ Y por qué había
que replantearla? Si no es para cumplimentar nuevas órdenes recibidas no parece
caber otra explicación. Es posible que esta misma semana tengamos la
contestación. Dependiendo de la pena solicitada podremos ir haciéndonos una
idea de la previsible evolución del caso, bien hacia una laxitud o por el
contrario hacia la rigurosidad inicial.
Además por orden de Ramos
Heredia los colaboradores eficaces van a ser trasladados a Lima aduciendo que
es para brindarles una mayor seguridad. Y mientras tanto el defenestrado fiscal Añanca es recuperado por
veinte días, para que en Lima resuelva el geroglífico que para el nuevo fiscal
nombrado significa lo hasta ahora actuado. También el cambio de fiscal de la
forma intempestiva como se ha hecho, ha originado no solo un retardo en la
acción judicial, que parece estar ganando tiempo a la espera de la más que cantada
decisión de trasladar el juicio a Lima, sino también para muy posiblemente
variar las estrategias a seguir en el caso. La aparición de nuevos hechos y
nombres de implicados resultarían en estos momentos de gran incomodidad en
ciertos medios, y vendría a demostrar la falta de auténtico interés en resolver
a fondo el tema de la corrupción.
Aquí y ahora no deberían
aplicarse paños calientes, pues la enfermedad es seria y muy contagiosa, sino
aplicar cirugía para extirpar los tumores malignos que han invadido al
paciente.
En un futuro próximo a los
casos Nolasco y Centralita se irán añadiendo otros nuevos, como los de
sobrevaloración de obras, diezmos, evasión de divisas, lavado de activos y
posiblemente el de narcotráfico. Y se apunta este último, porque una red
mafiosa del calibre de la aquí desarrollada difícilmente se abstendría con su
acción u omisión, en no aprovechar los múltiples “caramelos” de los que podría
disponer en una zona geográficamente privilegiada como es Ancash. Al
tiempo.
Moraleja: Donde hay poca
justicia es grave tener razón. (Francisco de Quevedo).
Así sea.
EL VIGÍA.
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